lunes, 24 de febrero de 2014

Del ego a la donación. San Felipe de Jesús (cont).

Una vez descubierto y triunfante el yo, penetra San Felipe en una etapa más del Amor, pues ha de ser la Caridad quien lo guíe y, como flujo y reflujo, mientras más conozca el Amor más aprenderá a amar, sobre todo al Crucificado o ¿acaso no nos dice mucho San Felipe cuando se agregó de Jesús?, Jesús ... Jesús es su Amor y si Jesús ha muerto por El, claro que Felipe morirá por Jesús. Los religiosos, todos, que algo añadimos consciente y voluntariamente a nuestro nombre de pila, cuando entramos a la vida religiosa, podemos penetrar el porqué de Felipe de Jesús, porque ya amaba a Jesús, porque era su principie y su fin, porque era la razón de su vivir. En cada Santo contemplamos cómo brilla especialmente, una virtud madre de las otras, es solamente como para distinguirlo, porque al fin no se canoniza a nadie si no fue capaz de practicar todas las virtudes en un grado extraordinario, pero, de todos modos en unos percibimos más la fortaleza, en otros la sencillez, en algunos la paciencia, en otros la bondad; en muchos la pureza, el amor al trabajo ... Pero brilla en cada Santo una Virtud diferente. Advirtiendo que son la Fe, la Esperanza y la Caridad, las tres virtudes teologales base y fundamento de las otras virtudes. Pero de las tres virtudes teologales, la que brilla como refulgente estrella en todos los santos es la Caridad, el Amor que matizado, expresado según la vocación particular y la propia personalidad, no deja de ser la caridad para Dios y para el Prójimo. El amor jamás se esconde, siempre es evidente en los Santos y va en crescendo mientras más se descubre él y descubre a su Creador.


"Y en mis largas vigilias convencerme 
que Tú eres todo Oh Dios, y yo soy nada;
nada que ayer despierta y hoy se duerme".


Pasada la fase del descubrimiento del Yo, el Amor pide más y el hombre sabe que ha empezado y que no termina alli, por ello Felipe de las Casas, conoce que ha de romper con el mundo; y llega al desprendimiento de sí, oigamos lo que nos dice la imitación de Cristo: "Quien me sigue no anda en tinieblas", "Vanidad de vanidades y toda vanidad sino amar y servir solamente a Dios". Suma Sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales. Vanidad es buscar riquezas perecederas y esperar en ellas, también es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne, y desear aquello por donde después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es desear larga vida y no cuidar que sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida, y no proveer a lo venidero. Vanidad es amar lo que tan presto se pasa y no buscar con solicitud el gozo perdurable. Procura pues no desviar tu corazón de lo visible y traspasarlo a lo invisible, porque los que siguen su sensualidad manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios".

El desprendimiento de todo lo creado es una condición esencial para llegar a la santidad. San Juan de la Cruz reduce todo su sistema místico al desprendimiento de todo lo creado, como elemento negativo, y a la union con Dios, por el Amor, como elemento positivo. Es un hecho que en la medida que el alma se va vaciando de las criaturas se va llenando de Dios. San Juan de la Cruz es inflexible en elgir el desprendimiento total del alma que quiera volar a Dios, a base del bello símil del ave asida a un hilo delgado, que por muy delgado que sea, le impide volar, no se permite el más pequeño apego voluntario a cualquier cosa de la tierra. Su fiel discípula Sor Isabel de la Trinidad, llegó a escribir que basta un deseo cualquiera para impedir la perfecta unión con Dios, escuchemos:

"Un alma que discute consigo misma, que se ocupa de sus sensibilidades, que alienta un pensamiento inútil, un deseo cualquiera, esta alma dispersa sus fuerzas, no está totalmente ordenada a Dios, su lira no vibra al unísono y el maestro cuando la pulsa, no puede hacer salir armonías divinas, hay allí todavía demasiado de lo humano, hay una disonancia". (Sor Isabel de la Trinidad).

La razón de la urgente necesidad absoluta de desprendimiento de las creaturas para la perfecta unión con Dios, la dá magistralmente San Juan de la Cruz:

1.- "Dios es el todo, el ser necesario y absoluto, acto purísimo sin sombra de potencia, que existe por sí mismo y posee la plenitud absoluta del ser; y las creaturas comparadas con él son como nada; seres contingentes y caducos que tienen mas de potencia (no ser) que de acto (ser)".

2.- "Dos contrarios no caben en un sujeto: se excluyen mutuamente. Y así la luz es incompatible con las tinieblas, y el todo con la nada."

3-. "Si pues las creaturas son la nada y las tinieblas, y el Dios es el todo y la luz, síguese en el alma que piensa unirse con Dios que ha de desprenderse de las "creaturas".

4.- "Y así es menester que el camino y subida para Dios sea un ordinario cuidado de hacer, cesar y modificar los apetitos; y tanto más presto llegara el alma cuanto más presta en esto cediera. Mas hasta que cesen no hay llegar, aunque más virtudes ejercite, porque le falta el conseguirlas en perfección, lo cual consiste en tener el alma vacía y desnuda y purificada de todo apetito."

Y así todo anhelo, todo deseo, llevará como único fin la gloria de Dios, la salvación propia y la salvación de las almas.

Inicia San Felipe el camino de la desnudez espiritual: quítate poder, apártate placer, no brilles dinero, muere ego, vive el yo, rómpase los lazos con el mundo para entregarse a Dios. No es desprecío a las criaturas; sino el tratar de enmendarlas en su justo valor, mirando con San Juan de la Cruz lo que tiene de imperfecto y limitado para no ver en ellas más que el rastro y la huella del amado y así borrada la visión terrena de las cosas, mirar sólo la honra y la gloria de Dios, al todo no se llega sino por la senda estrecha de la negación absoluta de las nadas y expone San Juan de la Cruz con su original sublimidad:

"Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada".

"Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada".

"Para venir a serlo todo no quieras ser algo en nada". 

"Para venir a saberlo todo no quieras saber algo en nada".

"Para venir a lo que no gustas, has de ir por donde no gustas".

"Para venir a lo que no sabes has de ir por donde no sabes".

"Para venir a lo que no posees, has de ir por donde no posees".

"Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres".

"Cuando reparas en algo, dejas de arrojarte al todo, porque para venir del todo al todo has de negarte del todo en todo".

"Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tener sin nada querer porque si quieres tener algo en todo, no tienes puro en Dios tu tesoro".



sábado, 22 de febrero de 2014

Del ego a la donación. San Felipe de Jesús.

DEL EGO A LA DONACIÓN.


No pretendo invocar la historia para mencionar a nuestro Santo, Felipe de Jesús, porque sé que los presentes conocen la vida del Santo e, incluso, muchos de ustedes, podrían agregar datos interesantes que, posiblemente, para mi fueran desconocidos. Por lo cual, me concentraré en la reflexión sobre el proceso universal, psíquico - filosófico - teológico, el cual se realizó en él, como sucede en todos los Santos, quedando en la intimidad del protomártir las circunstancias particulares que se desarrollaron en el curso de su santificación, excepto el holocausto final que fue el martirio.

El desarrollo de este tema no apunta a su peculiar personalidad, ni a su pasión dominante o virtud fundamental; tampoco pretendo penetrar su individual espiritualidad, sino, repito, me internaré a ese plan general que sigue la gracia en el alma de todos, en escalas diferentes y que sólo espera la respuesta positiva del cristiano para lograr la santidad.

Todos los hombres, de todos los tiempos, quien más, quien menos, hemos de luchar contra el enemigo número uno de la virtud y manantial de todos los pecados, me refiero al ego, quien supliendo al yo provoca toda una desarmonía en el hombre.

Sólo la Santísima Virgen, San José y San Juan Bautista, fueron exceptuados de ese mortal y aguerrido, enemigo, cuando Dios los santificó en el vientre materno.

Respecto a San José, Padre Putativo de Nuestro Señor Jesucristo, la Iglesia no ha declarado oficialmente nada sobre ese Don extraordinario, pero los teólogos hacen un razonamiento lógico y común y, concluyen: si Juan Bautista, precursor de Jesucristo, fue santificado en el vientre materno; San José, cuya vocación excede, en mucho, a la de San Juan, tuvo que ser preservado por Dios de manera singular.

"¡Amarás al Señor tu DIOS sobre todas las cosas, con toda tu alma, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a Ti mismo!".

Amar a Dios sobre todas las cosas, es - como expone en su profunda brevedad, el Catecismo de Ripalda - "perderlo todo antes que ofenderle".

Y, de otra manera, escuchemos a San Agustín: "Ama y haz lo que quieras", lo cual significa, que si se ama de verdad, cada acto será bien elegido para la Gloria de Dios y bien de las almas. Y si el amor al prójimo fluye del Amor de Dios, ese amor será óptimo y conducirá al auténtico amor de sí mismo.

No puede concebirse un auténtico cristianismo sin la práctica del único Amor, que es el Amor de Dios, el cual por generosidad divina, se convierte en el amor al prójimo realizado de la manera que me amo yo. Es cierto, que el amor tiene variados matices; múltiples tamaños, sin fin de expresiones; pero, en esencia, sólo es el Amor de Dios y, por Dios, el amor del prójimo y de sí. "El que dice que ama a Dios y no ama a su prójimo es un mentiroso, pues ¿cómo dice amar a Dios que no vé, si a su prójimo que vé no lo ama? Es la eterna lucha de la vida: aprender del Amor, el verdadero amor e irlo perfeccionando a través del tiempo, para consumarlo y gozado en la eternidad. Y es un aprendizaje diario, fundamentalmente, porque al hombre le es fácil vivir luego el amor de sí, antes que el Amor de Dios y del prójimo; ya que es innato en él el amarse a sí, ahora instintivo, mañana razonado -; pero siempre descubrirá después de él al tú prójimo y al Tú Dios y sólo en el proceso de una vida generosa, cristiana,
 sabiamente encauzada, logrará ordenar la escala del Amor.

La creatura humana que tiene sabor a eternidad, y que desde siempre ya permanecido en la mente de Dios, hasta hacerse realidad, y una realidad concebida en el Ser Supremo y creada por El, tiene irrefutablemente, ansia de lo trascendente, y fluye en su natural subconciencia la memoria de su origen y el despertar hacia su fin; sin embargo, la culpa original, su propia constitución de la unión substancial, alma y cuerpo, y cuya alma ha sido para ese cuerpo y necesita de él en esta vida, pues todo le llega a través de los sentidos; hace que vaya descubriendo paulatinamente el orden jerárquico de las cosas y, hay cosas, que sólo necesitan ser conocidas para estar en su sitio, pero otras habrán de ser logradas con esfuerzo para ocupar su lugar. Por ello el hombre tarde o nunca llega a ordenar el Amor.

Este amor de sí, cuando es desordenado, es base de muchos pecados y, cuándo se ordena debidamente, es manantial de virtudes. Por lo que igual que puede conducir a la felicidad verdadera, puede llevar al gran fracaso que no se detiene sino, a veces, hasta la misma eternidad infeliz. Ese amor de sí mismo tan genuino, tan natural, si no se encauza correctamente, se' convierte en egoísmo, egoísmo que puede ir desde un egoísmo relativo, y ascendente hasta un egoísmo absoluto, que consiste en amarse sobre todas las cosas e, incluso, sobre el mismo Dios. El egoísmo no es simplemente el amor de sí, sino el exagerado e irracional amor de sí y desprecio de todo lo demás.

Egoísmo, del latín ego, inmoderado y excesivo amor que uno se tiene a sí mismo y que le hace a uno atender sólo al propio interés sin cuidar o cuidarse de los demás. "El egoísmo o amor desordenado afirma Santo Tomás; es el origen de todos los pecados, pues todo pecado procede del apetito desordenado de algún bien temporal; pero esto no sucedería, si no amáramos desordenadamente a nuestro propio yo, que es para quien buscamos ese bien equivocado; de donde se manifiesta que el desordenado amor de sí mismo es la causa de todo pecado". De él proceden las tres concupiscencias de que habla el Apóstol San Juan (I Jo. 2, 16), la de la carne, la de los ojos y, la peor, la soberbia de la vida que son resumen y compendio de todos los desórdenes". (Santo Tomás de Royo Marin).

Escuchemos a este propósito al gran San Agustín: "Dos amores han levantado dos ciudades: el amor propio, llevado hasta el desprecio de Dios, la ciudad del mundo; el Amor de Dios, llevado hasta el desprecio de sí mismo, la Ciudad de Dios, La una se gloria en sí misma, la otra en el Señor y, hoy, como nunca, encontramos frente a frente esas dos ciudades de las que nos habla San Agustín, aún en las cosas más santas: Los Sacramentos la oración, el apostolado, hallamos el amor al ego y, lo más peligroso es, que esas almas pierden el sentido de la realidad espiritual y no descubren su gran equivocación, no trabajan para Dios sino para sí mismas. El mismo amor de los hijos, de los esposos, de los padres, sutilmente llega a ser un amor desordenado al Yo.

"Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz y sígame". (Lc. 9,23).

San Felipe de Jesús de quien sabemos era un niño travieso y un joven inquieto, con ciertos pecados de juventud, pues consta que tuvo que volver plenamente a Dios y, si alguien ha de tomar otra vez el camino, es porque en un momento lo desvió; por ello nuestro Santo, como todo hombre, hubo de reflexionar sobre el estado y actitud de su ego. Felipe, rico en temperamento y llamado desde la eternidad a la vocación de mártir y de primer Santo de la Nueva España: igual que alguna vez torció la senda, vuelve en él y trata de recuperarla. Tócalo la gracia; como indudablemente muchas veces ya había sucedido, pues nosotros sólo conocemos el momento en que por vez primera acude al Colegio de Santa Barbara en Puebla y toma el Hábito de Novicio Franciscano, volviendo al mundo poco tiempo después, y la segunda vez, la definitiva, la que lo conduce a la santidad, cuando llamando a las puertas del Convento Franciscano de Santa Isabel en Manila, entra para siempre. Pero no sabemos, antes de esta decisión, cuantas luchas, cuántos arrepentimientos, cuántas meditaciones: resoluciones e irresoluciones hoy y mañana, y de ello, el único testigo, el Cielo. La lucha es la fase primera del despertar al Amor, al Amor con mayúsculas. Y triunfa, esta batalla la gana, ha descubierto su yo y ha derrotado al ego. El yo es la persona misma consciente de su origen, su camino y su meta universal y particular y al decir consciente no hablo sólo de conocimiento sino de la decisión de seguir la ruta haciendo honor al origen, salvando el camino y alcanzando el destino temporal y eterno. Fulton J. Scheen, uno de mis autores favoritos en mi lejana adolescencia dice: "El ego es lo que pensamos que somos, es el niño consentido, petulante, alborotador y mimado; el origen de nuestros errores en la vida; el Yo, es lo que en realidad somos. El Yo es nuestra personalidad hecha a imagen y semejanza de Dios.

Y prosigue Monseñor: Las vidas de nuestros dos nosotros mismos no pueden ser vividas simultáneamente, si pretendemos e intentamos hacerlo, sufrimos ansiedades, remordimientos y descontento interno. Si la verdadera libertad se ha de hallar en nosotros mismos, el ego debe ceder al nacimiento de nuestra propia personalidad.

Nuestro Felipe con una madurez de adulto siendo aún muy joven, hace una introspección de sí y concluye, cómo su ego ha omnibulado a su yo; su egoísmo ha agotado su personalidad y ayudado de la luz y fortaleza que le da el Espíritu Santo, pisotea el ego y hace se manifieste el yo, el verdadero uno mismo, el que tiene en sí la imagen divina. El yo, la verdadera personalidad a la que los filósofos llaman "subsistente" esto es: capaz de volver a su propia esencia, de coincidir consigo mismo, de verse a sí mismo, tal cual es realmente, y de conocerse por la reflexión.

Esto debiera dar vergüenza al mundo de hoy, donde no existe la introspección, ni en los jóvenes, ni en los que no somos jóvenes.


miércoles, 19 de febrero de 2014

De las tinieblas a la luz (final).

LA MUERTE ES ÚNICA E ÍNTIMA PARA CADA HOMBRE.


La muerte es única para cada uno de los hombres. Es ley general y universal, el hombre muere una sola vez, Doctrina Católica que va en contra de la falsa reencarnación. Es íntima porque la sufre cada hombre en lo más profundo de su ser.


¿QUÉ NO ES LA MUERTE?


La muerte no es un ser, no es una substancia, no es una persona, la muerte es un hecho, un acontecimiento. Por tanto la imagen que han creado de la muerte es un gravísimo error, la imagen que impía y sacrílegamente veneran como la Santa Muerte, es un esqueleto, es la imagen de una criatura humana ya descarnada por los años que han pasado en torno a su fallecimiento.

Y así en forma de esqueleto, ha sido representada por varios artistas en todos los ambientes; la antigüedad griega hacía de la muerte un dios, la representaba con los trazos armoniosos de un adolescente adormecido o como el genio a lado de reposo eterno.

Los romanos representaron a la muerte bajo la forma de un esqueleto y adornaba con esta figura los cubiletes de plata y los vasos para deber, indicando así que la vida es breve y que es necesario aprovechar.

En la Edad Media se imaginó y se creó la horrorosa y realista representación de la muerte como un espantoso esqueleto, en parte cubierto por un manto y que sostiene la guadaña y el reloj de la arena.

Ese esqueleto, no es la muerte ni siquiera una imagen y por ningún motivo, puede ser venerada, sin dejar de faltar a la Doctrina Católica y de ofender gravemente a Dios.

No cabe duda, que esta liberalidad concedida a la humanidad con respecto a todo y exclusivamente a la Fe, ha traído este sin número de errores, desbarrando hasta la herejía y adorando a una figura esquelética índole llama "La Santa Muerte". Es verdaderamente un retroceso al paganismo, a la búsqueda de dioses falsos, porque al verdadero Dios no lo han conocido y si lo conocieron, ya lo han traicionado.

La muerte no es una persona, pues una persona es un individuo de orden espiritual, dotado de naturaleza espiritual en su peculiaridad incomunicable. En el mundo terreno es decir en la tierra, sólo el hombre es persona. 

No es una substancia: pues substancia es lo que tiene su ser no en otro, sino en sí. La substancia lleva en sí el ser, su sentido y su valor. Existe en sí misma y es sostén de cualidades, atributos, accidentes ...¿qué es un hecho? Es un suceso o cosa que sucede, ¿qué es un acontecimiento? Un acontecer, sinónimo de suceso y eso es la muerte un suceso.

No es ni siquiera una imagen; Puedo imaginarme el hecho de la muerte, pero no a la muerte, porque no existe como objeto, sino como acontecimiento y quienes lo imaginan solo pueden concebir en la imagen a un ser que deja de existir, pero nunca a la muerte misma. Aunque en su confusión bien pueden imaginar la muerte substituyéndola con esqueleto descarnado.


¿LA SANTA MUERTE O LA MUERTE SANTA?

Sí por equivocación o ignorancia se dice la santa muerte refiriéndose a una persona es un error, pero si por maldad e ignorancia culpable se da forma a la muerte y se le glorifica es un pecado gravísimo.

La muerte no puede ser venerada, porque no es ni ángel, ni santo, por eso lo correcto es decir muerte santa que corresponde al final de una vida que se desarrolló en el tiempo según la voluntad de Dios y murió en Gracia.

Con este gravísimo pensamiento quedara muy claro que no hay santa muerte y menos para hacerla un dios, pero si hay muerte santa y por ella debemos trabajar y consiste, como antes dijimos en morir en los brazos de la Providencia: así como la muerte no es una persona, sino sólo un acontecimiento, el atributo de santa no está en la muerte, o en su esencia, sino en el estado de gracia que guarde el moribundo la hora de su partida. La muerte Santa es la muerte de los santos ...

Hemos de amar y esperar el momento de la muerte, viviendo una buena vida, para que al llegar, rompa los lazos de la existencia terrena, nos lleve a gozar de Dios a una felicidad inexplicable, perenne aparente y sin termino.

El católico juega hoy con su fe, y asocia el error con la verdad, lo mismo va a un templo católico que se mezcla en templos sectarios, cree en el horóscopo, se cura de hechizos o los hace. Era lo mismo en el cielo que en la New Age y contra toda clase de herejías, de supersticiones y de novedades. La Fe Católica se va ahogando con la falta de respeto a los templos, donde habita Jesús Sacramentado:

Ya no se va al templo a rezar, sino a platicar. A la hora de la Santa Misa, vemos los arrumacos no castos de novios, de esposos y quizá de amantes. Piernas desnudas, piernas cruzadas, comuniones sin confesarse, música mundana, con hipócritas apariencias de ser religiosa, aplausos, porras, todo ... menos un instante con el Señor de los Señores, el Rey del Templo que es Jesús Sacramentado, es para mi, como para muchas gentes, deprimente ver al católico de hoy incluso en los Oficios de Semana Santa y de la famosa Procesión de Viernes Santo, gozar de la lengua y del gusto con toda clase de antojitos, en espera de que salgan las imágenes de la procesión. En cuanto a las costumbres, ya qué puedo decir de esta nauseabunda ciudad, donde son tan pocas las almas que agradan a Dios.

Por ello su fe la ha mezclado y confundido con toda clase de errores.


LA MUERTE ES UN ACONTECIMIENTO NO UN SUJETO.

De las tinieblas a la luz (cont).

Causa Formal de la Muerte ...


La causa Formal de la muerte, consiste en la separación del alma de su propio cuerpo, dejando el alma de ser forma substancial o Principio vital de ese su cuerpo, Escuchemos a la Sagrada Escritura: "antes que se rompa el cordón de plata ... y se torne el polvo a la tierra, que antes era, y retorne a Dios el espíritu que Él le dio (Eccl. 12,6-7)".

En este texto hay una transparencia total sobre la separación del alma y el cuerpo:

San Pablo nos dice: "Que la muerte es una disolución del vínculo que ata el espíritu al cuerpo" (Phil. 1,23)".

La misma Iglesia tiene oraciones profundas y claras que avalan nuestra tesis: "Sal, alma cristiana, de este mundo en el Nombre de Dios Padre Omnipotente que te creó". "Que al salir tu alma del cuerpo, vengan a su encuentro los espléndidos coros de los ángeles ..."

"Venid hacia Él los Santos Ángeles de Dios y condúzcanle a la celeste ciudad de Jerusalén".

Todos estos conceptos de la Iglesia, más bien oraciones, se pronuncian a la hora final de la vida del que está próximo a expirar.

En la Misa Exequial, tenemos entre otras esta oración: " ¡Oh Dios, de quien es propio el compadecerse y perdonar, suplicamos humildemente por el alma de tu siervo: a quien has mandado salir de este mundo... !

Ya hemos contemplado antes el modo de separación del alma y del cuerpo: "el alma, como hemos visto, es la forma substancial del cuerpo. De ella recibe la vida como principio vital del que depende intrínsecamente. Al producirse, pues la separación de ese principio vital, el cuerpo se convierte automáticamente en cadáver".

Dios Creador del hombre, unió las dos substancias material, el cuerpo; substancia espiritual el alma y, así, uniendo Dios las dos substancias se conformó la Persona Humana. Llámese a esta unión: UNIÓN SUBSTANCIAL. Unidad de alma y cuerpo, de materia y espíritu, que aún teniendo cada quien sus propiedades, sus principios, sus elementos, sus funciones ... todo lo de ambos se conjuga en la Unidad de una sola substancia.

El hombre que es racional, es también animal por ello decimos: "Animal Racional". El alma que es la que informa al cuerpo, está creada a imagen y semejanza de Dios, así que usando de sus facultades: entendimiento y voluntad es quien por mandato divino ha de dirigir a la Persona Humana. La razón es superior; es menester y perfecto a la naturaleza del hombre que sea la materia quien se sujete al "espíritu y que permanezca bajo la dirección del alma.

Reafirmando esta jerarquía recordamos que el alma da al hombre todo el grado esencial de perfección, además comunica al cuerpo el acto de ser que con ello existe.

Tenemos que entender que lo que causa formalmente el término de la vida es la separación del alma de su propio cuerpo, dejando el alma de ser principio vital de ese cuerpo y el cuerpo, por tanto quedar inerte, en la inmovilidad e inconsciencia, en espera que llegue la Resurrección para unirse con su propia alma que volverá a informarlo y así recobrar la vida. Desde luego ya con diferentes propiedades y expresiones que aquellas con que vivieron en la tierra.

Así, que si la Causa Formal de la muerte, es la separación del alma, de su propio cuerpo. Esto, también es la causa natural y propia del dolor ante la muerte ...

Es verdad que desde que tenemos de razón, sabemos que esta vida no es eterna; sin embargo vamos haciendo conciencia del futuro acontecimiento de la muerte y en la medida que pasan los años, vamos comprendiendo el gran significado del hecho en nuestro pasado, presente y futuro. Sin embargo, aunque comprendamos el acontecimiento siempre hay temor del momento quien más quien menos; los factores son variados y sólo citaremos tres:

1.- Lo que nos espera después de la muerte: ¿Cómo será el momento mismo pues es una nueva y trascendental experiencia? 

2.- Para el creyente, además, el temor del Juicio sobre su vida y 

3.- El más importante y natural es la separación del alma y del cuerpo porque constituye la naturaleza del ser humano. Esta unión substancial.

El alma de Pedro ha sido guiada para unirse a un determinado cuerpo, hoy y para siempre, pero sucede que un día ese Pedro que es cuerpo y alma tiene que separarse. Ese cuerpo y esa alma que de no haber sido por el pecado Original, nunca se hubieran separado.

Al partir el alma hacia la eternidad cobran plena libertad sus facultades, pero pierde a su compañero, el cuerpo, complemento de toda su existencia terrera: "Nosotros aguardamos el efecto de la adopción de los hijos de Dios, esto es, la redención de nuestro cuerpo" (Rom. 8-23).

La Incineración: ¿Cómo verá el alma la destrucción violenta por el fuego de su propio cuerpo que lo convierte inesperadamente en cenizas, sufriendo contorsiones y presentando un aspecto dantesco cuando el plan de Dios, en su infinita Ciencia crea a un cuerpo mortal dejando en su naturaleza intrínsecamente los medios para su propia destrucción de manera suave y natural, hasta llegar al "polvo eres y en polvo te convertirás"?

Después del paréntesis de la Incineración, continuamos con el tema de la causa formal de la muerte. La separación del alma y del cuerpo exigen un milagro que Dios realiza y así como un día formó a la persona humana de dos substancias: materia y espíritu; cuerpo y alma, así mismo ante la muerte de cada hombre, Dios realiza el milagro de la separación, milagro que espera otro, pues volverá el Eterno Dios a asombrar al mundo con el milagro de la nueva y definitiva unión de cada cuerpo con su propia alma, para resucitar por toda la eternidad.

¿Y el cuerpo del hombre muere para siempre? "No porque el día del Juicio volverá a unirse con su propia alma y así resucitarán para nunca más morir".

"No tenéis que admiraros de esto, pues vendrá tiempo en que todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios; y saldrán los que hicieron buenas obras a resucitar para la vida Eterna, pero los que fueron malas, resucitarán para la muerte". Evangelio.

El alma gloriosa gozará ya de otra dimensión al volver a informar al compañero de su vida terrenal, su propio cuerpo. Ahora ella ya purificada y con la experiencia o conocimiento del Lumen Gloriae llegará hermosa, pura, radiante a unirse a su cuerpo para no separarse jamás.

El Cuerpo, quien también ya ha pagado lo suyo, se presentará glorioso, sutil, impasible e inmortal para vivir una feliz Eternidad.

Cuando uno reflexiona y escribe esto, quisiera ser mejor. Los pobrecitos condenados, también volverán a juntar sus almas con sus propios cuerpos, pero allí no habrá hermosura, dicha, ni felicidad. Los que se salvaron, juntos gozarán por siempre y los que se perdieron, juntos igualmente; sufrirán el castigo por toda la eternidad.


CAUSAS SECUNDARIA DE LA MUERTE.


La causa o causas secundarias de la muerte del hombre pueden ser la edad avanzada, una enfermedad, un accidente y entre esto el desesperante suicidio o la malsana eutanasia ...

Las causas están muy bien clasificadas por la Teología y perfectamente confirmadas por la Sagrada Escritura, pero lo que no hemos de olvidar es que tenemos que morir y que de nuestra vida presente depende la eternidad feliz o desgraciada.

Mil años, son ante tus ojos como el día de ayer, que ya paso "(P. S. 89-4 c.c.). Los días de nuestra vida son setenta años y ochenta en los más robustos, pero también la robustez en apariencia es nada porque se corta en un instante y volamos" (Ps. 89,10).



LA MUERTE ES ÚNICA y UNIVERSAL:


Todos los hombres hemos de morir: " Así pues, como por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, pasó a todos los hombres, por cuanto todos habrían pecado" (Rom. 5-12). Si la muerte es consecuencia del pecado como lo declara la iglesia fundamentada en la Revelación Divina y afectó a todos los hombres. Quiere decir que la muerte es universal y que todos hemos de morir.

Y, aunque esta Ley tuviera sus excepciones alguna excepción, de todas formas no le quitaría la universalidad.

Por lo que toca a la Santísima Virgen quien fue concebida sin la culpa original, sabemos que resucitó y que fue subida al Cielo en Cuerpo y Alma por los Ángeles y a lo cual llamamos el "Dogma de la Asunción de María" que fue proclamado, por el gran Pontífice Pío XII en agosto de 1950.

Si resucitó, es que murió, sólo que fue una muerte distinta, no sólo por ser la Madre, de Dios y ser la Corredentora, sino por la paz que engendra la virtud y ella, la Santísima Virgen, Modelo único y ,universal de virtudes llegó a la muerte como quien duerme esperando la Resurrección para volver al Padre y al Espíritu Santo y a su Hijo, el Verbo Encarnado.

En cuanto a Elías y Henoc todo es un bello misterio, pero no se consta que haya muerto".

"Fueron los días de Henoc trescientos sesenta y cinco años, y anduvo constantemente en la presencia de Dios, y desapareció, pues se lo llevó" (Gen. 5,23 - 24).

"Siguieron andando y hablando Elías y Elíseo, y he aquí que un carro de fuego con caballos de fuego separo a uno del otro y Elías subía al Cielo en el Torbellino" (2 Reg. 2,11 ).

"¡Cuán glorioso fuiste Elías con tus prodigios! ¿Quién podrá gloriarse de parecerse a tí... Que fuiste arrebatado en un torbellino de fuego ...? Dichosos los que mueren después de haberte visto, pero más feliz tú, que por siempre vivirás" (Ecli. 48-11).

"Henoc fue grato a Dios y trasladado. Ejemplo de piedad para las generaciones venideras (Eccli. 44,16).

Muchos y, entre ellos San Agustín dice que, apoyados en el Apocalipsis II-3,12 Elías y Henoc librarán la batalla final contra el Anticristo y serán muertos por la bestia para resucitar después de tres días y medio y subir al Cielo en una nube ...

La muerte puede ser natural, muerte prematura, muerte violenta, muerte repentina ...


jueves, 13 de febrero de 2014

De las tinieblas a la luz (cont).

Es el mismo Dios quien dispone la muerte del hombre y a esto se llama: CAUSA PRIMARIA REMOTA Y TRASCENDENTE:

"De la Ciencia del Bien y del Mal no comas, porque el día que de él comieres morirás" (Gen. 2,17) "por haber comido del árbol del que te prohibí comer. .. con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra de la que has sido tomado, pues polvo eres y al polvo volverás" (Gen. 17,19) "Así pues y como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte y así pasó la muerte a todos los hombres, por cuanto todos habrían pecado (Rom. 15,22)". Pues la paga del pecado es la muerte" (Rom 6,23).

Es el mismo Dios, como acabamos de comprobarlo con los textos escriturísticos quien ha condenado al género humano a la muerte, en castigo del Pecado Original; pues a pesar de que, como se ha explicado, el cuerpo del hombre es naturalmente mortal, Dios, que ama sus obras y cuya bondad y generosidad infinitas no tienen límite, regaló al hombre, entre otros dones el Don inmortalidad; sin embargo, fue el mismo hombre quien con su soberbia e ingratitud provocó el castigo de Dios, tomando contra todo obediencia y conocimiento y querer, del fruto prohibido, deseando audaz y temerariamente ser como Dios ...

Escuchemos ahora al Espíritu Santo a través del Magisterio Eclesiástico quien nos ilumina con sus enseñanzas ...

Si alguno dijere que el primer hombre, fue creado mortal, de tal suerte, que tanto si pecaba, como si no pecaba, sufriría la muerte, corporal, o sea que saldría del cuerpo, no en castigo del pecado, sino por necesidad de la naturaleza, sea anatema" (Concilio de Cartago: Denz. 101).

"Si alguno no confiesa que el primer hombre Adán, cuando quebrantó el mandamiento de Dios en el paraíso, perdió al instante la santidad y justicia en la que había sido constituido, e incurrió por la ofensa de semejante prevaricación en la ira e indignación de Dios, y por lo mismo en la muerte, con la que anteriormente le había amenazado Dios... sea anatema (Concilio de Trento: Denz. 788).

"Si alguno afirmare que la prevaricación de Adán le perjudicó únicamente a él y no a sus descendientes, y que solamente para él y no también para nosotros perdió la santidad y justicia recibida de Dios, o que inficionado él por el pecado de desobediencia, transmitió a todo el género humano únicamente la muerte y las penas del cuerpo, pero no el mismo pecado que es la muerte del alma, sea anatema" (Concilio de Trento Dentz 789).

Santo Tomás se propone a sí mismo ciertas dificultades sobre esta tesis de "Dios, el pecado, el hombre y la muerte", y logra responder con claridad a sus interrogantes. Vamos a exponer exclusivamente las respuestas en número y orden que clasificó el Doctor Angélico y veremos con diáfana luz no sólo el "Por qué de la muerte" si no advertiremos la unidad en la verdad de la Doctrina dela Sagrada Escritura, del Magisterio Eclesiástico y de la Razón Teológica.

1.- Ya hemos dicho que la muerte es natural por la condición del corruptible del cuerpo humano, pero es pena, por la pérdida del Don preternatural de la inmortalidad acarreada por el pecado.

2.- En los animales la muerte es un fenómeno puramente natural, pero en el hombre, es además, castigo del pecado, porque el hombre puede pecar y pecó de hecho.

3.- Nuestros primeros padres fueron creados por Dios, no solo como personas particulares, sino también como cabeza y fuente de todo el género humano, al que debían transmitir todos los dones recibidos de Dios, por eso, al perderlos para sí, los perdieron para nosotros.

4.- El hecho mismo de sufrir la muerte, afecta a todos por igual, ya que siendo una mera privación, no admite grados: o se muere o no se muere. Pero el que a ciertos hombres afecte la muerte más tempranamente o de manera más dolorosa, obedece a causas distintas, del pecado original, y así, unas veces representar{a un castigo para los padres pecadores que se quedan sin su hijo, otras por el bien espiritual del que muere tempranamente obteniendo la salvación, que acaso no obtendría más tarde, o aumentándole el grado de Gloria Eterna por esos sufrimientos eternos o por razones similares.

5.- La muerte puede considerarse de dos modos distintos. En primer lugar, en cuanto es cierto mal de la naturaleza humana; y en este sentido no viene de Dios, sino de la culpa del hombre. En segundo lugar, en cuanto posee cierta razón de bien, ya que la muerte es una pena justa y en este sentido viene de Dios. Por eso dice San Agustín, que Dios no es el autor de la muerte, sino en cuanto es una pena justamente merecida.

6.- Como dice hermosamente San Agustín ( y se dice: De Chivitate Dei, 13,5), así como los malos usan mal hasta de los mismos bienes (abusando, por ejemplo, de la Ley,que es una cosa buena), así los buenos saben usar bien hasta de los mismos males. Por eso es meritoria la muerte de los Santos por haberla puesto al servicio de Dios. Podría responderse también que la muerte del mártir no es propiamente meritoria por sí misma, sino por el amor de caridad que le mueve a dar su vida por Dios.

7.- La muerte no puede ser aflictiva en sí misma, es decir, considerada como privación de la vida, pero puede serio en los dolores y alteraciones que inmediatamente le preceden. Así como el dolor de la próxima separación y de tantas cosas que se quisieron hacer, y que no fue posible lograrlas. Pudiera presentarse la mirada de la orfandad en que quedan los que eran su responsabilidad. La muerte es un castigo que sólo se convierte en eterno, si nosotros no hemos llevado una conducta adecuada para recibir el regalo del Cielo. Desde el rompimiento con la amistad divina y en que quedaron sin remedio sometidos a la muerte.

martes, 4 de febrero de 2014

De las tinieblas a la luz.

De las tinieblas a la luz.


Sor Clotilde García Espejel.



¿Qué es la muerte?

Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, es de ayer, de hoy y de siempre; por tanto, su Doctrina y sus Leyes son de ayer, de hoy y de siempre ... y como dicha Doctrina y Leyes fueron ordenadas para el hombre, se entiende que el hombre en su esencia fue, es y será el mismo. Así aunque vuelen los días, corran los años y pasen los siglos; cambie el mundo e incluso el criterio humano, la Ciencia avance, la tecnología nos dé sorpresas inesperadas ... sólo hay un Dios verdadero, una sola Religión y, en consecuencia, la genuina Doctrina, las Leyes establecidas y que la criatura humana tiene obligación de cumplir en cualquier día, año, siglo, época ...

Así que es temerario y de consecuencias funestas, tratar de cambiar la Revelación Divina enseñada al Pueblo por el Magisterio Eclesiástico. En cualquier tema propio de la Religión, por ejemplo: darle imagen a la muerte, venerarla como a un santo y adorarla como a un dios, se comete un gran pecado.

¿Qué es la muerte? La muerte es negación y no es vida. Muerte del Latín moro mortis sensación o término de la vida.

La muerte es un hecho, un acontecimiento que marca el fin de los días de las criaturas vivientes en este mundo y sólo considerando lo que es realmente: " Un hecho final". Podemos llegar a definirla en su propia esencia.

La Muerte es algo abstracto que se concreta en el hecho de la misma muerte, cuando vemos que en cualquier ser viviente ha cesado la vida, que consiste en la extinción de las actividades vitales, junto con el movimiento que de ellas nace. Posteriormente resulta la descomposición del organismo corporal.

La muerte afecta a todo ser viviente, sea vegetal, animal u hombre. Los vegetales y animales, quienes sólo poseen un principio vital que es transferido durante la vida, y que forma parte de su mismo ser, muere al morir el cuerpo. Vegetales y animales no trascienden.

Todo lo declarado en los párrafos anteriores basados en la Ciencia y en la Filosofía, así como en nuestras experiencias de la vida frente a la muerte, la definen en su esencia: "LA MUERTE ES LA SESACIÓN DE LA VIDA"'.

En los animales y en los vegetales, la muerte es total y para siempre. En el hombre, y es del que hemos de ocuparnos, muere en realidad, pero sólo su cuerpo, más no su alma; aunque la ausencia de la persona nos ofrezca la sensación de que también el alma ha muerto, de alguna forma podríamos decir que muere para la tierra, pero bien sabemos que mientras al cuerpo se deposita en el sepulcro, ella Camina hacia la eternidad.

El alma del hombre que es espiritual, inicia su verdadera vida: "De Dios salí y a Dios vuelvo". Su querer y su pensar ya no tiene la influencia de la materia y no se unifican con el cuerpo. "Con la muerte del cuerpo, termina para el alma el tiempo de prueba o estado de vía y penetra para siempre en el estado de término donde ya no puede merecer ni pecar".

¿Qué significa para el hombre de hoy la muerte? Para el hombre de hoy encadenado a los placeres, al poder y al dinero y ya rotos los lazos con los principios y valores trascendentes, parece no pensar ni importarle la muerte y engañarse dándole falsa eternidad a la vida terrena. Piense de la muerte lo que piense, sea con criterio sano o enfermizo; acierte o caiga en el error, no podrá negarla, sabe que morirá; que su vida tendrá un final...

Hay sensatos quienes saben ver al horizonte y la muerte les significa el retorno a la unidad del espíritu, desde la multiplicidad exterior del mundo: "Del tiempo a la eternidad".

Para los creyentes, para los espirituales, la muerte es el regreso al Padre que nos regala la Vida verdadera.

El pensamiento de la muerte, suele retornar a la vida, ya que para muchos, ese recuerdo es estímulo para tomar nuevamente el camino perdido, camino que si se extravía se pierde todo, que es la consecución del Cielo.

En la Edad Media se imagino y se creó la horrorosa y realista representación de la muerte como un espantoso esqueleto, en parte cubierto por un manto y que sostiene la guadaña y el reloj de la arena.

La muerte y la vida se conjugan y se suplen cotidianamente mientras pisamos la Eternidad. La Muerte es esencial para la vida, porque si no morimos no viviéremos y, aunque la muerte definitiva nos llegará un día, no podemos desconocer cómo en el vivir vamos muriendo; vamos creciendo física, fisiológica, psicológica y espiritualmente y, al mismo tiempo y de la misma forma, vamos dejando muerte y recobrando vida, incluso procesos que suelen incorporarse secundariamente, o bien, que en definitiva mueren. Y así, en cambios y substituciones, vamos caminando hacia la muerte definitiva, hecho último de esta vida. "EL AYER DEBE MORIR PARA QUE NAZCA EL HOY" (Conde Keyserlang).

En la medida que envejecemos y vamos perdiendo fuerza, las actividades vitales progresivamente disminuyen, surge una fatiga a la que llamamos cansancio de vivir; algo así como cuando se ha trabajado mucho o se hacen largas caminatas y queremos dormir para descansar.

"Al considerar la vida a través de la imagen simbólica de la música, hemos visto que cada instante vital es siempre constructor y destructor; nacimiento y muerte a la vez. Siendo así que toda alegría de vivir, ha de ser alegría de morir. En la vida hay construcción y destrucción, nacimiento y muerte".

"Hay que morir para vivir, si el grano de trigo no muere, sólo quedará, pero si muere, en abundancia dará un fruto eterno que no morirá" . 

Morir al amor propio, al ego, para dar paso al crecimiento, a la madurez del yo que nos enseñará incluso, aquí en la tierra, qué es realmente vivir a través del Yo en Cristo y de la Gracia Santificante.

El pecado es muerte, los sacramentos son vida, y así naciendo y muriendo, lograremos una cosecha abundante que nos dará un Fruto Eterno que no morirá.

La Causa Material de la Muerte, es el proceso de corrupción y descomposición del cuerpo humano, no es muy largo, y tiene diferentes tipos, según las circunstancias: sin embargo, la vida cesa porque el alma se ha separado de su propio cuerpo: "el organismo está formado por varios sistemas celulares; cúpulas vivientes, quienes después del deceso del hombre, siguen viviendo con vida vegetativa y aún sensitiva, desde luego muy breve como lo comprueba la ciencia en un sinnúmero de experiencias. Posteriormente éstas células orgánicas se transforman en moléculas químicas, desprovistas de la vida y por ello escuchamos a la Sagrada Escritura: "polvo eres y en polvo te convertirás".

Repetimos, la Causa Material de la Muerte, es la corruptibilidad del cuerpo humano. El cuerpo humano igualmente que los animales y los vegetales, es naturalmente corruptible, ¿por qué? Porque se compone de elementos contrarios que luchan entre si en aras de la conservación de su existencia; sin embargo dichos elementos llegará el día en que habrán de disgregarse hasta consumirse, produciendo la muerte, esta aseveración nos la confirma Santo Tomás:

LA MUERTE ERA NATURAL AL HOMBRE, AUN EN EL ESTADO DE INOCENCIA Y DEBIÉNDOSE SU INMORTALIDAD A UN PRIVILEGIO PRETERNATURAL SOBREAÑADIDO, POR LO TANTO, SOSTENEMOS QUE LA CONDICIÓN MORTAL DEL HOMBRE, VIENE DE LA PROPIA CORRUPTIBILIDAD DEL CUERPO HUMANO Y NO DE SU UNIÓN CON EL ALMA, POR ELLO CUANDO POR UNA U OTRA COSA, POR CUALQUIER CIRCUNSTANCIA O HECHO, DEJAN DE LUCHAR LOS ELEMENTOS DEL CUERPO, SE ACERCA LA CORRUPTIBILIDAD y VIENE LA MUERTE, QUE ES LA CESACIÓN DE LA VIDA y QUE SE REALIZA MEDIANTE LA SEPARACIÓN DEL ALMA Y DEL CUERPO. NATURALMENTE QUE EL CUERPO ES PRESA DE CORRUPCIÓN, MIENTRAS QUE EL ALMA VIVIRÁ POR SIEMPRE. 
LOS PRINCIPIOS DE LA NATURALEZA, SON DE POR SI LA FORMA Y LA MATERIA. LA FORMA DEL HOMBRE ES EL ALMA RACIONAL, QUE ES DE SUYO INMORTAL,POR LO TANTO, LA MUERTE NO ES NATURAL EN EL HOMBRE, POR PARTE DE SU FORMA QUE ES EL ALMA, PERO LA MATERIA DEL HOMBRE SU CUERPO QUE ES COMPUESTO DE ELEMENTOS CONTRARIOS, DE LO CUAL SE SIGUE NECESARIAMENTE LA CORRUPTIBILIDAD, Y EN CUANTO A ESTO ULTIMO, LA MUERTE ES NATURAL EN EL HOMBRE.


lunes, 3 de febrero de 2014

Aviso.

Les invitamos a la celebración de dos misas para pedir por el eterno descanso de P. José García Espejel, M.J. quien falleció el 9 de enero de 2014.

Las misas serán:

Domingo 4 de febrero de 2014 a las 18:30 hrs. en la parroquia de la Sagrada Familia ubicado en la calle Santa María la Ribera 69, Col. Santa María la Ribera, Del. Cuauhtémoc.

Jueves 13 de febrero de 2014 a las 13:30 hrs en la capilla de San José dentro de la Basílica de Guadalupe.

Solicitamos sus oraciones por su descanso eterno.


El P. José García Espejel es hermano de Sor Clotilde García Espejel, autora de los escritos publicados en los blogs "Los ángeles ¿verdad o mentira? y otros textos." y "Hermanas eremitas de Dios"; y amigo del P. Manuel Robledo autor de los escritos publicados en el blog "Aprende religión con el Padre Manuel Robledo".