sábado, 31 de diciembre de 2016

"Normas a los confesores, La recompensa del peligro de la madre, fines secundarios del matrimonio y Dificultades para alimentar a los hijos"




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.






NORMAS A LOS CONFESORES.
         57. – Por consiguiente, según pide nuestra suprema autoridad y el cuidado de la salvación de todas las almas, encargamos a los confesores y a todos los que tienen cura de las mismas que no consientan en los fieles encomendados a su cuidado error alguno a cerca de esta gravísima ley de Dios, y mucho más que se conserven inmunes de estas falsas opiniones y que no condesciendan en modo alguno con ellas. Y si algún confesor o pastor de almas, lo que Dios no permita, indujera, a los fieles que le han sido confiados a estos errores, o al menos los confirmara en los mismos con su aprobación o doloso silencio, tenga presente que ha de dar estrecha cuenta al Juez Supremo por haber faltado a su deber, y aplíquese aquellas palabras de Cristo: “Ellos son ciegos que guían a otros ciegos, y si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en la hoya”.


LA RECOMPENSA DEL PELIGRO DE LA MADRE.
         58. – Por lo que se refiere a las causas que les mueven a defender el mal uso del matrimonio, frecuentemente suelen aducir algunas fingidas o exageradas, por no hablar de las que son vergonzosas. Sin embargo, la Iglesia, Madre piadosa, entiende muy bien y se da perfecta cuenta de cuanto suele aducirse sobre la salud y el peligro de la vida de la madre. ¿Y quién ponderará estas cosas sin compadecerse? ¿Quién no se admirará extraordinariamente al contemplar a una madre entregándose a una muerte casi segura, con fortaleza heroica, para conservar la vida del fruto de sus entrañas? Solamente uno: Dios, inmensamente rico y misericordioso, pagará sus sufrimientos, soportados para cumplir como es debido el oficio de la Naturaleza, y dará ciertamente medida, no sólo apretada, sino colmada.


 FINES SECUNDARIOS DEL MATRIMONIO.
         59. – Sabe muy bien la Iglesia Santa que no raras veces uno de los cónyuges, más que cometer el pecado, lo soporta al permitir, por una causa muy grave, el trastorno del recto orden que aquél rechaza, y que carece, por tanto, de culpa, siempre que tenga en cuenta la ley de la caridad y no se descuide en disuadir y apartar del pecado a su comparte. Ni hemos de decir que obran contra el orden de la naturaleza los esposos que hacen uso de su derecho siguiendo la recta razón natural, aunque por ciertas causas naturales, ya de tiempo, ya de otros defectos, no se siga de ello el nacimiento de un nuevo viviente. Hay, pues, tanto en el mismo matrimonio como en el uso del derecho matrimonial, fines secundarios, verbigracias, el auxilio mutuo, el fomento del amor recíproco y la sedación de la concupiscencia, cuya consecución en manera alguna está vedada a los esposos, siempre que quede a salvo la naturaleza intrínseca de aquel acto y, por ende, subordinación al fin primario.


DIFICULTADES PARA ALIMENTAR A LOS HIJOS.

         60. – También nos llenan de amarga pena los gemidos de aquellos esposos que, oprimidos por dura pobreza, encuentran gravísima dificultad para procurar el alimento a sus hijos.  

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Errores Modernos Encíclica "Humani Generis"




ERRORES MODERNOS.
(Encíclica “Humani Generis”)
Pío XII






Venerables hermanos:

Salud y Bendición Apostólica.

         1.- Las dimensiones y errores del género humano en las cuestiones religiosas y morales han sido siempre fuente y causa de intenso dolor para todas las personas de buena voluntad y principalmente para los hijos fieles y sinceros de la Iglesia; pero en especial lo es hoy, cuando vemos combatidos aun los principios mismos de la cultura cristiana.

         2. – Nada de admirar es que haya siempre dimensiones y errores fuera del redil de Cristo. Porque, aun cuando realmente la razón humana, con sus fuerzas y su luz natural, pueda en absoluto llegar al conocimiento verdadero y cierto de un Dios único y personal, que con su Providencia sostiene y gobierna al mundo, y así mismo de la ley natural, impresa en el Creador de nuestras almas; sin embargo, no son pocos los obstáculos que impiden a la razón el empleo eficaz y fructuoso de esta su potencia natural. Porque las verdades que se refieren a Dios y a las relaciones entre los hombres y Dios, rebasan completamente el orden de los seres sensibles, y, cuando entran en práctica de la vida y la informan, exigen el sacrificio y la abnegación de tales verdades, ya por la acción de los sentidos y la imaginación, ya por las malas concupiscencias nacidas del pecado original. Lo cual hace de los hombres en semejantes materias fácilmente se persuadan ser falsos o dudoso lo que no quieren que sea verdadero.

         3. – Por esto se debe sostener que la Revelación Divina es moralmente necesaria, para que, aun en el estado actual del género humano, todos pueden conocer, con facilidad, con firme certeza y sin ningún error, las verdades religiosas y morales que no son de suyo incomprensibles a la razón.


         4. – Más aún, a veces la mente humana puede encontrar dificultad aun para formarse un juicio cierto sobre la credibilidad de la fe católica, no obstante los muchos y admirables inicios externos ordenados por Dios para poder probar ciertamente, por medio de ellos, el origen divino de la religión cristiana, con la sola luz natural de la razón; puesto que el hombre, o porque se deja llevar de prejuicios o porque le instigan las pasiones y la mala voluntad, puede, no sólo negar la evidencia de esos inicios externos, sino también resistir a las inspiraciones sobrenaturales que Dios infunde en nuestras almas. 



sábado, 24 de diciembre de 2016

"Pecado contra la naturaleza, El onanismo, castigado por Dios y Solemne condenación de la Iglesia"

EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.

 


PECADO CONTRA LA NATURALEZA.
54. – Ningún motivo, sin embargo, aun cuando sea gravísimo, puede hacer que lo que va intrínsecamente contra la naturaleza sea honesto y conforme a la misma naturaleza, a la generación de los hijos; los que en el ejercicio del mismo lo destituyen adrede de su naturaleza y virtud, obran contra la naturaleza y cometen una acción torpe intrínsecamente deshonesta.

EL ONANISMO, CASTIGADO POR DIOS.
         55. – Por lo cual no es de admirar que las mismas Sagradas Letras atestigüen con cuánto aborrecimiento la Divina Majestad ha perseguido este nefasto delito, castigándolo a veces con la pena de muerte, como recuerda San Agustín: “Porque ilícita e impúdicamente yace, aun con su legítima mujer, el que evita la concepción de la prole. Que es lo que hizo Onán, hijo de Judá, por lo cual Dios le quitó la vida.

SOLEMNE CONDENACIÓN DE LA IGLESIA.

         56. – Habiéndose, pues, algunos manifiestamente separado de la doctrina cristiana, enseñada desde el principio y transmitida en todo tiempo, sin interrupción, y creyendo ahora que sobre tal modo de obrar se debía predicar solemnemente otra doctrina, la Iglesia Católica, a quien el mismo Dios ha confiado la enseñanza y defensa de la integridad y honestidad de costumbres, colocada en medio de esta ruina moral, para conservar inmune de tan ignominiosa mancha la castidad de la unión nupcial, en señal de su divina legación, eleva su voz por nuestros labios y una vez más promulga que cualquier uso del matrimonio en cuyo ejercicio el acto, de propia industria, queda destituido de su natural fuerza procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural, y los que tal cometen se hacen culpables de un grave delito.

domingo, 18 de diciembre de 2016

"A MIS VISITANTES DEL BLOG DE LA MADRE SOR CLOTILDE GARCÍA ESPEJEL, E.D."




A MIS VISITANTES DEL BLOG DE LA
 MADRE SOR CLOTILDE GARCÍA ESPEJEL, E.D.

         Lamento sobre manera, dejar de escribir. Mi enfermedad así lo reclama, no puedo levantarme de la cama, tengo varias complicaciones y el doctor me ha prohibido este esfuerzo alentador para mi alma.

         Seguiré presentando Encíclicas, escritas por los Pontífices e informes de los Padres Apostólicos y Doctores de la Iglesia, acordes a nuestro difícil momento. Les pondré, de vez en cuando, algún pensamiento mío.

         Conserven su Fe, es fácil hacerlo si se fundan en Cristo, en su Doctrina y en su Iglesia. Sólo tenemos una alma que salvar, no la perdamos.

         Amemos hasta el martirio a Nuestra Iglesia Católica y cuidémosla del satánico enemigo, siendo verdaderos católicos y no revolviendo ni rebajando a la promiscuidad la Fe Cristiana, con otras sectas y falsas verdades filosóficas.

Reverenda Madre Sor Clotilde García Espejel, E.D.

martes, 13 de diciembre de 2016

"Llamamiento a las Sectas disidentes" (Fin)




ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(Acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)
6 DE ENERO DE 1928.


























18. LLAMAMIENTO A LAS SECTAS DISIDENTES.

Vuelvan, pues, a la Sede Apostólica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles SAN PEDRO y SAN PABLO, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad abdique de la integridad de su Fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella. Pluguiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos predecesores Nuestros: el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.

PLEGARIA A CRISTO Y A MARÍA. Y ojalá Nuestro Divino Salvador, el cual quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad, oiga Nuestras ardientes oraciones para que se digne llamar a la unidad de la Iglesia a cuantos están separados de ella.

Con este fin, sin duda importantísimo, invocamos y queremos que se invoque la intercesión de la Bienaventurada Virgen MARÍA, Madre de la Divina Gracia, debeladora de todas las herejías y Auxilio de los cristianos, para que cuanto antes nos alcance la gracia de ver alborear el deseadísimo día en que todos los hombres oigan la voz de su divino Hijo, y conserven la unidad del Espíritu Santo con el vínculo de la paz.

19. CONCLUSIÓN Y BENDICIÓN APOSTÓLICA.

Bien comprendéis, Venerables Hermanos, cuánto deseamos Nos este retorno, y cuánto anhelamos que así lo sepan todos Nuestros hijos, no solamente los católicos, sino también los disidentes de Nos; los cuales, si imploran humildemente las luces del cielo, reconocerán, sin duda, a la Verdadera Iglesia de Cristo, y entrarán, por fin, en su seno, unidos con Nos en perfecta caridad. En espera de tal suceso, y como prenda y auspicio de los divinos favores, y testimonio de Nuestra paternal benevolencia, a vosotros, Venerables Hermanos, y a vuestro Clero y pueblo, os concedemos de todo corazón la Apostólica Bendición.

Dado en San Pedro de Roma el día 6 de Enero, fiesta de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo, el año 1928, sexto de Nuestro Pontificado.

PÍO PAPA XI.
FIN




Sor Clotilde

domingo, 11 de diciembre de 2016

"Aberraciones que se siguen y Errores contra la prole"




CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.










ABERRACIONES QUE SE SIGUEN.
        52.- Más aún: hay quienes insisten y abogan por que semejantes monstruosidades sean cohonestadas incluso por las leyes o al menos hay en descargo en los públicos uso e instituciones de los pueblos, y ni siquiera para mientes en que tales cosas nada tienen, en verdad, de aquella moderna cultura de la cual tanto se jactan, sino que son nefandas corruptelas que llegarían, sin duda, aun a los pueblos civilizados, los bárbaros usos de ciertos salvajes.

COMENTARIO

Hoy, por ejemplo, ya no se toma en cuenta, ni se castiga el adulterio y, los mismos esposos van viendo naturalmente el engaño mutuo. Y, a propósito de los bárbaros usos de ciertos salvajes, reflexionemos y podremos descubrir que estamos volviendo, en México, a las costumbres nada civilizadas, de la barbarie e imitando a los mormones que pueden tener varias mujeres, aun siendo católicos.  

LOS ERRORES CONTRA LA PROLE.

         53. – Viniendo ahora a tratar, venerables hermanos, de lo que se opone a los bienes del matrimonio, hemos de hablar, en primer lugar, de la prole, la cual muchos se atreven a llamar pesada carga del matrimonio, por lo que los cónyuges han de evitarla con toda diligencia, no ciertamente por medio de una honesta continencia (permitida también en el matrimonio, supuesto el consentimiento de ambos esposos), sino vaciando el acto conyugal. Arróganse otros la criminal licencia de codiciar únicamente la satisfacción de la voluptuosidad, aborreciendo la prole, mientras otros dicen que no pueden guardar continencia, ni tampoco admitir hijos, a causa de sus propias necesidades, de las de la madre o de la familia. 

COMENTARIO

En el primer punto. - El Santo Padre recalca uno de los bienes del matrimonio, que son las nuevas vidas marcadas por el mismo Dios, uniendo a ellas una vocación que trascenderá a la Iglesia, a la familia, a la Patria y a toda la humanidad.

En el segundo punto. – Importantísimo: vician, corrompen el acto conyugal, no sólo porque llevan como finalidad el placer; sino porque, al mismo tiempo, les repugna pensar en la llegada de un hijo.

En el tercer punto. - La degeneración de usos y formas, que, sin temor de Dios, irrumpiendo la misma naturaleza, realizan los esposos o las parejas...

En el cuarto punto. - Hoy desprecian a los hijos antes de que pudieran llegar, y, no se diga, cuando ya están depositados en el vientre materno. De tal modo les estorban los hijos para su vida libertina y acomodaticia, que los desprecian hasta llegar al aborto. Por eso ahora contemplamos una sociedad sin amor.


Sor Clotilde

martes, 6 de diciembre de 2016

"La única manera de unir a todos los cristianos y La obediencia al Romano Pontífice"





ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)

6 DE ENERO DE 1928






 16. LA ÚNICA MANERA DE UNIR A TODOS LOS CRISTIANOS

Bien claro se muestra, pues, Venerables Hermanos, por qué esta Sede Apostólica no ha permitido nunca a los suyos que asistan a los citados congresos de católicos; porque la unión de los cristianos no se puede fomentar de otro modo que, procurando el retorno de los disidentes a la única :y verdadera Iglesia de Cristo, de la cual un día desdichadamente, se alejaron; de aquella única y verdadera Iglesia que todos ciertamente conocen y que, por la voluntad de su Fundador, debe permanecer siempre tal cual El mismo la fundó, para la salvación de todos. Nunca, en el transcurso de los siglos, se contaminó esta mística Esposa de Cristo, ni podrá contaminarse jamás, como dijo bien San Cipriano: “No puede adulterar la Esposa de Cristo; es incorruptible y fiel. Conoce una sola casa y custodia con casto pudor la santidad de una sola estancia”. Por eso se maravillaba con razón el santo Mártir de que alguien pudiese creer que esta unidad, fundada en la divina estabilidad y robustecida por medio de celestiales sacramentos, pudiese desgarrarse en la Iglesia, y dividirse por el disentimiento de las voluntades discordes. Porque siendo el cuerpo místico de Cristo, esto es, la Iglesia, uno, compacto y conexo, lo mismo que su cuerpo físico, necedad es decir que el cuerpo místico puede constar de miembros divididos y separados; quien, pues, no está unido con él, no es miembro suyo, ni está unido con su cabeza, que es Cristo.

COMENTARIO

La Iglesia es una Unidad universal de Fe, de Conocimiento, y de Culto. Y su Doctrina es inmutable como su Autor y, no sólo inmutable, sino incorruptible. Está Unidad de incorruptibilidad, son dos columnas, entre otras, del Cuerpo Místico y físico de Cristo.

La Unidad es, justamente, una de sus cualidades irrefutables e irreversibles y, por Unidad entendemos que todos estamos unidos en las mismas verdades, en la misma Moral y en el mismo Culto, con lo cual tratamos de servir a Dios.

Imposible enlodar a la Iglesia con falsedades, verdades a medias, errores abiertos, eso iría en contra del mismo Jesucristo, y no estaría fundado ni en el amor al Señor, ni a la creatura humana.

No es falta de celo apostólico, ni señal de empecinamiento, el enseñar y exigir a los que han dejado la Religión Católica que, para su regreso, es menester renunciar a su falso credo y volver a las fuentes Eclesiásticas. En cuanto a los que nunca han estado dentro de la Iglesia Católica y que, además la atacan, se les pide renunciar a sus errores, manifiesta y públicamente e introducirse a la Iglesia a vivir con sinceridad los Valores Cristianos.  

17. LA OBEDIENCIA AL ROMANO PONTÍFICE.

Ahora bien, en esta única Iglesia de Cristo nadie vive y nadie persevera, que no reconozca y acepte con obediencia la suprema autoridad de Pedro y de sus legítimos sucesores. ¿No fue acaso al Obispo de Roma a quien obedecieron, como a sumo Pastor de las almas, los ascendientes de aquellos que hoy yacen anegados en los errores de Focio, y de otros novadores?
Alejáronse ¡ay! los hijos de la casa paterna, que no por eso se arruinó ni pereció, sostenida como está perpetuamente por el auxilio de Dios. Vuelvan, pues, al Padre común, que olvidando las injurias inferidas ya a la Sede Apostólica, los recibirá amantísimamente. Porque, si, como ellos repiten, desean asociarse a Nos y a los Nuestros, ¿Por qué no se apresuran a venir a la Iglesia, madre y maestra de todos los fieles de Cristo? Oigan como clamaba en otro tiempo Lactancio: Sólo la Iglesia Católica es la que conserva el culto verdadero, Ella es la fuente de la verdad, la morada de la Fe, el templo de Dios, quienquiera que en él no entre o de él salga, perdido a la esperanza de vida y de salvaci6n, Menester es que nadie se engañe a sí mismo con pertinaces discusiones, Lo que aquí se ventila es la vida y la salvación a la cual, si no se atiende con diligente cautela, se perderá y se extinguirá.

COMENTARIO

En este número 17 llamado “La obediencia al Romano Pontífice”, me gustaría que leyeran el párrafo de Lactancio, que es verdaderamente luminoso y convincente.

Lactancio, (¿245-325?) escritor latino y apologista cristiano, nacido en el Norte de África, discípulo del maestro africano de retórica, Arnobio…

En cuanto a la obediencia al Romano Pontífice es indiscutible, porque, lógicamente, un Papa sabe, a ciencia y conciencia, que no puede cambiar nada esencial, ni hacer permisivo lo que vaya contra natura, o algo que afecte el Derecho Divino. Si desgraciadamente, se diera ese caso, no tendríamos obligación de obedecer a quien se revela a Dios.

Es también muy consolador pensar que, al volver a la Iglesia Católica, o entrar por primera vez, los recibe un Padre Amoroso, con un amor que sólo Él puede dar y, con un interés de llevar almas al Cielo, porque es el fin por el que bajo a la tierra, padeció y murió.



Sor Clotilde

domingo, 4 de diciembre de 2016

"Sus funestas consecuencias y Uniones ilícitas"




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
 
   


El pudor de la mujer unido a la belleza. 


SUS FUNESTAS CONSECUENCIAS.

        50.- Cuán gravemente yerran todos ellos y cuán torpemente se apartan de la honestidad, se colige de lo que llevamos expuesto en esta Encíclica acerca del origen y naturaleza del matrimonio y los fines y bienes inherentes al mismo. Que estas ficciones sean perniciosísimas, claramente aparece también de las conclusiones que de ellas deducen sus mismos defensores, a saber: que las leyes, instituciones  y costumbres por las que se rige el matrimonio, debiendo su origen a la sola voluntad de los hombres, tan sólo a ella están sometidas, y, por consiguiente, pueden ser establecidas, cambiadas y abrogadas según el arbitrio de los hombres y las vicisitudes de las cosas humanas; que la facultad generativa que se funda en la misma naturaleza es más sagrada y se extiende más que el matrimonio y que, por consiguiente, puede ejercitarse tanto fuera como dentro del santuario del matrimonio, aun sin tener en cuenta los fines del mismo, como si el vergonzoso libertinaje de la mujer fornicaria gozase casi de los mismos derechos que la casta maternidad de la esposa legítima.

COMENTARIO

Desde el momento que la sociedad ha roto con la Ley de Dios y con la Ley Natural, ha pisoteado todo valor y principio. Las mujeres, en todo tiempo y en todo lugar, deben guardar su intimidad plasmada en su propia naturaleza. La mujer, realmente mujer, tiene una gran privacidad para realizar sus hechos y sus costumbres, en todos los tiempos. No aleguemos la modernidad, la mujer ha de respetarse y cuidarse porque reconoce, que ella es el centro de la familia e, increíblemente de la misma historia y, por tanto, sabe que ha de actuar pudorosamente en bien de sí misma, de los países, del tiempo y de la misma eternidad. Todo ésto es innato en la vocación extraordinaria de la mujer.

En este párrafo número 50, el Sumo Pontífice acentúa que las funciones sexuales, sólo han de ser dentro del matrimonio y, que es una degeneración todo estímulo e imitación a realizar dicha función, con quien quiera o donde sea. Actualmente nadie reconoce que el sexo no es necesario para vivir, sino para dar vida a un nuevo ser. Sin embargo, y ya lo hemos explicado en otros párrafos, que los matrimonios han de llevar esa intención, en su vida sexual pero; es Dios quien decide cuándo y en qué momento, de esas relaciones, surge una vida.  Así lo ha mandado Dios. Pero es la relajación mundial la que ha conducido a los seres humanos, no sólo a degenerase, sino a la misma depravación.


UNIONES ILÍCITAS.

        51.- Fundándose en estos mismos principios, algunos han llegado a inventar nuevos modos de unión, acomodados, en su opinión, a las actuales circunstancias de los tiempos y de los hombres, que consideran como otras especies del matrimonio, distinguiendo el matrimonio por cierto tiempo, el matrimonio de prueba, al matrimonio amistoso, que atribuye todas las ciencias y todos los derechos del matrimonio, omitiendo, empero, el vínculo indisoluble y excluyendo la prole, a no ser que las partes hayan después transformado su unión y costumbre de vida en matrimonio jurídicamente perfecto.
  
COMENTARIO

Ahora, aunque ya hace algún tiempo, la moda es juntarse y, si bien lo hacen, casarse por el civil para probar si se entienden o no se entienden, si funciona la unión o no funciona, si es exitosa… es decir, si ellos encuentran, en esa unión, total placer, desenfreno a las pasiones y la paz de los réprobos. Ya entonces acuden al matrimonio eclesiástico: la mujer, desvergonzadamente se viste de blanco, cuando el blanco es señal de virginidad y de pureza; aunque poco tiempo después y, a pesar de todo, se separan muy de común acuerdo u odiándose.

Otro hipócrita modo de libertinaje, con un nombre nada adecuado, son los famosos noviazgos: tienen sus encuentros en lugares corrompidos, pero él y ella, regresan a sus casas respectivamente: la “señorita”, el “joven”, y nada ha pasado, al fin y al cabo, hay muchos medios para no tener hijos, y a esto le llaman noviazgo. Algunos y algunas tienen, al mismo tiempo, doble relación. Todo esto, no es para procrear, es para lograr su propio y desmesurado placer. Han rotó con la esencia del verdadero matrimonio, del cual la Sagrada Escritura y, esta preciosa Encíclica, explican paso, a paso con verdadera Sabiduría.  


Sor Clotilde

"Adviento 2016"

 



ADVIENTO 2016.






El tema fundamental del Adviento es una espera, pero no una espera cualquiera, ya que a quien esperamos, es al mismo Dios:
         En primer lugar, “La espera que viven los creyentes en el A.T. quienes viven esperando al Mesías”. De todo ello hablan los Profetas. Pero esta espera ya se ha convertido en realidad cuando se anunció la Encarnación del Verbo Divino en el tiempo, colmando las esperanzas del pueblo que ve llegar al Redentor y, con ello abrirse el N.T.
         La segunda y nueva espera es esta: “Que todos los católicos estemos alerta esperando la llegada del Verbo al corazón del hombre”. Vano será absolutamente todo si el cristiano no abre y prepara su alma para recibir al Niño Dios, a su Redentor. Y, ¿Cómo esperar esa llegada? Con una muy buena confesión y una piadosísima recepción de la Sagrada Eucaristía.
         La tercera espera: “Se orienta asía la Parusía, es decir a la Venida Gloriosa de Cristo hasta el final de los tiempos”.
“Venid y caminemos a la luz de Yahveh”.
         San Pablo nos dice: “Que nos despojemos de las obras de las tinieblas en todas sus formas y nos revistamos de las armas de la luz”. ¿Cuáles son esas armas de la luz? Los Sacramentos, la Gracia Santificante, las Virtudes… esa es la conclusión de la Verdadera Espera del Verbo en esta Navidad.



Sor Clotilde.



PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO





         Oración: “Dios todopoderoso, aviva en nosotros el deseo de salir, al encuentro de Cristo, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el Reino de Dios de los Cielos” (Oración de la Iglesia).

Oración: “Señor, que fructifiqué en nosotros la celebración de estos Sacramentos, con los que Tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los Bienes Eternos y a poner en ellos nuestro corazón” (Misal Romano).


SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO


    

  
Oración: “Despierta, Señor, nuestros corazones y muévelos a preparar los caminos de tu Hijo para que cuando venga podamos servirte con conciencia pura” (Colecta, Segundo Domingo de Adviento).

         Oración: “¡Oh Señor Jesús!, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizaste el Plan de Redención trazado desde antiguo y nos abriste el camino de la Salvación. Has que cuando vengas de nuevo en la Majestad de tu Gloria, revelando así la plenitud de tu obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora en vigilante espera, confiamos alcanzar”. (Misal Romano. Prefacio de Adviento).

         Oración: “¡Oh Señor! No me jacto de mis obras… no alabó las obras de mis manos: temo que sí Tú las examinas, encontrarás en ellas más pecados que méritos. Sólo una cosa pido y esto espero conseguir: no desprecies las obras de tu mano.

         Mira en mí tu obra y no la mía, porque, si miras mi obra, me condenarás, pero si miras la tuya, me salvarás. Pues lo que hay de mí de bueno, todo me viene de Ti y es tuyo más que mío… por Gracia he sido salvado por medio de la Fe y no por merecimiento mío” (San Agustín).

Sor Clotilde.