II. LA PROBLEMÁTICA ACTUAL SOBRE
LA ESCUELA CATOLICA
16. La Iglesia, reflexionando
sobre su misión salvífica, considera la Escuela Católica como un ambiente
privilegiado para la formación integral de sus hijos y un servicio de suma
importancia para todos los hombres. Pero no ignora que, en diversos lugares, se
presentan numerosas dudas y objeciones en cuanto a la razón de ser de la misma
y en cuanto a su eficacia operativa. En realidad, esta cuestión debe mirarse en
el horizonte más amplio de una problemática que atañe a la razón de ser de las instituciones
como tales, en una sociedad como la actual, caracterizada por transformaciones
cada vez más rápidas y profundas.
Objeciones contra la Escuela Católica
17. En el debate sobre la Escuela
Católica se pueden precisar algunos temas, en torno a los cuales se agrupan las
objeciones, dificultades, alternativas, que conviene tener presentes para
situar atinadamente la reflexión en su contexto concreto, y para considerar
todos aquellos aspectos que invitan a los educadores a emprender un vigoroso
esfuerzo para poder responder a las exigencias de su misión en el mundo contemporáneo.
18. Conviene tener presente, en
primer lugar, que ciertos medios dentro y fuera de la Iglesia Católica,
inspirados por un sentido de laicidad mal entendida impugnan la Escuela
Católica como institución. No aceptan que la Iglesia pueda ofrecer, además del
testimonio individual de sus miembros, el testimonio específico de sus propias instituciones,
dedicadas, por ejemplo, a la investigación de la verdad o a las obras de
caridad.
19. objetan otros que la Escuela
Católica pretende instrumentalizar una institución humana para fines religiosos
y confesionales. La educación cristiana puede, a veces, estar expuesta al
riesgo del proselitismo, de una concepción parcial de la cultura entendida y
actuada erróneamente. Pero también es necesario recordar que la educación
integral comprende imprescindiblemente la dimensión religiosa, la cual
contribuye eficazmente al desarrollo de otros aspectos de la personalidad en la
medida en que se la integre en la educación general.
20. según otros, la Escuela
Católica sería una institución anacrónica que, después de haber ejercido su papel
de suplencia exigido en el pasado, no tendría ya razón de ser en una época en
que la sociedad va tomando a su cargo el servicio de la enseñanza. De hecho, el
Estado se encarga cada vez más de la institución educativa escolar, amenazando
la supervivencia de las comunidades naturales, fundada sobre una común
concepción de la vida, mediante instituciones educativas a nivel nacional,
pretendidamente neutras. La Escuela Católica, frente a esta situación, se
propone ofrecer una alternativa a la que pudieran recurrir los miembros de la
comunidad eclesial que lo desean.
21. Es cierto que, en algunos países,
la Escuela Católica se ha visto forzada a reducir en cierta medida su acción
educativa a las clases sociales más acomodadas, dando la impresión de querer
favorecer con su educación una discriminación socioeconómica; pero esto sucede
precisamente allí donde, ignorando las ventajas de su presencia como
alternativa en la actual sociedad pluralista, le han creado en consecuencia
graves dificultades.
22. Relacionadas con las precedentes están las objeciones que
se refieren a los resultados educativos de la Escuela Católica. Se le achaca
incapacidad en la tarea de formar cristianos convencidos, coherentes,
preparados en el campo social y político. Semejante riesgo es inseparable del
esfuerzo educativo: no hay que desanimarse por fracasos aparentes o reales,
porque los elementos que influyen en la formación del educando son múltiples y,
muchas veces, los resultados se logran a largo plazo.
23. Antes de concluir estas
reflexiones acerca de los cargos que se le hacen a la Escuela Católica no se
puede menos de recordar en qué contexto se desarrolla hoy el trabajo escolar en
cualquier sitio, pero especialmente en la Iglesia Católica: en la sociedad
actual, que se encuentra en estado de rápida evolución, el problema escolar en
todas partes se presenta como grave; el Concilio Vaticano II ha promovido
aperturas que a veces son interpretadas y realizadas erróneamente; existen,
además, serias dificultades para encontrar personal educativo preparado y medio
de financiamiento. En tales circunstancias ¿no debiera tal vez la Iglesia -como
proponen algunos- renunciar a su misión apostólica en las escuelas católicas y
dedicar sus fuerzas a una obra evangelizadora más directa, en sectores considerados
prioritarios a más acomodados a su misión espiritual, u orientar sus desvelos
pastorales al servicio de las escuelas estatales? Aparte de que semejante
solución no estaría de acuerdo con las directivas del Concilio, las
consideraciones siguientes quieren hacer ver que no se justifican,
precisamente, en virtud de la misión propia de la Iglesia.
Algunos aspectos de la escuela contemporánea
24. La problemática de la Escuela
Católica no puede comprenderse en su conjunto si no se la considera en el
contexto más amplio de la problemática de la escuela en general. Prescindiendo de
las reivindicaciones presentadas por los partidarios de la desescolarización,
teoría que parece perder importancia, la escuela está adquiriendo en el mundo contemporáneo
un lugar preeminente, debido a la función que le compete, ya sea como ¨escuela
de todos y para todos¨(participación de los padres de familia, democratización
e igualdad de oportunidades), ya sea porque cada vez se configura más
decididamente como ¨escuela de tiempo completo¨, coordinado y, eventualmente,
absorbiendo las tareas educativas de otras instituciones, o porque la duración
del ciclo escolar tiende a prolongarse.
(Documentos Pontificios 3)