domingo, 21 de enero de 2018



II. LA PROBLEMÁTICA ACTUAL SOBRE LA ESCUELA CATOLICA
16. La Iglesia, reflexionando sobre su misión salvífica, considera la Escuela Católica como un ambiente privilegiado para la formación integral de sus hijos y un servicio de suma importancia para todos los hombres. Pero no ignora que, en diversos lugares, se presentan numerosas dudas y objeciones en cuanto a la razón de ser de la misma y en cuanto a su eficacia operativa. En realidad, esta cuestión debe mirarse en el horizonte más amplio de una problemática que atañe a la razón de ser de las instituciones como tales, en una sociedad como la actual, caracterizada por transformaciones cada vez más rápidas y profundas.

Objeciones contra la Escuela Católica
17. En el debate sobre la Escuela Católica se pueden precisar algunos temas, en torno a los cuales se agrupan las objeciones, dificultades, alternativas, que conviene tener presentes para situar atinadamente la reflexión en su contexto concreto, y para considerar todos aquellos aspectos que invitan a los educadores a emprender un vigoroso esfuerzo para poder responder a las exigencias de su misión en el mundo contemporáneo.
18. Conviene tener presente, en primer lugar, que ciertos medios dentro y fuera de la Iglesia Católica, inspirados por un sentido de laicidad mal entendida impugnan la Escuela Católica como institución. No aceptan que la Iglesia pueda ofrecer, además del testimonio individual de sus miembros, el testimonio específico de sus propias instituciones, dedicadas, por ejemplo, a la investigación de la verdad o a las obras de caridad.
19. objetan otros que la Escuela Católica pretende instrumentalizar una institución humana para fines religiosos y confesionales. La educación cristiana puede, a veces, estar expuesta al riesgo del proselitismo, de una concepción parcial de la cultura entendida y actuada erróneamente. Pero también es necesario recordar que la educación integral comprende imprescindiblemente la dimensión religiosa, la cual contribuye eficazmente al desarrollo de otros aspectos de la personalidad en la medida en que se la integre en la educación general.
20. según otros, la Escuela Católica sería una institución anacrónica que, después de haber ejercido su papel de suplencia exigido en el pasado, no tendría ya razón de ser en una época en que la sociedad va tomando a su cargo el servicio de la enseñanza. De hecho, el Estado se encarga cada vez más de la institución educativa escolar, amenazando la supervivencia de las comunidades naturales, fundada sobre una común concepción de la vida, mediante instituciones educativas a nivel nacional, pretendidamente neutras. La Escuela Católica, frente a esta situación, se propone ofrecer una alternativa a la que pudieran recurrir los miembros de la comunidad eclesial que lo desean.
21. Es cierto que, en algunos países, la Escuela Católica se ha visto forzada a reducir en cierta medida su acción educativa a las clases sociales más acomodadas, dando la impresión de querer favorecer con su educación una discriminación socioeconómica; pero esto sucede precisamente allí donde, ignorando las ventajas de su presencia como alternativa en la actual sociedad pluralista, le han creado en consecuencia graves dificultades.
22. Relacionadas  con las precedentes están las objeciones que se refieren a los resultados educativos de la Escuela Católica. Se le achaca incapacidad en la tarea de formar cristianos convencidos, coherentes, preparados en el campo social y político. Semejante riesgo es inseparable del esfuerzo educativo: no hay que desanimarse por fracasos aparentes o reales, porque los elementos que influyen en la formación del educando son múltiples y, muchas veces, los resultados se logran a largo plazo.
23. Antes de concluir estas reflexiones acerca de los cargos que se le hacen a la Escuela Católica no se puede menos de recordar en qué contexto se desarrolla hoy el trabajo escolar en cualquier sitio, pero especialmente en la Iglesia Católica: en la sociedad actual, que se encuentra en estado de rápida evolución, el problema escolar en todas partes se presenta como grave; el Concilio Vaticano II ha promovido aperturas que a veces son interpretadas y realizadas erróneamente; existen, además, serias dificultades para encontrar personal educativo preparado y medio de financiamiento. En tales circunstancias ¿no debiera tal vez la Iglesia -como proponen algunos- renunciar a su misión apostólica en las escuelas católicas y dedicar sus fuerzas a una obra evangelizadora más directa, en sectores considerados prioritarios a más acomodados a su misión espiritual, u orientar sus desvelos pastorales al servicio de las escuelas estatales? Aparte de que semejante solución no estaría de acuerdo con las directivas del Concilio, las consideraciones siguientes quieren hacer ver que no se justifican, precisamente, en virtud de la misión propia de la Iglesia.
Algunos aspectos de la escuela contemporánea
24. La problemática de la Escuela Católica no puede comprenderse en su conjunto si no se la considera en el contexto más amplio de la problemática de la escuela en general. Prescindiendo de las reivindicaciones presentadas por los partidarios de la desescolarización, teoría que parece perder importancia, la escuela está adquiriendo en el mundo contemporáneo un lugar preeminente, debido a la función que le compete, ya sea como ¨escuela de todos y para todos¨(participación de los padres de familia, democratización e igualdad de oportunidades), ya sea porque cada vez se configura más decididamente como ¨escuela de tiempo completo¨, coordinado y, eventualmente, absorbiendo las tareas educativas de otras instituciones, o porque la duración del ciclo escolar tiende a prolongarse.
(Documentos Pontificios 3)


domingo, 7 de enero de 2018

I.LA ESCUELA CATOLICA Y LA MISION SALVIFICA DE LA IGLESIA

Misión salvífica de la Iglesia
5. Dios padre, en su misterioso designio de amor, llegada la plenitud de los tiempos envió a su Hijo Unigénito a inaugurar en la tierra el Reino de Dios y a realizar la obra de la redención de los hombres. Para continuar su obra de salvación, Cristo ha instituido la Iglesia como organismo visible vivificado por el Espíritu.
6. Movida por este Espíritu, la Iglesia profundiza continuamente en la conciencia de sí misma meditando sobre el misterio de su ser y de su misión. Renueva así el descubrimiento de su relación vital con Cristo ¨para encontrar mayor luz, nueva energía y mayor gozo en el cumplimiento de su propia misión, y para determinar los modos más aptos para hacer más cercanos, operantes y benéficos sus contactos con la humanidad, a la que ella pertenece, aunque distinguiéndose por caracteres propios inconfundibles¨, y a cuyo servicio está destinada para que la humanidad alcance su plenitud en Cristo.
7. La misión de la Iglesia es, pues, evangelizar; es decir, proclamar a todos el gozoso anuncio de la salvación, de engendrar con el bautismo nuevas creaturas en Cristo y de educarlas para que vivan conscientemente como hijos de Dios.
Medios al servicio de la misión salvífica de la Iglesia
8. para llevar a cabo su misión salvífica, la Iglesia se sirve principalmente de los medios que Jesucristo mismo le ha confiado, sin omitir otros que, en las diversas épocas y en las varias culturas, sean aptos para conseguir su fin sobrenatural y para promover el desarrollo de la persona. Es deber esencial de la Iglesia desarrollar su misión adaptando los medios a las cambiantes condiciones de los tiempos y a las nuevas necesidades del género humano. Al encontrarse con diversas culturas y frente a las continuas conquistas de la humanidad, la Iglesia, a través del anuncio de la fe, revela ¨al hombre de todos los tiempos el único fin trascendente que da a la vida un sentido más pleno¨. Para llevar a término esta misión, la Iglesia crea sus propias escuelas, porque reconoce en la escuela un medio privilegiado para la formación integral del hombre, en cuanto que ella es un centro donde se elabora y se trasmite una concepción específica el mundo, del hombre y de la historia.
Contribución de la Escuela Católica a la misión salvífica de la Iglesia
9. La Escuela Católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la exigencia de la educación a la fe. Sabiendo que la ¨conciencia Psicológica y moral son llamadas por Cristo a una simultánea plenitud como condición para que el hombre reciba convenientemente los dones divinos de la verdad y de la gracia¨, la Iglesia se siente comprometida a promover en sus hijos la plena conciencia de que han sido regenerados a una vida nueva. El proyecto Educativo de la Escuela Católica se define precisamente por su referencia explícita al Evangelio de Jesucristo, con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes, teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy.
Compromiso educativo de la Iglesia y pluralismo cultural
10. En el curso de los siglos, la Iglesia buscando ¨incesantemente la plenitud de la verdad divina¨, se ha acercado progresivamente a las fuentes y a los medios de la cultura para adquirir un conocimiento cada vez más profundo de la fe y un fructuoso diálogo con el mundo. Movida por la fe, que la impulsa a creer que quien la conduce es el Espíritu del Señor, la Iglesia intenta discernir en los acontecimientos, en las búsquedas y en las aspiraciones de nuestro tiempo cuáles son las llamadas más urgentes a las que debe responder para realizar el designio de Dios.
11. En la sociedad actual, caracterizada entre otras manifestaciones, por el pluralismo cultural, la Iglesia capta la necesidad urgente de garantizar la presencia del pensamiento cristiano; puesto que éste, en el caos de las concepciones y de los comportamientos, constituye un criterio válido de discernimiento: ¨la referencia a Jesucristo enseña de hecho a discernir los valores que hacen al hombre, y los contravalores que lo degradan¨.
12. El pluralismo cultural invita, pues, a la Iglesia a reforzar su empeño educativo para formar personalidades fuertes, capaces de resistir al relativismo debilitante, y de vivir coherentemente las exigencias propias del bautismo. Además, la apremia a promover auténticas comunidades cristianas que, precisamente, en virtud de su propio cristianismo, vivo y operante, puedan dar en espíritu de diálogo, una contribución original y positiva a la edificación de la ciudad terrena y, con tal fin, la estimula a potenciar sus recursos educativos. Estas mismas finalidades se imponen a la Iglesia frente a otros elementos característicos de la cultura contemporánea, como el materialismo, el pragmatismo y el tecnicismo.
13. para garantizar estos objetivos, como respuesta al pluralismo cultural, la Iglesia sostiene el principio del pluralismo escolar, es decir, la coexistencia y - en cuanto sea posible – la cooperación de las diversas instituciones escolares, que permitan a los jóvenes formarse criterios de valoración fundados en una específica concepción del mundo, prepararse a participar activamente en la construcción de una comunidad y, por medio de ella, en la construcción de la sociedad.
14. Dentro de este panorama corresponde a la Escuela Católica un puesto propio en la organización escolar de las diversas naciones, teniendo en cuenta las modalidades y posibilidades que se presentan en los diversos contextos ambientales. Por medio de esta alternativa la Iglesia trata de responder a las exigencias de cooperación que se manifiestan hoy en un mundo caracterizado por pluralismo cultural. Contribuye así a promover la libertad de enseñanza y, por consiguiente, a sostener y a garantizar la libertad de conciencia y el derecho de los padres de familia a escoger la escuela que mejor responda a su propia concepción educativa.
15. Por último, la Iglesia está plenamente convencida de que la Escuela Católica, al ofrecer su proyecto educativo a los hombres de nuestro tiempo, cumple una tarea eclesial, insustituible y urgente. En ella, de hecho, la Iglesia participa en el diálogo cultural con su aportación original en favor del verdadero progreso y de la formación integral del hombre. La desaparición de la Escuela Católica constituiría una pérdida inmensa para la civilización, para el hombre y para su destino natural y sobrenatural.