Y hablando de oración, ¿qué oración más bella y completa y que comprenda tanto la vocal como la mental, que el Padre Nuestro?
"Así mismo cuando oréis, no habéis de ser como los hipócritas, que de propósito se ponen a orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, al contrario, cuando hubieres de orar, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora en secreto a tu Padre, y tu Padre, que ve lo secreto, te premiará. En la oración no afectéis hablar mucho, como hacen los gentiles, que se imaginan haber de ser oídos a fuerza de palabras. No queráis, pues, imitarlos; que bien sabe vuestro Padre lo que habéis menester antes de pedírselo. Ved, pues, cómo habéis de orar:
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS: SANTIFICADO
SEA TU NOMBRE. VENGA A NOS TU REINO. HÁGASE TU VOLUNTAD,
ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. EL PAN NUESTRO
DE CADA DIA DÁNOSLE HOY. Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS,
ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES.
Y NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN. MAS LÍBRANOS
DEL MAL. AMEN (Mt, VI·5·13).
[Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.] (Forma actual).
"Un día estando Jesús orando en cierto lugar, acabada la oracíón, díjole uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar como enseñó también Juan a sus discípulos. Y Jesús les respondió: Cuando os pongáis
a orar, habéis de decir, PADRE, SEA SANTIFICADO TU NOMBRE. VENGA A NOS TU REINO. EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLE HOY. Y PERDÓNANOS NUESTROS PECADOS, PUESTO QUE TAMBIEN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES. Y NO NOS DEJES CAER EN TENTACION. (Luc, XI-1,4).
Encontramos en la Sagrada Escritura que en dos ocasiones Nuestro Señor Jesucristo nos enseña el Padre Nuestro y nos aconseja rezarlo: públicamente en el Sermón de la Montaña, ante una gran multitud, y es el que corresponde a San Mateo y el que siempre hemos rezado tanto en la Santa Misa como en la oración particular. Y el de San Lucas Cap, XI del 1 al 4, pidiéndole los Apóstoles que les enseñara a orar, Nuestro Señor les enseña el Padre Nuestro. Tanto el de San Mateo como el de San Lucas son exactamente lo mismo; aunque en el de San Lucas encontraremos que faltan dos peticiones que son la tercera y la séptima; sin embargo la tercera "hágase tu voluntad" está implícitamente contenida en las dos primeras peticiones, pues santificando el Nombre de Dios y dejándolo reinar en nosotros se supone que hacemos su voluntad. Y la séptima: "líbranos del mal"; está contenida en "perdónanos nuestras deudas", "no nos dejes caer en tentación".
La Oración del "Padre Nuestro" es la más sencilla, sublime, excelente y completa; ya que la compuso el mismo Jesucristo y por venir de la Sabiduría misma encierra con claridad todo lo que necesitamos pedir para el alma y para el cuerpo, para nosotros y para nuestros prójimos.
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