domingo, 30 de octubre de 2016

"Es verdadero Sacramento, La gracia Sacramental y Auxilio divino para cumplir las obligaciones del matrimonio"




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.







ES VERDADERO SACRAMENTO

         38. – Y porque Cristo al consentimiento matrimonial válido, entre fieles, constituyó signo de la Gracia, tan íntimamente están unidos la razón de Sacramento y el matrimonio cristiano, que no puede existir entre bautizados “Verdadero matrimonio sin que, por lo mismo, sea ya Sacramento”.

COMENTARIO
         Aquella unión matrimonial que funda el Creador en el Paraíso terrenal, con Adán y Eva y, con trascendencia a toda la humanidad, el Verbo, quien se hace hombre y a quien llamamos Jesucristo, la eleva a Sacramento y, no por ello, contradice la Unión Bendecida en aquel tiempo; sino la sublima. (Entendamos ahora, porque dice Jesucristo, que no vino a destruir la ley, sino a perfeccionarla). Y es así, que dicho Sacramento, forma parte de uno de los Siete Sacramentos y lo reconocemos como Sacramento de Vivos, pues ha de recibirse estando en Gracia Santificante, por ello, los que van a las nupcias, han de confesarse. Este Sacramento, de alguna manera, imprime carácter, pues mientras vivan los dos cónyuges, dicho Sacramento no puede repetirse.

LA GRACIA SACRAMENTAL
         39.- Desde el momento que prestan los fieles sinceramente tal consentimiento, abren para sí mismos el tesoro de la Gracia Sacramental, de donde han de sacar energías para cumplir sus deberes y obligaciones, fiel, santa y perseverantemente hasta la muerte.

COMENTARIO
         Jesucristo da la Gracia al Sacramento, la Gracia para que los cónyuges logren ahora y, con el tiempo, no sólo sobrellevar el matrimonio, sino conquistar día a día la unión perfeccionando los anhelos; haciendo, además, que traspasen lo terreno y se eleven hacia lo trascendente. Pareciera un poema este deseo, pero no, es una bella realidad. Los esposos sostenidos y auxiliados por esta Gracia Sacramental, no han de recibirla pasivamente, sino tendrán que trabajarla en un uso consiente, de que la poseen y de que está llena de dones, de parte de Dios y, por tanto, lograrán el fin propuesto por la Iglesia y aceptado con responsabilidad por ellos.


AUXILIO DIVINO PARA CUMPLIR LAS OBLIGACIONES DEL MATRIMONIO.

         40. -  Porque esté Sacramento, en aquellos que no oponen lo que suele llamar óbice, no sólo aumenta la Gracia Santificante, principio permanente de la vida Sobrenatural, sino que añade peculiares dones, disposiciones y gérmenes de Gracia, elevando y perfeccionando las fuerzas a fin de que los cónyuges puedan, no solamente, entender, sino íntimamente saborear, retener con firmeza, querer con eficacia y llevar a la práctica cuanto pertenece a la condición del matrimonio, a sus fines y a sus deberes, concediéndoles, además, derecho al actual socorro de la Gracia, siempre que lo necesiten, para cumplir con las obligaciones de su estado.
 






COMENTARIO
         Tomemos en cuenta que hemos hablado de la Gracia del Sacramento en los dos números anteriores y que, en esté número cuarenta se confirma la fuerza, la eficacia de la Gracia cuando los dos jóvenes, que han fundado su matrimonio, reconocen lo que realmente Dios les pide en esta empresa, siempre auxiliándolos con los Divinos Dones que ofrece su Gracia.

         Actualmente, es de lamentarse el desprecio que se tiene al matrimonio: unos prefieren experimentar, pero no el matrimonio, sino una unión materialista para descubrir si les da resultado o no. ¿Cómo podrán, estás parejas entender los bienes del matrimonio, la Gracia Sacramental y la Gracia de Estado? Ellos sólo entienden el placer y sustituyen el Sacramento del matrimonio por su propia voluntad, en una junta de hombre y mujer, dónde ellos ponen principios, fines y valores. Y sí no pueden entender el Sacramento ni sus Gracias, de ninguna manera se derramarán sobre ellos esas Gracias propias de la Unión Sacramental.
         En cuanto a los que se unen Sacramentalmente, quedan muchas dudas de la efectividad del matrimonio, pues se incuban planes de separación, no quieren hijos, o sólo se casan por compromiso. Y, muy grave, abandonan los templos para contraer matrimonio en jardines, barcos, salones de fiesta etc.

         Otros llevan muy buena intención, pero la escasa preparación, el descuido e ignorancia de la Gracia y, por tanto, el poco aprovechamiento de los Dones que Dios da en el matrimonio, los conducen en poco tiempo a perder la ilusión y a abandonar el proyecto de familia.
         Los pre-matrimoniales tienen poco éxito, es verdad que dan alguna ilustración, a través de sugerencias y consejos; pero no dan la formación que se traduce en convicciones, porque es en breve tiempo y, para hacer conciencia en el ser humano hay que prepararlo desde el principio, en toda la formación del hombre, para el matrimonio o para cualquiera de los otros dos estados que ha de elegir.


Sor Clotilde

martes, 25 de octubre de 2016

Encíclica "Mortalium Animos". "La Verdadera norma en esta Materia,Sólo una Religión pude ser la verdadera"





ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera unidad religiosa)
6 DE ENERO DE 1928

        


         6. LA VERDADERA NORMA EN ESTA MATERIA. Exhortándonos, pues, la conciencia de nuestro deber a no permitir que la Grey del Señor sea sorprendida por perniciosas falacias, invocamos vuestro celo, Venerables Hermanos, para evitar mal tan grave; pues confiamos que cada uno de vosotros, por escrito y de palabra, podrá más fácilmente comunicarse con el pueblo y hacerle entender mejor los principios y argumentos que vamos a exponer, y en los cuales hallarán los católicos la norma de lo que deben pensar y practicar en cuanto se refiere al intento de unir de cualquier manera en un sólo cuerpo a todos los hombres que se llaman católicos.

COMENTARIO

         En este número seis observo que dice el Pontífice: “las perniciosas falacias”. Ciertamente la herejía protestante y las manifestaciones de algunas falsas religiones u organizaciones pseudo-filosóficas, son muy peligrosas por sus errores, pero, más aún, que el mismo error, lo son las falacias usadas para conducir y resbalar a la herejía, sea cual fuere. Hay también que hacer notar que el Papa invoca a los Obispos, para que cada uno, alrededor de su grey, se comunique y trate de hacer comprender los principios y argumentos que el Santo Pontífice expone.

7. SÓLO UNA RELIGIÓN PUEDE SER VERDADERA: La Revelada por Dios, creador de todas las cosas, nos ha creado a los hombres con el fin de que le conozcamos y le sirvamos. Tiene, pues, Nuestro Creador perfectísimo derecho a ser servido por nosotros. Pudo ciertamente Dios imponer para el gobierno de los hombres una sola ley, la de la naturaleza, ley esculpida por Dios en el corazón del hombre al crearle: y pudo después regular los progresos de esa misma ley con sólo su providencia ordinaria. Pero en vez de ella prefirió dar Él mismo los preceptos que habíamos de obedecer; y en el decurso de los tiempos, esto es desde los orígenes del género humano hasta la venida y predicación de Jesucristo, enseñó por sí mismo a los hombres los deberes que su naturaleza racional les impone para con su Creador. “Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones de muchas maneras, por medio de los Profetas, nos ha hablado últimamente por su Hijo Jesucristo”. Por donde claramente se ve que ninguna religión puede ser Verdadera fuera de aquella que se funda en la Palabra Revelada por Dios, Revelación que, comenzada desde el principio, y continuada durante la Ley Antigua, fue perfeccionada por Él mismo Jesucristo, con la Ley Nueva, ahora bien: Si Dios ha hablado -y que haya hablado lo comprueba la historia- es evidente que el hombre está obligado a creer absolutamente en la Revelación de Dios, y a obedecer totalmente sus preceptos. Y con el fin de que cumpliésemos bien lo uno y lo otro, para gloria de Dios y Salvación nuestra el Hijo Unigénito de Dios fundó en la tierra su Iglesia.

COMENTARIO

         El fundamento de este gran párrafo de la Encíclica “Mortalium Animos”, es que Dios perfectísimo, veraz por esencia, no pudo haber enseñado dos Doctrinas diferentes, dos morales distintas, dos cultos separados. Dios enseñó, desde siempre, una sola Religión y dio al hombre una naturaleza conforme a esa misma Religión, fortaleciendo su naturaleza con una Ley Positiva – los Mandamientos de la Ley de Dios- que diera fuerza, razón de ser a su Ley Natural. Posteriormente llegó Jesucristo y, aunque se diga y se hable de una nueva ley, es nueva por las circunstancias de proclamar una Religión, que no pertenecerá ya sólo a los judíos; sino que será universal para todos los hombres y para todos los tiempos. Además, ahora hay que suplir y adaptar la Religión a una elevación mayor: “Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones y de muchas maneras por medio de los Profetas, nos ha hablado últimamente por su Hijo Jesucristo”. Así que la Única Religión Verdadera, es la que se funda en la Palabra Revelada por Dios: Revelación que se inicia desde el principio y sigue por siempre hasta que llega Jesucristo. Advirtiendo que, esencialmente, desde el principio hasta el momento presente, es la misma Religión, pues, Jesucristo es Dios y no podía negar, como Dios, la Religión proclamada desde el amanecer del hombre. Por ello los judíos, quienes no creen en Jesucristo, tampoco practican la verdadera Religión, sino sólo una parte de ella.

8. LA ÚNICA RELIGIÓN REVELADA ES LA DE LA IGLESIA CATÓLICA. Así pues, los que se proclaman cristianos es imposible que no crean que Cristo fundó su Iglesia, y precisamente Una Sola. Más, sí se pregunta cuál es esa Iglesia conforme a la Voluntad de su Fundador, en esto ya no convienen  todos. Muchos de ellos, por ejemplo, niegan que la Iglesia de Cristo haya de ser visible, a lo menos en el sentido de que deba mostrarse como un sólo Cuerpo de fieles, concordes en una misma Doctrina y bajo un sólo Magisterio y Gobierno. Estos tales entienden que la Iglesia Visible no es más que la alianza de varias comunidades cristianas, aunque las doctrinas de cada una de ellas sean distintas.

SOCIEDAD PERFECTA EXTERNA Y VISIBLE. Pero es lo cierto que Cristo Nuestro Señor instituyó su Iglesia como sociedad perfecta externa y visible por su propia naturaleza, a fin de que prosiguiese realizando, de allí en adelante, la Obra de la salvación del género humano bajó la guía de una sola Cabeza con Magisterio de viva voz y por medio de la administración de los Sacramentos, fuente de la Gracia Divina; por eso en sus parábolas afirmó que era semejante a un reino, a una casa, a un aprisco y a una grey. Esta Iglesia, tan maravillosamente fundada, no podía ciertamente cesar ni extinguirse, muertos, su fundador y los apóstoles que en un principio la propagaron puesto que a Ella se le había confiado el mandato de conducir a la Eterna Salvación a todos los hombres, sin excepción del lugar ni del tiempo: “Id, pues, instruir a todas las naciones”. Y en el cumplimiento continuo de este oficio, acaso faltara la Iglesia el valor ni la eficacia, hallándose perpetuamente asistida con la presencia del mismo Cristo, que solemnemente le prometió: “He aquí que Yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos”. Por tanto, la Iglesia de Cristo no sólo ha de existir necesariamente hoy, mañana y siempre, sino también ha de ser exactamente la misma que fue en los tiempos Apostólicos, sino queremos decir -y de ello estamos muy lejos- que Cristo Nuestro Señor no ha cumplido su propósito, o se engañó cuando dijo que las puestas del infierno no habían de prevalecer contra ella.

COMENTARIO

         Iniciamos con la conclusión citada en el número siete, “Que la Única Religión Revelada es la de la Iglesia Católica y, que la Iglesia Católica es una sociedad perfecta externa y visible”. Dice Schumacher, “Que la Esencia del Cristianismo es la Vida de la Gracia” y los que están fuera de la Iglesia Católica, así como las demás sociedades o sectas no creen en la vida de la Gracia; por tanto, no pueden pertenecer a una Iglesia cuya vida esencial es la Gracia. Niegan el Santo Sacrificio de la Misa, que es, justamente, donde el Autor de la Gracia renueva su Sacrificio, baja al Altar y alimenta espiritualmente a los fieles católicos. No reconocen los Sacramentos, que son fuente de la Gracia Divina. En todo este entorno está la Doctrina Católica, está el Credo que nos expresa los mayores Misterios, entre otros, el Misterio Trinitario que es fundamental; el Misterio de la Encarnación, donde surge, en la Sagrada Escritura, el Verbo hecho Hombre: origen, centro y fin de la historia del hombre; así como la Virgen Purísima, Madre de Dios y de los hombres. El Misterio de la Redención, donde un Dios hecho hombre, padece y muere para arrancar a la creatura humana de las garras de satanás. El Misterio de la Transubstanciación: cuando admirados contemplamos a Cristo con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad; Quien después de la Consagración, es eso: Cristo, el Verbo hecho Carne, a través de las apariencias del Pan y del Vino. Substancias que ya no existen, pues ahora está Jesucristo. Y si los herejes, si los apostatas, si los pseudo-filósofos, los materialistas, ateos… no aceptan esto, es imposible hacer comunión con ellos, pues si un católico, que a ciencia y conciencia, niega una Verdad Dogmática, queda fuera de la Iglesia, con mayor razón quienes se han salido o nunca han pertenecido, no pueden adherirse sin aceptar que la Iglesia y su Doctrina, son las únicas y verdaderas; que su Autor es Jesucristo, y que dicha Iglesia goza de la providencia del Padre  y de la Luz esplendorosa del Espíritu Santo.

Clara está la cita de la Sagrada Escritura: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, todo lo que atares en la tierra, será atado en el Cielo y todo lo que desatares en la tierra, será desatado en el Cielo”. Y contemplamos en Pentecostés la Venida del Espíritu Santo, en la que se hace, digamos oficial, ante el mundo y ante todas las generaciones la fundación de la Barca de Pedro en la tierra, para que todos subamos y no nos bajemos de ella ni de su Doctrina, ni de su Moral, ni de su Verdadero Culto hasta llegar al Cielo. Y, además, anuncia su perpetuidad: “He aquí que Yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos”.



Sor Clotilde

sábado, 22 de octubre de 2016

"Beneficios de la indisolubilidad para los cónyuges, para la sociedad y otras utilidades de la indisolubilidad"





EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
 








BENEFICIO DE LA INDISOLUBILIDAD PARA LOS CÓNYUGES

         35. – Cuántos y cuán grandes beneficios se deriven de la indisolubilidad del matrimonio no podrá menos de ver el que reflexione, aunque sea ligeramente, ya sobre el bien de los cónyuges y de la prole, ya sobre la utilidad de la sociedad humana. Y, en primer lugar, en esta misma estabilidad haya el sello cierto de perennidad que reclaman de consuno, por su misma naturaleza, la generosa entrega de su propia persona y la íntima comunicación de sus corazones, siendo así que la verdadera caridad no reconoce límites.  Se establece, además, un fuerte baluarte para defensa de la castidad fiel contra los incentivos de la infidelidad que pueden provenir de causas externas o internas; se cierra la entrada al temor celoso de sí el otro cónyuge permanecerá o no fiel en el tiempo de la adversidad o de la vejes, gozando, en lugar de este temor, de seguridad tranquila; se provee a sí mismo muy convenientemente a la conservación de la dignidad de ambos cónyuges y el otorgamiento de su mutua ayuda, porque el vínculo indisoluble y para siempre duradero constantemente les está recordando haber contraído un matrimonio tan sólo disoluble por la muerte, y no en razón de estas cosas caducas ni para entregarse al deleite, sino para procurarse mutuamente bienes más altos y perpetuos. También se atiende perfectamente a la protección y educación de los hijos que debe durar muchos años, porque las graves y continuadas cargas de este oficio más fácilmente pueden sobre llevarlas los padres aunando sus fuerzas.


COMENTARIO

         El matrimonio católico lleva en sí la condición de ser indisoluble y, esa indisolubilidad, tiene efectos maravillosos cuando los matrimonios, con responsabilidad, saben entenderla, comprenderla y vivirla.

         La indisolubilidad del matrimonio, permanece en la misma esencia y naturaleza del Sacramento, por tanto, ninguno de los dos cónyuges puede romperla. Aun los que suelen separarse e incluso reunirse con otra persona, formar un falso hogar e incluso llegar al adulterio, ya han huido de la indisolubilidad, pero no han podido romperla. Porque desde el momento del sí en el Sacramento del matrimonio, han adquirido la obligación, entre otras cosas, de permanecer por siempre unidos a pesar de todos los pesares.

         Vamos a considerar sólo dos puntos de este párrafo de tan bella Encíclica.

I. La perseverancia que es fomento para la indisolubilidad matrimonial, debe, indudablemente, dar a los esposos una gran seguridad: saben perfectamente que hay que luchar para lograrla, pero las ricas consecuencias del esfuerzo, son muchas y variadas. Es muy duro pensar en los cambios constantes, es verdad que hay que escalar, pero siempre con el mismo fundamento y con la igual finalidad.

         Un matrimonio seguro que cada día lucha por mejorar, por la diaria reconquista obligatoria y, no queda en la rutina, vive con intensidad la alegría y el dolor, pero siempre en el anhelo de vivirlo los dos unidos.
         Pero lo más hermoso de esta indisolubilidad que se alcanza con oración, virtud, abnegación y gran amor, es llegar al final de la carrera con el mismo varón o con la misma esposa, ya que se fue suficientemente fuerte para conquistar y también soportar día a día a la esposa o al esposo.

         A esto se llama triunfo a la capacidad de haber amado y haber conquistado por siempre a un solo esposo o a una sola esposa.

         Porque hoy las mujeres se creen triunfadoras ante la derrota de tener uno o dos “matrimonios” o hasta tres; igualmente el hombre, cuando esto habla de libertinaje, inmadurez, vaciedad… A esto le llamamos fracaso.

         II. Cuando los padres de familia entre las bajas y altas que suele tener un matrimonio católico, son conscientes de que su matrimonio es perpetuo y para siempre y, van dando a los hijos estabilidad, los harán seguros, firmes y, en consecuencia, la conducta de esos hijos será positiva, el contacto con los demás compañeros ofrecerá vigor y alegría. Basado todo en la unidad de sus padres, el niño nace y se va desarrollando en el conocimiento del amor de un padre y de una madre, eso para él, a través del tiempo, es lo correcto, es lo que él ha ido aprendiendo al paso de algunos años. El niño, el joven, no pueden concebir naturalmente ver al padre con otra mujer o a la madre con otro hombre; pues esta conducta hace al niño o al joven inseguro, surge la decepción y el desaliento frente al rompimiento de la unidad de sus padres, que lo llenaba de dones. Pero, todavía más, aquel niño que frente a la unidad y seguridad de sus padres era tan feliz, ahora se torna triste, o desesperado y puede ir cayendo en la amargura.

         En estos últimos años vemos parejas -como dicen hoy- simplemente unidas sin ninguna bendición de Dios y sí con la anuencia de sus padres: “la modernidad”. Otros sólo se casan por lo civil y, ya un número considerable, dejan los Templos y se casan en jardines, en barcos, desde luego por la Iglesia. A mí me confunde esto, conociendo los Cánones de la Iglesia, no sé si estos matrimonios se realicen o no. Lo cierto es que se ha enfriado la Fe. Muchos sí se casan por la Iglesia y dentro del Templo, pero de entre ellos, hay un número muy preocupante de separaciones que llevan al divorcio y al adulterio.

         Lo peor de todo es el descuido de los hijos, ya que, para los hijos al separarse sus padres, se ha roto la unidad, los profundos cimientos, la jerarquía. El ver a sus padres como redentores y, ahora, todo ya deshecho, entra a la búsqueda de otras formas para llenar ese vació de valores. Hoy están con el papá y la familia del papá y mañana están con la mamá y la familia de la mamá y entonces, con doble educación para los hijos, les llega la interrogación “¿Qué es lo bueno y, que es lo malo? ¿Dónde está la firmeza la seguridad de mis padres? ¿Dónde están aquellos días en que todos estábamos unidos? Todo ha cambiado, yo tengo que cambiar”.  Y así vemos en el momento presente una sociedad decadente: Hogares que no lo son, hijos que desbarran hacia el libertinaje, las drogas y, tristemente, al crimen.

         Pero papá y mamá ya no se aman y van a realizarse por otro lado, olvidándose que la máxima realización es la paternidad y la maternidad y que su mayor responsabilidad, ante Dios y ante los hombres, son los hijos.


PARA LA SOCIEDAD.

         36. – Ni son menores los bienes que se derivan para la sociedad, porque nos consta por la experiencia que la inquebrantable firmeza del matrimonio es ubérrima fuente de honrada vida y de integridad moral, y guardando este orden están garantizadas la felicidad y el bienestar de la república, ya que tal será la sociedad cuales son las familias y los individuos de que consta, como el cuerpo se compone de sus miembros. Por lo cual todos aquellos que denodadamente defienden la inviolable estabilidad del matrimonio prestan un gran servicio al público de la sociedad humana.

COMENTARIO

         Así como el cuerpo en relación con el alma tiene tal unión, que resulta una persona humana indivisible e incomunicable, e incluso lleva el hombre en él la vida racional, la vida animal, la vida vegetativa con sus funciones e incluyendo, la conformación en su cuerpo de la existencia mineral en una sola unidad; pues de la misma forma, la persona humana conforma, con todos sus prójimos, una sociedad que sufre y goza según las acciones y actitudes de cada una de esas personas. Un movimiento cualquiera afecta invariablemente a la sociedad entera. Todo lo nuestro, bueno o malo, trasciende a toda la sociedad y lo de otros y de la sociedad, influye de una u otra forma en nuestra propia persona. Por consiguiente, los matrimonios que viven la indisolubilidad, así como sus propios hijos, van dejando una huella positiva, aunque esta huella pudiera perderse en este maremágnum de hoy en la sociedad. Lógicamente los que no entienden de valores, de principios y, por tanto, no dan importancia al matrimonio y menos a su indisolubilidad, van marcando con llagas purulentas a esta sociedad que hoy escandaliza por su impiedad y libertinaje. 


OTRAS UTILIDADES DE LA INDISOLUBILIDAD

         37. – Pero  en este bien del Sacramento, además de la indisoluble firmeza, están contenidas otras utilidades mucho más excelsas y altísimamente designadas por la palabra Sacramento, pues tal nombre no es para los cristianos vacuo ni vació, ya que Cristo Nuestro Señor “Fundador de los venerandos Sacramentos” elevando el matrimonio de sus fieles a verdadero y propio Sacramento de la Nueva Ley, lo hizo signo y fuente de una peculiar gracia interior, por lo cual aquel su “Natural amor se perfeccionase, se confirmará su indisoluble unidad y los cónyuges fueran santificados”.

COMENTARIO

         Aquí veremos que el Sacramento que hace indisoluble el matrimonio y que regala no sólo la Gracia Santificante, a través del Sacramento, sino que da una Gracia de estado, el estado del matrimonio y, en la medida que los esposos se determinen por vivir unidos para siempre, en esa medida tendrán perennemente la Gracia de estado que les ayudará a sobre llevar y a superar las naturales dificultades de la vida matrimonial, así como la espera de los hijos y la educación de los mismos. Reconociendo, que ese respeto al matrimonio, por ser indisoluble, los conducirá a ellos y a sus hijos, después de haber cooperado con Dios a una mejor sociedad. Y los conducirá al Cielo.



Sor Clotilde

martes, 18 de octubre de 2016

Encíclica "Moetalium Animos" : Ansia de paz y de fraternidad, La Fraternidad en Religión (inicio)




INTRODUCCIÓN A LA ENCÍCLICA “MORTALIUM ANIMOS”

                La vida presente hemos de tomarla con responsabilidad, y esa responsabilidad, consiste en conocer mi origen, mi fin y el camino inspirado por Dios para lograr mi felicidad eterna. Sólo una vez hemos de pasar por este valle y, sólo una vez tendremos que dar cuenta a Nuestro Señor Jesucristo de la flojedad, indiferencia o interés que tuvimos para cumplir la Voluntad de Dios.

         El día que lleguemos al juicio particular, le diremos a Dios: “Es que no sabía Señor” “y, ¿Por qué no sabías? Dejé una Doctrina, una regla de conducta y un conjunto de verdades para que iluminaran tu Fe y alcanzaras lo encomendado”.

         Católico: no podremos decirle a Nuestro Señor que no sabíamos: nacimos como mexicanos, al calor de la Santísima Virgen María y, en el andar de los tiempos, se nos ha dado la oportunidad de conocer la Revelación Divina, la Santa Misa, los Sacramentos, la Gracia. Además de predicaciones, enseñanzas catequéticas, conversaciones ilustrativas y, ahora el internet que, aunque inundado en gran parte de basura y lodo, tiene en su haber enseñanzas muy buenas que encontramos de labios de Sacerdotes y de Santas opiniones de seglares.

         Procura ir meditando esta preciosa Encíclica de Su Santidad Pío XI (a esto llamamos Magisterio Eclesiástico).

         Seguiré los domingos con la Encíclica del Papa Pío XI  Casti Connubii y los miércoles, también del Papa Pío XI, la Encíclica Mortalium Animos.

ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera unidad religiosa)
6 DE ENERO DE 1928







1.Ansia Universal de Paz y Fraternidad. Nunca quizá como en los actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un tan vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad humana los vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen y naturaleza nos unen y enlazan a unos con otros.
Porque no gozando todavía las naciones plenamente de los dones de la paz, antes al contrario, estallando en varias partes discordias nuevas y antiguas, en forma de sediciones y luchas civiles y no pudiéndose además dimitir las controversias, arto numerosas, acerca de la tranquilidad y prosperidad de los pueblos sin que intervengan en el esfuerzo y la acción concordes de aquellos que gobiernan los estados, y dirigen y fomentan sus intereses, fácilmente se hecha de ver -mucho más conviniendo todos en la unidad del género humano-, porqué son tantos los que anhelan ver a las naciones cada vez más unidas entre sí por esta fraternidad universal .

COMENTARIO

Esta interesante Encíclica del Papa Pío XI, escrita el 6 de enero de 1928, está pisando no sólo otra época histórica, sino, de la misma manera, otro espíritu cristiano; sin embargo, los gobernantes, que nunca cambian y cuya finalidad es el poder, el dominio, el dinero y en otros, los más débiles, el servilismo hacia los grandes; sí podemos decir que son los mismos del momento presente.

En cambio, al mundo de hoy, en una palabra, en cuanto a la Caridad, no le importa en lo absoluto la fraternidad, sólo le interesa su ego y lo que le pertenece; por otro lado, la diferencia moral y religiosa del actual cristiano, no lo invita a una fraternidad universal.

2.La Fraternidad en Religión. Congresos Ecuménicos. Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la nueva ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ella esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la Profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes, e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, a cristianos y hasta aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la Divinidad de su Persona o Misión.


COMENTARIO


De este número dos, bástenos considerar la antigüedad con que ya se pretende asociar el error con la mentira en pos de una falsa unidad. Con razón a estas alturas vivimos un sincretismo y pluralismo religioso. Reflexionemos igualmente, cómo el Santo Padre Pío XI se adhiere, sin reserva, a la Única Verdad: “Cristo y su Doctrina y no puede haber otra forma de actuar o pensar en aras de una pretendida bondad”. Para amarnos mutuamente, tenemos que identificarnos en nuestras mutuas convicciones, y cuando la verdad es fundamental, ¡Qué digo! Esencial, es imposible entenderse el error y la Verdad.


3.Los Católicos no pueden aprobarlo. Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, porque están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas la Religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingenito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no solo yerran y se engañan, sino también rechazan la Verdadera Religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco viene a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente, se sigue que, cuanto se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la Religión Revelada por Dios.



COMENTARIO

Despertemos a la Verdadera Fe, para entender con claridad los conceptos fundados en la Única y Verdadera Religión de este gran Papa y veamos, como el católico y no católico, desde que ha escuchado el slogan “todas las religiones son buenas, todas nos llevan a Dios” ha perdido no sólo la sensibilidad espiritual, sino la seguridad, la firmeza, traicionado la verdad y viviendo liberalmente en pésimas costumbres naturalistas, ateístas y teístas, con un falso teísmo. Hoy, sería difícil encontrar un niño Santo que, luchando por la verdad, fuera torturado y perdiera la vida.

4.Otro error. – La unión de todos los cristianos. - Argumentos falaces. Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuanto invocan el Nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones, y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los deseos que Él manifestó al rogar a su Padre que sus disimulos fuesen una sola cosa? Y el mismo Jesucristo ¿Por ventura no quiso que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor mutuo: en esto conocerán todos que son mis discípulos, en que os améis los unos a los otros? ¡Ojalá –añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos! MUCHO MÁS PODRÍAN HACER PARA RECHAZAR LA PESTE DE LA IMPIEDAD QUE, DESLIZÁNDOSE Y EXTENDIÉNDOSE CADA VEZ MÁS, AMENAZA DEBILITAR EL EVANGELIO.


COMENTARIO

No sólo, asoma la cola el diablo, sino que presenta su atrevimiento y audacia a través de los traidores que citan textos de la Sagrada Escritura y, las mismas palabras de Jesucristo, para confundir al mundo y enseñar un falso cristianismo. Meditemos cada párrafo de esta Encíclica que, además de ser un tesoro para la Fe, es un gran estímulo para seguir luchando por la Única Verdad, “La Verdad de Jesucristo”. Bendito sea Su Santidad Pío XI que nos deja esta preciosa Encíclica, que nos da ánimo en tan graves momentos.

5.Debajo de esos argumentos se oculta un error gravísimo. Estos y otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados “Pan-cristianos”; los cuales, lejos de ser pocos en número han llegado a formar legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí en materia de Fe.

COMENTARIO

En aquel tiempo, según el comentario del Santo Padre, eran muchos y guiados por los mismos católicos que, a mi parecer, ya eran infiltrados y enemigos de la Fe. Pero, ahora, ¿Qué diremos? Hoy no son muchos, hoy son masas y mientras los enemigos promueven por abajo y por encima una peligrosa unidad de los cristianos, los cristianos desinformados, ignorantes y, sobre todo sin un verdadero espíritu católico, pues ya hace mucho que transitan en la ambigüedad, van felices aceptando la unión de doctrinas las cuales es imposible identificar y menos que haya identidad.


Sor Clotilde

Encíclica "Moetalium Animos" : Ansia de paz y de fraternidad, La Fraternidad en Religión (inicio)




INTRODUCCIÓN A LA ENCÍCLICA “MORTALIUM ANIMOS”

                La vida presente hemos de tomarla con responsabilidad, y esa responsabilidad, consiste en conocer mi origen, mi fin y el camino inspirado por Dios para lograr mi felicidad eterna. Sólo una vez hemos de pasar por este valle y, sólo una vez tendremos que dar cuenta a Nuestro Señor Jesucristo de la flojedad, indiferencia o interés que tuvimos para cumplir la Voluntad de Dios.

         El día que lleguemos al juicio particular, le diremos a Dios: “Es que no sabía Señor” “y, ¿Por qué no sabías? Dejé una Doctrina, una regla de conducta y un conjunto de verdades para que iluminaran tu Fe y alcanzaras lo encomendado”.

         Católico: no podremos decirle a Nuestro Señor que no sabíamos: nacimos como mexicanos, al calor de la Santísima Virgen María y, en el andar de los tiempos, se nos ha dado la oportunidad de conocer la Revelación Divina, la Santa Misa, los Sacramentos, la Gracia. Además de predicaciones, enseñanzas catequéticas, conversaciones ilustrativas y, ahora el internet que, aunque inundado en gran parte de basura y lodo, tiene en su haber enseñanzas muy buenas que encontramos de labios de Sacerdotes y de Santas opiniones de seglares.

         Procura ir meditando esta preciosa Encíclica de Su Santidad Pío XI (a esto llamamos Magisterio Eclesiástico).

         Seguiré los domingos con la Encíclica del Papa Pío XI  Casti Connubii y los miércoles, también del Papa Pío XI, la Encíclica Mortalium Animos.

ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera unidad religiosa)
6 DE ENERO DE 1928







1.Ansia Universal de Paz y Fraternidad. Nunca quizá como en los actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un tan vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad humana los vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen y naturaleza nos unen y enlazan a unos con otros.
Porque no gozando todavía las naciones plenamente de los dones de la paz, antes al contrario, estallando en varias partes discordias nuevas y antiguas, en forma de sediciones y luchas civiles y no pudiéndose además dimitir las controversias, arto numerosas, acerca de la tranquilidad y prosperidad de los pueblos sin que intervengan en el esfuerzo y la acción concordes de aquellos que gobiernan los estados, y dirigen y fomentan sus intereses, fácilmente se hecha de ver -mucho más conviniendo todos en la unidad del género humano-, porqué son tantos los que anhelan ver a las naciones cada vez más unidas entre sí por esta fraternidad universal .

COMENTARIO

Esta interesante Encíclica del Papa Pío XI, escrita el 6 de enero de 1928, está pisando no sólo otra época histórica, sino, de la misma manera, otro espíritu cristiano; sin embargo, los gobernantes, que nunca cambian y cuya finalidad es el poder, el dominio, el dinero y en otros, los más débiles, el servilismo hacia los grandes; sí podemos decir que son los mismos del momento presente.

En cambio, al mundo de hoy, en una palabra, en cuanto a la Caridad, no le importa en lo absoluto la fraternidad, sólo le interesa su ego y lo que le pertenece; por otro lado, la diferencia moral y religiosa del actual cristiano, no lo invita a una fraternidad universal.

2.La Fraternidad en Religión. Congresos Ecuménicos. Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la nueva ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ella esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la Profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes, e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, a cristianos y hasta aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la Divinidad de su Persona o Misión.


COMENTARIO


De este número dos, bástenos considerar la antigüedad con que ya se pretende asociar el error con la mentira en pos de una falsa unidad. Con razón a estas alturas vivimos un sincretismo y pluralismo religioso. Reflexionemos igualmente, cómo el Santo Padre Pío XI se adhiere, sin reserva, a la Única Verdad: “Cristo y su Doctrina y no puede haber otra forma de actuar o pensar en aras de una pretendida bondad”. Para amarnos mutuamente, tenemos que identificarnos en nuestras mutuas convicciones, y cuando la verdad es fundamental, ¡Qué digo! Esencial, es imposible entenderse el error y la Verdad.


3.Los Católicos no pueden aprobarlo. Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, porque están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas la Religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingenito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no solo yerran y se engañan, sino también rechazan la Verdadera Religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco viene a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente, se sigue que, cuanto se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la Religión Revelada por Dios.



COMENTARIO

Despertemos a la Verdadera Fe, para entender con claridad los conceptos fundados en la Única y Verdadera Religión de este gran Papa y veamos, como el católico y no católico, desde que ha escuchado el slogan “todas las religiones son buenas, todas nos llevan a Dios” ha perdido no sólo la sensibilidad espiritual, sino la seguridad, la firmeza, traicionado la verdad y viviendo liberalmente en pésimas costumbres naturalistas, ateístas y teístas, con un falso teísmo. Hoy, sería difícil encontrar un niño Santo que, luchando por la verdad, fuera torturado y perdiera la vida.

4.Otro error. – La unión de todos los cristianos. - Argumentos falaces. Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuanto invocan el Nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones, y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los deseos que Él manifestó al rogar a su Padre que sus disimulos fuesen una sola cosa? Y el mismo Jesucristo ¿Por ventura no quiso que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor mutuo: en esto conocerán todos que son mis discípulos, en que os améis los unos a los otros? ¡Ojalá –añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos! MUCHO MÁS PODRÍAN HACER PARA RECHAZAR LA PESTE DE LA IMPIEDAD QUE, DESLIZÁNDOSE Y EXTENDIÉNDOSE CADA VEZ MÁS, AMENAZA DEBILITAR EL EVANGELIO.


COMENTARIO

No sólo, asoma la cola el diablo, sino que presenta su atrevimiento y audacia a través de los traidores que citan textos de la Sagrada Escritura y, las mismas palabras de Jesucristo, para confundir al mundo y enseñar un falso cristianismo. Meditemos cada párrafo de esta Encíclica que, además de ser un tesoro para la Fe, es un gran estímulo para seguir luchando por la Única Verdad, “La Verdad de Jesucristo”. Bendito sea Su Santidad Pío XI que nos deja esta preciosa Encíclica, que nos da ánimo en tan graves momentos.

5.Debajo de esos argumentos se oculta un error gravísimo. Estos y otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados “Pan-cristianos”; los cuales, lejos de ser pocos en número han llegado a formar legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí en materia de Fe.

COMENTARIO

En aquel tiempo, según el comentario del Santo Padre, eran muchos y guiados por los mismos católicos que, a mi parecer, ya eran infiltrados y enemigos de la Fe. Pero, ahora, ¿Qué diremos? Hoy no son muchos, hoy son masas y mientras los enemigos promueven por abajo y por encima una peligrosa unidad de los cristianos, los cristianos desinformados, ignorantes y, sobre todo sin un verdadero espíritu católico, pues ya hace mucho que transitan en la ambigüedad, van felices aceptando la unión de doctrinas las cuales es imposible identificar y menos que haya identidad.


Sor Clotilde