domingo, 27 de mayo de 2018

Continuación de: Vocación de una Reyna


¿CUÁL FUE, ENTONCES LA VOCACIÓN DE ISABEL LA CATÓLICA?
Isabel fundamentó su vocación de estado, el matrimonio, así como su vocación personal que consistió en el llamado grandioso “del descubrimiento, la conquista y Evangelización de América”, en su Vocación Universal y esta será, el fuego que mueva su vida eterna.
Cada uno de los actos de la Reyna fueron engarzados, jamás desunidos del punto primordial, que constituyo para ella la Vocación Universal: La Santidad.
Y si consideramos a la Reyna extraordinaria, es, no solo por la riqueza de dones que recibió de Dios y su correspondencia, sino por es fuerza que poseía y que emanaba de lo sobrenatural. Si ella no hubiera seguido su camino de Santidad, no hubiéramos visto realizarse el triunfo de Dios en América. Su alma y todo su ser vivió pendiente del prójimo, de su patria; pero no únicamente a nivel natural, sino trascendiendo, elevándose para elevarlos a todos y lograr el conocimiento del único y verdadero Dios.
En cuanto a su vocación de estado, es verdaderamente ejemplar la manera en que elige a su consorte: Alfonso Rey de Portugal, el Duque de Berri y Fernando de Aragón, entre otros, pretenden a Isabel. Ella prefiere a su primo Fernando de Aragón, pero no se precipita y antes de decidir, se pone en oración y manda investigar a los candidatos para descubrir cuál ha de ser, según Dios el verdadero compañero de vida y de sus obras. Y sin pensar en ningún momento en sí misma, sino en el bien de España, se decide, ya considerada la conducta de los tres, por Fernando de Aragón mirando en su momento hacia el futuro: la unión de un sólo Reino, el logro de una Patria Unida.
No se le ve apasionada o inquieta, y no porque fuera una fría mujer, sino porque siendo una joven de oración y virtud, espera que a través del Arzobispo de Toledo, pueda escuchar el Mandato Divino: así se realiza el matrimonio de Isabel con Fernando el 19 de octubre de 1569 en el Palacio que Juan de Vivero poseía en Valladolid. No cabe duda que este matrimonio fue uniendo a España. Con esto Isabel la Santa, nos da muestra de su gran prudencia y perspicacia política y ante todo, sabe actuar en el momento mirando la Gloria de Dios y el bien de las almas. El tiempo y la historia le han dado la razón a Isabel; ya que fue un matrimonio unido para el bien: Fernando no sólo fue apoyo y confidente, sino que respetó en plenitud el camino de Isabel, viviendo su propio camino.
Sin embargo la Reyna Isabel no solo es la conquistadora, andariega y gobernante; es la mujer de su hogar, todo en orden, en paz, nunca se puso el Rey ninguna prenda, que ella no hubiera hilado y cosido. En cuanto al Cuarto Mandamiento como madre, fue ejemplar: a sus cinco hijos los educa en el Amor de Dios, llevando para ellos profesores de Religión, filosofía, historia y humanidades. Suele incluso presidir las lecciones.
Pero su cuidado no se limitaba a los suyos, se extendía a sus doncellas y criados, enseñándoles a vivir las buenas costumbres de las que ella era maestra.
Sin olvidar, que a pesar de que sus biógrafos la consideran, en dotes naturales superior a las de Fernando, ella fue siempre una esposa obediente, dócil, que en todo consultaba a su esposo. Es justo decir algo del Rey Fernando: hombre cristiano, inteligente, de gran valentía y que supo aconsejar y dar apoyo a las empresas de la Reina. Inolvidables son las frases del Rey Fernando  al referirse al Reino de Granada: “yo sabré arrancar los granos uno a uno de esa granada”. Igualmente ofrece el Tesoro de Aragón, si necesario hubiere sido, para el Descubrimiento del Nuevo Mundo.
Volvemos a la Reyna: su vocación personal la encontramos en el Descubrimiento y Evangelización del Nuevo Continente, cualquiera dirá que ella no llegó al Nuevo Mundo, es verdad, pero en los altos juicios de Dios es claro que sin ella, los otros grandes hombres: Colón, Cortés, etcétera, no hubieran logrado lo que el Señor había encargado a Isabel.
Tomando en cuenta que aunque ella no llegó físicamente al Continente, sí trabajó con ardor por esa llegada y por esa Evangelización. Amó entrañablemente a esta nueva raza y por sus sacrificios, Dios en sus misterios dio el triunfo al Nuevo Continente.

Continuará: PREPARACIÓN DE ISABEL PARA REALIZAR SU VOCACIÓN.

domingo, 13 de mayo de 2018


Continuación de: Vocación de una Reyna


VOCACIÓN PERSONAL
Sobre estas tres columnas vocacionales, a las cuales podríamos llamar principios o fundamento, hallamos la vocación personal. ¡El Espíritu Santo se luce en las almas, dándoles, no digo matices, sino gigantescas llamas que asombran al mundo en su infinita variedad!.
La creación es hermosa por su variedad en la unidad de la cual resulta la armonía. La igualdad no enriquece, es monótona y nada creativa, así que el Eterno Padre a quién se le atribuye la creación, nos mantiene asombrados ante la belleza y misterio de su OBRA CREADORA.

El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, de quien reconocemos recibir los medios y el estímulo hacia nuestra santificación, nos arrebata al éxtasis cuando contemplamos en nuestros hermanos la variedad infinita de caminos, de facetas y dones que les otorga para la consecuencia del Fin. Este conjunto de dones que regala a cada persona, son los medios y señales para la realización de su vocación personal.
La Vocación Universal y la Vocación de Estado han de conjugarse con la vocación personal, con la cual, cada hombre vivirá en la sociedad, en la Iglesia, en el mundo su especifica vocación, no de manera aislada sino en Preciosa Comunión con sus hermanos, y así lograr todos la Vocación Universal.
Leemos a través de la Historia a un San Agustín, a un Santo Domingo, los dos religiosos, los dos fundadores, trabajando por el logro de la distinta encomienda personal que Dios ha dado a cada quien. Santa Rita de Casia y Santa Eduviges, las dos casadas, las dos viviendo el mismo Evangelio, pero dentro de su estado matrimonial, en ambas aparece la luz brillante de la Vocación personal.
A los estudios, los oficios, los empleados y demás, podríamos llamar vocaciones relativas, es decir, que favorecen a la vocación universal, de estado y personal: también podemos considerarlas como medios, apoyos, pero no son absolutamente necesarias, si no entran en el plan de la vocación personal del sujeto.
Importante es la vocación para el hombre en sí, como para su relación con la Iglesia, con la familia, con la sociedad, con el mundo y sobre todo con el mismo Dios.
Dios todo lo ordena con transparente y necesaria intensión y siempre con una finalidad: no pierde el tiempo, elige, acomoda, enseña e invita según los planes de su sabiduría Infinita.
A pesar del Pecado Original y de la concupiscencia del hombre, la armonía de la creación se realizaría si cada uno viviera, con rectitud y a la luz de la gracia, su propia vocación.

GRANDES VOCACIONES
Cristo, Dios Y Hombre Verdadero, quien siendo Dios es Hombre y siendo Hombre es Dios por la Unión Hipostática, misteriosamente tuvo su propia vocación en cuanto Hombre, la cual llevó hasta el fin con su absoluta determinación de DIOS-HOMBRE. La más sublime y trascendente de las vocaciones de manera infinita es: la REDENCIÓN del género humano por el camino de la cruz: sin el cumplimiento de esta expectante y misteriosa vocación, no hubiera sido posible que el hombre conociera, aceptara y llevara al éxito el llamado de Dios.
Y esto lo comprendió perfectamente la Virgen María, como Madre de Dios y de los hombres corredentora con Cristo, pues si no clavad en la Cruz, si al pie de la Cruz.
La más grande y sublime vocación de entre toda creatura corresponde a la Santísima Virgen. Después de ella, Reyna de los Cielos y de la Tierra, contemplamos a San José, en su excelsa vocación de Padre Putativo de Jesús.
San Pedro, Primer Papa, cuyo llamado se encuentra en la Revelación Divina y a quien Cristo primero invita a ser discípulo: “ tú eres Simón el hijo de Juan; tú te llamaras Cefas (que significa Pedro o Piedra)” (Juan 1-42).
Posteriormente, el mismo Cristo le profetiza el papado “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mateo 16-18).
Enseguida, en aquella Santa e inolvidable Cena Pascual, cuando Cristo instituye la Eucaristía y el Sacerdocio Católico, Pedro es ordenado Sacerdote, en unión con los demás Apóstoles: “Haced esto en memoria mía” (Luc.22-19 y 20, 1 Cor. X 24-25).
Y finalmente después de la Pasión y Muerte de Cristo, Él lo confirma como Papa en aquel bellísimo dialogo sobre el amor de todo un Dios en su creatura: “¿me amas Pedro?”. “Señor, Tú sabes que te amo” (Juan 21-15-18).
Notemos, cómo para llegar al termino de la verdadera vocación, hay que dejar que Dios nos haya conducido.
No quiero pasar por alto la gran vocación de Aristóteles, quien aún siendo pagano, con la Asistencia Divina llega al descubrimiento, a través de la razón, de un solo Dios, del alma espiritual, del premio o castigo según las obras…así construye el camino, por designios del Eterno Padre, el Doctor Angélico, quien habrá de realizar parte de su vocación Cristianizando lo Cristianizable de la filosofía Griega.
Em el tiempo y en el espacio se han truncado infinidad de vocaciones, pero igualmente, sin poderlas contar, se han realizado en pos del Arte, de la Ciencia, de la Historia, de la Filosofía, de la Salud, del remedio a la pobreza, de la lucha a favor de la de la verdad y la justicia, en todos sus aspectos. Igualmente de la fundación de nuevas Familias Religiosas, en fin…pero tanto unas como otras, para obtener éxito, primero han de considerar el verdadero llamado de Dios con la intención clara de cimentar la Fe en la familia y en la sociedad; tanto en el orden natural, como en el sobrenatural, y todo esto orientado hacia la Vocación Universal.

Continuará: ¿CUÁL FUE, ENTONCES LA VOCACIÓN DE ISABEL LA CATÓLICA?

domingo, 6 de mayo de 2018

La  Sección Cultural del

“Real Club España”





Presenta la Conferencia

Vocación de una Reyna

Por Sor Clotilde García Espejel E.D.

Sábado 12 de junio de 2003

                                                              Salón Hispano Mexicano





¨Vocación de una Reyna¨

La realidad es que todo ser humano trae su peculiaridad y propia vocación, del mismo modo que tiene su propia alma creada por Dios para ese cuerpo, los cuales alma y cuerpo al unirse substancialmente, logran su personalidad irrepetible y, aunque esencialmente sea igual que todo hombre, en su propio ser es distinto del otro, como lo son entre si Pedro, Pablo, Juan etc. Por lo tanto trae su propio camino hacia un deber que lo ha de conducir hacia su fin terrenal, el cual lo llevara a unirse con sus hermanos para lograr juntos la Bienaventuranza Eterna. Y quien no lo logra, quien no alcanza esa meta, habrá fracasado…pues “ ¿de qué sirve al hombre ganar todo el mundo, si al fin pierde su alma?”.
NATURALEZA DE LA VOCACIÓN
¿Qué es la vocación? La vocación esencialmente es un llamado a vivamos en armonía el camino al que hemos sido invitados. Nominalmente, vocación, del Latín Vocatí, vocare, llamar…y , ¿quién llama? El que llama el que invita es Dios. El que elige a cada alma unida sustancialmente a su propio cuerpo para que entreteja sus vidas en combinación con sus hermanos, desarrollándola de manera personal y sui generis, pero en tal armonía con la Ley de Dios y su naturaleza humana que glorifique al Creador en todo.
Siglos antes, en el tiempo que no es tiempo y que, por tanto no puede contarse: aún no concebida la persona en el vientre materno ya en la mente de Dios, en la perene y eterna estabilidad Divina permanece de alguna forma (futurible) la creatura a su llamado personal.
Concibe la madre, y en ese preciso instante, Dios crea el alma para ese cuerpo, a quien sin saberlo, ya Dios le ha encendido la luz de su camino. Después de haber gozado el seno materno, el niño aparece en este jardín de la tierra, donde será una flor más, pero diferente. Llegando al uso de la razón, el sujeto empieza a vislumbrar y comprender poco a poco el llamado de Dios.
Corresponde a los Padres de Familia, a los Ministros de la Iglesia Católica y a los educadores descubrir, para ayudar, hacia donde señala la brújula del camino del hombre, analizando, inclinaciones, aptitudes posibles, limitaciones, defectos, para orientarlos hacia su verdadero destino.
No olvidemos que somos un compuesto de materia y de espíritu formando un solo ser, pero siempre correlacionados mutuamente y orientados a la elevación de la naturaleza.
VOCACIÓN UNIVERSAL
Hay una vocación que es igual para todo hombre y se le denomina “ Vocación Universal”. Llamase así a aquella que invita a toda la humanidad, de la misma manera y se resume en los sencillos, pero no menos bellos y profundos conceptos del incomparable Catecismo del Padre Jerónimo de Ripalda: “¿para qué fin fue creado el hombre?” Y responde, el mismo Padre “Para amar y servir a Dios en toda su vida y después verle y gozarle en la otra”, cuyo fruto será la Santidad: “seréis pues, vosotros perfectos, cómo vuestro Padre Celestial perfecto” (Mateo V-5,48). ¡El que escapa de las manos de Dios no alcanza su Santificación!
VOCACIÓN DE ESTADO
A ese llamado Universal, se une la vocación de estado: matrimonio, celibato o vida consagrada por los Votos Religiosos u Orientación Sacerdotal. No hay otra vocación de estado.
Esta vocación de estado fundamental, el hombre y la mujer han de elegir su estado de vida, de acuerdo con el llamado de Dios para lograr un matrimonio cristiano y en consecuencia, una familia ideal, una Santa y útil vida de soltería o un ejemplo viviente de Religiosa o Sacerdote.

Continuará…Vocación Personal