viernes, 26 de febrero de 2016

"TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA"

TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA


         “También sí eres humilde y actúas con modestia, con este proceder encontraras no menos de cuanto hemos dicho hasta aquí un modo de destruir el pecado: de ello tienes un ejemplo en el publicano, que, si bien no pudo recordar ante Dios su buena conducta en lugar de buenas obras presentó su humildad y se vio liberado del gran peso de sus innumerables pecados. Resumiendo: te he recordado, pues, cinco caminos de penitencia: Primero, la confesión de los pecados; Segundo, el perdonar las ofensas de nuestro prójimo; Tercero, la oración, Cuarto, la limosna; y Quinto la humildad. No permanezcas, por lo tanto, ocioso, más bien procura caminar cada día por la senda de estos senderos; esto, en efecto, resulta fácil y no te puedes excusar aduciendo tu pobreza, porque aún, si vivieras en la gran penuria podrías deponer tu ira y mostrarte humilde, podrías orar asiduamente y confesar tus pecados; la pobreza no es obstáculo para dedicarte a estas prácticas. Pero, ¿Qué estoy diciendo? La pobreza no impide de ninguna manera andar por aquel camino de penitencia que consiste en seguir el mandato del Señor, distribuyendo los propios bienes -hablo de la limosna- pues esto lo realizó aquella viuda pobre que dio sus dos pequeñas monedas. Ya que has aprendido con estas palabras a sanar heridas, decídete a usar estas medicinas y así, recuperada ya tu salud, podrás acercarte confiado a la Mesa Santa y salir con gran dicha al encuentro del Señor, Rey de la Gloria, y alcanzar los bienes eternos. Por la Gracia, la Misericordia y la benignidad del Salvador” (San Juan Crisóstomo -347-407. Homilía 2. Sobre el Diablo tentador).
            Esta breve homilía del gran predicador San Juan Crisóstomo sírvanos para entender el concepto de la Divina Misericordia, Infinita y Eterna; universal en tiempo espacio y ser humano. Pero también entendamos las condiciones para alcanzar la Misericordia del Señor y no convirtamos el concepto en un pregón o lo que es peor un común slogan. A reserva de mi próximo artículo sobre la Misericordia, he expuesto el texto de San Juan Crisóstomo para que mediten sobre su propia conversión.

Sor Clotilde

 

sábado, 20 de febrero de 2016

"Ecumenismo"

IGLESIA SÓLO HAY UNA Y NADIE PUEDE FUNDAR OTRA.

“ECUMENISMO”
¡CUIDADO!

            Entre los innumerables errores que ha provocado en los católicos, la falsa interpretación de “LA LIBERTAD RELIGIOSA”, está en creer y enseñar: “QUE TODAS LA RELIGIONES SON BUENAS, QUE TODAS LAS RELIGIONES NOS CONDUCEN A DIOS”.
            Esto proclaman personas incrédulas, medio creyentes, aunque también, para dolor y confusión nuestra, lo escuchamos con tristeza y decepción, de labios de católicos, incluso de aquellos que frecuentan la Comunión Sacramental y que rezan diariamente el Santo Rosario. Añadiendo que son católicos con cierta preparación religiosa. En cambio, no se realiza esa traición en los integrantes de las Sectas o falsas religiones. Increíblemente, los que están en el error son más celosos de él, que nosotros de la Verdad Eterna.
            Con gran sorpresa hemos descubierto católicos que se asocian a sectas protestantes para “conocer mejor a Dios” ¿A cuál dios? Mientras tanto los hijos de Lutero, directos o de los divididos por el libre examen, se aprovechan para llevarse de la luz a las tinieblas a nuestros frágiles católicos.
            Según lo expuesto, el mundo inverso y confuso de hoy, concibe por libertad religiosa el derecho absoluto de escoger, de seguir cualquier religión que le convenga, y asocia ese derecho a la seguridad de la salvación eterna, -eso si aún cree en la existencia de las postrimerías- Por consiguiente, el que intente disuadirlo de su error, es calificado de falto de respeto a la persona humana y a la libertad religiosa.
            ¡Espantosa y grave concepción! quizá una de las más trascendentes de nuestra era, pues es, por su importancia, una de las que más trastorna el criterio y la fe del hombre de nuestro tiempo.
            Empecemos por entender que no hay libertad absoluta. Absoluto sólo Dios, pues el absoluto que usamos para lo creado y en lo creado, sólo es figura, analogía o relatividad.
            La perfección de la libertad reside en que ésta goza de derechos y tiene deberes que cumplir. La libertad no se obstaculiza o limita con los deberes, ni se hace omnímoda con los derechos… Repito: estos deberes y derechos la conducen a la perfección y a una elevación que, lógicamente, enaltece y perfecciona al hombre. Por tanto, la libertad religiosa, para ser autentica, necesita surgir de la luz y tender hacia ella y no emerger de la obscuridad, buscando en las tinieblas la luz e ir en busca de la verdad y no de la mentira y la ambigüedad. El hombre únicamente se realiza, llega a su fin, en consecución del bien y de la verdad. ¿Y dónde mejor ha de encontrar el auténtico Bien y la Eterna Verdad, sino en la Religión Católica fundada por Nuestros Señor Jesucristo?
            La verdad religiosa indudablemente que lleva a la libertad, no absoluta, pero sí proporcionalmente plena. Decimos no absoluta en cuanto que, como creaturas, no tenemos capacidad de asimilar lo eterno plenamente; pero sí proporcionalmente absoluta, porque siendo creaturas participamos de la Única Doctrina de la Verdad Absoluta, que es Dios.
            A mayor esclavitud, menor libertad; y si cualquier dependencia o pasión coarta la libertad, ¿Cuánto más lo hará el ser esclavo del error, que contradice a la verdad fundamental, la cual lleva al hombre a la plenitud de su realización, concibiendo la verdad eterna?
            Ciertamente no podemos, no debemos obligar a nadie en ninguna forma a practicar alguna religión o la verdadera Religión, porque simplemente no la practicaría; ya que, si exteriormente se manifestara religioso, interiormente carecería de intención y, por tanto, todo sería ficticio, incluso una falsa motivación en la cual no se usa la fuerza, pero si la coacción moral, el chantaje que compromete al sujeto, haciéndole ceder ante una situación embarazosa, no es lícita. Con esto aludimos a los protestantes quienes son mercaderes de la fe, negociantes de su falsa religión en cuyo proselitismo van creando apóstatas, herejes, fanáticos, amargados y fariseos.
            Sí, en cambio, sería obligación enseñar, instruír, probar, convencer cuál es la verdadera Fe y dónde se halla. ¡Gozar de nuestra excelsa religión y no luchar y trabajar porque nuestros hermanos gocen de ella, es no tener la verdadera caridad que nace de la Fuente Divina del Corazón de Jesús y que debe trascender hasta el más pequeño de nuestros hermanos! Es carecer del celo de la gloria de Dios y de la salvación de las almas. Considerar que es respeto a la persona humana el no ayudarlo a saborear la dulzura de nuestra Religión Católica y dejarlo que pierda la felicidad temporal y quizá la eterna, es no entender el Evangelio. La concepción que el hombre actual tiene de la “libertad religiosa” le relaja la conciencia, lo convierte en inestable e inseguro: le relaja la conciencia, porque si todas las religiones son buenas y todas nos llevan a Dios, puedo escoger la que me convenga, aquella cuya ley me acomode mejor en esta vida moderna y puedo llegar a Él por el camino que me parezca más fácil y, por tanto, habría que preguntarme: ¿Qué vida llevo con respecto a Dios, a mi prójimo y a mí mismo? Además, lo hace inestable e inseguro. De otra manera, si Dios se contradice y en una religión tiene un dogma, una moral y un culto y en otra hay cambios, entonces… no es un dios seguro, es un dios que se contradice; y si la verdad no existe, entonces… ¿Qué existe?
            Esta comprensión equivocada de la libertad religiosa es fruto de falsas predicaciones, de pésimos ejemplos, de equivocadas interpretaciones, de conveniencias muy especiales y, sobre todo, del deseo de vivir relajada y de manera libertina, lo que ha traído como consecuencia, un indiferentismo religioso que, encerrado en un círculo vicioso, es a veces causa y otros efectos. En ese flujo y reflujo del hombre, aún en el más ignorante o el más pecador, que cree hablar sensatamente, con gran actualización exclama: “TODAS LAS RELIGIONES SON BUENAS, TODAS CONDUCEN A DIOS”.
            ¡Cuánta falsedad! ¡Terrible equivocación, deja a su prójimo que cambie, aunque eso le cueste su felicidad terrena y su Vida Eterna! Respeta sus devaneos y languideces, pero no pretenda tocar lo suyo, porque se olvida del gran respeto y lo deshace.
            Qué equivocado está el mundo desde que hizo su propia religión. No hemos de guiarlo a la verdadera luz, porque eso es faltarle al respeto: que tenga al Dios verdadero o uno falso, es cosa suya.
            ¿Cuál es la razón de haber llegado a estos extremos? primero los grandes pecados de la humanidad, que tienen como efecto la gran indiferencia religiosa, la multiplicidad de errores, las pseudo-filosofías, la desacralización del Templo, del culto y de los Ministros. Los sacrilegios en masa, de los que comulgan sin confesarse, del desperdicio de los Sacramentos y de la Gracia Santificante.




            Eso que se exclama y se clama que: “TODAS LAS RELIGIONES SON BUENAS Y QUE TODAS NOS CONDUCEN A DIOS”.
            Es un grito desesperado de aquellos que no tienen convicciones y que no quieren sujetarse a las leyes que armonizan y unifican la fe y las costumbres.
            Pregunto: ¿Cuántos credos hay? Hablando de Doctrina sólo hay un Credo, el Credo católico. Y la variedad que encontramos, no trata de cambio de esencia doctrinal, sino de términos, formas y síntesis de la presentación exterior. Pero el Credo es el mismo, el único y si las sectas o falsas religiones o sociedades con errónea filosofía, encuentran a dios, indudable que no es el de los cristianos-católicos.
            Porque Dios es Uno y una es su Doctrina, unas son sus Leyes.
            “Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”.
            ¿Los masones, los budistas, los musulmanes aceptan esta verdad? ¡Imposible!
            ¿Los científicos ateos, cuya ciencia es su dios y en ella encuentran el origen de todo lo existente, negando una causa superior, podrán tener a nuestro mismo Dios?
            “Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos”.
            ¿Los herejes Testigos de Jehová, no niegan acaso la Divinidad de Cristo? Algo esencial, como es la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo que siendo negada, no se puede creer en el mismo Dios.
            ¿Los comunistas y otros falsos filósofos que nos marca la historia, no aseveran acaso que Cristo fue el primer comunista? ¿Esos creen en el mismo Dios en el que yo, católico creo?
            Qué entienden todos éstos de: “Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre, antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consubstancial al Padre”.
            ¿Entenderán estos socios del mal y de la mentira, la Consubstancialidad?
            Y brincándonos un poco el Credo decimos: “Y por nuestra salvación bajó del cielo, aunque ahora… (sólo se diga que bajó por los pobres) la verdad es que se hizo hombre en el vientre Virginal de la Santísima Virgen María, por obra y Gracia el Espíritu Santo, para arrancarnos de las manos del demonio quien nos tenía sujetos desde que pecaron Adán y Eva.
            ¿Acaso los Testigos de Jehová no niegan al también al Espíritu Santo y a sus obras?
            Y todas las sectas protestantes no aceptan la Virginidad de María, niegan rotundamente que sea la Madre de Dios. No creen en la ordenación sacerdotal con todos sus dones y gracias como son: los sacramentos, negando ellos justamente, la vida de la Gracia. No reconocen el esencial único y extraordinario Sacrificio de la Santa Misa, dónde Jesucristo mística, pero realmente, vuelve a sufrir la Pasión Redentora.
            No se diga de la Santísima Trinidad, bello, grandioso misterio y fundamento de todo el catolicismo. Rompamos con la Santísima Trinidad y todo ha terminado: no hay Religión, no hay Dios, no hay Doctrina. Siendo esta la herejía principal de la materialista secta protestante de los Testigos de Jehová.
            “Creo en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica”.
            Actualmente ya ni los católicos entienden bien el concepto Iglesia. Confunden la esencia, la santidad, la inmutabilidad de la Institución, la Revelación Divina, el dogma, moral y culto que es inmutable e inconmovible, con el cuerpo místico, que somos nosotros y que formamos la parte externa y terrena de la misma Iglesia.
            La Iglesia es una, no son varias Iglesias. Es UNA con un solo Dios, con una sola Cabeza invisible Jesucristo, con una sola cabeza visible el Papa, una sola Alma el Espíritu Santo y el cuidado y providencia de la Primera Persona de la Santísima Trinidad.
            La Santa Madre Iglesia es: Una sola doctrina, una sola moral, un solo culto. Aunque ahora le hemos dado al concepto Iglesia muchas interpretaciones, que confunden al mundo y rebajan a la Iglesia Católica.
            ¿Cómo haremos para creer que éste mi Dios, deambula y trabaja entre errores, traiciones, soberbia, amoralidad, cultos y rituales equivocados y que se relaciona familiarmente con los enemigos de Él y de sus Obras quienes siembran la duda en los seres humanos hasta desconectarlos plenamente con la verdad; particularmente refiriéndonos a la diabólica y mal sana Nueva Era?
            ¿Y qué diremos de la vida del mundo futuro que empieza en la tierra con la muerte, continua en la Eternidad, con el juicio concluyendo con el premio o castigo que son, o el Cielo o el Infierno, cuando dicen que el infierno está en la tierra, que Dios es pura misericordia (un bonachón), que a todos se lleva a gozar al cielo?
            Y algo que le conviene mucho al maligno, es negar su existencia. Para el mundo el diablo ya no existe, es decir, nunca ha existido.
            Podríamos decir tanto, pero hay otros muchos temas urgentes.
            Hoy. Hoy hay una Religión nueva: “Todos, en todas partes, aun en el pecado, en la herejía, en la apostasía, dicen tener el mismo Dios”.
            Enemigos de Dios y de la Iglesia, gente víctima del error, grandes pecadores que han perdido ya la Fe, católicos medianos y sincretistas con una religión plural, sólo hay un Dios, sólo hay una Fe, sólo hay una Doctrina, sólo hay una Ley y sólo un culto.
            Que todo lo que emerge desde la creación, hasta la fundación de su Iglesia, de su sacerdocio, y toda Verdad Doctrinal: Dios, su Trinidad de Personas, su sabiduría y su amor, lo encontraremos únicamente en la Religión Católica, Apostólica y Romana, no hay otra. Y Dios no camina en el error ni apapacha el error.
            Sectarios, ateos, grupos de falsas religiones, católicos mediocres dicen que no está la unión en la verdad del criterio sino en el amor. Es decir, que todos nos amemos, aunque veamos con alegría el error, la mentira, la maldad, el vicio…. “Pero si nos amamos ya no importa que cada quien crea en lo que quiera viva como quiera, haga todo el mal que pueda hacer porque al fin nos une el amor.
            El tema del amor es un tema sublime y delicado para el que guardo un lugar especial, mientras tanto, les diré que el Amor no es el fruto de la complicidad, del disimulo, de la indiferencia, ni puede encontrarse el Amor entre el odio, el rencor y un cúmulo de pasiones fruto, no del Amor, sino de la relajación.
            Todo buen católico ha de amar universalmente a su prójimo, pero no visceralmente, que sería tanto como expresar: animalmente. No; hemos de amar desde las facultades humanas pletóricas de Fe fundadas en la voluntad de Dios, que quiere la salvación de todo hombre, más no en relaciones forzadas, palabras falsas, pues no se puede, es imposible, unir el error, la relajación y la mentira en un falso amor que además es corruptor.
            Imposible practicar la plenitud del Amor, que se origina en Dios, para convivir placenteramente en el pecado, en el vicio y la mentira.






            La fuerza, la solidez, la firmeza, la ecuanimidad, se gestan y nacen sólo fundamentados en una verdad inconmovible. Por tanto, una cosa es que comprendamos a quienes sin culpa propia no poseen la luz de la verdad, y otra que justifiquemos la mezcolanza del error con la verdad, y queramos, además, exaltar el error restándole autenticidad a la verdad con el fin de complacer a los que, de buena o mala fe, persisten en vivir a obscuras.
            La Religión Católica es expresión perenne de la Santa madre Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia” (Mat. XVI-18). Ella nos ofrece la inconmovilidad, la seguridad; ya que está fundada en la Verdad de las verdades, Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. XIV-6) y esa inconmovilidad y seguridad se funda en sus tres columnas: Revelación, Iglesia y Magisterio. Estas tres columnas hacen incomovible e inrrefutable, que la Única Religión Verdadera es la Religión Católica y, por ser la Verdadera, es el Único Camino, la única Luz que puede conducirnos directamente a Dios, a nuestro fin temporal y eterno y la única Verdad que llenará todo nuestro ser en el tiempo y en la Eternidad.
            ¿Qué es la Revelación? Es la manifestación que Dios hace a los hombres de lo sobrenatural, para que alcancen el fin para el que fueron creados, que es la gloria de Dios y su salvación eterna, mediante la perfección propia y universal de su naturaleza humana, elevada por la Gracia a lo sobrenatural y a su perfección personal, según su propia vocación.
            “Cuando Dios habla saliendo de su arcano, entonces nos manifiesta Él su secreto; esto se llama Revelación Divina Pública”.
            La Divina Revelación la encontramos en las fuentes llenas por el manantial divino: la Biblia y la Tradición Apostólica. La Biblia o Sagrada Escritura es palabra de Dios revelada a través de los Patriarcas, Profetas, Apóstoles y Nuestro Señor Jesucristo y llegada hasta nosotros por escrito, a través del Magisterio Eclesiástico.
            La Tradición Apostólica llegó hasta nosotros transmitida de boca a oído, de generación en generación, de la cual, pasando por los Padres Apostólicos, Concilios y Doctores de la Iglesia, la encontramos resumida bellamente en el Credo, en el cual, de manera explícita e implícita, hallamos esta fuente de Revelación: La Tradición Apostólica.
            Así se comprueba que el Espíritu Santo es quien ha conservado dentro de la Iglesia, lo que los apóstoles entregaron de palabra.
            Ahora ¿Qué es la Iglesia? Es la Sociedad Espiritual y a la vez visible, de todos los bautizados que profesan la fe de Cristo, bajo su Autoridad ejercida en la tierra por San Pedro y sus Sucesores. Pero bien considerada la Iglesia, es una la Institución sobrenatural fundada por Jesucristo con su doctrina, sus mandamientos, su culto a Dios y su Magisterio. Es la Iglesia a la que llamamos Una Santa Católica y Apostólica, que por Santa es impecable, porque aun cuando los cristianos que pertenecemos al cuerpo de esa Iglesia pecamos, no llegamos a rozar ni con la sombra del pecado a la Santa Madre Iglesia; de la misma manera que Cristo, quien murió para redimirnos del pecado original, jamás fue manchado ni por la millonésima gota de algún pecado.
            ¿Ahora, después de tanta consideración, seguirán repitiendo: “QUE TODAS LAS RELIGIONES SON BUENAS, QUE TODAS NOS CONDUCEN A DIOS”?
            Si insisten les diré: ¿Conque todas las religiones son buenas y todas nos llevan a Dios? ¿A Dios? ¿A cuál dios? ¡Pues que dios tan pluralista y tan falsamente universal!, pues oír “Dogma”, es pensar, sin reparo, en algo perenne e inmutable. Dogma, decimos, es la revelación de una verdad; es la parte de la ciencia de la Religión que nos enseña a Dios Eterno, Justo, Inmutable, Infinito, Omnisciente, Sapientísimo, Veraz, Fiel, Omnipotente, Inmenso, Uno y con Él, toda la Verdad Revelada.
            Y Dios Inmutable, Sabio, Veraz, Fiel, que lo es por esencia, y no por accidente, por no ser cualidades que se le atribuyen, sino perfecciones de su Esencia Divina ¿Es Él quien ha permitido un maremágnum de religiones, y quien garantiza que cualquiera de ellas conduce a Él? ¿Dónde quedó el Único Camino, la Única Verdad, la Única Vida, si se convierte en varios caminos, verdades y vidas?
            ¿Dónde está el Dios Veraz, con varias contradicciones verdades sobre su propia esencia, su creación y su palabra? ¿Dónde está el Dios Inmutable si varía, y promete lo mismo para la Religión fundada por Él y las que por error, malicia, soberbia, espíritu de contradicción o maldad, han estructurado los hombres?
            El Dios fiel a su palabra, ¿así jugará con los conceptos?
            Si así fuera, ¿qué objeto tendría luchar por la verdad, si aparte existiera otra “verdad”, la que cada religión se adjudica para sí?
            Lo mismo daría ser “Testigo de Jehová” negando el fundamental, extraordinario y embelesador Misterio de la Santísima Trinidad, que vivir en Gracia gozando de la Inhabitación de la Santísima Trinidad.
            Lo mismo daría creer en la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, que decir que fue el primer comunista, que fue otro profeta como Mahoma, que es superhombre, pero no Dios… Lo mismo sería afirmar que iría al Cielo el hombre casto santamente casado, con su única esposa e igualmente que el degenerado mormón con su harém. Llegaríamos a nuestro fin Último adorando a Jesús Sacramentado; tanto, como si negáramos rabiosamente su Presencia real en la Santísima Eucaristía; y sería lo mismo prender una veladora al repugnante ídolo de Buda, que adorar al Padre en Espíritu y en Verdad.
            ¡Ay…! ¡Qué horror perder la identidad católica, para naufragar en un sincretísmo religioso o para ser un solapador servil de todas las que se dicen “religiones”! Y de otras, que ni siquiera pueden autonombrarse religiones, pues son nidos de ateos (no de los que dan “gracia a dios” de serlo, sino de verdaderos ateos), entre los cuáles, quienes usan hoy de su astucia y sutileza. Pero hoy, negando la caridad para los propios, la prodigamos a los extraños y nos convertimos en cómplices y camaradas de todo hombre, aunque estos vuelvan la espalda a Dios.
            Reflexionemos en estos contrastes y contradicciones, si serán de buena fe los que dicen que todas las religiones son buenas y todas nos llevan a Dios.
            Es insólito que el mundo de hoy pueda ver con indiferencia la confusión que muchos propician entre la verdad objetiva y el error, y peor, aún, entre la verdad y la mentira. Tratar de conciliar estos términos y vivir en aparente paz, es desconocer el principio, la naturaleza y el fin del hombre, cuya felicidad sólo puede vivirla en el encuentro con la Verdad y en el abrazo con el Bien.
            Que el Espíritu Santo, unido al Padre Eterno y a Jesucristo Nuestro Señor, nos guarde de perder la fe, aunque todos crean que tenemos perdida la cabeza.

Sor Clotilde

            ¡ALERTA! Que no te engañen ni te engañes. Dios sólo es Uno con su Doctrina, Moral y Culto. Sólo hay una vida para salvar el Alma. No te equivoques, puedes perderte tu Eternidad feliz. 

viernes, 12 de febrero de 2016

"La Cuaresma"

LA CUARESMA
                                                                                   
1.    – La Cuaresma es un tiempo de preparación para la Celebración de la Pascua.
2.    -Cuaresma (De cuadragésima) significa “Cuarenta Días”. Es un período destinado a honrar e imitar el Ayuno de Cuarenta Días que Cristo Realizó en el Desierto (Léase San. Mateo IV,1-2); tiempo de preparación para vivir y penetrar, como hijos de la Cruz, la Semana Santa ó Mayor, durante la cual contemplaremos, con dolor y profundo arrepentimiento, la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, para gozar en seguida la alegría de la Resurrección.
3.    – Actualmente, un alto porcentaje de cristianos, olvidados de su verdadero significado y de las obligaciones que tenemos para con Nuestro Señor, aprovechan estas fechas, no sólo para pasear y gozar, sino para vivir una vida de pecado, agradeciendo así a Jesucristo, su infinito padecer para salvarnos.
4.    – El alma, el espíritu de la Cuaresma, nació del cristianismo primitivo; aunque las formas, el modo y desarrollo actual en la liturgia, fueron restructurándose a través del tiempo. Después del Concilio de Nicea (Año 325) se fue generalizando.
5.    – De todas la Épocas Litúrgicas, es la más Antigua, la mejor organizada y la más rica en elementos litúrgicos.
6.    – Obligaciones: obligan, bajo de pena de pecado mortal, el ayuno y la abstinencia.
a)    El ayuno: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.  En el ayuno ha de tomar medio desayuno y media cena, la comida es completa, pero no se debe tomar nada entre los alimentos; sí, en cambio, se puede tomar el agua necesaria. ¿A quién corresponde el ayuno?, a toda persona desde los 18 años hasta los 59 cumplidos.
b)    La Abstinencia: Miércoles de Ceniza, todos y cada uno de los Viernes de Cuaresma y Viernes Santo. No ha de comer carne roja, ni de puerco, ni de pollo, ni sus caldos. Esta abstinencia obliga desde los 14 años, hasta siempre. Sin embargo, los enfermos, los débiles, los ancianos limitados en su comida u otras circunstancias están dispensados, pues no olvidemos que la Iglesia es Madre. En causas extraordinarias recurramos al Sacerdote para lograr la dispensa.

7.    – En estos tiempos de un dios a mi manera y sujeto a mi placer y conveniencias, no hay ya cuidado de las vigilias y menos del ayuno. Es menester que por el deseo del cielo y por amor a Nuestro Señor Jesucristo, que padeció y murió por nosotros, cumplamos con su Ley Divina, no como una ley que nos obliga; sino como un amor que nos conquista. Consideremos que en América Latina se ha reducido al mínimun de días esta ley general de penitencia; sin embargo, en “Nuestro Pobre México”, la gente goza en los grandes restaurantes, pululan los puestos de carnitas, y en ellos se apiñan los mexicanos, cristianos todos, bautizados todos, pero de aquellos de quienes decía San Pablo: “Cuyo dios es el vientre…” (Philip 4-19).
8.    – Es muy saludable para el alma aprovechar la Cuaresma asistiendo a los Santos Ejercicios. Hay que pararse un poco en la vida y reflexionar sobre nuestras acciones y sobre nuestras relaciones para con Dios, ¿Y qué mejor que este tiempo? La Santa Madre Iglesia manda, bajo pena de pecado mortal, sino lo hace, confesarse por lo menos una vez al año. ¿Qué mejor tiempo para cumplir que en este de penitencia, para aquellas personas que no frecuentan seguido los Sacramentos?

               




Miércoles de Ceniza

            “La Iglesia abre la Cuaresma con la imposición de Ceniza a los fieles, es el recuerdo de nuestra condición mortal y la afirmación de que la penitencia es necesaria”.
            En los primeros tiempos de las Iglesia, se organizaba una penitencia colectiva para los grandes pecadores públicos e iba, al mismo tiempo, acompañada de la preparación de los Catecúmenos al Bautismo que se administraría el Día de Pascua. El Obispo al inicio de la Cuaresma, bendecía los instrumentos de penitencia y la Ceniza y la imponía a todos los penitentes, quienes, durante cuarenta días expiaban públicamente sus pecados, esperando el Jueves Santo para ser introducidos al Templo y reconciliarse con Dios y con la Iglesia, mediante la recepción de los Santos Sacramentos.
            La imposición de la Ceniza, así como en la actualidad se impone, no es sino una extensión y trasposición de aquella penitencia pública.  Lo que antiguamente afectó sólo a los pecadores públicos, acabó por aplicarse a todos los fieles sin excepción, lo cual se convierte en una forma de remedio contra nuestra dependencia de la materia y contra nuestro olvido de la Eternidad.
            Fue el Papa Urbano VIII quien, en el Concilio de Benevento, año 1091, prescribió la imposición de la Ceniza a todos los fieles.
            Que la Ceniza sea para nosotros, la convicción de nuestra nada, la revelación de nuestra dependencia al Padre Eterno, nuestra convicción de amor para con Nuestro Señor Jesucristo, quien con el Espíritu Santo labora en nuestras almas nuestra eterna salvación.
            Quiera Dios que la recepción de este Sacramental no sea un acto frio, ni rutinario, ni fanático.

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            Agrego unos párrafos del Reverendo Padre Manuel Robledo Gutiérrez para concluir con este resumen de la Cuaresma:
1.    – Reconocer que la Ceniza es un Sacramental.
“Los Sacramentales son cosas o acciones de las que suele servirse la Iglesia, lo mismo -en cierto modo- que, de los Sacramentos, para conseguir por su impetración efectos principalmente espirituales” (Cánon 1144). Explicando, es una oración, bendición, un objeto o elemento bendecido por la Iglesia y que, por los ruegos de la misma Iglesia, alcanza sólo gracias actuales en favor de quienes lo usan, lo practican o lo llevan devotamente.
2.    – Pensar que la Iglesia impone esta Ceniza solemnemente bendecida, para:
a)    Recordarnos nuestro precario origen de la tierra y nuestro triste fin por la destrucción de nuestro cuerpo:” Recuerda, hombre, que polvo eres y al polvo tornaras” (Cf. Gen. Art. 13,19).
b)    Así como para llamarnos a penitencia animada de la fe: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Cf. Mc. I,15).
3.    – Considerar que este signo de penitencia nos da fuerza sobrenatural para emprender con ánimo y espíritu las practicas Cuaresmales y así disponernos a los Frutos Gloriosos de la Pascua.
4.    – Meditar que la Cuaresma que comienza con este acto penitencial de la Ceniza, bien llevada, purifica nuestra alma, nos prepara a una santa muerte y, en tanto que esta llega, nos dispone a recibir gracias mayores por la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
  



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Que estas breves reflexiones del Reverendo Padre Robledo que en paz descanse y de una servidora cooperen en su alma para vivir la Cuaresma hasta la Pascua y la Gloriosa resurrección de Cristo.




                                                                           Sor Clotilde.