viernes, 12 de febrero de 2016

"La Cuaresma"

LA CUARESMA
                                                                                   
1.    – La Cuaresma es un tiempo de preparación para la Celebración de la Pascua.
2.    -Cuaresma (De cuadragésima) significa “Cuarenta Días”. Es un período destinado a honrar e imitar el Ayuno de Cuarenta Días que Cristo Realizó en el Desierto (Léase San. Mateo IV,1-2); tiempo de preparación para vivir y penetrar, como hijos de la Cruz, la Semana Santa ó Mayor, durante la cual contemplaremos, con dolor y profundo arrepentimiento, la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, para gozar en seguida la alegría de la Resurrección.
3.    – Actualmente, un alto porcentaje de cristianos, olvidados de su verdadero significado y de las obligaciones que tenemos para con Nuestro Señor, aprovechan estas fechas, no sólo para pasear y gozar, sino para vivir una vida de pecado, agradeciendo así a Jesucristo, su infinito padecer para salvarnos.
4.    – El alma, el espíritu de la Cuaresma, nació del cristianismo primitivo; aunque las formas, el modo y desarrollo actual en la liturgia, fueron restructurándose a través del tiempo. Después del Concilio de Nicea (Año 325) se fue generalizando.
5.    – De todas la Épocas Litúrgicas, es la más Antigua, la mejor organizada y la más rica en elementos litúrgicos.
6.    – Obligaciones: obligan, bajo de pena de pecado mortal, el ayuno y la abstinencia.
a)    El ayuno: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.  En el ayuno ha de tomar medio desayuno y media cena, la comida es completa, pero no se debe tomar nada entre los alimentos; sí, en cambio, se puede tomar el agua necesaria. ¿A quién corresponde el ayuno?, a toda persona desde los 18 años hasta los 59 cumplidos.
b)    La Abstinencia: Miércoles de Ceniza, todos y cada uno de los Viernes de Cuaresma y Viernes Santo. No ha de comer carne roja, ni de puerco, ni de pollo, ni sus caldos. Esta abstinencia obliga desde los 14 años, hasta siempre. Sin embargo, los enfermos, los débiles, los ancianos limitados en su comida u otras circunstancias están dispensados, pues no olvidemos que la Iglesia es Madre. En causas extraordinarias recurramos al Sacerdote para lograr la dispensa.

7.    – En estos tiempos de un dios a mi manera y sujeto a mi placer y conveniencias, no hay ya cuidado de las vigilias y menos del ayuno. Es menester que por el deseo del cielo y por amor a Nuestro Señor Jesucristo, que padeció y murió por nosotros, cumplamos con su Ley Divina, no como una ley que nos obliga; sino como un amor que nos conquista. Consideremos que en América Latina se ha reducido al mínimun de días esta ley general de penitencia; sin embargo, en “Nuestro Pobre México”, la gente goza en los grandes restaurantes, pululan los puestos de carnitas, y en ellos se apiñan los mexicanos, cristianos todos, bautizados todos, pero de aquellos de quienes decía San Pablo: “Cuyo dios es el vientre…” (Philip 4-19).
8.    – Es muy saludable para el alma aprovechar la Cuaresma asistiendo a los Santos Ejercicios. Hay que pararse un poco en la vida y reflexionar sobre nuestras acciones y sobre nuestras relaciones para con Dios, ¿Y qué mejor que este tiempo? La Santa Madre Iglesia manda, bajo pena de pecado mortal, sino lo hace, confesarse por lo menos una vez al año. ¿Qué mejor tiempo para cumplir que en este de penitencia, para aquellas personas que no frecuentan seguido los Sacramentos?

               




Miércoles de Ceniza

            “La Iglesia abre la Cuaresma con la imposición de Ceniza a los fieles, es el recuerdo de nuestra condición mortal y la afirmación de que la penitencia es necesaria”.
            En los primeros tiempos de las Iglesia, se organizaba una penitencia colectiva para los grandes pecadores públicos e iba, al mismo tiempo, acompañada de la preparación de los Catecúmenos al Bautismo que se administraría el Día de Pascua. El Obispo al inicio de la Cuaresma, bendecía los instrumentos de penitencia y la Ceniza y la imponía a todos los penitentes, quienes, durante cuarenta días expiaban públicamente sus pecados, esperando el Jueves Santo para ser introducidos al Templo y reconciliarse con Dios y con la Iglesia, mediante la recepción de los Santos Sacramentos.
            La imposición de la Ceniza, así como en la actualidad se impone, no es sino una extensión y trasposición de aquella penitencia pública.  Lo que antiguamente afectó sólo a los pecadores públicos, acabó por aplicarse a todos los fieles sin excepción, lo cual se convierte en una forma de remedio contra nuestra dependencia de la materia y contra nuestro olvido de la Eternidad.
            Fue el Papa Urbano VIII quien, en el Concilio de Benevento, año 1091, prescribió la imposición de la Ceniza a todos los fieles.
            Que la Ceniza sea para nosotros, la convicción de nuestra nada, la revelación de nuestra dependencia al Padre Eterno, nuestra convicción de amor para con Nuestro Señor Jesucristo, quien con el Espíritu Santo labora en nuestras almas nuestra eterna salvación.
            Quiera Dios que la recepción de este Sacramental no sea un acto frio, ni rutinario, ni fanático.

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            Agrego unos párrafos del Reverendo Padre Manuel Robledo Gutiérrez para concluir con este resumen de la Cuaresma:
1.    – Reconocer que la Ceniza es un Sacramental.
“Los Sacramentales son cosas o acciones de las que suele servirse la Iglesia, lo mismo -en cierto modo- que, de los Sacramentos, para conseguir por su impetración efectos principalmente espirituales” (Cánon 1144). Explicando, es una oración, bendición, un objeto o elemento bendecido por la Iglesia y que, por los ruegos de la misma Iglesia, alcanza sólo gracias actuales en favor de quienes lo usan, lo practican o lo llevan devotamente.
2.    – Pensar que la Iglesia impone esta Ceniza solemnemente bendecida, para:
a)    Recordarnos nuestro precario origen de la tierra y nuestro triste fin por la destrucción de nuestro cuerpo:” Recuerda, hombre, que polvo eres y al polvo tornaras” (Cf. Gen. Art. 13,19).
b)    Así como para llamarnos a penitencia animada de la fe: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Cf. Mc. I,15).
3.    – Considerar que este signo de penitencia nos da fuerza sobrenatural para emprender con ánimo y espíritu las practicas Cuaresmales y así disponernos a los Frutos Gloriosos de la Pascua.
4.    – Meditar que la Cuaresma que comienza con este acto penitencial de la Ceniza, bien llevada, purifica nuestra alma, nos prepara a una santa muerte y, en tanto que esta llega, nos dispone a recibir gracias mayores por la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
  



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Que estas breves reflexiones del Reverendo Padre Robledo que en paz descanse y de una servidora cooperen en su alma para vivir la Cuaresma hasta la Pascua y la Gloriosa resurrección de Cristo.




                                                                           Sor Clotilde.

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