IMITACIÓN DE CRISTO
EL REINADO DE JESÚS EN
EL ALMA
QUI SÉQUITUR ME NON ÁMBULAT IN TENEBRIS
QUIEN ME SIGUE NO ANDA EN TINIEBLAS
QUIEN ME SIGUE NO ANDA EN TINIEBLAS
La conversación interior
Qué hacer para que Jesús venga al alma y le hable.
Prepararle la morada.
Dice
el Señor: El reino de Dios dentro de vosotros está. Conviértete a Dios de todo corazón
y deja ese miserable mundo, y hallará tu alma reposo. Aprende a menospreciar
las cosas exteriores y darte a las interiores, y veras que se viene a ti el
reino de Dios.
Pues
el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo, que no se da a los malos
si preparas digna morada interiormente a Jesucristo, vendrá a ti y te mostrará su
consolación.
Toda
su gloria y hermosura está en lo interior y allí se está complaciendo.
Su
continua visitación es con el hombre interior, con él habla dulcemente, tiene
agradable consolación, mucha paz y admirable familiaridad.
Poner
tu corazón, tu confianza y tu pensamiento en Dios
Tu
corazón
Ea,
pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo, para que quiera venirse a ti
y hablar contigo. Porque Él dice así: “si alguno me ama, guardará mi palabra y
vendremos a él, y haremos en él nuestra morada”.
Da,
pues, lugar a Cristo, y a todo lo demás cierra la puerta. Si a Cristo tuvieres,
estarás rico, y te bastará. Él será tu fiel procurador, y te proveerá de todo,
de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres. Porque los hombres
se mudan fácilmente y desfallecen en breve; pero Jesucristo permanece para
siempre y está firme hasta el fin.
Tu
confianza
No
hay que poner mucha confianza en el hombre frágil y mortal, aunque sea útil y
bien querido, ni has de tomar mucha pena si alguna vez fuere contrario o no te
atiende. Los que hoy son contigo, mañana te pueden contradecir, y al contrario;
porque muchas veces se vuelven como el viento.
Pon
en Dios toda tu esperanza, y sea Él tu temor y tu amor. El responderá por ti, y
lo hará bien, como mejor convenga. No tienes aquí domicilio permanente dondequiera
que estuvieres, serás extraño y peregrino, y no tendrás nunca reposo, si no estuvieres
íntimamente unido con Cristo.
¿Qué
miras aquí no siendo éste el lugar de tu descanso? En los cielos debe ser tu
morada, y como de paso has de mirar todo lo terrestre. Todas las cosas pasan, y
tú también con ellas. Guárdate de pegarte a ellas, porque no seas preso y
perezcas
Tu
pensamiento
En
el Altísimo pon tu pensamiento y tu oración sin cesar sea dirigida a Cristo. Si
no sabes contemplar las cosas altas y celestiales, descansa en la Pasión de
Cristo y habita gustosamente en sus sagradas llagas.
Porque
si te acoges devotamente a las llagas y preciosas heridas de Jesús, gran
consuelo sentirás en la tribulación, y no harás mucho caso de los desprecios de
los hombres, y fácilmente sufrirás las palabras de los maldicientes.
Cristo
fue también en el mundo despreciado de los hombres, y entre grandes afrentas,
desamparado de amigos y conocidos, y en suma necesidad. Cristo quiso padecer y ser
despreciado y ¿tú te atreves a quejarte de alguna cosa? Cristo tuvo adversarios
y murmuradores, y ¿tú quieres tener a todos por amigos y bienhechores? ¿con qué
se coronará tu paciencia si ninguna adversidad se te ofrece? Si no quieres
sufrir ninguna adversidad, ¿Cómo serás amigo de Cristo? Sufre con Cristo y por Cristo,
si quieres reinar con Cristo
Cómo
es el que tiene a Jesús
Si
una vez entrases perfectamente en los secretos de Jesús, y gustases un poco de
su encendido amor, entonces no tendrías cuidado de tu propio provecho o daño;
antes te holgarías mas de las injurias que re hiciesen; porque le amor de Jesús
hace al hombre despreciarse a sí mismo.
El
amante de Jesús y de la verdad, y el hombre verdaderamente interior y libre de
las aficiones desordenadas, se puede volver fácilmente a Dios, y levantarse
sobre sí mismo en el espíritu y descansar gozosamente.
Aquel
a quien gustan todas cosas como son, no como se dicen o estiman, es verdaderamente
sabio y enseñado mas de dios que de los hombres.
El
que sabe andar dentro de sí y tener en poco las cosas exteriores, no busca
lugares ni espera tiempos para darse a ejercicios devotos. El hombre interior
presto se recoge, porque nunca se entrega a las cosas exteriores. No le estorba
el trabajo exterior, ni la ocupación necesaria tiempos; sino que, así como
suceden las cosas, se acomoda a ellas.
El
que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no cuida de los hechos
famosos y perversos de los hombres.
Obstáculos
a la unión con Dios
Tanto
se estorba el hombre y se distrae, cuanto atrae a sí las cosas de fuera. Si fueses
recto y puro, todo te sucedería bien y con provecho. Por eso te descontentan y
conturban muchas cosas frecuentemente, porque aún no has muerto a ti del todo
ni apartado de todas las cosas terrenas.
Nada
mancilla ni embaraza tanto el corazón del hombre cuanto el amor desordenado de
las criaturas.
Si
desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas celestiales
y gozarte muchas veces dentro de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario