sábado, 23 de diciembre de 2017

IMITACIÓN DE CRISTO
EL REINADO DE JESÚS EN EL ALMA

QUI SÉQUITUR ME NON ÁMBULAT IN TENEBRIS
QUIEN ME SIGUE NO ANDA EN TINIEBLAS

La conversación interior
Qué hacer para que Jesús venga al alma y le hable.
                               Prepararle la morada.
Dice el Señor: El reino de Dios dentro de vosotros está. Conviértete a Dios de todo corazón y deja ese miserable mundo, y hallará tu alma reposo. Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y veras que se viene a ti el reino de Dios.
Pues el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo, que no se da a los malos si preparas digna morada interiormente a Jesucristo, vendrá a ti y te mostrará su consolación.
Toda su gloria y hermosura está en lo interior y allí se está complaciendo.
Su continua visitación es con el hombre interior, con él habla dulcemente, tiene agradable consolación, mucha paz y admirable familiaridad.

        Poner tu corazón, tu confianza y tu pensamiento en Dios
Tu corazón
Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo, para que quiera venirse a ti y hablar contigo. Porque Él dice así: “si alguno me ama, guardará mi palabra y vendremos a él, y haremos en él nuestra morada”.
Da, pues, lugar a Cristo, y a todo lo demás cierra la puerta. Si a Cristo tuvieres, estarás rico, y te bastará. Él será tu fiel procurador, y te proveerá de todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres. Porque los hombres se mudan fácilmente y desfallecen en breve; pero Jesucristo permanece para siempre y está firme hasta el fin.
Tu confianza
No hay que poner mucha confianza en el hombre frágil y mortal, aunque sea útil y bien querido, ni has de tomar mucha pena si alguna vez fuere contrario o no te atiende. Los que hoy son contigo, mañana te pueden contradecir, y al contrario; porque muchas veces se vuelven como el viento.
Pon en Dios toda tu esperanza, y sea Él tu temor y tu amor. El responderá por ti, y lo hará bien, como mejor convenga. No tienes aquí domicilio permanente dondequiera que estuvieres, serás extraño y peregrino, y no tendrás nunca reposo, si no estuvieres íntimamente unido con Cristo.
¿Qué miras aquí no siendo éste el lugar de tu descanso? En los cielos debe ser tu morada, y como de paso has de mirar todo lo terrestre. Todas las cosas pasan, y tú también con ellas. Guárdate de pegarte a ellas, porque no seas preso y perezcas
Tu pensamiento
En el Altísimo pon tu pensamiento y tu oración sin cesar sea dirigida a Cristo. Si no sabes contemplar las cosas altas y celestiales, descansa en la Pasión de Cristo y habita gustosamente en sus sagradas llagas.
Porque si te acoges devotamente a las llagas y preciosas heridas de Jesús, gran consuelo sentirás en la tribulación, y no harás mucho caso de los desprecios de los hombres, y fácilmente sufrirás las palabras de los maldicientes.
Cristo fue también en el mundo despreciado de los hombres, y entre grandes afrentas, desamparado de amigos y conocidos, y en suma necesidad. Cristo quiso padecer y ser despreciado y ¿tú te atreves a quejarte de alguna cosa? Cristo tuvo adversarios y murmuradores, y ¿tú quieres tener a todos por amigos y bienhechores? ¿con qué se coronará tu paciencia si ninguna adversidad se te ofrece? Si no quieres sufrir ninguna adversidad, ¿Cómo serás amigo de Cristo? Sufre con Cristo y por Cristo, si quieres reinar con Cristo
Cómo es el que tiene a Jesús
Si una vez entrases perfectamente en los secretos de Jesús, y gustases un poco de su encendido amor, entonces no tendrías cuidado de tu propio provecho o daño; antes te holgarías mas de las injurias que re hiciesen; porque le amor de Jesús hace al hombre despreciarse a sí mismo.
El amante de Jesús y de la verdad, y el hombre verdaderamente interior y libre de las aficiones desordenadas, se puede volver fácilmente a Dios, y levantarse sobre sí mismo en el espíritu y descansar gozosamente.
Aquel a quien gustan todas cosas como son, no como se dicen o estiman, es verdaderamente sabio y enseñado mas de dios que de los hombres.
El que sabe andar dentro de sí y tener en poco las cosas exteriores, no busca lugares ni espera tiempos para darse a ejercicios devotos. El hombre interior presto se recoge, porque nunca se entrega a las cosas exteriores. No le estorba el trabajo exterior, ni la ocupación necesaria tiempos; sino que, así como suceden las cosas, se acomoda a ellas.
El que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no cuida de los hechos famosos y perversos de los hombres.
Obstáculos a la unión con Dios
Tanto se estorba el hombre y se distrae, cuanto atrae a sí las cosas de fuera. Si fueses recto y puro, todo te sucedería bien y con provecho. Por eso te descontentan y conturban muchas cosas frecuentemente, porque aún no has muerto a ti del todo ni apartado de todas las cosas terrenas.
Nada mancilla ni embaraza tanto el corazón del hombre cuanto el amor desordenado de las criaturas.

Si desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas celestiales y gozarte muchas veces dentro de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario