martes, 14 de julio de 2015

La Esencia del Cristianismo es la Vida de la Gracia(Inicio)

"La Esencia del Cristianismo es la Vida de la Gracia" (Schumacher)

Y tú ¿vives tu Cristianismo?


INTRODUCCIÓN

 Para ser un buen cristiano es necesaria la armonía de las Virtudes Teologales con el ejercicio de las Virtudes Cardinales; el conocimiento, por lo menos elemental, de la Religión Católica; la práctica de la piedad, lo cual dará como resultado una vida, no sólo conforme a la Ley Natural, sino a la Ley de Dios.

El cristiano, ante todo, ha de ser bautizado para volver a recobrar su condición de hijo de Dios y con ello tomar a la semejanza divina mediante la Gracia Santificante y la infusión de las Virtudes Teologales; Fe, Esperanza y Caridad; las cuales, a su debido tiempo, hemos de acrecentarlas día a día hasta el final de nuestra vida.

Este crecimiento de las Virtudes Teologales, fundamento de una vida cristiana, se alcanza a través de una vida sinceramente piadosa: frecuencia de los Sacramentos (Confesión y Sagrada Comunión) para vivir en la Gracia de Dios; asistencia a la Santa Misa, oración mental y vocal, buenas obras y por ende, cumplimiento de los deberes de estado e identidad con la Voluntad de Dios.
Como fruto del crecimiento de las Virtudes Teologales y de una piedad sincera, no sólo constituirá nuestro propósito el cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios, sino que lucharemos por ser virtuosos, llegando a la perfección a la que hemos sido llamados. Por tanto, y siempre en armonía, hemos fundamentalmente, de someter la concupiscencia, domar nuestros instintos, domando así, al mismo tiempo, nuestro propio y particular natural.

Pero no olvidemos que es la Gracia Santificante la que, ayudada de las Gracias Actuales, nos hace fuertes contra el enemigo.

Para que haya claridad en la idea, explicaremos algunos conceptos expuestos en los párrafos anteriores:

¿Qué son las Virtudes Teologales?

A).- Son aquellas virtudes infundidas por Dios, que provienen de Dios y en cuyo crecimiento participamos nosotros. Estas virtudes tienen por objeto y motivo sólo a  Dios. Veámos:

a) Por la Fe creemos en Dios, y la practicamos externa e internamente en Dios y en toda su Doctrina: "Sin la Fe es imposible agradar a Dios" (Heb. XI-6).

b) Por la Esperanza esperamos en El, guardamos sus mandamientos, cumplimos nuestros propios deberes, hacemos buenas obras con la Esperanza de poseerlo en el  Cielo. Por tanto, es necesaria la Esperanza; pues sin esperar en Cristo y en sus méritos, sería inútil trabajar para la Vida Eterna.
e) Y por la Caridad amamos a Dios y por El a nuestro prójimo, cumpliendo los mandamientos, evitando el pecado, haciendo con frecuencia actos de Amor a Dios, ofreciéndole todo y por su amor; amar a nuestro prójimo siempre con el deseo de que el pobre y débil amor, iniciado aquí en la tierra, se eternice en el Cielo, ya no débil, sino ardiente y perenne.
La Fe y la Esperanza ya no más serán necesarias en la otra vida; pero la Caridad no sólo crecerá, sino se perfeccionará. (Cons. I CoroXIII-13).

¿A qué llamamos Virtudes Cardinales o Morales?

A). - A las virtudes que son quicio y fundamento de las demás virtudes morales y son como antes dijimos; La Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza.
Prudencia en general, es la recta elección de los medios para llegar a un fin. No la confundamos con la prudencia humana, la cual no debería llamarse así, pues busca su propio provecho y es vil y cobarde. Hay otra prudencia que no es mala, pero es puramente natural, que nos mueve a hacer lo bueno y no lo malo; pero la virtud de la Prudencia a la que nos referimos es aquella que nos hace obrar para la Gloria de Dios y la Salvación de las almas:

a) La Prudencia.- Es la virtud moral, por la cual decidimos hacer las obras más convenientes, para la Gloria de Dios y para nuestra salvación
.
b)   La Justicia.- Virtud moral que nos conduce a la práctica del cumplimiento de nuestros deberes de homenaje, sumisión y culto a nuestro Dios; respeto y amor a los Superiores; respeto al prójimo en su vida, fama honor y hacienda, y también respeto a nosotros mismos, evitando el pecado y practicando la virtud, cuidando de nuestra alma y nuestro cuerpo.

c)     La Fortaleza- La virtud de la Fortaleza es una virtud moral que nos hace obrar cosas difíciles y arduas, y sufrir grandes penas y aún la muerte por el amor del bien. La Fortaleza es fuerza contra el mal y apoyo en el sufrimiento.

d)    La Templanza.- Virtud moral que nos mueve a moderar dentro de un justo límite, todos nuestros apetitos e inclinaciones. Ella nos lleva a moderar la gula, la sensualidad, el demasiado hablar, reír, etc., la Templanza es como una balanza equilibrada en el uso de los bienes terrenales.

¿Qué es la Concupiscencia?


Concupiscencia.- Aunque el Bautismo borra el pecado original, no destruye las secuelas que dicho pecado deja en el alma del hombre, como son la ignorancia, la tendencia al mal de nuestra voluntad y la concupiscencia que es la rebelión de la carne contra el espíritu. (Cons. Gál. V-17).

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