domingo, 6 de septiembre de 2015

Su Santidad y el aborto

SU SANTIDAD Y EL ABORTO

     Con absoluta sencillez y claridad voy a exponer mi opinión sobre el delicado caso del aborto; ya que el sorpresivo aviso del Santo Padre sobre la indulgencia a las mujeres que han abortado, ha  sido causa de escándalo, ha dividido opiniones y en los libertinos, amorales y sin Dios, ha sido causa de regocijo.
     La Santa Madre Iglesia Católica instituida por Nuestro Señor Jesucristo, es: “Madre y Maestra”. Y como Madre, es profundamente Indulgente, por lo cual desde su origen, busca  atraer al mayor número de pecadores en nombre de Jesucristo.  Siempre y cuando el pecador se arrepienta, invoque el perdón, llore sus pecados y prometa una sincera conversión. La Iglesia lleva en lo más profundo de su esencia, el anhelo de alcanzar la gloria de Dios y la salvación de todo cristiano. Conoce, además, de qué está hecha la criatura humana y las consecuencias del Pecado Original.
     Teniendo presente que la Iglesia, a través de sus Pastores, no solo perdona, sino que ora con instancia; segundo a segundo por todos los pecadores. Y que la repetición ininterrumpida de la diaria Redención, a través del Santo Sacrificio de la Misa, donde la víctima es Jesucristo, se realiza para glorificar a la Santísima  Trinidad y conducir al ser humano hacia el lugar Santo de donde ha salido.
     Si en este “Totum revolotum” actual donde los cambios y la variedad se presenta inesperados, no han mutilado o transformado el Derecho Canónico u otras Leyes Eclesiásticas, la información que voy a darles les será muy útil:
    El aborto es pecado gravísimo contra Natura; pues es insólito que la misma madre viva la inconciencia de matar a su propio hijo.
     Es pecado contra la Ley Positiva: “No mataras”, revelada por el mismo Dios a Moisés.
     Directamente contra Dios, creador y dueño de la vida y de toda Ley.
    El aborto, en toda circunstancia, será pecado y pecado gravísimo. La que aborta y sus cómplices, caen en penas gravísimas, hasta posible excomunión Ipso-facto, según los alrededores,  el conocimiento y plena aceptación de un hecho tan infame y perverso.
     La Autoridad Civil, el  César, muellea, pues defiende la vida de todo animal y dice combatir el crimen, pero abala defiende e impulsa  el asesinato cobarde que ejecuta una madre sobre su hijo.
     Ahora: sí  la que aborta y sus cómplices, o simplemente ella, se arrepienten, como no es un pecado común, tendrá que recurrir al Ordinario del lugar (el Obispo) y el Obispo después de escuchar la narración, valora sobre causas, circunstancias y si hubo pleno conocimiento de la ahora arrepentida. Igualmente puede el Obispo absolverla o enviarla con el Padre Penitenciario. Cumplidas todas las condiciones que pide la Iglesia y dispuesta la persona a cumplir la penitencia, volverá nuevamente a vivir la vida cristiana y a corregirse.
     El aborto es siempre y, a pesar de cualquier circunstancia, gravísimo y todo alegato, no lleva a la justificación. Este es un pecado contra natura que la madre mate a su hijo, al que ella misma ha concebido.
     Es verdad que la Iglesia está llena de misericordia y tiene piedad  del alma de  aquella que ha asesinado a su propio hijo quitándole la posibilidad de una vida Santa y un lugar en el Cielo. A propósito, pregunto ahora: ¿Acaso ella tuvo misericordia para el hijo de sus entrañas? ¿No olvidó la gloria debida a Dios, unida a la gratitud de que el todopoderoso la toma como medio para dar a luz una nueva vida? Porque ni el hombre ni la mujer son autores de la vida, ellos  sólo son medios, quien ha creado y sigue creando la vida a través del alma, de todo ser humano, es Dios. Porque la creación es perenne, la redención  trasciende hasta el final del mundo y la santificación, que procede del Espíritu Santo, se hace presente hasta la eternidad.
     Para que el pueblo no tenga dudas: advierto que el Santo Padre no ha pronunciado este mandato por propia cuenta; ya que la iglesia es la que habla a través del Pontífice. Como ya dijimos, la Misericordia es de Jesucristo y la envía al mundo mediante su Iglesia y esta, a su vez, por el Pastor de los Pastores: El Santo Padre. Como ya insistimos repetidamente: la Iglesia ofrece su Misericordia en este gran pecado del aborto y en otros más; pero no olviden, bajo condición de que el culpable solicite el perdón y tenga un verdadero arrepentimiento.
     El anuncio de Su Santidad ha causado inquietud, por la forma anunciada y, por el mal entendimiento del pueblo, que rompe con lo Sobrenatural y supone que es una idea genial del Papa. El Papa sabe que habla fundamentado en las Leyes Eclesiásticas, sólo que no se abordó con claridad en las condiciones para ofrecer el perdón; pero esto no quiere decir, que de hoy en adelante, el pecado del aborto sea un pecado común y que únicamente se conceda  el perdón con la confesión normal.
     Nuestro Santo Padre actual, como todos los Pontífices, conoce y sabe perfectamente, que en el orden humano, no tiene superior pero, como cabeza visible, representa a Jesucristo y él, como nadie, está consciente de que puede hacer cambios accidentales, pero jamás esenciales y menos, aún, lo gravado en la naturaleza humana.
     La Santa Madre Iglesia, fundada por Jesucristo, está constituida por la Revelación Divina: Tradición Apostólica y Sagrada Escritura.
     Existen Leyes Naturales y Leyes Positivas, todo esto es intocable e incambiable…
     Finalmente, no olvidemos, que el aborto es un pecado gravísimo contra Dios, contra la Ley Natural, contra la Ley Positiva, contra el hombre y la Sociedad…
     Dios es misericordioso, pero no dulzón ni disimulado.  Dios es perfectamente equilibrado en su Ser, en su Misericordia y en su Justicia.
     Nos hemos olvidado de Dios y queriendo ser muy “humanos” no sólo con el pecador, sino con el mismo pecado.

QUE DIOS NOS DE LUZ A TODOS.

Sor Clotilde García Espejel, E.D.

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