SU SANTIDAD Y EL
ABORTO
Con absoluta
sencillez y claridad voy a exponer mi opinión sobre el delicado caso del
aborto; ya que el sorpresivo aviso del Santo Padre sobre la indulgencia a las
mujeres que han abortado, ha sido causa
de escándalo, ha dividido opiniones y en los libertinos, amorales y sin Dios,
ha sido causa de regocijo.
La Santa Madre
Iglesia Católica instituida por Nuestro Señor Jesucristo, es: “Madre y
Maestra”. Y como Madre, es profundamente Indulgente, por lo cual desde su
origen, busca atraer al mayor número de
pecadores en nombre de Jesucristo. Siempre
y cuando el pecador se arrepienta, invoque el perdón, llore sus pecados y
prometa una sincera conversión. La Iglesia lleva en lo más profundo de su
esencia, el anhelo de alcanzar la gloria de Dios y la salvación de todo
cristiano. Conoce, además, de qué está hecha la criatura humana y las consecuencias
del Pecado Original.
Teniendo
presente que la Iglesia, a través de sus Pastores, no solo perdona, sino que
ora con instancia; segundo a segundo por todos los pecadores. Y que la
repetición ininterrumpida de la diaria Redención, a través del Santo Sacrificio
de la Misa, donde la víctima es Jesucristo, se realiza para glorificar a la Santísima Trinidad y conducir al ser humano hacia el
lugar Santo de donde ha salido.
Si en este
“Totum revolotum” actual donde los cambios y la variedad se presenta
inesperados, no han mutilado o transformado el Derecho Canónico u otras Leyes
Eclesiásticas, la información que voy a darles les será muy útil:
El aborto es
pecado gravísimo contra Natura; pues es insólito que la misma madre viva la
inconciencia de matar a su propio hijo.
Es pecado
contra la Ley Positiva: “No mataras”, revelada por el mismo Dios a Moisés.
Directamente
contra Dios, creador y dueño de la vida y de toda Ley.
El aborto, en
toda circunstancia, será pecado y pecado gravísimo. La que aborta y sus
cómplices, caen en penas gravísimas, hasta posible excomunión Ipso-facto, según
los alrededores, el conocimiento y plena
aceptación de un hecho tan infame y perverso.
La Autoridad Civil,
el César, muellea, pues defiende la vida
de todo animal y dice combatir el crimen, pero abala defiende e impulsa el asesinato cobarde que ejecuta una madre
sobre su hijo.
Ahora: sí
la que aborta y sus cómplices, o simplemente ella, se arrepienten, como
no es un pecado común, tendrá que recurrir al Ordinario del lugar (el Obispo) y
el Obispo después de escuchar la narración, valora sobre causas, circunstancias
y si hubo pleno conocimiento de la ahora arrepentida. Igualmente puede el
Obispo absolverla o enviarla con el Padre Penitenciario. Cumplidas todas las
condiciones que pide la Iglesia y dispuesta la persona a cumplir la penitencia,
volverá nuevamente a vivir la vida cristiana y a corregirse.
El aborto es
siempre y, a pesar de cualquier circunstancia, gravísimo y todo alegato, no
lleva a la justificación. Este es un pecado contra natura que la madre mate a
su hijo, al que ella misma ha concebido.
Es verdad que
la Iglesia está llena de misericordia y tiene piedad del alma de aquella que ha asesinado a su propio hijo
quitándole la posibilidad de una vida Santa y un lugar en el Cielo. A propósito,
pregunto ahora: ¿Acaso ella tuvo misericordia para el hijo de sus entrañas? ¿No
olvidó la gloria debida a Dios, unida a la gratitud de que el todopoderoso la
toma como medio para dar a luz una nueva vida? Porque ni el hombre ni la mujer
son autores de la vida, ellos sólo son
medios, quien ha creado y sigue creando la vida a través del alma, de todo ser
humano, es Dios. Porque la creación es perenne, la redención trasciende hasta el final del mundo y la
santificación, que procede del Espíritu Santo, se hace presente hasta la
eternidad.
Para que el
pueblo no tenga dudas: advierto que el Santo Padre no ha pronunciado este
mandato por propia cuenta; ya que la iglesia es la que habla a través del
Pontífice. Como ya dijimos, la Misericordia es de Jesucristo y la envía al
mundo mediante su Iglesia y esta, a su vez, por el Pastor de los Pastores: El
Santo Padre. Como ya insistimos repetidamente: la Iglesia ofrece su
Misericordia en este gran pecado del aborto y en otros más; pero no olviden,
bajo condición de que el culpable solicite el perdón y tenga un verdadero
arrepentimiento.
El anuncio de
Su Santidad ha causado inquietud, por la forma anunciada y, por el mal
entendimiento del pueblo, que rompe con lo Sobrenatural y supone que es una
idea genial del Papa. El Papa sabe que habla fundamentado en las Leyes
Eclesiásticas, sólo que no se abordó con claridad en las condiciones para
ofrecer el perdón; pero esto no quiere decir, que de hoy en adelante, el pecado
del aborto sea un pecado común y que únicamente se conceda el perdón con la confesión normal.
Nuestro Santo
Padre actual, como todos los Pontífices, conoce y sabe perfectamente, que en el
orden humano, no tiene superior pero, como cabeza visible, representa a
Jesucristo y él, como nadie, está consciente de que puede hacer cambios
accidentales, pero jamás esenciales y menos, aún, lo gravado en la naturaleza
humana.
La Santa Madre
Iglesia, fundada por Jesucristo, está constituida por la Revelación Divina:
Tradición Apostólica y Sagrada Escritura.
Existen Leyes
Naturales y Leyes Positivas, todo esto es intocable e incambiable…
Finalmente, no
olvidemos, que el aborto es un pecado gravísimo contra Dios, contra la Ley
Natural, contra la Ley Positiva, contra el hombre y la Sociedad…
Dios es
misericordioso, pero no dulzón ni disimulado.
Dios es perfectamente equilibrado en su Ser, en su Misericordia y en su
Justicia.
Nos hemos
olvidado de Dios y queriendo ser muy “humanos” no sólo con el pecador, sino con
el mismo pecado.
QUE
DIOS NOS DE LUZ A TODOS.
Sor Clotilde García Espejel, E.D.
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