domingo, 20 de marzo de 2016

""De Cuaresma a la Pasión, Festividad de San José:(Oración y Sueño), La Fe de Antaño"

SOBRE LA CUARESMA Y LA PASCUA

            Este escrito, lleva un sabor antiguo que nos invita a reflexionar porqué hemos perdido el verdadero sentido de la Cuaresma, de la Semana Santa y de la Resurrección. Toda esta bellísima, profunda y estimulante etapa de la Liturgia Católica, ha sido sustituida tanto dentro de los Templos, como fuera de ellos. Como que se ha perdido el encanto espiritual que se haya en la renuncia del mundo, en la soledad, lejos de los hombres, pero acompañados del mismo Dios. Ya no encontramos dulzura, nostalgia en este tiempo de penitencia, de conversión, de un Nuevo Encuentro con Dios.
            Hoy le expondré algunos conocimientos antiguos sobre la Cuaresma.

Domingo Primero de Cuaresma.
Estación en San Juan de Letrán
            “Es uno de los más solemnes domingos del año litúrgico. Parecido al Primer Domingo de Adviento y a los dos de Pasión y Ramos, no sede su puesto a ninguna fiesta por solemne que sea. Entre los latinos es conocido este domingo con diversos nombres. Es llamado Invocabit, porque empezaba la entrada a la Misa (Introito) con estas palabras”. “En la Edad Media se le llamó Domingo de las Antorchas. Porque los jóvenes que se habían entregado a los excesos del carnaval se presentaban ese día con una antorcha encendida en la mano para pedir una penitencia al Sacerdote y dar pública satisfacción por sus excesos, de los que eran absueltos el Jueves Santo”.
            “Con este domingo, que antiguamente era el comienzo del Ayuno Cuaresmal, empezaba la carrera hacia el Calvario, la lucha contra los enemigos del espíritu. Pero nosotros, hoy, como siempre no estamos solos en esa lucha. A nuestro lado está el gran luchador, dándonos ejemplo y enseñándonos a pelear con sus propias armas.  Esas armas son la oración, el ayuno y la penitencia. San Pablo nos exhorta en la Epístola a aprovecharnos de este Santo Tiempo, que es Tiempo Aceptable y de Gran Misericordia. El Señor nos espera para el perdón”.

Domingo Segundo de Cuaresma.
Estación en Santa María en Dominica
            “En tiempo de San Gregorio Magno, este domingo y los subsiguientes a las Cuatro Temporas no tenían estación en consideración a la fatiga de la Vigilia”.
            “Después del Siglo IX se señala una estación, el Jueves Santo se tiene un Templo dedicado a María invitando al pueblo a poner bajo su protección la obra de su Santificación. Hoy pretende la Iglesia fortalecer a sus hijos en el Camino de la Penitencia y por eso insiste en la necesidad de la Santificación y en la confianza en Jesucristo que siendo Dios Verdadero se humilló hasta morir por nosotros y así vivificar nuestra penitencia. El descorrerse el velo de su humanidad para dejar manifiesta su Divinidad, aunque sea momentáneamente, tiene por fin el prevenirnos contra el desaliento y la flojedad. Nos presentamos ante el Señor como pobres necesitados de ayuda y suplicamos la Gracia de vernos protegidos por su providencia de adelantamiento en la Senda de la Inmolación y Sacrificio y la de mayor fidelidad en el servicio de Dios”.

Domingo Tercero de Cuaresma.
Estación en San Lorenzo Extramuros
            “En este domingo se anunciaba para el miércoles siguiente el examen de los catecúmenos que debían ser bautizados en la Vigilia de la Pascua. La estación de este Tercer Domingo se celebraba en San Lorenzo Extramuros para recordar a los catecúmenos y penitentes la figura de uno de los más ilustres Diáconos de la Iglesia Romana. Ya que entonces el Primer Diácono desempeñaba un importante papel en la ceremonia de los escrutinios, y era conveniente presentar un ejemplar en donde apreciasen los duros sacrificios que impone la práctica de la Fe Cristiana. La espaciosa estancia superior de Extramuros se dedicó a la Santísima Virgen. A este carácter Mariano del Templo alude la lectura Evangélica de este día en aquel elogio final a la Madre de Dios”.
            “Volvemos a decir: Es necesaria la vigilancia la continua oración, la penitencia, la recepción del Sacramento de la Confesión   para obtener de Dios el debido auxilio y triunfar de todo obstáculo y de todo enemigo”.
            “El demonio que tiraniza a las almas, y Jesucristo, que las arranca de sus garras”.

Domingo Cuarto de Cuaresma.
Estación en Santa Cruz de Jerusalén
            “La Liturgia Romana consagra este domingo a celebrar las Glorias de la Cruz. El motivo de la estación de este día hay que buscarlo en el hecho de conservarse una parte considerable de la Cruz y otras muchas reliquias de la Pasión, que convirtieron esta Basílica en un recuerdo sensible de la Ciudad de Jerusalén, de manera que su título más primario fue el de Santa Jerusalén o Santa Cruz de Jerusalén como se le llama actualmente. Esto explica las frecuentes alusiones que se hacen a la Cruz”.
            Es verdad que la Iglesia siempre nos ha exhortado a la alegría, pero esta alegría debe ser fruto de una verdadera conversión que nos dé paz y alegría.
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Tiempo de Pasión.

            Ahora, nuevamente, les daremos a conocer la forma litúrgica en que antiguamente se celebraba el Tiempo de Pasión. “Llamase así el tiempo en que la Iglesia honra de una manera especial los padecimientos y persecuciones del Salvador, que terminaron con su Muerte en Cruz”.
            “En este tiempo de Pasión pasa a segundo término la instrucción de los catecúmenos y la preparación de los penitentes públicos para su reconciliación, y prevalece el tema de los padecimientos de el Salvador. La idea dominante es el sentimiento del justo ante la inicua persecución que ve tramarse contra Él; no obstante, de reconocer que es inocente, el odio de sus adversarios llega hasta hacerle imposible el auxilio de cualquier defensor, y Él en cambio retorna sin cesar hacia el Padre Celestial, le pone por testigo de su inocencia y le conjura que no le abandone en el día de la prueba”.
            Extraída, toda la explicación de esta Cuaresma, del Misal Latino y Castellano Antiguo. Con estas profundas prácticas litúrgicas de Cuaresma vivía y gozaba el católico de antaño.

Primer Domingo de Pasión
Estación en San Pedro

            Aceptación del Cáliz en el Huerto de la Agonía: sacrificio anterior de Cristo, víctima in tacha, sumo y eterno Sacerdote.
            “Padre, si es posible, pase de mí este cáliz; más no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
            “Los últimos días que nos separan del arresto de Jesús nos lo muestran como objeto constante del odio de sus enemigos; pero ¡Qué divina grandeza en ese ir Él mismo a su Pasión, como dueño de los acontecimientos! Tiene a raya a sus adversarios, seguro de “Su hora”, en que realizará la Redención por su obediencia al Padre y la efusión de su Sangre.
            “Avanzan del Rey las banderas y brilla el Misterio de la Cruz; donde la Vida halló muerte, allí su muerte dio vida.”
            “La Iglesia, en el vestíbulo de estos grandes días, nos muestra en Jesús a la víctima inmaculada del Sacrificio que se prepara y también el vencedor de la muerte, al Príncipe de la Vida.”
            “Sólo en Cristo piensa la Iglesia; continúa ofreciendo a Dios la Penitencia Cuaresmal de sus fieles; más su atención se concentra en la pasión del Señor, de quien nos viene la salud. Lo reflejan particularmente el ambiente y la oración de la liturgia.”
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            Actualmente, de un buen tiempo para esta fecha, no se le llama Domingo de Pasión, sino Quinto Domingo de Cuaresma. Y el viernes, de esta Quinta Semana de Cuaresma, se llama así: “Viernes de la Quinta Semana de Cuaresma”.
            En la Semana de Pasión de la que ya hemos hablado en los párrafos superiores, se consideraban los Siete Dolores de la Santísima Virgen María y, suspendiendo los ornamentos morados en honor de la Virgen María, se usaba el color blanco.

VIERNES DE PASIÓN
Estación en San Esteban en el Monte Celio
Los Siete Dolores de la Virgen María
            “La Iglesia ha vinculado al Viernes de Pasión los Dolores de la Santísima Virgen al pie de la Cruz. Desde el siglo XIX existe otra fiesta análoga (otra fiesta de la Virgen de los Dolores) sin perjuicio de la que se celebra en Cuaresma. Adoptó la Iglesia esta fiesta y la fijó en el Viernes de Pasión para recordarnos que, en los designios de Dios, la Santísima Virgen debía participar de los padecimientos de Nuestro Señor como corredentora del género humano, y para que honrásemos esa participación mostrando una confianza absoluta en su valimiento. Estos son los sentimientos que despiertan en nosotros las diversas partes de la Misa: Nos recuerdan los Dolores de la Madre, para aplicarnos sus méritos en el tiempo y en la Eternidad, pidiendo al Eterno Padre la Gracia de ser santificados por los padecimientos de Jesús y de María”
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            Parece que, no lo recuerdo bien, que entre todos los cambios que se hicieron después del Concilio Vaticano II, está, precisamente, el haber sustituido la Semana de Pasión, por el Quinto Domingo de Cuaresma, anulando, al mismo tiempo, el Viernes de Dolores o Viernes de Pasión. Incluso eran famosos los Altares a la Dolorosa. En los hogares cristianos los adornaban con germen y semillas naturales. Yo creo que aún quedan algunas familias con esta preciosa costumbre de honrar a la que supo decir: “Fiat” y entregar la vida de su propio Hijo, para salvar a los hijos pecadores que el mismo Cristo entregara a su Madre al pie de la Cruz: “Juan, he ahí a tu Madre; Madre he ahí a tú hijo”.

SEGUNDO DOMINGO DE PASIÓN
ó DOMINGO DE RAMOS
(EXTRAÍDO DEL MISAL ROMANO ANTIGUO)
            “La Liturgia de este Domingo consta de dos partes muy diferentes: una, rebosante de alegría, la Procesión de los Ramos; otra, llena de tristeza, la Misa y el Canto de la Pasión”.
            “Con la estrada solemne de Jesús en Jerusalén se cumple la profecía de Zacarías que evoca el Evangelio de la Bendición de los Ramos, tomando en cuenta también a Isaías. Las aclamaciones de la muchedumbre están tomadas del Salmo 117 que cantaban los judíos al entrar en procesión en el Templo el Gran Día de los Tabernáculos. Esta entrada triunfal de Cristo en la Ciudad Santa recuerda algunas otras: la de Israel, en Tierra de Promisión (Josué) la del Arca de la Alianza, en Jerusalén una vez conquistada la ciudad por David (Crónicas y Salmos) compuesto para su aniversario a la vuelta de David a Jerusalén……..”
            “En el Siglo IV se leía hoy en Jerusalén, en el mismo lugar en que aconteció la escena. El pasaje Evangélico de la entrada triunfal de Jesús. A continuación, un Obispo, montado en un asno, iba desde la cima del Monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección, rodeado de la muchedumbre, que llevaba ramos en sus manos, y cantaba himnos a Cristo Rey. Al adoptar la Iglesia de Roma, este uso, en el Siglo IX, añadió el rito de la Bendición de los Ramos”.
            “En la Procesión de los Ramos hace hoy suyo el pueblo cristiano, en la plenitud de su Fe, el gesto de los judíos y le da toda su significación. Invitando al pueblo de Jerusalén, aclamamos a Cristo como un triunfador: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor, el Rey de Israel!” Pero conociendo por la Fe el sentido y consecuencias de estos acontecimientos, comprendemos bien lo que es y lo que representa su triunfo. Él es el Mesías, Hijo de David e Hijo de Dios. Es signo de contradicción, a quien unos aclaman y otros maldicen. Enviado a este mundo para arrancarnos al pecado y al poder de Satanás, muere en la Cruz; pero triunfa también de la muerte, al salir vencedor del sepulcro. De este modo, con su victoria nos alcanza la paz con Dios y nos llega consigno al Reino de su Padre Celestial”.

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FESTIVIDAD DE SEÑOR SAN JOSÉ 19 DE MARZO DE 2016
Oración de S.S. Pío XII

            El día de Señor San José tuvo en esta ocasión 19 de marzo de 1960 un especial significado en toda la Arquidiócesis de México. Porque por sugestión del Señor Arzobispo, además de las oraciones especiales de la Misa y del prefacio dedicado al beatísimo Patriarca en todos los templos rezaron los fieles la siguiente oración compuesta personalmente por S.S. el Papa Pío XII en el último año de su feliz reinado en honor de San José Obrero.
                       
“Oh glorioso Patriarca San José, humilde y justo artesano de Nazaret, que diste a todos los cristianos, y muy especialmente a nosotros, el ejemplo de una vida perfecta en el asiduo trabajo y en la admirable unión con María y Jesús, asistidnos en nuestra fatiga diaria para que también nosotros, obreros católicos, encontremos en ella el medio eficaz para glorificar al Señor, para santificarnos y ser útiles a la sociedad en que vivimos, ideal supremo de todas nuestras acciones.
“Obtén para nosotros del Señor, ¡Oh protector nuestro amadísimo! Humildad y sencillez de corazón, cariño al trabajo y benevolencia divina en las dificultades inevitables de ésta vida y gozo de soportarlas, conciencia de nuestra propia misión social y sentido de nuestra responsabilidad, espíritu de disciplina y de oración, docilidad y respeto hacia los superiores, fraternidad con nuestros iguales caridad e indulgencia para nuestros subordinados. Acompáñanos en nuestros momentos de prosperidad, cuando todo nos invita a saborear honestamente el fruto de nuestras fatigas; pero sostennos en las horas tristes, cuando parece que el cielo se nos cierra, y hasta los útiles de trabajo parecen revelarse en nuestras manos.
“Haz que, imitándote, fijemos nuestros ojos en nuestra Madre María, tu dulcísima esposa, que en un rincón de tu modesto taller hilaba silenciosa dibujando en sus labios la más suave sonrisa; y no apartarnos de Jesús, que se afanaba junto al banco de carpintero; para que de tal modo podamos vivir en la tierra, pacífica y santamente, como preludio de la vida eternamente feliz que nos espera en el cielo, por los siglos de los siglos amén”.
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ANOCHE PLATIQUE CON SAN JOSÉ

            Una de las noches del tormentoso mes de agosto, antes de conciliar el sueño, que, dicho sea de paso, a veces tardado, empecé a pensar en la muerte inútil de Fernando Martí, de la desaparición de la hija de Nelson Vargas, empezó a corroerme la tristeza, y la mente ágil como el rayo se trasladó a Yucatán, con no menos horror, contemplaba los cuerpos de los doce descabezados y me preguntaba, ¿hasta dónde va a despeñarse el hombre? Aquel que canta hermosamente el Salmo 8 “y lo hiciste un poco menor que los Ángeles, de Gloria y honor lo coronaste”. Y en mi reflexión pensaba porque Dios permite tanta barbarie, no entiendo su misericordia, y estos pensamientos desoladores me fueron venciendo.
            Era un sueño, un tanto inquieto, y de pronto empecé a perderme en la inmensidad de un campo, con árboles y al fondo una gran hoguera, esa gran luz empezó a tranquilizarme, de momento vi a un hombre, de complexión robusta, barbado, una playera azul claro, los brazos quedaban descubiertos a la mitad, lleno de vellos, su paso era lento, pero decididamente venía hacia mí.
            Cuando estuvo ya cerca de mí, sentí una gran alegría, pero él me dijo: “Estas triste? -le respondí, con un seco sí, guardé silencio, Él también, pero me miraba y su mirada franca y penetrante, pero dulce, me dio confianza y entonces le pregunté, ¿Por qué Dios permite tantos males en el mundo? Se quedó pensativo y me dijo- la ira de mi Hijo está colmada, pero mira y vi, una inmensa plancha de tierra, recordando tal vez las enseñanzas de la infancia en que los maestros nos decían que una de las teorías de la tierra, era que era plana sostenida en el fondo por unos elefantes inmensos, cuando este personaje me enseñó esa plancha gigantesca, me enseñó mira. Como esta sostenida por todos los hombres, mujeres y niños que mi Hijo selecciona para víctimas y así detener la justicia de su Padre, que está a punto de caer sobre los habitantes de la tierra y de sus inmensos pecados.
            ¿Vez la plancha, como está oscura, negra nauseabunda por las malas acciones de los hombres? Pero esos mártires: los pobres, los que sufren desprecios, enfermedades, los arrebatos de la naturaleza: temblores, huracanes, sunamis; pero, sobre todo, enfermedades largas y penosas, el abandono de los ancianos, son los que sostienen y reparan en cierta medida la Justicia Divina.
            Ahí en el fondo, ¿ves esa figura hermosa es María? Yo no alcancé a ver más que una mano exquisitamente blanca y de ella pendiendo un rosario, me estiraba, alzaba la cabeza, fijaba bien la mirada, pero no pude ver su rostro- me dijo también: ¿Ves el otro lado de la fogata? Esta ni Hijo Jesús, ofreciéndose cada día, como víctima en las Eucaristías, pero también está muy triste porque ve como han convertido su sacrificio infinito, profundamente misterioso, en un espectáculo, sensitivo superficial y circense, esto le duele mucho y también la actitud carente de Fe de muchos de sus predilectos, de sus sacerdotes; sus sacrilegios, su identificación con el mundo y pérdida de su grandeza.
            Como don especialísimo de mi Hijo, para con algunos del mundo.
            Se quedó unos momentos muy pensativo, ya no habló, después de un largo rato, me dijo he hablado mucho, esa es mi misión; la loza inmensa se ladeaba y solo con señas me indicó cuál era su misión callar, callar y sostener la gran plancha, lo vi como dejó horizontal la inmensa plancha, poniendo su espalda, dura, viril.
            Entonces me quedé pensativo… es inexplicable la Misericordia de Dios, no la entiendo, pero quiero entenderla.
            Volvió a oscurecerse mi sueño, solo sombras, penumbra… y desperté. Eran las 12:30 de la noche, hora en que suelo despertar para tomar mi lexotan, que me hace dormir otras 3 o 4 horas, mi sueño fue tranquilo, reparador.
            Al despertar no se perdía la imagen que vi en el sueño, no sé si así haya sido San José, pero sí dejó tranquila mi alma, esperando que las oraciones de la Santísima Virgen, el poder sostenedor de San José y la inmolación cotidiana de Cristo en las Eucaristías, bien celebradas apacigüen la no menos justificada ira divina.


R. P. José García Espejel, m.j.+

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Nostalgia de la Fe del Ayer

Nada cayó de pronto: los valores y principios morales, así como el auténtico catolicismo, no sucumbieron en un momento; se fueron derrumbando año con año. Las razones son muchas, y ya las he expuesto en otros artículos, pero la principal causa, ha sido el descuido y la traición de los obligados a formar y a orientar a los fieles y no fieles. También, y muy culpables, hemos sido nosotros por nuestra tibieza, cobardía, conformismo y algo más. Nosotros no supimos luchar en contra del enemigo desde un principio. El enemigo, se dice en singular, pero el dirigente principal de esta confabulación de corrupción y decadencia es Satanás y a su alrededor los gobiernos, las mafias, las sociedades altísimas, aparentemente benéficas y adecuadas… y, de este lado, estando Cristo su Iglesia, su Doctrina, su Sacerdocio, los Sacramentos, la Gracia Santificante y las Gracias Actuales, derramadas por el Espíritu Santo y, todo ello, en un abrazo perpetuo de la Santísima Trinidad; sin olvidar a la Madre de Dios y Madre Nuestra, a Nuestro Padre San José y a todos los Ángeles y Santos,  estamos, día a día; minuto a minuto, perdiendo la batalla y ya se trasluce que tocaremos fondo, porque como los Ángeles malos no hemos sabido usar de las armas que Dios nos ha dado, perdiéndonos en el poder, el placer y el dinero.

            Hoy, ya no hay Ejercicios Cuaresmales en los Templos.
            En los sencillos escritos que he presentado en estos medios, he dado razones del porqué el mundo naufraga y agoniza. Fundamentalmente hemos señalado al maligno, a las altas cúpulas secretas, a los gobiernos, a las sociedades como la Nueva Era quien, actualmente, reparte su veneno a través de muchos tentáculos; al “protestantismo histórico”, que se ha difundido a través de sus miles de sectas, a las familias y a otras circunstancias y acciones adversas. Ahora voy a hablar de la piedad religiosa ya olvidada.
            Todo lo que voy a exponer se fue perdiendo paso a paso y, aquello que yo viví en mi niñez, en mi juventud, en mi edad adulta, lo contemplo hoy, desde mi ancianidad con un corazón que sangra.
            Todas las tardes se rezaba fervorosa y oficialmente el Santo Rosario en los templos, no con dos o tres personas, sino con un número bastante considerable. Generalmente el inicio correspondía al sacerdote, exponiendo al Santísimo Sacramento, con el que daba la bendición al final del Rosario.
            En el mes de mayo y junio, fueron famosísimos los ofrecimientos de flores, no de tres personas piadosas; sino un ramillete de niñas vestidas de blanco y niños vestidos de acólitos, que honraban con su inocencia y sus flores, en mayo, a la Reina de reinas y en junio, al Sagrado Corazón de Jesús.
            Ahora es rarísima la familia que, en casa y unidos todos, recen el Rosario. ¿Rezarán? No lo sé, ahora hay otros intereses.
            En toda la Cuaresma de aquellos años y en todos los templos, había Ejercicios Cuaresmales: una semana de ejercicios para matrimonios, otra semana de ejercicios para señoritas, otra semana de ejercicios para jóvenes y, en la misma semana, en otra hora, ejercicios para niños. Se arreglaban de tal forma, que también había ejercicios generales y ejercicios de encierro Ignacianos. Hoy… en todas las Iglesias se dan tres días de un ratito para todos.
            Hay miles y miles el Miércoles de Ceniza, pero… ¿Dónde están esos miles en los actos litúrgicos de la Semana Santa? Paseando, alegrándose, desnudándose en los balnearios porque Cristo murió por ellos en el patíbulo de la Cruz, después de una Dolorosa Pasión.
            ¿Y qué me dicen de las vigilias, los ayunos y los espectáculos en plena Cuaresma y Semana Santa?
El Jueves Santo, Jueves Glorioso en que Cristo realiza una bellísima y enternecedora despedida, prometiéndoles a sus Apóstoles y, a ellos y a nosotros en ellos, que estaría con nosotros hasta la consumación de los siglos. Institución de la Sagrada Eucaristía, del Sacerdocio Católico. La Primera Misa celebrada por el mismo Cristo y, realmente, la Primera Misa con la cual anticipaba la Misa del Viernes Santo a través de su Pasión y Muerte. ¡No es posible olvidar todo esto!, Pero lo hemos olvidado y lo han olvidado los encargados de tener presente y hacer presente al pueblo católico, estas gloriosas realidades.
            ¿Dónde están aquellos fervorosísimos Vía Crucis, que no eran un espectáculo, ni un fanatismo, sino una profunda meditación sobre la Pasión de Cristo?
            Algo inolvidable: las Siete Palabras, que tuve la dicha de oír desde niña, hasta mi edad madura de cultos, fervorosos y sentidos predicadores. Hoy, en mi vejez, ya no escucho nada sólido. Si acaso hay Siete Palabras, corren a terminarlas en una hora.
            El pésame que daban los sacerdotes a la Reina de los Dolores, que, quien más quien menos, conformaba todo un poema sólido lleno de dolor hacia la Virgen y de arrepentimiento hacia el pueblo cristiano.
            ¡No puedo creerlo…!, pero hoy, hasta la misma Noche Santa de la Resurrección, además de adelantarle la hora, le recortan cuanto pueden.
            Triste decadencia de la Liturgia y de la piedad del pueblo…
            Los Viernes Primeros del Mes, donde los sacerdotes estaban en el confesionario hasta las diez y once de la noche por las grandes filas de los fieles, que creían en las promesas del Corazón de Jesús, a través de las revelaciones privadas que hizo el Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque y, que, por sobre todas las cosas, había una gran Fe y Amor al Sagrado Corazón de Jesús, hoy, no hay sacerdotes confesando ni fieles que quieran confesarse. Desgraciadamente, hay muchos Pastores que desprecian los Viernes Primeros del Mes.
            No sé, si alguien o muchos conozcan el Primer Sábado de Mes, dedicado al Corazón de María y, por el cual, la Santísima Virgen promete la conversión del mundo a través de los Sacramentos de la Confesión y de la Sagrada Comunión de los Primeros Sábados de Mes, así como hacer el Acto de Consagración a su Corazón Santísimo.
            Cuanto podríamos recordar y exponer, pero baste esto, pues la brevedad, del tiempo y el espacio nos piden límite.
            Actualmente, cuando en las familias se llenan los espacios de descanso o se suplen, incluso, los de trabajo y de unión familiar, por un teléfono celular que los conduce al Internet ha empobrecer su vida y la de su propia familia ¿qué resultado tendrán? ¿Rezarán, alabarán a Dios, o sólo irán en su busca cuando lo necesitan?
            Ya no hay Rosarios formales y perseverantes ni en la Iglesias, ni en los hogares. Por allá algunas personas, quienes son las que nos salvan del Gran Castigo, no dejan diariamente de rezar el Santo Rosario.
            Para la Santa Misa guardo un lugar especial en este medio. Por lo pronto diré: ¡Qué pobre Liturgia! Y, sobre todo, la Santa Misa es celebrada de manera diferente en los templos. Mujeres que, enfundadas en sus mallones, perfectamente bien señaladas sus formas, con uñas y labios pintados, son las acólitas… Y, en buen número de veces, se ponen su estola y de tú a tú con el sacerdote, también reparten la Sagrada Comunión, o, mínimo, sostienen el Cáliz de la Sangre de Cristo para que el sacerdote introduzca la Sagrada Eucaristía y dé la Comunión.
            Pregunto: ¿por qué y para qué, necesitan una mujer, poco recogida y poco honesta para que de vueltas en el Altar y hasta distribuya la Sagrada Comunión? ¿Dónde están los niños Acólitos que eran una promesa para el Seminario?
            Ahora los templos son profanados: allí se abrazan platican incluso una alegría escandalosa. Y, Dios… ¿quién se acuerda de Él, aún en su misma casa?
            Se ha acabado el Don de Piedad, el celo de la Gloria de Dios y el ansia de salvar almas. Hoy, en los Seglares, mal llamados Laicos, se encuentra un celo, pero de su propia gloria.
            Ante esta falta de una Fe genuina, suplantada por una Fe plural, por una doctrina sincretista donde caben todas las creencias, todos los pecados y todos los errores. Donde ya no hay recogimiento:  sino todo es canto, aplauso, sensiblería, falta absoluta de respeto a Dios. Donde ya no existe la INTERIORIZACIÓN, la cual llevó a San Agustín a su gloriosa conversión y a lo que llamamos el Pensamiento Agustiniano. ¿Dónde está la reflexión, la meditación…? Ha quedado en el ayer el trato y la Oración Personal con el mismo Dios. Ahora, existe la impía meditación trascendental de la Nueva Era y, es a la que se acoge hasta perder no sólo el juicio, sino lo más grave, Fe
            Actualmente ya no hay genuflexión ante el Santísimo Sacramento, donde esta Cristo, el Verbo hecho Carne, con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad. Ni estando expuesto suelen respetarlo, cuando la obligación, el fervor nos dice que tantas cuantas veces pasemos delante de Él hemos de arrodillarnos. No sabe muchísima gente lo que es: EL SANTÍSIMO.    
Hacemos todo lo contrario de la milenaria piedad de la Insigne Doctrina. Cada quien tiene su dios, su doctrina, su piedad, su moral y ¿así espera la Misericordia Divina? de quién, de Dios o de su dios, porque al fin el mundo hace lo que quiere…

Sor Clotilde


La próxima semana hablaremos del “PECADO”

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