SOBRE
LA CUARESMA Y LA PASCUA
Este escrito, lleva un sabor antiguo
que nos invita a reflexionar porqué hemos perdido el verdadero sentido de la
Cuaresma, de la Semana Santa y de la Resurrección. Toda esta bellísima,
profunda y estimulante etapa de la Liturgia Católica, ha sido sustituida tanto
dentro de los Templos, como fuera de ellos. Como que se ha perdido el encanto
espiritual que se haya en la renuncia del mundo, en la soledad, lejos de los
hombres, pero acompañados del mismo Dios. Ya no encontramos dulzura, nostalgia
en este tiempo de penitencia, de conversión, de un Nuevo Encuentro con Dios.
Hoy le expondré algunos
conocimientos antiguos sobre la Cuaresma.
Domingo
Primero de Cuaresma.
Estación
en San Juan de Letrán
“Es uno de los más solemnes domingos del año litúrgico.
Parecido al Primer Domingo de Adviento y a los dos de Pasión y Ramos, no sede
su puesto a ninguna fiesta por solemne que sea. Entre los latinos es conocido
este domingo con diversos nombres. Es llamado Invocabit, porque empezaba la
entrada a la Misa (Introito) con estas palabras”. “En la Edad Media se le llamó
Domingo de las Antorchas. Porque los jóvenes que se habían entregado a los
excesos del carnaval se presentaban ese día con una antorcha encendida en la
mano para pedir una penitencia al Sacerdote y dar pública satisfacción por sus
excesos, de los que eran absueltos el Jueves Santo”.
“Con este domingo, que antiguamente
era el comienzo del Ayuno Cuaresmal, empezaba la carrera hacia el Calvario, la
lucha contra los enemigos del espíritu. Pero nosotros, hoy, como siempre no
estamos solos en esa lucha. A nuestro lado está el gran luchador, dándonos
ejemplo y enseñándonos a pelear con sus propias armas. Esas armas son la oración, el ayuno y la
penitencia. San Pablo nos exhorta en la Epístola a aprovecharnos de este Santo
Tiempo, que es Tiempo Aceptable y de Gran Misericordia. El Señor nos espera
para el perdón”.
Domingo
Segundo de Cuaresma.
Estación
en Santa María en Dominica
“En tiempo de San Gregorio Magno,
este domingo y los subsiguientes a las Cuatro Temporas no tenían estación en
consideración a la fatiga de la Vigilia”.
“Después del Siglo IX se señala una
estación, el Jueves Santo se tiene un Templo dedicado a María invitando al
pueblo a poner bajo su protección la obra de su Santificación. Hoy pretende la Iglesia
fortalecer a sus hijos en el Camino de la Penitencia y por eso insiste en la
necesidad de la Santificación y en la confianza en Jesucristo que siendo Dios
Verdadero se humilló hasta morir por nosotros y así vivificar nuestra
penitencia. El descorrerse el velo de su humanidad para dejar manifiesta su
Divinidad, aunque sea momentáneamente, tiene por fin el prevenirnos contra el
desaliento y la flojedad. Nos presentamos ante el Señor como pobres necesitados
de ayuda y suplicamos la Gracia de vernos protegidos por su providencia de adelantamiento
en la Senda de la Inmolación y Sacrificio y la de mayor fidelidad en el
servicio de Dios”.
Domingo
Tercero de Cuaresma.
Estación
en San Lorenzo Extramuros
“En este domingo se anunciaba para
el miércoles siguiente el examen de los catecúmenos que debían ser bautizados
en la Vigilia de la Pascua. La estación de este Tercer Domingo se celebraba en
San Lorenzo Extramuros para recordar a los catecúmenos y penitentes la figura
de uno de los más ilustres Diáconos de la Iglesia Romana. Ya que entonces el Primer
Diácono desempeñaba un importante papel en la ceremonia de los escrutinios, y
era conveniente presentar un ejemplar en donde apreciasen los duros sacrificios
que impone la práctica de la Fe Cristiana. La espaciosa estancia superior de Extramuros
se dedicó a la Santísima Virgen. A este carácter Mariano del Templo alude la
lectura Evangélica de este día en aquel elogio final a la Madre de Dios”.
“Volvemos a decir: Es necesaria la
vigilancia la continua oración, la penitencia, la recepción del Sacramento de
la Confesión para obtener de Dios el
debido auxilio y triunfar de todo obstáculo y de todo enemigo”.
“El demonio que tiraniza a las
almas, y Jesucristo, que las arranca de sus garras”.
Domingo
Cuarto de Cuaresma.
Estación
en Santa Cruz de Jerusalén
“La Liturgia Romana consagra este
domingo a celebrar las Glorias de la Cruz. El motivo de la estación de este día
hay que buscarlo en el hecho de conservarse una parte considerable de la Cruz y
otras muchas reliquias de la Pasión, que convirtieron esta Basílica en un
recuerdo sensible de la Ciudad de Jerusalén, de manera que su título más
primario fue el de Santa Jerusalén o Santa Cruz de Jerusalén como se le llama
actualmente. Esto explica las frecuentes alusiones que se hacen a la Cruz”.
Es verdad que la Iglesia siempre nos
ha exhortado a la alegría, pero esta alegría debe ser fruto de una verdadera
conversión que nos dé paz y alegría.
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Tiempo
de Pasión.
Ahora, nuevamente,
les daremos a conocer la forma litúrgica en que antiguamente se celebraba
el Tiempo de Pasión. “Llamase
así el tiempo en que la Iglesia honra de una manera especial los padecimientos
y persecuciones del Salvador, que terminaron con su Muerte en Cruz”.
“En este tiempo de Pasión pasa a
segundo término la instrucción de los catecúmenos y la preparación de los
penitentes públicos para su reconciliación, y prevalece el tema de los
padecimientos de el Salvador. La idea dominante es el sentimiento del justo
ante la inicua persecución que ve tramarse contra Él; no obstante, de reconocer
que es inocente, el odio de sus adversarios llega hasta hacerle imposible el
auxilio de cualquier defensor, y Él en cambio retorna sin cesar hacia el Padre
Celestial, le pone por testigo de su inocencia y le conjura que no le abandone
en el día de la prueba”.
Extraída, toda la explicación de
esta Cuaresma, del Misal Latino y Castellano Antiguo. Con estas profundas
prácticas litúrgicas de Cuaresma vivía y gozaba el católico de antaño.
Primer Domingo de Pasión
Estación en San Pedro
Aceptación del Cáliz en el Huerto de
la Agonía: sacrificio anterior de Cristo, víctima in tacha, sumo y eterno
Sacerdote.
“Padre, si es posible, pase de mí
este cáliz; más no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
“Los últimos días que nos separan
del arresto de Jesús nos lo muestran como objeto constante del odio de sus
enemigos; pero ¡Qué divina grandeza en ese ir Él mismo a su Pasión, como dueño
de los acontecimientos! Tiene a raya a sus adversarios, seguro de “Su hora”, en
que realizará la Redención por su obediencia al Padre y la efusión de su
Sangre.
“Avanzan del Rey las banderas y
brilla el Misterio de la Cruz; donde la Vida halló muerte, allí su muerte dio
vida.”
“La Iglesia, en el vestíbulo de
estos grandes días, nos muestra en Jesús a la víctima inmaculada del Sacrificio
que se prepara y también el vencedor de la muerte, al Príncipe de la Vida.”
“Sólo en Cristo piensa la Iglesia;
continúa ofreciendo a Dios la Penitencia Cuaresmal de sus fieles; más su
atención se concentra en la pasión del Señor, de quien nos viene la salud. Lo
reflejan particularmente el ambiente y la oración de la liturgia.”
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Actualmente, de un buen tiempo para
esta fecha, no se le llama Domingo de Pasión, sino Quinto Domingo de Cuaresma.
Y el viernes, de esta Quinta Semana de Cuaresma, se llama así: “Viernes de la
Quinta Semana de Cuaresma”.
En la Semana de Pasión de la que ya
hemos hablado en los párrafos superiores, se consideraban los Siete Dolores de
la Santísima Virgen María y, suspendiendo los ornamentos morados en honor de la
Virgen María, se usaba el color blanco.
VIERNES DE PASIÓN
Estación en San Esteban en el Monte Celio
Los Siete Dolores de la Virgen María
“La Iglesia ha vinculado al Viernes
de Pasión los Dolores de la Santísima Virgen al pie de la Cruz. Desde el siglo
XIX existe otra fiesta análoga (otra fiesta de la Virgen de los Dolores) sin
perjuicio de la que se celebra en Cuaresma. Adoptó la Iglesia esta fiesta y la
fijó en el Viernes de Pasión para recordarnos que, en los designios de Dios, la
Santísima Virgen debía participar de los padecimientos de Nuestro Señor como
corredentora del género humano, y para que honrásemos esa participación
mostrando una confianza absoluta en su valimiento. Estos son los sentimientos
que despiertan en nosotros las diversas partes de la Misa: Nos recuerdan los
Dolores de la Madre, para aplicarnos sus méritos en el tiempo y en la
Eternidad, pidiendo al Eterno Padre la Gracia de ser santificados por los
padecimientos de Jesús y de María”
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Parece
que, no lo recuerdo bien, que entre todos los cambios que se hicieron después
del Concilio Vaticano II, está, precisamente, el haber sustituido la Semana de
Pasión, por el Quinto Domingo de Cuaresma, anulando, al mismo tiempo, el
Viernes de Dolores o Viernes de Pasión. Incluso eran famosos los Altares a la
Dolorosa. En los hogares cristianos los adornaban con germen y semillas
naturales. Yo creo que aún quedan algunas familias con esta preciosa costumbre
de honrar a la que supo decir: “Fiat” y entregar la vida de su propio Hijo,
para salvar a los hijos pecadores que el mismo Cristo entregara a su Madre al
pie de la Cruz: “Juan, he ahí a tu Madre; Madre he ahí a tú hijo”.
SEGUNDO DOMINGO DE PASIÓN
ó DOMINGO DE RAMOS
(EXTRAÍDO
DEL MISAL ROMANO ANTIGUO)
“La Liturgia de este Domingo consta
de dos partes muy diferentes: una, rebosante de alegría, la Procesión de los
Ramos; otra, llena de tristeza, la Misa y el Canto de la Pasión”.
“Con la estrada solemne de Jesús en
Jerusalén se cumple la profecía de Zacarías que evoca el Evangelio de la
Bendición de los Ramos, tomando en cuenta también a Isaías. Las aclamaciones de
la muchedumbre están tomadas del Salmo 117 que cantaban los judíos al entrar en
procesión en el Templo el Gran Día de los Tabernáculos. Esta entrada triunfal
de Cristo en la Ciudad Santa recuerda algunas otras: la de Israel, en Tierra de
Promisión (Josué) la del Arca de la Alianza, en Jerusalén una vez conquistada
la ciudad por David (Crónicas y Salmos) compuesto para su aniversario a la
vuelta de David a Jerusalén……..”
“En el Siglo IV se leía hoy en
Jerusalén, en el mismo lugar en que aconteció la escena. El pasaje Evangélico
de la entrada triunfal de Jesús. A continuación, un Obispo, montado en un asno,
iba desde la cima del Monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección,
rodeado de la muchedumbre, que llevaba ramos en sus manos, y cantaba himnos a
Cristo Rey. Al adoptar la Iglesia de Roma, este uso, en el Siglo IX, añadió el
rito de la Bendición de los Ramos”.
“En la Procesión de los Ramos hace
hoy suyo el pueblo cristiano, en la plenitud de su Fe, el gesto de los judíos y
le da toda su significación. Invitando al pueblo de Jerusalén, aclamamos a
Cristo como un triunfador: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en
el Nombre del Señor, el Rey de Israel!” Pero conociendo por la Fe el sentido y
consecuencias de estos acontecimientos, comprendemos bien lo que es y lo que
representa su triunfo. Él es el Mesías, Hijo de David e Hijo de Dios. Es signo
de contradicción, a quien unos aclaman y otros maldicen. Enviado a este mundo
para arrancarnos al pecado y al poder de Satanás, muere en la Cruz; pero
triunfa también de la muerte, al salir vencedor del sepulcro. De este modo, con
su victoria nos alcanza la paz con Dios y nos llega consigno al Reino de su
Padre Celestial”.
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FESTIVIDAD DE SEÑOR SAN JOSÉ 19 DE MARZO
DE 2016
Oración de S.S. Pío XII
El día de Señor San José tuvo en
esta ocasión 19 de marzo de 1960 un especial significado en toda la
Arquidiócesis de México. Porque por sugestión del Señor Arzobispo, además de las
oraciones especiales de la Misa y del prefacio dedicado al beatísimo Patriarca
en todos los templos rezaron los fieles la siguiente oración compuesta
personalmente por S.S. el Papa Pío XII en el último año de su feliz reinado en
honor de San José Obrero.
“Oh glorioso Patriarca San José, humilde y justo artesano
de Nazaret, que diste a todos los cristianos, y muy especialmente a nosotros, el
ejemplo de una vida perfecta en el asiduo trabajo y en la admirable unión con
María y Jesús, asistidnos en nuestra fatiga diaria para que también nosotros,
obreros católicos, encontremos en ella el medio eficaz para glorificar al
Señor, para santificarnos y ser útiles a la sociedad en que vivimos, ideal
supremo de todas nuestras acciones.
“Obtén para nosotros del Señor, ¡Oh protector nuestro
amadísimo! Humildad y sencillez de corazón, cariño al trabajo y benevolencia
divina en las dificultades inevitables de ésta vida y gozo de soportarlas,
conciencia de nuestra propia misión social y sentido de nuestra
responsabilidad, espíritu de disciplina y de oración, docilidad y respeto hacia
los superiores, fraternidad con nuestros iguales caridad e indulgencia para
nuestros subordinados. Acompáñanos en nuestros momentos de prosperidad, cuando
todo nos invita a saborear honestamente el fruto de nuestras fatigas; pero sostennos
en las horas tristes, cuando parece que el cielo se nos cierra, y hasta los
útiles de trabajo parecen revelarse en nuestras manos.
“Haz que, imitándote, fijemos nuestros ojos en nuestra
Madre María, tu dulcísima esposa, que en un rincón de tu modesto taller hilaba
silenciosa dibujando en sus labios la más suave sonrisa; y no apartarnos de
Jesús, que se afanaba junto al banco de carpintero; para que de tal modo
podamos vivir en la tierra, pacífica y santamente, como preludio de la vida
eternamente feliz que nos espera en el cielo, por los siglos de los siglos
amén”.
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ANOCHE PLATIQUE CON SAN JOSÉ
Una de las noches del tormentoso mes
de agosto, antes de conciliar el sueño, que, dicho sea de paso, a veces
tardado, empecé a pensar en la muerte inútil de Fernando Martí, de la desaparición
de la hija de Nelson Vargas, empezó a corroerme la tristeza, y la mente ágil
como el rayo se trasladó a Yucatán, con no menos horror, contemplaba los
cuerpos de los doce descabezados y me preguntaba, ¿hasta dónde va a despeñarse
el hombre? Aquel que canta hermosamente el Salmo 8 “y lo hiciste un poco menor
que los Ángeles, de Gloria y honor lo coronaste”. Y en mi reflexión pensaba
porque Dios permite tanta barbarie, no entiendo su misericordia, y estos
pensamientos desoladores me fueron venciendo.
Era un sueño, un tanto inquieto, y
de pronto empecé a perderme en la inmensidad de un campo, con árboles y al
fondo una gran hoguera, esa gran luz empezó a tranquilizarme, de momento vi a
un hombre, de complexión robusta, barbado, una playera azul claro, los brazos
quedaban descubiertos a la mitad, lleno de vellos, su paso era lento, pero
decididamente venía hacia mí.
Cuando estuvo ya cerca de mí, sentí
una gran alegría, pero él me dijo: “Estas triste? -le respondí, con un seco sí,
guardé silencio, Él también, pero me miraba y su mirada franca y penetrante,
pero dulce, me dio confianza y entonces le pregunté, ¿Por qué Dios permite
tantos males en el mundo? Se quedó pensativo y me dijo- la ira de mi Hijo está
colmada, pero mira y vi, una inmensa plancha de tierra, recordando tal vez las
enseñanzas de la infancia en que los maestros nos decían que una de las teorías
de la tierra, era que era plana sostenida en el fondo por unos elefantes
inmensos, cuando este personaje me enseñó esa plancha gigantesca, me enseñó
mira. Como esta sostenida por todos los hombres, mujeres y niños que mi Hijo
selecciona para víctimas y así detener la justicia de su Padre, que está a
punto de caer sobre los habitantes de la tierra y de sus inmensos pecados.
¿Vez la plancha, como está oscura,
negra nauseabunda por las malas acciones de los hombres? Pero esos mártires:
los pobres, los que sufren desprecios, enfermedades, los arrebatos de la
naturaleza: temblores, huracanes, sunamis; pero, sobre todo, enfermedades largas
y penosas, el abandono de los ancianos, son los que sostienen y reparan en
cierta medida la Justicia Divina.
Ahí en el fondo, ¿ves esa figura
hermosa es María? Yo no alcancé a ver más que una mano exquisitamente blanca y
de ella pendiendo un rosario, me estiraba, alzaba la cabeza, fijaba bien la
mirada, pero no pude ver su rostro- me dijo también: ¿Ves el otro lado de la
fogata? Esta ni Hijo Jesús, ofreciéndose cada día, como víctima en las
Eucaristías, pero también está muy triste porque ve como han convertido su
sacrificio infinito, profundamente misterioso, en un espectáculo, sensitivo
superficial y circense, esto le duele mucho y también la actitud carente de Fe
de muchos de sus predilectos, de sus sacerdotes; sus sacrilegios, su
identificación con el mundo y pérdida de su grandeza.
Como don especialísimo de mi Hijo,
para con algunos del mundo.
Se quedó unos momentos muy pensativo,
ya no habló, después de un largo rato, me dijo he hablado mucho, esa es mi
misión; la loza inmensa se ladeaba y solo con señas me indicó cuál era su
misión callar, callar y sostener la gran plancha, lo vi como dejó horizontal la
inmensa plancha, poniendo su espalda, dura, viril.
Entonces me quedé pensativo… es
inexplicable la Misericordia de Dios, no la entiendo, pero quiero entenderla.
Volvió a oscurecerse mi sueño, solo
sombras, penumbra… y desperté. Eran las 12:30 de la noche, hora en que suelo
despertar para tomar mi lexotan, que me hace dormir otras 3 o 4 horas, mi sueño
fue tranquilo, reparador.
Al despertar no se perdía la imagen
que vi en el sueño, no sé si así haya sido San José, pero sí dejó tranquila mi
alma, esperando que las oraciones de la Santísima Virgen, el poder sostenedor
de San José y la inmolación cotidiana de Cristo en las Eucaristías, bien
celebradas apacigüen la no menos justificada ira divina.
R. P. José García Espejel, m.j.+
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Nostalgia de la Fe del Ayer
Nada cayó de pronto: los valores y principios morales, así
como el auténtico catolicismo, no sucumbieron en un momento; se fueron
derrumbando año con año. Las razones son muchas, y ya las he expuesto en otros
artículos, pero la principal causa, ha sido el descuido y la traición de los
obligados a formar y a orientar a los fieles y no fieles. También, y muy
culpables, hemos sido nosotros por nuestra tibieza, cobardía, conformismo y
algo más. Nosotros no supimos luchar en contra del enemigo desde un principio.
El enemigo, se dice en singular, pero el dirigente principal de esta
confabulación de corrupción y decadencia es Satanás y a su alrededor los
gobiernos, las mafias, las sociedades altísimas, aparentemente benéficas y
adecuadas… y, de este lado, estando Cristo su Iglesia, su Doctrina, su
Sacerdocio, los Sacramentos, la Gracia Santificante y las Gracias Actuales, derramadas
por el Espíritu Santo y, todo ello, en un abrazo perpetuo de la Santísima
Trinidad; sin olvidar a la Madre de Dios y Madre Nuestra, a Nuestro Padre San
José y a todos los Ángeles y Santos, estamos, día a día; minuto a minuto, perdiendo
la batalla y ya se trasluce que tocaremos fondo, porque como los Ángeles malos
no hemos sabido usar de las armas que Dios nos ha dado, perdiéndonos en el
poder, el placer y el dinero.
Hoy, ya no hay Ejercicios
Cuaresmales en los Templos.
En los sencillos escritos que he
presentado en estos medios, he dado razones del porqué el mundo naufraga y
agoniza. Fundamentalmente hemos señalado al maligno, a las altas cúpulas
secretas, a los gobiernos, a las sociedades como la Nueva Era quien,
actualmente, reparte su veneno a través de muchos tentáculos; al “protestantismo
histórico”, que se ha difundido a través de sus miles de sectas, a las familias
y a otras circunstancias y acciones adversas. Ahora voy a hablar de la piedad
religiosa ya olvidada.
Todo lo que voy a exponer se fue
perdiendo paso a paso y, aquello que yo viví en mi niñez, en mi juventud, en mi
edad adulta, lo contemplo hoy, desde mi ancianidad con un corazón que sangra.
Todas las tardes se rezaba fervorosa
y oficialmente el Santo Rosario en los templos, no con dos o tres personas,
sino con un número bastante considerable. Generalmente el inicio correspondía
al sacerdote, exponiendo al Santísimo
Sacramento, con el que daba la bendición al final del Rosario.
En el mes de mayo y junio, fueron
famosísimos los ofrecimientos de flores, no de tres personas piadosas; sino un
ramillete de niñas vestidas de blanco y niños vestidos de acólitos, que
honraban con su inocencia y sus flores, en mayo, a la Reina de reinas y en
junio, al Sagrado Corazón de Jesús.
Ahora es rarísima la familia que, en
casa y unidos todos, recen el Rosario. ¿Rezarán? No lo sé, ahora hay otros
intereses.
En toda la Cuaresma de aquellos años
y en todos los templos, había Ejercicios Cuaresmales: una semana de ejercicios
para matrimonios, otra semana de ejercicios para señoritas, otra semana de
ejercicios para jóvenes y, en la misma semana, en otra hora, ejercicios para
niños. Se arreglaban de tal forma, que también había ejercicios generales y
ejercicios de encierro Ignacianos. Hoy… en todas las Iglesias se dan tres días
de un ratito para todos.
Hay miles y miles el Miércoles de
Ceniza, pero… ¿Dónde están esos miles en los actos litúrgicos de la Semana
Santa? Paseando, alegrándose, desnudándose en los balnearios porque Cristo
murió por ellos en el patíbulo de la Cruz, después de una Dolorosa Pasión.
¿Y qué me dicen de las vigilias, los
ayunos y los espectáculos en plena Cuaresma y Semana Santa?
El Jueves Santo, Jueves Glorioso en que Cristo realiza una
bellísima y enternecedora despedida, prometiéndoles a sus Apóstoles y, a ellos
y a nosotros en ellos, que estaría con nosotros hasta la consumación de los
siglos. Institución de la Sagrada Eucaristía, del Sacerdocio Católico. La Primera
Misa celebrada por el mismo Cristo y, realmente, la Primera Misa con la cual
anticipaba la Misa del Viernes Santo a través de su Pasión y Muerte. ¡No es
posible olvidar todo esto!, Pero lo hemos olvidado y lo han olvidado los
encargados de tener presente y hacer presente al pueblo católico, estas
gloriosas realidades.
¿Dónde están aquellos fervorosísimos
Vía Crucis, que no eran un espectáculo, ni un fanatismo, sino una profunda
meditación sobre la Pasión de Cristo?
Algo inolvidable: las Siete Palabras,
que tuve la dicha de oír desde niña, hasta mi edad madura de cultos, fervorosos
y sentidos predicadores. Hoy, en mi vejez, ya no escucho nada sólido. Si acaso
hay Siete Palabras, corren a terminarlas en una hora.
El pésame que daban los sacerdotes a
la Reina de los Dolores, que, quien más quien menos, conformaba todo un poema
sólido lleno de dolor hacia la Virgen y de arrepentimiento hacia el pueblo
cristiano.
¡No puedo creerlo…!, pero hoy, hasta
la misma Noche Santa de la Resurrección, además de adelantarle la hora, le
recortan cuanto pueden.
Triste decadencia de la Liturgia y
de la piedad del pueblo…
Los Viernes Primeros del Mes, donde
los sacerdotes estaban en el confesionario hasta las diez y once de la noche
por las grandes filas de los fieles, que creían en las promesas del Corazón de
Jesús, a través de las revelaciones privadas que hizo el Corazón de Jesús a
Santa Margarita María de Alacoque y, que, por sobre todas las cosas, había una
gran Fe y Amor al Sagrado Corazón de Jesús, hoy, no hay sacerdotes confesando
ni fieles que quieran confesarse. Desgraciadamente, hay muchos Pastores que
desprecian los Viernes Primeros del Mes.
No sé, si alguien o muchos conozcan
el Primer Sábado de Mes, dedicado al Corazón de María y, por el cual, la
Santísima Virgen promete la conversión del mundo a través de los Sacramentos de
la Confesión y de la Sagrada Comunión de los Primeros Sábados de Mes, así como
hacer el Acto de Consagración a su Corazón Santísimo.
Cuanto podríamos recordar y exponer,
pero baste esto, pues la brevedad, del tiempo y el espacio nos piden límite.
Actualmente, cuando en las familias
se llenan los espacios de descanso o se suplen, incluso, los de trabajo y de
unión familiar, por un teléfono celular que los conduce al Internet ha
empobrecer su vida y la de su propia familia ¿qué resultado tendrán? ¿Rezarán,
alabarán a Dios, o sólo irán en su busca cuando lo necesitan?
Ya no hay Rosarios formales y
perseverantes ni en la Iglesias, ni en los hogares. Por allá algunas personas,
quienes son las que nos salvan del Gran Castigo, no dejan diariamente de rezar
el Santo Rosario.
Para la Santa Misa guardo un lugar
especial en este medio. Por lo pronto diré: ¡Qué pobre Liturgia! Y, sobre todo,
la Santa Misa es celebrada de manera diferente en los templos. Mujeres que,
enfundadas en sus mallones, perfectamente bien señaladas sus formas, con uñas y
labios pintados, son las acólitas… Y, en buen número de veces, se ponen su
estola y de tú a tú con el sacerdote, también reparten la Sagrada Comunión, o,
mínimo, sostienen el Cáliz de la Sangre de Cristo para que el sacerdote
introduzca la Sagrada Eucaristía y dé la Comunión.
Pregunto: ¿por qué y para qué,
necesitan una mujer, poco recogida y poco honesta para que de vueltas en el
Altar y hasta distribuya la Sagrada Comunión? ¿Dónde están los niños Acólitos
que eran una promesa para el Seminario?
Ahora los templos son profanados:
allí se abrazan platican incluso una alegría escandalosa. Y, Dios… ¿quién se
acuerda de Él, aún en su misma casa?
Se ha acabado el Don de Piedad, el
celo de la Gloria de Dios y el ansia de salvar almas. Hoy, en los Seglares, mal
llamados Laicos, se encuentra un celo, pero de su propia gloria.
Ante esta falta de una Fe genuina,
suplantada por una Fe plural, por una doctrina sincretista donde caben todas
las creencias, todos los pecados y todos los errores. Donde ya no hay
recogimiento: sino todo es canto,
aplauso, sensiblería, falta absoluta de respeto a Dios. Donde ya no existe la INTERIORIZACIÓN, la cual llevó a San
Agustín a su gloriosa conversión y a lo que llamamos el Pensamiento
Agustiniano. ¿Dónde está la reflexión, la meditación…? Ha quedado en el ayer el
trato y la Oración Personal con el mismo Dios. Ahora, existe la impía meditación
trascendental de la Nueva Era y, es a la que se acoge hasta perder no sólo el
juicio, sino lo más grave, Fe
Actualmente
ya no hay genuflexión ante el Santísimo Sacramento, donde esta Cristo, el Verbo
hecho Carne, con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad. Ni
estando expuesto suelen respetarlo, cuando la obligación, el fervor nos dice
que tantas cuantas veces pasemos delante de Él hemos de arrodillarnos. No sabe
muchísima gente lo que es: EL SANTÍSIMO.
Hacemos todo lo contrario de la milenaria piedad de la
Insigne Doctrina. Cada quien tiene su dios, su doctrina, su piedad, su moral y ¿así
espera la Misericordia Divina? de quién, de Dios o de su dios, porque al fin el
mundo hace lo que quiere…
Sor Clotilde
La próxima semana hablaremos del
“PECADO”
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