viernes, 20 de diciembre de 2013

La Fe.

La Fe.


Es la Fe convicción de las cosas que se esperan, argumento de las que no se ven. (Hebr. XI-1).

Por Sor Clotilde García Espejel, E.D.

Edición Católica.

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A mis hermanos católicos.

A las almas ávidas de luz, que buscan sinceramente la Verdad.

La Autora.

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LA FE



I- INTRODUCCIÓN.

Son las Virtudes teologales fundamento de nuestra vida cristiana, y su práctica seguro camino para alcanzar el fin para el que fuimos creados: llegar a la Vida Eterna. Tales virtudes se denominan Fe, Esperanza y Caridad: la Fe nos lleva al conocimiento sobrenatural de Dios y de su Doctrina; la Esperanza, como su nombre lo indica, a esperar el cumplimiento seguro de las promesas divinas; y la Caridad al Amor pleno y total - que puede lograrse en este valle - de nuestro Dios y Señor, de nuestro prójimo y de todas las creaturas.

Para ser un "buen cristiano es menester armonizar la práctica de las tres virtudes Teologales: Creer, Esperar y Amar lo divino; que no es lo mismo que creer, esperar y amar lo perecedero; y aunque estos últimos conceptos nos son necesarios mientras vivamos, serán sólidos cuando creer, esperar y amar broten del Creer, Esperar y Amar.

Sin embargo, aunque en nuestras vidas es necesaria la práctica de las tres virtudes, no ignoramos que cada una tiene su misión y su destino la Fe es virtud fundamental, pues así como hablando de los Sacramentos sabemos que sin el sacramento del Bautismo no podemos recibir ningún otro, ya que el Bautismo borra el Pecado original, remite toda la pena, infunde en nuestra alma la Gracia Santificante e imprime el carácter de cristiano, nos incorpora a la Santa Iglesia y nos da el ser en el orden sobrenatural -condición esencial para ser sujeto de los otros sacramentos.- así mismo, la Fe es la Virtud fundamental sin la cual no pueden incorporarse las otras dos Virtudes.

La Fe es quien nos introduce en los Misterios de Dios: " La Fe (dice el Concilio Tridentino) es el comienzo, fundamento y raíz de la justificación, y sin ella es imposible agradar a Dios y llegar a formar parte del número de sus hijos". Y San Pablo a los Hebreos (XI - 6): "Sin la Fe es imposible agradar a Dios" Por otra parte: "Nadie puede adherirse a la Revelación evangélica como medio necesario para obtener la salvación sin la iluminación e instrucción del Espíritu Santo".

La Esperanza nos conduce a esperar en Dios, en sus Misterios, en sus promesas ...

Y la Caridad a amar a Dios y a todo lo que le pertenece y si no creo en Dios ¿cómo puedo esperar en Él y cómo he de amarlo? Así que la primera y fundamental Virtud teologal es la Fe: La Esperanza ya fundamentada en la Fe, nos da fortaleza y confianza; y la Caridad, en armonía con las otras dos, nos transforma, nos eleva y nos lleva de la mano en el proceso de la Vida Cristiana y, finalmente, al apuntar el ocaso de nuestra vida terrena, nos abre camino hacia el Cielo.

"La Fe con el entendimiento nos une a Dios como a Verdad infinita, pues nos hace conocer a Dios tal como se ha revelado, preparándonos para la unión de la Visión Beatífica. La Esperanza con la voluntad nos une a Dios como a suprema Bienaventuranza, ya que nos lo hace amar como un bien para nosotros y nos lo hace esperar con firmeza y seguridad; así como también a poner los medios para llegar a esta Bienaventuranza, y con esto nos preparamos a la plena posesión de la Bienaventuranza o plena unión con Dios. La Caridad con la voluntad nos une a Dios como a Bondad Infinita, ya que nos lo hace amar como infinitamente bueno y amable en Sí mismo y establece entre El y nosotros una santa amistad, haciéndonos vivir de su vida, ya que comenzamos a amarle como Él se ama" (Catecismo del P. Ripalda reconstruido por el Padre Luis Vega S. J. IV tomo).

Cuando por misericordia divina lleguemos al Cielo, la Fe y la Esperanza ya habrán alcanzado su objetivo y no serán necesarias; pero la caridad, no sólo permanecerá eternamente, sino que alcanzará un mayor grado de perfección.

Advertimos que la armonía de las tres Virtudes Teologales logran el crecimiento de las Virtudes Cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, así como el de toda virtud de ellas derivada.



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