martes, 18 de agosto de 2015

La Esencia del Cristianismo es la Vida de la Gracia(cont.)

¿Como se han de confesar los pecados?

Con integridad:
1.- Confesar todos los pecados mortales y si no hay mortales, algún venial para recibir la absolución y con ella el aumento de Gracia.

2.- Los pecados deben ser confesados tal como son:
no basta decir: pequé contra la justicia; sino aclarar, si fue robo, de qué monto; si fue calumnia, qué trascendencia tuvo, y si es contra la Caridad, hasta dónde ha llegado: si odio, ira, venganza, etc.

3.- Los pecados han de ser indicados, no descritos.

4. - Ha de decirse el número de veces que se faltó a tal pecado, aunque sea aproximadamente, o bien, decir que ya es costumbre cometer tal pecado.

5. Se deben acusar ciertas circunstancias que mudan la especie del pecado: de venial a mortal, o mortal con mayor trascendencia.

6. No ha de haber vergüenza, ni miedo de confesarse, porque se correría el riesgo de hacer una mala Confesión.

¿Cuáles son los elementos del Sacramento de la Penitencia o Confesión?

1. Materia.- a) Remota: los pecados cometidos; b) Materia próxima: los actos del Penitente: contrición, acusación.

2. Forma. La Absolución del Sacerdote.

3. Ministro El sacerdote aprobado por el Obispo para oír Confesiones, pues para administrar válidamente este Sacramento no basta la Ordenación, (potestad de orden); se requiere también la Potestad de Jurisdicción.

4. Sujeto. Todo cristiano que haya cometido pecado después del Bautismo o deba cumplir el precepto de la Iglesia.

CONCLUSIONES

Estamos obligados a confesar todos los pecados mortales no confesados, pero es bueno y muy provechoso confesar los pecados veniales. Si entendiéramos la paz, seguridad y alegría que da la Confesión propondríamos confesarnos cada diez días, aunque no tuviéramos pecados mortales y más aún, si hubiera pecado mortal.

Si tuviéramos Fe, grande sería nuestro gozo al saber que en el sacramento de la penitencia el que nos escucha y perdona es el mismo Cristo a través del Sacerdote.


El mundo vive una gran neurosis colectiva y acude a los psicólogos, cuya ciencia es limitada por terrena, y ha olvidado el tribunal de la penitencia.

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