sábado, 10 de octubre de 2015

La Jerarquía de los Valores (continuación)

¿QUÉ ORDEN DEBEMOS SEGUIR EN ESTA ESCALA DE VALORES?
POR SOR CLOTILDE GARCÍA ESPEJEL, E.D.

          En una escala de valores objetiva y por lo mismo real, síntesis y fundamento de toda sólida formación: lo inferior que es el cuerpo, se subordina a lo superior que es el alma espiritual. Y el alma a lo supremo que es Dios. Los sentidos deben subordinarse a la razón y la razón a Dios. Y todas las cosas que nos rodean, deben ser empleadas, utilizadas,  enfocadas a este orden. “Dios y alma, Creador y yo; todo lo demás es nada” (Cardenal Newman); Blondel decía: “Todo lo que no es Dios, se reduce a dos perros que pelean por un montón de basura en la que nada encuentra el vencedor”.
          En la cúspide de la pirámide humana hemos de colocar a Dios, a menos que seamos siempre una pirámide truncada que ha perdido su elevación y su hermosura. Se impone lo Divino sobre lo humano, si queremos encontrarle sentido a la vida en la perfecta organización de los valores.
          “La vida, el tiempo, no es más que un recipiente que debemos llenar, una ánfora preciosa que henchida de perfume, bien debemos romper a los pies de Jesús”.
          Oímos constantemente: que la jerarquía de los valores, que el orden de los valores cuya especulación nos remonta a los más encontrados pensamientos; que la Gracia, que Moral, que el Alma, que el Cuerpo; que lo aparente, que lo real, que la Dignidad, que lo Necesario, que lo superfluo… en fin, cada autor presenta su síntesis y uno queda en el anhelo de conjugarlos todos para dar al lector un conocimiento completo, pero, al empezar este artículo consulté, resumí, formule varios modos de expresión, otra forma de presentación; pero al fin gano el amor y la verdad. ¿Qué, o quien es el amor? ¿Qué es la verdad? El amor y la verdad es el mismo Dios, por tanto concreté: Dios, Espíritu y Materia. Se pregunta uno siempre, desde que eran niño: y yo, ¿Para qué nací? Y respondemos en este México Católico: “Para servir y amar a Dios en esta vida y después verle y gozarle en la otra”.
          ¡Qué forma más sencilla y clara de exponer y concebir la escala de valores!
          Dios como centro y altura, mi alma como una honda que se lanza a ese centro y a esa altura, mi cuerpo unido a mi alma que sirve de custodia; todas las demás cosas: concretas, abstractas, reales, necesarias, como medios para alcanzar el fin. Todas las cosas ordenadas hacia Dios, subordinadas a Él.
          Que fácil sería comprender esta escala de valores, si cada acción ó cada acontecimiento, fuera un medio para encaminar a mi alma al encuentro con Dios.
          Lo que dice el Concilio Vaticano II: “El Concilio proclama la primacía del orden moral conjuntamente ordena todos los demás ordenes humanos, por dignos que sean sin excluir el arte”.
          Para que haya mayor claridad en la práctica, citaremos este criterio de un autor contemporáneo:
          PRIMER CRITERIO.- Valores Morales: libertad, amor, dignidad, mutuo respeto, justicia, verdad.-  Valores Materiales: casa, vestido, muebles, terrenos, reloj, automóvil etc. El que prefiere y hasta pisotea el Valor Moral por un material, esta visiblemente herrado.
          SEGUNDO CRITERIO.-   Valores Necesarios: alimentos a la familia; convenientes: un regalo a un amigo; agradables: ir de paseo. Debe preferirse lo necesario a lo conveniente, y lo conveniente antes de lo agradable.
          TERCER CRITERIO.- Valores Reales, quienes siempre nos perfeccionan o enriquecen: estudiar Religión, practicar la virtud; aparentes: son falsos, prometen un bien y nos despojan de otro mayor.
          Pero, sobre toda esta consideración, está el Valor Eterno: Dios, quien además, es origen y fin de todo Valor.  Más para entender esto se necesita la Fe Católica, Valor lleno de Luz que  ilumina y fortalece el camino hacia Dios en orden y armonía.
          Hoy el mundo ha invertido los Valores y como ya hemos confirmado, el mundo maneja una escala irreal, falsa y subjetiva.


          Ejemplos:


SOR CLOTILDE GARCÍA ESPEJEL, E.D.

    

                                                                      

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