jueves, 15 de octubre de 2015

La Jerarquía de los Valores (final)

EJEMPLOS:                                               
POR SOR CLOTILDE GARCÍA ESPEJEL, E.D.

          Corre el educando, lo presionan sus padres quienes están dispuestos a cualquier sacrificio, por una exitosa profesión, aunque esto traiga apuros económicos y una pésima alimentación y, a veces, lo que es peor, que el joven mal preparado en su hogar, en su escala de valores, termina con el título o sin él pero con la Fe perdida.
          Pero si todo este esfuerzo hubiera que hacerlo para ser instruído en su moral, en su religión etc., se encontrarían millares de pretextos.
          Defienden los hombres, y en justicia, sus posesiones si alguien quiere arrebatárselas; y no defienden así la inocencia de sus hijos. Reclaman los padres de familia a los maestros y superiores el que corrijan a sus hijos, pero jamás advierten a esos maestros, que no escandalicen a sus hijos con sus herejías e inmoralidades.
          Lloramos y nos afligimos mucho por la muerte de un ser querido pero, mientras vivió, jamás derramamos lagrimas para alcanzar su conversión. Contemplamos teatros, cines, bares, antros, llenos de jóvenes que se pervierten, con lo cual, los propietarios adquieren fabulosas fortunas, mientras los padres de esos jóvenes viven tranquilos, aunque sus hijos, tengan corrupta el alma, bajo condición, de que  tengan incólume su cuerpo. Catecismos desiertos, Iglesias vicias, inmoralidades, sacrilegios, hijos sin padre, madres solteras, drogadicción… Rotos todos los límites de la moralidad y nadie se queja, nadie llora, nadie agoniza.
           Hoy es así: poder, placer y dinero= valores supremos; moral y religión= valores ínfimos.
           ¡Pobre humanidad! Ha invertido los valores, ha olvidado a Dios que es el valor supremo. No está consciente de la existencia de su alma. Hoy, el valor supremo es el culto al cuerpo, pisoteando el espíritu  y olvidando a Dios. A esto si podríamos llamarle: “LA MUERTE DE DIOS”.
          La lógica de esta inversión de valores, es un mundo que vive en el placer; sin embargo desconoce la felicidad, pues al invertir la causa, ha invertido los efectos;  al cambiar el orden, a variado en  los conceptos.
          En este sencillo artículo no se pretende enseñar en un instante, lo que se va aprendiendo durante el curso de la vida y, solo anhelo, en nombre del Espíritu Santo,  despertar, motivar, inquietar para que en busca de la felicidad y no del placer, se procure buscar la jerarquía objetiva de los valores, sin la cual el hombre no puede ser feliz, ni proyecta felicidad.
          Para dar fin a este artículo les propongo alcanzar la real y objetiva escala de valores a través del estudio y la oración.


SOR CLOTILDE GARCÍA ESPEJEL, E.D.


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