jueves, 10 de diciembre de 2015

"La Inmaculada Concepción"

LA INMACULADA CONCEPCION
 


            ¡Toda pulcra es ¡
            ¡Toda hermosa eres María!
            ¡No hay en Ti mancha de pecado original!
            Este grito de admiración con que comienza el oficio de la Inmaculada Concepción, responde muy bien al sentimiento de la humanidad, que lleva en si la mancha del pecado, ante la pureza Inmaculada de la Virgen María.

            ¿Qué entendemos por Inmaculada Concepción?

            El privilegio que Dios concede a una creatura excepcional. Una Niña Hermosa que es concebida, como todos los seres humanos, pero SIN LA HERENCIA DEL PECADO ORIGINAL ni su efecto, LA CONCUPISCENCIA- tendencia al placer y al pecado-.
            Así nace una bella infante Hija de Santa Ana y San Joaquín. Pero no solo es concebida sin pecado original, sino regalada, de parte del mismo Dios, con los más elevados dones de perfección física, psicológica, espiritual y sobrenatural con que pueda donarse a una creatura y, a los que la Niña, María Inmaculada, supo corresponder y convirtió sus donen en virtudes excelsas; además, conservó y aumentó todo bien.

 


            “Y habiendo decretado desde toda la Eternidad hacer de María la Madre del Verbo Encarnado, la vistió Dios con vestiduras de Santidad e hizo de su alma, morada digna para su Hijo”.
            ¿Porqué regalo así el Señor a la Santísima Virgen?
            Porque había de ser la madre del Redentor, del Verbo, de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Pues del mismo modo que para recibir a Jesucristo Sacramentado hemos de estar en Gracia Santificante, y que un Sagrario debe estar bendito y consagrado para que allí se guarde a Cristo Sacramentado con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad y que solo las manos consagradas del sacerdote, pueden tocarla; así la Santísima Virgen ha de ser pura e inmaculada para concebir al Verbo, al Hijo de Dios, quien habría de vivir nueve meses en su seno puro y limpio como toda ella.
            Solo con tan grandes dones y muy bien aprovechados, llegó la Santísima Virgen a ser la máxima corredentora con Cristo, en su Vida, Pasión y Muerte, para salvar al hombre del PECADO ORIGINAL.
            “Aclarando que la Redención total desde la Concepción de la Virgen la preservo de toda mancha incluyendo siempre el PECADO ORIGINAL”.




            Cuando la Virgen Santísima en su escasa edad recibe al Arcángel Gabriel, da un SÍ, un hágase en mí la voluntad de Dios; ya advierte la Pasión dolorosa que le espera. La fiesta de la Inmaculada Concepción anuncia los esplendores de la Encarnación Redentora hasta la Natividad del Señor.
            Esta preciosa fiesta que nos presenta el Dogma y Misterio de la Inmaculada Concepción, fue instituida por Pío IX con motivo de la proclamación universal el ocho de diciembre del 1854.
            Desde el siglo octavo se celebraba en Oriente una fiesta de la Concepción Inmaculada de la Virgen, fiesta que volveremos a encontrar en el siglo noveno en Irlanda y España y en el siglo once en Inglaterra.
            Estas fiestas antiguas dan testimonio de un culto tradicional de la Pureza Inmaculada de la Virgen María hasta la SOLEMNE DEFINICIÓN DOGMATICA DE PÍO IX. Esta definición ex cátedra, no hizo más que precisar su sentido y afirmar como verdad de fe La Inmaculada Concepción de María.
            Poder, presencia Eterna en el pensamiento de Dios, solicitud por los hombres que, escuchándola, encuentran el camino de la Salvación: He allí los atributos de la Sabiduría que la Iglesia aplica a la Santísima Virgen, lo mismo que a Jesucristo, su Hijo. ¡Tan íntimamente se haya asociada a Él en la realización de los grandes designios de Dios!

ORACIÓN

            “¡Oh, Dios!, que, por la Inmaculada Concepción de la Virgen, has preparado digna morada a tu Hijo; te suplicamos que, así como por la muerte prevista de este Tú Hijo la has preservado de toda mancha, nos concedas también, por la intersección de María, llegar puros hasta Ti. Por el mismo Cristo Nuestro Señor Amén”.

CON GRAN AMOR Y FE A LA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA

Sor Clotilde.

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