LA EPIFANÍA
“La
Fiesta de la Epifanía que existía en Oriente y en ciertas Iglesias de
Occidente, antes de penetrar a Roma, parece haber sido en su origen una Fiesta
de la Natividad para la Iglesia.
El 6 de enero era para esas Iglesias, lo que es la Navidad
para la Iglesia Romana. Introducida la Epifanía, en Roma, en la segunda mitad
del siglo VI, se convirtió en el complemento y coronamiento de la Navidad, pues
la Iglesias Orientales llegaron a celebrar con Roma el Misterio de la Navidad,
el 25 de diciembre y entonces, el Occidente, adopto el 6 de enero para
solemnizar la Epifanía”.
Parece
ser que a esta Gran Fiesta de la Epifanía que fue central para las Iglesias
Orientales, nosotros sólo la vivimos como una celebración donde se reparten
regalos a los niños.
Muy
hermoso es recordar nuestra infancia en espera de esos Tres Reyes Celestiales que
llegaban cada año el 6 de enero. Sin embargo, cuanto más pasa el tiempo, nos
olvidamos del gran contenido y expresión de esta Fiesta Eclesiástica.
¿Qué quiere decir Epifanía?
Epifanía
quiere decir “Manifestación”. Lo que celebra hoy la Iglesia es la manifestación
del Señor al mundo entero.
Después
de darse a conocer a los pastores, se Revela a los Magos venidos de Oriente
para adorarlo. Toda la Tradición Cristiana ha visto en los Magos las primicias
de la gentilidad. Ellos preceden a todos los pueblos de la tierra, de suerte
que la Epifanía, es una afirmación de que Jesucristo viene a salvar al mundo entero.
Consideremos
al Niño Dios en un pesebre o en una cueva, no importa, lo que trasciende es que
allí Los Reyes atestiguan que ese Niño ese Rey, es Dios y es Hombre.
Es
Rey porque es y será el Rey de reyes y Señor de los señores y su majestad ha de
vivir al fondo de cada creatura, de cada familia, de cada sociedad, de cada país…
Él es, Cristo Rey.
Es
Dios, creador de todo lo existente, con todos los atributos del Único Verdadero
Dios.
Es
Hombre, porque el Verbo se hizo Carne y hábito entre nosotros.
Es
el Hombre Dios, el Redentor que habrá de volvernos a la amistad con el PADRE.
Los
Santos Reyes venidos del Oriente, manifiestan al mundo que es Rey, Dios y
Hombre pues le regalan oro, incienso y mirra.
Es
la primera y gran manifestación al mundo de ayer, de hoy y de siempre, de que
ese Niño es Rey, Dios y Hombre
“Es
la hora de que el inmenso mundo pagano iniciará su camino para seguir a la
estrella, que le llama para ir en pos de su salvación” (San León).
Aquí
está el sentido pleno de la magnífica profecía de Isaías:
“De Sabá, vendrán todos trayendo oro e incienso,
loores del Señor”. “¡Levántate Jerusalén resplandece, porque se levanta sobre ti,
la gloria del Señor”
CONTINUA
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