Continuemos ahora con el Triple objeto de esta
solemnidad, que es una Triple manifestación del Señor:
1. El Misterio de Los Magos venidos de Oriente en pos
de una estrella para adorar la divina Realeza del Niño nacido en Belén, manifiestan
su divinidad y su carácter de Redentor. Nos enseñan cómo debe tratarse al único
Dios Verdadero, porque si es verdad que el Niño nace en un lugar humilde, también
es verdad, que los Tres Reyes Magos le dan un culto esplendoroso: oro, incienso
y mirra como al único Dios Verdadero.
Ojalá en esta época, bastante desacralizante,
retornáramos a un culto digno de Dios, con todo su esplendor, respeto y
magnificencia; e igualmente los pastores, asemejando a Los
Reyes en el servicio de Dios, usaran la debida ornamentación y olvidara el
mundo, a los Teólogos de la Liberación, que igual que judas, quieren todo para
los “pobres”.
2. El Misterio del Bautismo de Jesucristo en la Aguas
del Jordán, y su proclamación como Hijo Verdadero de Dios: “ESTE ES MI HIJO MUY AMADO EN
QUIEN TENGO PUESTAS TODAS MIS COMPLACENCIAS”. El reconocimiento de que
Cristo es Dios, por la Primera Persona de la Santísima Trinidad que es el Padre,
es la primera manifestación plena del Excelso Misterio Trinitario: presente el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
3. Para confirmar aún más la Divinidad de Cristo, lo
contemplamos en su primer milagro en la Bodas de Cána, sin pasar por alto que
es la primera intercesión de la Santísima Virgen María. Allí se manifiesta la
Divinidad y el Poder de Jesucristo y la Corredención de la Santísima Virgen María.
Terminó
con este hermosos escrito de San Máximo de Turín (Siglos IV y V) Sermón 13 La
Santa Epifanía:
“Hoy,
en cierto sentido, celebramos un segundo nacimiento de Nuestro Salvador, pues,
de hecho, lo vemos engendrado con las mismas señales y con los mismos Milagros,
pero en un Misterio más Grande. En el Primer Nacimiento, el Espíritu Santo que
intervino en el Seno de la Virgen, ahora lo rodea con su Luz en el Agua del Río
Jordán. Quien conservo para Él la castidad de María, ahora Santifica para Él
las corrientes del río. El Padre que entonces cubrió con la Sombra de su Poder,
ahora lo proclama con su voz; y el que entonces, como si se tratara de una
grande prudencia, oculto su nacimiento, ahora da testimonio de la verdad. Hoy,
Dios dice: “Esté es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo”. En este
Segundo Nacimiento lo vemos rodeado de una mayor claridad. En el Primer
Nacimiento Cristo fue generado en el silencio, sin testigos; ahora el Hijo es
Bautizado gloriosamente con la proclamación de su Divinidad. En aquel momento,
José se justifica pensando que era Padre; en este Segundo, Dios, que no era tenido
como Padre, ocupa su lugar. Entonces, la Madre es Esposa para los sospechosos,
pues el Padre no estaba declarado; aquí, la Madre es objeto de honor porque
Dios reconoció a su Hijo”.
Sor Clotilde
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