miércoles, 25 de mayo de 2016







                             Fiesta del Santísimo Cuerpo de Cristo.

Un saludo para todos los amigos, sobre todo para aquellos que hacen el favor de leer mis sencillos escritos.

Es necesaria una catequesis sobre la sagrada Eucaristía, pues vamos observando que cada día el católico pierde la dimensión sobrenatural del Sacramento Eucarístico sobre su Presencia Real y, por lo mismo, el respeto y adoración que debemos, desde nuestro limitado ser de creaturas, hasta la grandeza infinita de Nuestro Señor Sacramentado.

La fiesta de Corpus Christi se remonta al siglo XIII. La instituyó para su diócesis en 1242 el Obispo de Lieja, ante las insistentes demandas de la Beata Julia madre priora de su convento situado a las puertas de la ciudad, en el monte Cornillón. Algunos años más tarde, la extendió a la Iglesia universal el Papa Urbano IV, antiguo archidiácono de Lieja, España. A causa de su procesión el Santísimo Sacramento, muy pronto se convirtió la Fiesta del Cuerpo de Cristo en una de las más gratas al pueblo cristiano. Con su fe en la Presencia Real, lleva a Dios en esta solemnidad su acción de gracias por todos los bienes que le llegan por este Sacramento.

Comentario: La Eucaristía está íntimamente ligada a la vida de la Iglesia y de los fieles. Puede decirse que en ella brota y se manifiesta incesantemente la vida sobrenatural en nosotros los cristianos. En la Santa Misa hace presente la Iglesia sobre sus altares, el sacrificio de Cristo, Fuente interminable de nuestra redención. Jesucristo no cesa a través de la Iglesia de ofrecerse a Dios.

Por la Santa Comunión nos unimos a Cristo inmolado por nosotros y se transforma nuestra vida en la de Él; por el Bautismo hemos nacido a la vida de la Gracia y por la Eucaristía nos alimentamos como en un Pan Celestial.

Principales Nombres de la Sagrada Eucaristía:

Sagrada Escritura: ¨Pan del Cielo…, Pan de Vida…, Pan Vivo que ha bajado del Cielo¨ (Juan 6,32-35-51); ¨Cena del Señor¨(primera a los Cor.11-20); ¨Cáliz de Bendición…, Comunión de la Sangre de Cristo…, Comunión del Cuerpo del Señor¨(primera los Cor.10,16); ¨Fracción el Pan¨(act.cap.2,42), etc.
Los santos padres: Eucaristía, palabra griega que se traduce en ¨Acción de Gracias¨; Santísimo Sacramento, Sacramento del altar, Sagrada Comunión, Pan de los Ángeles, Pan del alma, Vino que engendra vírgenes, Santo Viático.

De la Sagrada Eucaristía, encontramos en la Sagrada Escritura, varias figuras y símbolos.

La Religión es una desde el principio, por tanto, los principales Misterios del Nuevo Testamento fueron prefigurados en el Antiguo, pues realmente las ceremonias y los ritos eran sombras y figuras de la realidad que había de traer al mundo el Hijo de Dios, cuando tomara carne humana en la plenitud de los tiempos.

Prefiguración de las especies sacramentales:
El sacrificio de Melquisedec, que ofreció Pan y Vino  (Gen 14,18). Los Panes Acimos (Exodo 12,8-15-20). Y de la proposición (Exodo 21,30). Los sacerdotes tendrían que guardar la santidad que les era exigida para el ofrecimiento y comida (Levíticos.21,6,8 y 17).
En aquel largo camino del Profeta Elías, el ángel, para que no desfalleciera le dio pan a comer (3reg.19,5-8).
En cuanto al Cuerpo Real de Cristo contenido bajo las especies, fue prefigurado por todos los sacrificios de la antigua ley, principalmente los de Abel, Abraham y Melquisedec (como recuerda la Iglesia en el Canon de la Misa), ahora no sé si se diga el Canon. Los sacrificios matutinos y vespertinos diarios, el cordero pascual ofrecido y comido por todo el pueblo y el sacrificio de expiación, era el más solemne de todos.
La Gracia Sacramental Eucarística fue prefigurada por el maná que llovía diariamente del Cielo, para alimentar a los Israelitas en el desierto.
El Cordero Pascual fue la figura más completa pues prefiguraba la Eucaristía con sus especies sacramentales, el Cuerpo Real de Cristo y la Gracia Sacramental Eucarística en cuanto que por la aspersión de su sangre fueron preservados los Israelitas del ángel exterminador.

Institución: lo prueba la Sagrada Escritura:
¨mientras comían, Jesús tomó Pan, lo Bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos dijo: ¨TOMAD Y COMED ESTO ES MI CUERPO Y TOMANDO UN CALIZ Y DANDO GRACIAS, SE LOS DIO DICIENDO: ¨TOMAD Y BEBED TODOS DE EL QUE ÉSTA ES MI SANGRE DEL NUEVO TESTAMENTO, QUE SERÁ DERRAMADA POR MUCHOS PARA REMISIÓN DE LOS PECADOS¨(Mateo26,26-28, san Marcos 14,22-25,san Lucas 22,19-20, san Pablo primera Cor. 11,23-26).
¨La Eucaristía fue instituída por nuestro Señor Jesucristo como verdadero y propio Sacramento, distinto y más excelente que los demás. (de fe divina expresamente definida).
En cuanto al Magisterio Eclesiástico, expresamente lo declaró el concilio de Trento contra los protestantes (D 844,874,875). Estudiémoslo como verdadero y propio sacramento:
La Sagrada Escritura fuente de Revelación Divina nos muestra en el Nuevo Testamento cómo la Eucaristía, tiene todos los elementos constitutivos de un Sacramento a saber:
Signo sensible: Pan y Vino.—instituidos por Cristo: Tomad y Comed…Haced esto en memoria mía (Luc. 22,19).
Para conferir la Gracia: ¨el que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna¨(Juan.6,54).
Oigamos nuevamente al Magisterio Eclesiástico a través del concilio de Trento: ¨si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no fueron instituídos todos por Jesucristo Nuestro Señor, o que son más o menos de siete, o que alguno de estos no es verdadero y propiamente sacramento, sea anatema ¨(D844).
Definición de sacramento: ¨signo sensible instituído por Nuestro Señor Jesucristo para significar y producir la Gracia santificante¨.

Materia de la Eucaristía remota y próxima:
Para que la materia remota del Sacramento de la Eucaristía  sea válida, es usar únicamente el pan de trigo y el vino de la vid, sin otras mezclas: ¨os digo que desde ahora no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios¨ (Lucas 22,18).
El Magisterio Eclesiástico ha declarado repetidas veces en el concilio IV de Letrán (D430), en el de Florencia(D698), en el de Trento(D877), etc.

¨la materia remota lícita del Sacramento de la Eucaristía, ya dijimos que es el Pan reciente, siendo ácimo para los latinos y fermentado para los griegos, en cuanto al Vino debe ser puro y se debe añadir en el altar una pequeñísima cantidad de agua¨.
Advirtamos que, por pan de trigo se entiende únicamente el amasado con harina de trigo, agua natural y cocido al fuego. Y por vino el líquido que se obtiene al exprimir las uvas maduras.

Materia próxima:
Llamamos materia próxima a la aplicación de la materia remota, es decir, a la constitución del Sacramento.
Para que la Consagración Eucarística sea válida, se requiere que el Pan y el Vino estén realmente presentes ante el sacerdote que va a consagrar y que este tenga intención al menos virtual, de consagrar las dos especies, Pan y Vino determinada e individualmente.

En cuanto al Pan reciente debe haberse fabricado antes de los treinta días, lo ideal sería hacer las hostias cada ocho días para la renovación. Es pecado mortal usar hostias fabricadas dos o tres meses antes.

Estudiemos los requisitos para que la consagración sea válida y si fallara uno de estos requisitos no puede haber Consagración. El sacerdote consagrante debe tener frente a él físicamente presentes el Pan y el Vino con el fin de que puedan recaer sobre ellos los pronombres demostrativos Hoc, Hic (esto, este) la intención, al menos virtual es decir, la que se supone ha de ser un acto previo que no se retracta y que influye en el transcurso de la acción. Claro es que el sacerdote, cuando sabe que va a celebrar el Santo Sacrificio, conoce perfectamente que la esencia de la Misa está en la Consagración y que el resultado de dicha Consagración es la Transubstanciación del pan por el Cuerpo de Cristo y el vino por la Sangre de Cristo. Las lecturas y la misma predicación, no son ni el ser ni la esencia del Santo Sacrificio y, solo a través del Santo Sacrificio tendremos la dicha de recibir a Jesús Sacramentado y de tenerlo perpetuamente en los Sagrarios.

El sacerdote ha de consagrar determinada e individualmente porque solo así resultan verdaderos los pronombres demostrativos Hoc o Hic.
No consagra el sacerdote que no tiene intención de consagrar, y, de ninguna manera consagra el que no tiene intención de consagrar este Pan y este Vino que tiene delante de sí.

Derecho Divino y Derecho Eclesiástico:
Por Derecho Divino se refiere a la Consagración de las dos especies dentro del sacrificio de la Misa.
Por Derecho Eclesiástico se refiere para la licitud de la Consagración, la observancia de los ritos y ceremonias preceptuadas por la Iglesia. ¿Qué diremos ahora que cada quien consagra a su manera?
Veamos lo que está preceptuado por la Iglesia: bajo pecado mortal que la materia que se ha de consagrar esté sobre el Altar- el corporal- y sobre el ara si el Altar tiene únicamente consagrada el ara. (advertimos que el ara en el altar ya no existe y el corporal lo ve uno en algunos templos y en otros no).
Ahora, si el copón está descubierto en el momento de consagrar se cae en pecado venial.

Forma de Consagración:
La forma de la Consagración del Pan es la siguiente ¨Hoc est enim corpus meum¨porque esto es mi cuerpo, (Mateo 23,26).
El pan no es el Cuerpo de Cristo, el pan se transubstancia en el Cuerpo de Cristo pero, repito el pan no es el Cuerpo de Cristo. Antes de la Consagración era la substancia del pan y después de la Consagración es el Cuerpo de Cristo. El sacerdote no Consagra en nombre propio o personal, ni en sentido explicativo, histórico o como un relato de lo que hizo Cristo en la Última Cena, sino que Consagra en nombre y como instrumento de Cristo.

Actualmente no sabemos si consagran o narran la consagración.
La Consagración se verifica en el último instante de la pronunciación de la formula.
El Vino: la consagración del Vino es de la manera siguiente: ¨Hic est enim calix sanguinis… (¨porque este es el Cáliz de mi Sangre, del Nuevo y Eterno Testamento, Misterio de Fe, que será derramada por vosotros y por muchos para remisión de los pecados¨) (Mt.26,28;Mc.14,24;Luc.22,20; primera los Cor.11,25). La fórmula completa resulta de la reunión de sus fragmentos parciales tal como lo ha definido la Iglesia desde los tiempos apostólicos (D715).

Breve resumen del estudio teológico de la Transubstanciación:
Entender la Transubstanciación es penetrar más a fondo el Misterio de la Sagrada Eucaristía.
Presencia Real de Cristo en la Eucaristía: ¨mientras comían, Jesús tomó Pan, lo bendijo, lo partió, y, dándoselos a los discípulos, dijo: ¨tomad y comed, esto es mi Cuerpo¨. Y tomando un Cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: bebed de él todos, que ésta es mi Sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión de los pecados (san Mateo. 26-27).
Porque ya he recibido del Señor lo que os he transmitido, que el Señor Jesús en la noche que fue entregado, tomó el Pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi Cuerpo que se da por vosotros; haced esto en memoria mía: y así mismo después de cenar, tomo el Cáliz diciendo: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre; cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria mía. Pues cuantas veces comáis este Pan y bebáis este Cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que El venga. Así, quien come el Pan y bebe el Cáliz del Señor indignamente será reo del Cuerpo y la Sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre así mismo, y entonces coma del Pan y beba del Cáliz; pues el que sin discernir come y bebe el Cuerpo del Señor, se come y bebe su propia condenación. ( primera a los Cor, cap.11 ver. Del23 al 29).
¨En verdad os digo que, sino coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdaderamente comida y mi sangre es verdaderamente bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí (Juan.53-56).
¨Si alguno negare que en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, juntamente con el alma y la divinidad, y, por lo mismo, Cristo entero; sino que dijere que solo está en el cómo en señal y figura o por su eficacia, sea anatema (D883).
¨Si alguno negare que en el venerable Sacramento de la Eucaristía se contiene Cristo entero bajo cada una de las especies y bajo cada una de las partes de cualquiera de las especies hecha la separación, sea anatema (D885).
¨Si alguno dijere que, acabada la consagración, no está el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo en el admirable Sacramento de la Eucaristía, sino solo en el uso, al ser recibido, pero no antes y después, y que en las Hostias o partículas consagradas que sobran o se reservan después de la comunión no permanece el verdadero Cuerpo de Señor, sea anatema (D886).

La Transubstanciación de la Sagrada Eucaristía:
La Transubstanciación de la Sagrada Eucaristía consiste en la total conversión de toda la substancia del Pan en el Cuerpo de Cristo y de toda la substancia del Vino en su Sangre, permaneciendo sólamente las especies o accidentes del Pan y del Vino.
Por la Transubstanciación, o sea por la conversión de toda la substancia del Pan y el Vino en su propio Cuerpo y Sangre, permaneciendo únicamente los accidentes del Pan y del Vino, Cristo se hace realmente presente en la Eucaristía. (de fe divina, expresamente definida).
¨Si alguno dijere que en el sacrosanto Sacramento de la Eucaristía permanecen las substancias del pan y del vino, juntamente con el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, y negare aquella maravillosa y singular Conversión de toda la substancia del Pan en el Cuerpo de Cristo y de toda la substancia en su Sangre, permaneciendo solamente las especies de Pan y Vino; conversión que la Iglesia Católica llama Transubstanciación, sea anatema¨(884).
Cristo está en la Eucaristía:
¨Bajo cada una de las especies sacramentales y bajo cada una cuando se separan está contenido Jesucristo entero, o sea, su Cuerpo, Sangre Alma y Divinidad. (de fe divina, expresamente definida)
¨Si alguno negare que en el venerable Sacramento de la Eucaristía se contiene Cristo entero bajo cada una de las especies y bajo cada una de las partes de cualquiera de las especies hecha la separación, sea anatema. (así lo definió expresamente el concilio de Trento).
En virtud de las palabras sacramentales, bajo la especie de Pan se contiene solamente la substancia del Cuerpo de Cristo; y bajo la especie de Vino, solamente la substancia de su Sangre…pero, en virtud de la natural concomitancia y de la unión hipostática que unen entre sí inseparablemente las distintas partes de Cristo, bajo una y otra especie está Jesucristo entero con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. Es decir, está en la Hostia Consagrada con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad e igualmente en el Vino Consagrado está Cristo con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad.
¿por qué se nos dan ahora por un lado la Sagrada Eucaristía y en seguida el Vino ya Consagrado…?
¨Cristo todo integro está bajo la especie del Pan y bajo cualquier parte de la misma especie, y todo igualmente está bajo la especie de Vino y bajo las partes de la misma¨. Ésta ha sido siempre la fe de la Iglesia de Dios. (D876).
El Padre y el Espíritu Santo están realmente presentes en la eucaristía en virtud de la circuminsesión de las divinas personas, que las hace absolutamente inseparables entre sí.
El mismo Cristo dice: ¨Yo y el Padre somos una sola cosa…el Padre está en mí y Yo en el Padre ¨(Juan10,30 y38).
¨El que me ha visto a mí ha visto al Padre¨; y lo mismo hay que decir naturalmente del Espíritu Santo¨.
¨Por razón de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo, el Espíritu Santo esta todo en el Padre, todo en el Hijo. Ninguno precede a otro en eternidad o le excede en grandeza o le sobrepuja en potestad¨(D704).
La Presencia real de Cristo en la Eucaristía termina o desaparece al corromperse las especies de Pan y Vino, sin que le Cuerpo de Cristo sufra con ello la menor inmutación. Jesús Sacramentado está en el alma del que comulga todo el tiempo en que permanecen incorruptas las especies sacramentales en su estómago.
Esta breve, pero profunda enseñanza sobre la Sagrada Eucaristía, debe movernos: 1.que al entrar al templo lo hagamos en silencio, nos pongamos de rodillas, nos persignemos y busquemos, antes que a cualquier Santo, el Sagrario, caja de madera o dorada donde se guarda Jesucristo con su Cuerpo con su Sangre con su Alma y con su Divinidad, 2.que en lo que esperamos el santo sacrificio de la Misa u otra ceremonia religiosa guardemos silencio y oremos alabando al Señor pidiéndole Mercedes, que en la Consagración todos se pongan de rodillas, 3.para ir a comulgar hay que ir en Gracia, no tener pecado mortal, ser asiduo a la confesión y acercarse a la sagrada comunión con reverencia y humildad, 4.cuando el Santísimo Sacramento está en el Sagrario se le saluda con una genuflexión; pero cuando está expuesto hay que hincarse con las dos rodillas adorando a Dios.
Hoy…en este maremágnum se ha perdido el respeto a Dios y a su templo, comuniones en la mano, comuniones sacrílegas sin confesarse, gritos en el templo, besos y saludos a la hora de ir a comulgar, desfile de modas paganas y deshonestas en las celebraciones de matrimonios, XV años, primeras comuniones, etc.
Y ¿Dios?
Los fieles en su mayoría no saben distinguir entre el ofertorio, la consagración y la elevación y le dan más importancia a las lecturas, a la predicación, que a la esencia de la Misa que es la Consagración.
Algo de la secuencia para terminar:
¨Alaba, alma mía, a tu salvador; alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.
Pregona su Gloria cuanto puedas, porque él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarlo lo bastante.
El tema especial de nuestros lores es el pan vivo y que da vida¨.

 

                                                      Sor Clotilde.





viernes, 20 de mayo de 2016









                                 La Santísima Trinidad.

El próximo domingo 22 de mayo es la celebración litúrgica en la Iglesia, del fundamental Misterio de la Religión Católica. Sin este Misterio no podríamos entender La Creación de todo el universo, realizada por el Padre Eterno; ni la Redención del Verbo Hecho Hombre, ni la existencia de la Iglesia, ni su santificación unida a la de las almas, por el Espíritu Santo. Sin este Misterio no podríamos comprender los grandes Misterios que guarda el tesoro de la Iglesia.

El Misterio de la Santísima Trinidad consiste, como nos lo enseñaron desde niños: ¨TRES PERSONAS DISTINTAS Y UN SOLO DIOS VERDADERO¨. Sin embargo, la Persona del Padre, no es la Persona del Hijo ni la del Espíritu Santo; la Persona del Verbo (Hijo), no es la Persona del Padre ni la del Espíritu Santo y la Persona del Espíritu Santo, no es ni la del Padre ni la del Hijo; aunque sabemos que las tres Divinas Personas son un solo Dios.

La Santísima Trinidad es Uno y Trino. Uno por ser un solo Dios; Trino porque son tres Personas.

Las tres Divinas Personas no se distinguen ni por su naturaleza, ni por sus perfecciones, ni por sus obras exteriores. Se distinguen solamente por su origen.

No se distinguen por su Naturaleza, porque es exactamente la misma Naturaleza Divina; no se distinguen por sus perfecciones, porque las Tres Divinas Personas por ser un solo Dios, son infinitas, eternas, misericordiosas, etc. Tampoco se distinguen por sus obras exteriores, porque teniendo las Tres la misma omnipotencia, lo que obre una respecto a las creaturas, lo obran las otras dos. Porque, aunque son Tres personas distintas, si no fueran el mismo y un solo Dios, no podrían realizarlas.

Sí se distinguen por su origen, porque aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Tres Personas y un solo Dios:
El Padre no procede de ninguna otra Persona.

El Verbo (Hijo) es engendrado por el Padre, por vía de entendimiento.
Y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por vía de Voluntad y de Amor.
Advirtiendo que las Tres Divinas Personas, aunque hablemos de engendrar y de proceder, las Tres son eternas e infinitas y que, este Misterio Trinitario es eterno e infinito, no es algo del pasado, sino un perpetuo presente.
Lo más hermoso es, que este bello y sin igual Misterio, por ser eterno, por ser perpetuo, la Santísima Trinidad lo realiza viviendo en el alma del justo que vive en Gracia: el Padre se contempla y engendra al Hijo; el Verbo y el Padre se aman y de ese Amor procede el Espíritu Santo.
A este encanto de la Trinidad en el alma del justo, le llamamos In-habitación Trinitaria.

Deseo ahora presentarles el prefacio de un pequeño libro del padre Philippon, O.P. ¨La Trinidad en mi vida¨.
Es aparentemente pequeño, pero inmenso, grande y profundo por el tema y la sublime forma de hablar del Misterio de la Santísima Trinidad:
¨La Trinidad no pasará. La Trinidad es lo único necesario. El valor supremo que coloca cada cosa en su lugar en el universo. La empresa de toda vida humana es la Trinidad lograda o perdida para siempre¨.
La historia del mundo es un drama de Redención; ¡todo concluirá para algunos en la visión de Dios, para otros en una eterna desesperanza!. Lo había juzgado así San Juan, bajo su verdadera luz, en una reflexión trastornadora. Cristo ha muerto ¨no solo por una Nación ¨, sino para traer a la unidad a todos los hijos de Dios dispersos. ¨Jesús mismo nos ha dado la luz definitiva, en este punto capital, en esta última oración: ¨Padre, que todos los hombres sean consumados en nosotros, en la unidad¨.
¿Por qué esta verdad fundamental no llena de luz todos los instantes de nuestra vida? ¡cómo cambiarían todas las cosas si nosotros supiésemos comprender que a través de nuestras menores acciones se continúa la ascensión de las almas hacia la Inmutable Trinidad!. Sería necesario colocar, junto a todas las encrucijadas de nuestras grandes ciudades, un policía o una flecha indicadora recordándonos el por qué de nuestro mundo y nuestra vida. Un único sentido: La Trinidad.
¿Por qué providencial coincidencia he sido puesto yo para lanzar a Nueva York este mensaje Trinitario?. Hundido en este inmenso hormiguero humano, ¡cómo no cruzar con angustia todos estos rostros de hombres y mujeres que corren a sus trabajos o a sus placeres aplastados por los gigantescos edificios o rascacielos!, sin embargo, toda alma humana, a ciertas horas, paladea esta nostalgia de lo absoluto, esta necesidad de evadirse hacia lo eterno y lo divino. ¿cómo no ha de elevarse nuestra oración suplicante y fuerte como un clamor redentor por tantos hermanos nuestros que no tienen la luz?. Se desearía hacer comprender a todas estas mazas humanas la advertencia de Cristo: ¨el Cielo y la Tierra pasarán, mis palabras permanecerán eternamente¨.
¨Pasarán todas nuestras grandes capitales modernas. ¡Nueva York pasará, pero la Trinidad jamás pasará!¨
22 de Octubre de 1956. ----------------------------------------------
E imitando al Padre Philippon yo diré: ¨México con toda su belleza arquitectónica, su bella flora y fauna, sus grandes vertientes, ríos y mares y los placeres y horribles pecados de los hombres, pasará. Pero la Santísima Trinidad jamás pasará.
Un segundo de historia: aunque introducida en el siglo IX la fiesta de la Santísima Trinidad no se extendió a la Iglesia universal hasta el siglo XIV, no obstante, el culto a la Santísima Trinidad aflora por doquier en toda la litúrgia. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo comenzamos y terminamos la Misa y el Oficio Divino y se confieren todos los sacramentos. Todos los salmos terminan con el Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, los signos, con una doxología, y las oraciones, con una conclusión en honor de las Tres Divinas Personas. Continuamente pues, nos hace alabar y adorar la Iglesia al Dios Tres veces Santo, que tanta Misericordia ha tenido de nosotros, pues nos ha dado el participar de su propia vida.
Y ahora del mismo libro del Padre Philippon nos consagraremos a la Santísima Trinidad por las manos de María, en unión con el Verbo encarnado, abrazados del Espíritu Santo y nos ofrecemos como hostia de la Trinidad.
       
        Acto de Consagración a la SANTÍSIMA Trinidad.

Oh silenciosa y beatificante trinidad, suprema fuente de luz, y de Amor y de inmutable Paz, todo está ordenado a la alabanza de vuestro nombre, en el Cielo, sobre la Tierra y hasta en los infiernos.
Para unirme a la incesante alabanza de Verbo, que sube a Vos desde las profundidades del alma de Cristo, me ofrezco a través de Él, y en Él, a imitación de la Virgen de la Encarnación y por sus manos purísimas, como Hostia de la Trinidad.
Padre amadísimo, la Gracia del Bautismo me ha convertido en Hijo vuestro Cobijadme. Que ninguna falta voluntaria venga a ensombrecer, ni ligeramente siquiera, la pureza de mi alma; sino que mi vida se eleve a Vos, cada día más y más fiel, en el abandono filial y sin límites del hijo que se sabe amado por la ternura de un Padre Todopoderoso.
Oh Verbo, pensamiento eterno de mi Dios, figura de su Substancia y Esplendor de su Gloria, no quiero más luz que Vos. Iluminad con vuestra luz de vida mis tinieblas. Que yo marche, firme en la fe, cada vez más dócil a las iluminaciones de vuestra sabiduría, de vuestra inteligencia y de vuestra ciencia, en espera del día en que toda otra luz se desvanecerá ante la fulgurante claridad de vuestro Rostro Divino.
Espíritu Santo, que unís al Padre y al Hijo en una felicidad sin fin, enseñadme a vivir todos los instantes y a través de todas las cosas en la intimidad de mi Dios, consumada más y más en la unidad de la Trinidad. Sí, por encima de todo, dadme vuestro espíritu de Amor para animar con vuestra Santidad hasta los menores actos de vida, a fin de que yo sea en verdad en vuestra Iglesia, para la redención de las almas y la Gloria del Padre, UNA HOSTIA DE AMOR EN ALABANZA DE LA TRINIDAD.

PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, TRINIDAD ARDIENTE Y CREADORA, QUE CONDUCÍS A TODOS LOS SERES DEL UNIVERSO CON FUERZA Y SUAVIDAD HACIA LOS ETERNOS DESTINOS, ASOCIADME A LA FECUNDIDAD DE VUESTRA ACCIÓN. DADME UN ALMA DE CRISTO REDENTOR.

Que mi vida se desarrolle enteramente EN EL PLAN DE LA REDENCIÓN, con la conciencia plena de que a través de los más minúsculos detalles de una existencia humana se realizan vuestros eternos designios. Y a la luz de vuestras inspiraciones y con el apoyo de vuestra Gracia, yo escoja ser, en el lugar en que Vos me habéis colocado, Redentor con Cristo, colaborador con él en la acción maravillosamente fecunda de vuestra Trinidad en el mundo.

Que todos mis actos estén impregnados de vuestra Justicia, que salvaguarda, ante todo, los derechos de Dios, para que sea Él, el ¨Primero Servido¨, en todas las circunstancias. Que todos mis actos estén animados de ese sentimiento fraternal para con todos los hombres que da a cada uno lo que le es debido, mas con la sonrisa de la caridad, como conviene a hijos de un padre común que a todos nos espera en los cielos.

Dadme una invencible Fortaleza de Alma. Que mi amor a vos sea más fuerte que la muerte. Que jamás vacile mi voluntad ante el deber. Que nada enfríe mi ardor en vuestro servicio. Inspiradme la audacia de las grandes empresas y dadme la fuerza de realizarlas, si es necesario, hasta el martirio, para la mayor Gloria de Vuestro Nombre.
Os pido un ALMA CON LIMPIEZA DE CRISTAL, digna de ser un templo vivo de la Trinidad. Dios Santo, guarda mi alma junto a Cristo, en la unidad, con todo su poder de amar, ávida de comulgar sin cesar con vuestra infinita pureza. Que mi alma atraviese este mundo corrompido, santa e inmaculada en el amor, en vuestra sola presencia, bajo vuestra sola mirada, sin la menor mancha que venga a ensombrecer en ella el brillo de vuestra dicha.

Y Vos OH VIRGEN PURISIMA, Madre de Dios y del Cristo total, que cada día tenéis la misión esencial de entregar a Jesús al mundo, PLASMAD EN MÍ UN ALMA DE CRISTO. Que yo pueda, asociado como vos a todos los sentimientos del verbo encarnado, expresar a Cristo en cada uno mis actos ante los ojos del Padre.
Como vos, yo quiero ser Hostia por la Iglesia, amándola hasta dar mi vida por Ella, amándola con el mismo Amor que Cristo.

Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, unidme en la medida en que sea capaz mi alma, al misterio de vuestra propia vida identificada con la de Cristo. Sois el modelo de toda Santidad, después de Cristo; el ideal de todas las almas que quieren ser en la Iglesia, para la redención el mundo y al mayor Gloria de Dios, Hostias de la Trinidad.

Después de este mundo que pasa, cuando se hayan desvanecido para mí las sombras de esta tierra, que mi vida de eternidad transcurra en la faz de la Trinidad, en la incesante alabanza de la Gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

                                           UN SOLO FIN: LA TRINIDAD.
                                            UN SOLO CAMINO: CRISTO.
                                          UN SOLO MOVIL: EL AMOR.
                                        Y, COMO ESTRELLA: MARÍA.
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Esta preciosa consagración a la Santísima Trinidad que presenta el Padre Philippon en su libro, es de una profunda Teología Trinitaria, de una belleza literaria muy singular, así como de una claridad nítida, transparente.
Esta consagración es para almas que han vencido, de alguna forma su egoísmo y amor propio, que no trabajan para Dios con el fin de ser vistas y alabadas; sino que intrépidas se arrojan con la cruz a luchar con Cristo por la Iglesia y por las almas.


                                    Sor Clotilde García Espejel.





                             

sábado, 14 de mayo de 2016




                        La venida del Espíritu Santo.


                                    ¨Pentecostés¨

        ¨SE HA BORRADO DE LAS ALMAS EL AMOR, YA NO HAY AMOR.¨

El ser humano ha construido su propia religión con su dios singular. Ha dejado atrás al verdadero Dios y, con ello, a la auténtica Religión. Al separase del único y verdadero Dios, ha perdido el calor del Amor. ¡Lo increíble…!, lo ha substituido, en concepto y acción, por las pasiones sexuales que es donde ha cifrado el principio y el desarrollo del amor.
                                     ¡Qué pobreza, qué grave desviación!
                                                     ¨DIOS ES AMOR¨.

El Amor, el verdadero Amor, la inspiración y directriz de todos los amores, es el Amor de Dios. ¨la Caridad (el Amor) es la obra única y multiforme de toda fe viva¨ (Galatas 56-22). Sin fundarse en el Amor Divino, todos los demás ¨amores¨ serán falsas imitaciones: el amor de esposa, de novios, de hermanos, de amigos, de padres, de hijos, de la humanidad entera, no se da sólido y auténtico cuando no lo apoyamos en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Contemplamos un mundo pecador, criminal, desarticulado, náufrago, desquiciante…y recurrimos a la tierra para que ésta purifique a la misma tierra. Estamos equivocados, ninguna potestad humana, ningún medio masivo tranquilo o violento, ninguna magia o engaño, nada nos volverá la paz. Sólo volviendo a Dios, aprendiendo de Él a amar, podremos transformar al mundo.

¿por qué hay tanto anciano en los asilos y tanto niño en las guarderías?
¿por qué hay, no solo muchos crímenes, si no crímenes espeluznantes y masivos?
¿por qué se envenena con droga a niños jóvenes y adultos?
¿por qué se ha perdido la inocencia de los niños?
¿por qué los divorcios y los niños separados del padre o de la madre?
¿por qué el homosexualismo degenerado y ya reconocido?
¿por qué tanta tiranía de las autoridades y de todo gobierno?
¿por qué tanto odio, venganza y rencor?
¿por qué hay tanto niño asesinado en el vientre de su madre?
¿por qué el patrón esclaviza y el trabajador estáfa?
¿por qué están llenas las cárceles y, en ellas, muchos inocentes?
¿por qué los ancianos no son respetados y los niños escandalizados?
¿por qué el narcotráfico?
¿por qué el comercio con la misma persona humana?
¿por qué tanta madre soltera?
¿por qué se pelea por un plato de lentejas?
¿por qué tanta calumnia y difamación?
¿por qué tanta deshonra y destrucción?
¿por qué se humilla y desprecia al necesitado?
¿por qué se pierde el tiempo y el dinero?
¿por qué el olvido del alma?
¿Por qué se brinca de la verdadera Religión a las sectas?
¿por qué se traiciona a Dios?
¿por qué se huye de la cruz y se busca el remedio en las malas artes?

Hoy se dice que hemos nacido para ser felices y olvidamos la Gloria de Dios.
A todas estas preguntas solo hay una respuesta:

                                    Porque ya no hay Amor.

 ¨aún cuando yo habláre todas las lenguas de los hombres y el lenguaje de los ángeles, si no tuviera Caridad, vengo a ser como un metal que resuena, o campana que retiñe. Y aún cuando tuviere el don de profecía, y penetrase todos los misterios, y poseyese todas las ciencias, y tuviera toda la fe posible, de manera que trasladase de una a otra parte los montes, no teniendo caridad, soy nada. Aún cuando yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, y entregara mi cuerpo a las llamas, si la caridad me falta, todo lo dicho no me sirve de nada¨. (San Pablo a los Corintios)

                                  ¿y por qué ya no hay amor?

Porque la humanidad sacó de sí a Dios y Dios que respeta nuestra libertad, nos va dejando resbalar con nuestro propio y falso dios.
Hoy se habla mucho de Misericordia, pero es lógico qué si no se practíca el Amor verdadero, no puede haber Misericordia: ¨Un nuevo Mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado¨.
No nos engañemos, si no hay Dios, no hay Amor y si no amamos, no podemos tener Misericordia. La Misericordia es fruto del Amor, de la Caridad de la que habla San Pablo. No nos creamos misericordiosos porque damos una limosna o un donativo generoso. La Misericordia está inserta en el Amor y, no solo sabe perdonar, si no compadece, abraza al que sufre, llora con él, lo acompaña y lo ayuda a resolver sus problemas; pues repito, la Misericordia no es sólo el perdón para el que me ha herido, sino compasión, piedad para todo prójimo. La Misericordia es una forma excelsa del Amor. Pero ahora, sin Dios, sin Amor: ¡cuánta crueldad, cuánta injusticia, cuánta impiedad, aún de los que se dicen católicos practicantes!
Hoy no hay tiempo para amar, ni a Dios ni al prójimo, el tiempo se ocupa para amarse a sí mismo, a lo suyo y a los suyos; aunque en realidad no los ama, los quiere por sentirlos su propiedad y gozarse en ellos.
            
            El egoísmo y la egolatría son marcas del mundo de hoy.

                                                  ¨Amaras al Señor tu Dios, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo. Amén¨

¨tu amas todo cuanto existe y nada aborreces de cuanto has hecho¨

¨El amor de Dios a las creaturas es Amor de complacencia lo cual quiere decir que Dios ama a las creaturas porque éstas participan, en forma limitada de las perfecciones divinas y porque tienen en Dios la finalidad suprema del ser. El Amor de Dios a las creaturas es, además, Amor de benevolencia, y esto quiere decir que Dios ama a las creaturas no con Amor interesado, pues nada recibe de ellas, sino con suma generosidad y desinterés. El Amor de Dios no recibe estímulo de la bondad de las creaturas sino que el mismo es causa de esta bondad: ¨en eso está la Caridad, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero¨. ( San Pablo)

Dios tan grande, tan puro, se ha abajado a amar al hombre pequeño y pecador. Y si Dios tiene la condescendencia de amar al hombre ¿Cómo podrá el hombre corresponder a ese Amor?

                           Amando a Dios y en El, a todo prójimo:

El amor del prójimo aparece indispensable del que dice que ama a Dios: ¨¿cómo puede decir que ama a Dios, si no ama a su prójimo; si al prójimo que ve no le ama, como puede amar a Dios que no ve? (San Juan Evangelista).

Toda esta introducción del Amor es para hablar de la gran celebración del Espíritu Santo (PENTECOSTÉS). El Espíritu Santo, el alma de la Iglesia. León XIII declaró en su encíclica Divinum Illud 1897: ¨sea suficiente decir ésta sola frase: Cristo es la Cabeza de la Iglesia y el Espíritu Santo es su alma¨ Pio XII corroboró esta misma doctrina en la encíclica Mystici Corporis, significa esta sentencia que, así como el alma es en el cuerpo el principio del ser y de la vida; de manera parecida lo es también el Espíritu Santo en la Iglesia. El Espíritu Santo es quien une entre sí y con Cristo-Cabeza de la Iglesia-los miembros de la Iglesia porque se haya todo Él en la Cabeza y todo Él en los miembros del Cuerpo Místico. Él es quien asiste a la jerarquía eclesiástica en desempeño de su Ministerio:  enseñar, gobernar y santificar. Él es quien mueve y acompaña con su Gracia toda acción saludable de los miembros del Cuerpo Místico¨ (Ludwig ott Manual de Teología Dogmática).

¨toda la vida y todo el crecimiento del Cuerpo Místico, parte de ese principio de la Vida Divina que mora en la Iglesia. Cf. Vaticano II.

Ya los profetas habían anunciado para los tiempos del Mesías, el Don del Espíritu. El envío del Espíritu Santo sobre los apóstoles abre una nueva etapa: La Iglesia está fundada y se le da el Espíritu de Cristo para la faz de la tierra.

El relato de los Hechos recuerda los acontecimientos del día de Pentecostés: La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y los fenómenos que la acompañan; en particular el milagro del don de lenguas, símbolo de la Misión Universal de los Apóstoles. Todas las naciones son llamadas a la proclamación de la nueva etapa. Pero no confundamos el verdadero Don de Lenguas que se reconoce porque el predicador habla en su propia lengua y los que escuchan, aunque tengan distintos idiomas, oyen claramente cada uno como si le hablaran en su propia lengua. No es don de lenguas el balbucear, remedar o tartamudear. Ese es un engaño y una ridiculés.

A esta presencia del Espíritu Santo que inspira y dirige al Cuerpo de la Iglesia en su misión de predicar el Evangelio hasta en los confines de la tierra, se añade otra presencia y más personal que hace a los discípulos hombres nuevos, transformándolos en su mismo ser. Ésta es la doble acción del Espíritu Santo en la Iglesia y en las almas de los creyentes. Y así, como transforma a los Apóstoles, puede hacer de nosotros unos santos si cumplimos la voluntad de Jesucristo:  ¨sed santos como mi Padre es Santo¨. Desde luego distinguiendo la Santidad eterna e infinita de Dios, con la pequeña santidad alcanzada por la creatura humana, y siempre asistida por el Espíritu Santo.
En el estandarte del Espíritu Santo, encontramos:

            El Amor, la Cruz, la Fortaleza, la Luz, la Alegría y la Paz.

¨Ven a reinar Espíritu de Amor, ven Amor, dulce Amor a enseñar al mundo el precio del dolor. Ser de Jesús es toda mi ambición. Úneme a Él Espíritu Divino, quiero ser Cruz para atraerte a mí y con Jesús vivir crucificado. Ven Amor, dulce Amor a enseñar al mundo el precio del dolor. (letra de un hermoso canto antiguo al Espíritu Santo)

Pero…no hay Cruz sin Amor; ni un verdadero Amor sin Cruz. Cruz que no se parece a ninguna porque es el Amor de Dios quien la sostiene.
La cruz sin Amor pesa, duele, se arrastra y muchos la maldicen. El Amor sin Cruz no es verdadero Amor, porque nosotros, como hijos de la Cruz, no sólo hemos de amar a Cristo crucificado; sino a su Cruz y si no tenemos la dicha de ser cirineos, cuando menos estemos al pie de la cruz.

Pero toda Cruz está proporcionada a la vocación de cada ser humano, por tanto cada uno llevará su propio peso; sin embargo, la unión íntima con el Espíritu Santo nos dará una Fortaleza sobrenatural. Y junto con esa Fortaleza gozaremos de la Paz y la Alegría que da el Espíritu Santo, el cuál, con su Luz nos iluminara haciéndonos ver con claridad, no solo la Revelación Divina; sino nuestro camino personal y, sobre todo, la Luz que ilumina lo divino y que nos llena de nostalgia por la eternidad, donde habremos de contemplar para siempre a la Santísima Trinidad.

Para ello es necesaria una vida íntima, de momentos de recogimiento con la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Recordemos, que tanto en la vida de la Virgen, como en la de todos los santos o bien de las almas muy espirituales, el Espíritu Santo entra en lo íntimo del ser, por el Silencio y la Paz.

Hoy poco adelanta el hombre en la vida de Dios porque vive entre ruidos y carreras, angustias, no solo en el mundo, sino cuando visita los templos y, en la misma celebración eucarística todo es canto, aplausos, brincos, aleluyas…todo hacia fuera y nada hacia dentro. Busquemos en la intimidad del silencio al Maestro de la vida espiritual, al regalador de los Dones y de los Carismas. Los Dones del Espíritu Santo los recibimos a través de la Gracia que derraman los sacramentos y de nuestro esfuerzo, y es necesario que los logremos para nuestra santificación.

Los Dones:

El Don de Entendimiento nos aprovecha para entender las verdades de fe.
El Don de Sabiduría nos da la certeza de saber distinguir entre lo verdadero y lo falso el error y la mentira y penetrar al fondo de la religión.
El Don de Consejo es la dirección personal que el Espíritu Santo realiza en el alma y, la capacidad sobrenatural de esa alma para dirigir a otras, en la verdad y el Bien.
El Don de Ciencia nos asiste para penetrar la ciencia verdadera de Dios.
El Don de Piedad va uniendo al alma con Dios.
El Don de Temor teme ofender a Dios, por ser quien es. No confundamos temor con miedo.
El Don de Fortaleza nos lleva a enfrentar con ánimo las tentaciones y los pequeños y grandes sufrimientos de la vida, hasta el martirio.

Quien cultiva en la práctica estos Dones tiene como frutos del Espíritu Santo: la Caridad, la Paz, la Longanimidad, la Benignidad, la Fe, la Continencia, el Gozo Espiritual, la Paciencia, la Bondad, la Mansedumbre, la Modestia y la Castidad.
Los carismas, en cambio, no son para todos, ni son para el propio beneficio; sino para beneficio de otros y, no son necesarios para nuestra salvación.
Gocemos grandemente en la unión y el silencio la Venida del Espíritu Santo que llegará, no solo a la Iglesia en su conjunto, sino personalmente a cada uno de nosotros.

Terminémos este escrito con esta antiquísima y hermosa secuencia del Arzobispo de Cantorbery + Esteban Langton 1228.

                                          
1.Ven, Espíritu Santo, y envía                        6.Sin tu ayuda, nada hay en el
Desde el cielo un rayo de  tu                          hombre, nada que sea inocente.
Luz.                                                                7.Lava lo que está manchado,
2.Ven padre de los pobres;                             riega lo que es árido, cura lo
Ven, dador de las gracias; ven,                      que está enfermo.
lumbre de los corazones.                               8.Doblega lo que es rígido,      
3.Consolador optimo, dulce                          calienta lo que es frío, dirige lo
huésped del alma, dulce refri-                       que está extraviado.
gerio                                                               9.Concéde a tus fieles, que en ti
4.Descanso en el trabajo en el                       confían, tus siete sagrados dones.
ardor tranquilidad, consuelo en                     10.Dales el mérito de la virtud,
el llanto.                                                         Dales el puerto de la salvación,
5.¡oh luz santísima!, llena lo                         dales el eterno gozo. Amén.
mas íntimo de los corazones de                    Aleluya.

tus fieles.         







                                                  

martes, 10 de mayo de 2016





                       M
 
                                  


                                 La Madre Santísima de la Luz.

El 8 de octubre de 1902, fué coronada con magnífica pompa la prodigiosa imagen de la Madre Santísima de la Luz, que se venera en la catedral de León. En presencia de cinco arzobispos, once obispos, centenares de sacerdotes y más de cien mil fieles, el Prelado de la diócesis, doctor don Leopoldo Ruiz, puso delante del precioso cuadro de la Señora una corona de oro macizo, verdadera joya por su valor material y más aún por su mérito artístico. Fue fabricada en Nueva York, importando unos diez mil quinientos pesos. Se reparó además la catedral, que es un edificio de orden dórico de 72 metros de largo, y se construyó el altar mayor, que tiene 16’50 metros de altura, todo de mármol de Carrara, llegando su importe a la respetable suma de cincuenta mil pesos, sin contar el trabajo de mampostería.
Origen.-
El origen de esta venerada imagen es el siguiente: A consecuencia de repetidos trastornos políticos, la fe y las buenas costumbres habían decaído extraordinariamente a principios del siglo XVIII en la isla de Sicilia y sobre todo en su capital, la hermosa ciudad de Palermo. Varios celosos misioneros se consagraron a predicar la palabra de Dios, llamando las almas a penitencia; pero se desconsolaban al ver el escasísimo fruto de sus fatigas. Uno de estos varones apostólicos, el P. Juan Antonio Genovesi, ilustre miembro de la Compañía de Jesús, juzgó que sería medio eficaz para convertir a los pecadores, llevar por los pueblos una imagen de la Santísima Virgen, y al efecto encargó a una santa religiosa que alcanzase  de la misma Reina del cielo se dignase de algún modo la forma en que le agradaría se pintara una imagen que, llevada a las misiones, les asegurase el triunfo.
Un día en que esta santa religiosa estaba en oración, quedó aprobada en éxtasis y se le apareció la augusta Señora, vestida con regia magnificencia. Estaba circundada de un inmenso nimbo de gloria, dentro del cual bullían millares de serafines tanto más hermosos y resplandecientes cuanto más cercanos a la incomparable Virgen, que parecía un foco de divina luz. Notábase en ellos una grande emulación por servir a su dulcísima Reina; volaban unos a colocársele debajo de los pies, sostenían otros respetuosamente una rica y brillante corona sobre su cabeza, otro se postraba obsequiosamente para presentarle un cestillo de corazones, que el divino Niño, reclinado en el cuello de tan gloriosa Madre, iba tomando uno a uno como objetos de su predilección. Un cinto esmaltado de estrellas sujetaba el vestido de la excelsa Reina, y de sus hombros pendía un manto azul. Entretanto hacia la derecha se observa un incidente que infunde espanto y consuelo a la vez: un horrendo dragón abre sus fauces poderosas para engullir un alma pecadora; pero María con su poderosa mano la levanta y la salva. Tal era el cuadro que la feliz religiosa contemplaba, y en cuya contemplación permaneciera gozosamente sin término, si la Virgen no diera fin a tan singular favor. ¨Anda ahora, le dijo, y haz que la pintura se ejecute representándome tal como me has visto. Bajo esta forma quiero ser invocada, con el título de Madre Santísima de la Luz¨.
Encargóse la obra a un diestro y piadoso artista que la primera vez no estuvo feliz en la interpretación de la idea; pero después, asistido e iluminado por inspiración superior, trazó un cuadro tan bello y exacto, que la misma Virgen Santísima lo aprobó y bendijo con sus virginales manos en prenda de los prodigios que mediante él se designaría obrar. Y, efectivamente, luego que el padre Genovesi salió a las misiones, llevando consigo el precioso talismán, los pueblos se movían como impulsados por fuerza misteriosa, los pecadores se convertían a millares y los favores, aun del orden temporal, no tenían número. Entre éstos deben contarse la paz que luego vino a la isla, habiendo logrado Isabel Farnesio, reina de España, coronar a su hijo Carlos por rey de Sicilia.
Muerto el padre Genovesi, otro ilustre hijo de San Ignacio, el R. Padre José María Genovese, deseando con vivas ansias que fuera venerada en Nueva España como lo había sido en Sicilia, resolvió regalarla a una de las iglesias que tenía la Compañía de Jesús. Pero, ¿Cuál había de ser preferida? Sin dejarse llevar por ninguna inclinación natural, quiso que el cielo decidiese por medio de la suerte. Sorteáronse, pues, todas las iglesias de la Compañía de Jesús en la provincia de Méjico, y cayó la suerte al novísimo hospicio de León. Segunda y tercera vez fueron sorteadas, y en todas ellas la iglesia de León fué la única favorecida. Fue, pues, acatada con todo rendimiento la voluntad santísima de Dios, y quedó por León la venerable imagen de la Madre Santísima de la Luz.
El 2 de julio de 1732 entró triunfalmente en León, siendo recibida con un entusiasmo indescriptible. Fue colocada al principio en la iglesia vieja de la Compañía, llamada después Santa Escuela, hoy derruída, y en el solar que ella ocupaba, los Misioneros del Corazón de María han levantado un soberbio templo a su excelsa Titular. La santa imagen fue trasladada posteriormente a la Iglesia Catedral, donde sin cesar la obsequian los fieles y devotos leoneses, y la Madre Santísima de la Luz dispensa singulares favores y los seguirá dispensando ¨mientras haya corazones devotos en el cestillo que le ofrece el ángel postrado a sus pies¨.
De un modo especial los leoneses su protección es casos de rayos, sequías y epidemias. Es famoso el siguiente prodigio: El domingo 18 de junio de 1876, a las doce menos cuarto de la mañana, estando la Catedral llena de gente para oír misa, cayó de súbito la clave del arco, sin que ninguna persona quedara herida ni contusa, favor atribuído a la Madre Santísima de la Luz, por lo cual diariamente se celebra misa de doce.
En 1849 el clero, las autoridades y el pueblo eligieron solemnemente por Patrona principal a la Madre Santísima de la Luz, aprobándolo la Santa Sede en 18 de diciembre de 1851. Erigida la diócesis, se la propuso también por su titular y Patrona, y la S.C. de Ritos así lo aprobó en 19 de septiembre de 1872.
Historia original del libro ¨REINA Y MADRE¨ (explicación del catecismo de la Santísima Virgen por EDELVIVES)                   

                                                                         Sor Clotilde.