jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Todas las religiones son iguales? ¿Todas las religiones nos conducen a Dios?

¿Todas las religiones son iguales? ¿Todas las religiones nos conducen a Dios?


Sor Clotilde Gacía Espejel.



NIHIL OBSTAT
Petrus Ma. Galván, M.J.
Censor

IMPRIMATUR
+Fr. Philipus a Jesu Cueto, O.F.M.
Episcopus Tlanepantlanus



A quienes han perdido la Esperanza víctimas de este mundo materialista;




¿Todas las Religiones son Buenas? ¿Todas las Religiones nos conducen a Dios?



PRIMERA PARTE


Entre los innumerables errores que ha provocado en los católicos de nuestro tiempo, la falsa interpretación de "LA LIBERTAD RELIGIOSA", está el creer y enseñar, "QUE TODAS LAS RELIGIONES SON BUENAS; QUE TODAS LAS RELIGIONES NOS CONDUCEN A DIOS".

Esto proclaman personas incrédulas o medio creyentes, aunque también y seguido, para dolor y confusión nuestra lo escuchamos con tristeza y decepción de labios de católicos, incluso de aquellos que frecuentan la Comunión Sacramental y que rezan diariamente el Santo Rosario. Añadiendo que son católicos con cierta preparación religiosa. En cambio, no se escucha tal error en los integrantes de otras "religiones", pues, increíblemente, los que están en el error, son más celosos de él, que nosotros de la Verdad Eterna.

Con gran sorpresa, hemos descubierto católicos que se asocian a sectas protestantes, para "conocer mejor a Dios". ¿A cuál dios? Mientras tanto, los hijos de Lutero, ya sean directos, ya de los divididos por el libre examen, aprovechan esta situación para llevarse de la luz a las tinieblas a nuestros frágiles 
católicos.

Según lo expuesto, el mundo inverso y confuso de hoy, concibe por libertad religiosa el derecho absoluto de escoger, de seguir cualquier religión que le convenga, y asocia ese derecho a la seguridad de la salvación eterna -eso si aún cree en la existencia de las postrimerías-. Por consiguiente, el que intente disuadirlo del error, es calificado de falto de respeto a la persona humana y a la libertad religiosa.

¡Espantosa y grave concepción, quizá una de las más trascendentes de nuestra era, pues es, por su importancia, una de las que más trastornan el criterio y la fe del hombre de nuestro tiempo!

Empecemos por entender que no hay libertad absoluta. Absoluto sólo dios, pues el Absoluto que usamos para lo creado y en lo creado, sólo es figura, analogía o relatividad.

La perfección de la libertad reside en que ésta goza de derechos y tiene deberes que cumplir. La libertad no se obstaculiza o limita con los deberes, ni se hace omnímoda con los derechos ... repito: estos deberes y derechos la conducen a la perfección y a una gran elevación que, lógicamente, enaltece y perfecciona al hombre. Por tanto, la libertad religiosa, para ser auténtica, necesita surgir de la luz y tender hacia ella y no emerger de la obscuridad buscando en las tinieblas la luz; ir en busca de la verdad y no de la mentira y la ambigüedad. El hombre únicamente se realiza, llega a su fin, en la consecución del bien y de la verdad. ¿y dónde mejor ha de encontrar el auténtico Bien y la eterna verdad, sino en la Religión Católica fundada por N.S Jesucristo?

La verdad religiosa, indudablemente que lleva a la libertad, no absoluta, pero sí proporcionalmente plena. Decimos no absoluta, en cuanto que, como creaturas, no tenemos capacidad de asimilar lo eterno plenamente; pero sí proporcionalmente absoluta, porque, siendo creaturas, participamos por analogía de la Única Doctrina de la Verdad Absoluta, que es Dios.

A mayor esclavitud, menor libertad; y si cualquier dependencia o pasión coarta la libertad, ¿cuánto más lo hará el ser esclavo del error, que contradice a la verdad fundamental, la cual lleva al hombre a la plenitud de su realización concibiendo la Verdad Eterna?

Ciertamente, no podemos, no debemos obligar a nadie, en ninguna forma a practicar alguna religión o la verdadera Religión, porque simplemente no la practicaría; ya que si exteriormente se manifestara religioso, interiormente carecería de intención y, por tanto, todo sería ficticio. Incluso, una falsa motivación en la cual no se usa la fuerza, pero sí la coacción moral, el chantaje que compromete al sujeto haciéndole ceder ante una situación embarazosa, no es lícita. Con esto aludimos a los protestantes, quienes son mercaderes de la fe, negociantes de una falsa religión, en cuyo proselitismo van creando apóstatas, herejes, fanáticos, amargados y fariseos.

Sí, en cambio, es obligación seria, enseñar, instruir, probar, convencer, cuál es la verdadera fe y dónde se halla. ¡Gozar de nuestra excelsa Religión y no luchar y trabajar porque nuestros hermanos gocen de ella, es no tener la verdadera caridad que nace de la Fuente Divina del Corazón de Jesús y que debe trascender hasta el más pequeño de nuestros hermanos; es carecer del celo de la gloria de Dios y de la 
salvación de las almas! ¡Considerar que es respeto a la persona humana el no ayudarlo a saborear la dulzura de nuestra Religión Católica y dejarlo que pierda la felicidad temporal y quizá la eterna, es no entender el Evangelio!.

La concepción que el hombre actual tiene de la "libertad religiosa" le relaja la conciencia, lo convierte en inestable e inseguro, relaja la conciencia porque si todas las religiones son buenas y todas nos llevan a Dios, puedo escoger la que me convenga, aquella cuya ley me acomode mejor en esta vida moderna, y puedo llegar a Él por el camino que me parezca más fácil y, por tanto, habría que preguntarme: ¿qué vida llevo con respecto a Dios, a mi prójimo y a mí mismo?

Lo hace inestable e inseguro: si dios se contradice y en una religión tiene un dogma, una moral y un culto y en otra cambia mediana o plenamente, entonces, no es un dios seguro, es un dios que se contradice; y si la verdad no existe, ¿entonces qué existe?

Esta comprensión equivocada de la libertad religiosa es fruto de falsas predicaciones, de pésimos ejemplos, de equivocadas interpretaciones, de conveniencias muy especiales y, sobre todo, del deseo de vivir relajada y libertinamente, lo que ha traído un indiferentismo religioso que, encerrado en un círculo vicioso, es a veces causa y a veces efecto y en ese flujo y reflujo el hombre, aún el más ignorante o el más pecador, cree hablar sensatamente, con gran actualización, cuando exclama: "TODAs LAS RELIGIONES SON BUENAS,TODAS CONDUCEN A DIOS".



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