EL
MATRIMONIO COMO SACRAMENTO.
¿Qué es el
Matrimonio?
"Es la
Alianza... por la cual el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de
toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a
la generación y educación de la prole". (Canon 105511).
Etimológicamente
viene del Latín Matris – munus oficio de Madre, ya que es a la madre a quien corresponde
la parte principal en la procreación de los hijos. No olvidemos que la mujer se
casa para ser Madre.
El concepto
matrimonio también es equivalente a conjugium, pues los casados quedan unidos
bajo el mismo yugo.
Igualmente decimos
nupcias del latín Nubeo, porque las vírgenes que se iban a casar se cubrían con
el velo como de nube, por pudor y en señal de obediencia.
La acción
de casarse puede considerarse como un contrato cristiano; sólo que un contrato
suigeneris, porque es natural - sagrado -sacramental -eclesiástico y civil.
Natural: se funda en la misma
naturaleza del ser humano; ya que en el mismo ser del hombre existe la necesidad
y derecho de unirse con otra persona de sexo contrario.
Sagrado: Lo instituye y bendice el
Eterno Padre en el Paraíso Terrenal: "Creced y Multiplicaos" (Gen. 1-28).
Sacramental: Jesucristo, verdadero
Dios y verdadero Hombre, elevó esta unión legitima a Sacramento. (cf Mat. XIX-4-6; Eph. V-3l-32).
Eclesiástico: Se efectúa en orden
al bien de la Iglesia. Si la Iglesia somos todos los bautizados que creemos y
profesamos la Doctrina de Cristo, indudablemente que el matrimonio católico
trasciende, se proyecta en gracia, armonía y testimonio a la Iglesia Católica.
(Cf. Cn. 1055/2).
Civil: Porque tiende al bien de la
sociedad civil, y aunque es primero el Espíritu, es voluntad divina que no despreciemos
los medios humanos, de seguridad y subsistencia. El matrimonio es el núcleo de
toda la sociedad humana.
Habiendo
sido elevado el Matrimonio a Sacramento, hablaremos del Sacramento como
Fundamento - Apoyo - Ascensor de la vida espiritual de los casados.
El Sacramento como Fundamento,
¿Qué es un
Sacramento?
Es un signo
sensible, instituido por Jesucristo para darnos la Gracia Santificante y
aumentarla y con la Gracia los Dones y las Virtudes. (Cf. Canon 840).
Jesucristo
Instituyó el Sacramento del Matrimonio para santificar la unión legitima entre
el hombre y la mujer, para aumentarles la Gracia Santificante y darles gracias
especiales que les ayuden a unirse santamente y a educar cristianamente a los
hijos.
Habiendo
sido elevado el matrimonio a la calidad de Sacramento, deben recibirlo como
fundamento sólido para la espiritualidad de los cónyuges.
Todo estado
trae consigo sus propias gracias, la religiosa, al consagrarse a Dios, sabe que
al pronunciar sus votos, no está sola y que, en el cumplimiento de los mismos,
tendrá todos los auxilios para realizar una vida pobre, casta y obediente. Así
los casados, cuyo fundamento es el Sacramento del Matrimonio, todas sus obras
estarán avaladas, bendecidas y sobrenaturalizadas, en la fuerza y la perseverancia
que da la estructura fundamental del Sacramento.
Los esposos
que invitan a Cristo a su boda para alcanzar su bendición Sacramental, reciben
también la garantía de su asistencia y ayuda permanente.
El Sacramento como Apoyo.
Mas no solo
es fundamento, sino a medida que se construye la vida, el Sacramento del
Matrimonio va siendo también el apoyo para combatir los obstáculos, para vencer
las tentaciones, para sumergirse en la oración, en una oración asidua que
consista además de las plegarias, en una vida consciente del Sacramento, de lo
que éste da, y de lo que él mismo exige. La Consciencia del Sacramento no ha de
ser sólo un recuerdo de la realización exterior, sino la actualización de su esencia
perenne y constante en derechos, gracias y deberes.
Habrá de
ayudarles a realizar una sólida espiritualidad que no se reducirá a simples
oraciones, sino a la presencia constante de Dios, de quien se implorará ayuda
para la realización plena del Matrimonio.
El Sacramento como Ascensor.
Es de
lógica que el ser humano no ha de permanecer inconmovible, pues, adelanta o
retrocede; por consiguiente, el Sacramento del Matrimonio no sólo ha de ser el
fundamento de la santidad, ni únicamente su apoyo sino será el ascensor que eleve
a los cónyuges a las altas esferas de la espiritualidad. No rompan con las vivencias
del Sacramento: ténganlo presente y saquen de él todas las gracias necesarias
para escalar las cumbres en orden a la unión con Dios, quien instituyó, el Matrimonio.
Enlacen la gracia específica del Sacramento del Matrimonio con las gracias específicas
de la Penitencia y Eucaristía, sacramentos que procurarán recibir constantemente.
El Concilio
Tridentino indica que la gracia que se da en el Sacramento del Matrimonio
santifica a los cónyuges,
Es bendecida
la unión sacramental, por la Liturgia de la Iglesia, y la Liturgia contribuye
también al aumento de la Gracia Santificante en los esposos.
El
Matrimonio no es simplemente un hermoso e inolvidable día, ni un vestido blanco,
ni un banquete, ni un viaje de bodas. El Matrimonio es un Sacramento que supone
de parte de quienes lo reciben una gran responsabilidad, madurez, generosidad y
conciencia; así como la entrega incondicional para llevar a feliz termino el
plan de Dios.
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