Concepto y Término o
Palabra.
Es inconcebible que, al analizar el derrumbe estrepitoso de
valores, tengamos que concluir que la corrupción y división entre término y
concepto ha sido una táctica que los enemigos de Dios, de la Iglesia y del
hombre, han usado para confundir a la humanidad. Degradan los conceptos, los
invierten, los hacen confusos dejando intacta la palabra o término. Fascínale
al hombre la libertad, por ser una propiedad que posee su misma naturaleza;
entonces, los aludidos enemigos, dejan invariable el término libertad, pero
cambian la esencia del concepto y lo transmutan por libertinaje y así al
libertinaje se le llama hoy libertad.
Han tomado los términos, no solo más usuales y que conforman,
de alguna manera, la vida del hombre sobre la tierra; sino sobre todo aquellos,
cuya confusión o acierto trascienden, no sólo a la vida terrena, sino lo que es
peor, a la vida eterna.
Al permanecer el mismo término o palabra, cambiándole el
significado que es la esencia del concepto, han conducido, no únicamente a los
jóvenes, sino a ciertas remotas generaciones, al caos.
Veamos: los jóvenes de hace 20 años, 10 años y los jóvenes
del momento presente, ya no son dueños de una conciencia clara, de un criterio nítido;
sino ya confundidos, quedan posteriormente asentados en el error: ¨dime cómo y
qué piensas y te diré, no nada más quien eres, sino cómo actúas¨. Se concluye
cómo este enfrentamiento de identidad entre la palabra, y el concepto, entre
otras cosas, ha sido determinante en las costumbres, no solo las ha relajado,
sino las ha degenerado.
Además de la división lograda entre generaciones, rotas las
estructuras, atacados los cimientos, la obra se bambolea y se derrumba…
Ahora con brevedad y sencillez, procuraremos explicar la
palabra o término y lo que es el concepto. Por ejemplo:
El entendimiento abstrae la idea verdadera de honestidad.
El entendimiento concibe esa idea de honestidad.
El entendimiento, ya tiene en sí la esencia de lo que es el
concepto de honestidad.
En seguida viene la expresión hacia el exterior con la
palabra o término, que ha de estar perfectamente adecuado a la esencia, que es
el concepto.
El concepto en sí, siempre es objetivo, porque concibe del
ser, de la cosa, del hecho, de la circunstancia, su propia esencia. Pero,
cuando el hombre equivoca, por ignorancia o maldad el concepto, llamamos a ese
concepto subjetivo; porque la interpretación viene del juicio del sujeto, sin
tomar el objeto mismo.
El concepto concibe la esencia del ser, del hecho, de la
circunstancia, etc. La palabra o término sólo es medio de expresión, así que,
desgraciadamente, cuando la palabra o término ya no se identifica con el
concepto, se cae en el error y se propaga.
Como experiencia muy amarga tenemos, ya hace muchos años, que
el concepto sublime del Amor, que se propaga por medio de la palabra y, por tanto,
apoya los hechos, se aplica erróneamente a las más bajas pasiones y se circunscribe
a bajas particularidades, siendo un concepto universal cuyo principio y fin
tiene sabor a eternidad.
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Comunico a los amigos que seguiremos, posteriormente, con ¨El
árbol de la Educación¨; pero antes, como lo prometimos, presentaremos ¨La Homosexualidad¨,
advirtiendo que, al encontrarle a este tema dos errores, tuvimos que dejarlo
para media semana. Mientras tanto, envío este pequeño escrito para que mediten
en la necesidad de distinguir, entre concepto y término o palabra, que es
sumamente importante; pues estamos dando al concepto, a la esencia, un nombre
falso que no le corresponde.
Sor Clotilde.
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