Hoy, sábado primero de mes y conmemoración de la festividad
del ¨Dulce Corazón de María¨. Pidámosle al Inmaculado Corazón de la Madre Universal
por la Iglesia, por la patria, por el mundo y, por nosotros mismos.
ACTO DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE
MARÍA
Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos,
refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios.
Ante vuestro trono nos postramos suplicantes, seguros de
impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las
presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino
únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.
En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro
Inmaculado Corazón nos entregamos, no sólo en unión con la santa Iglesia,
cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y se desangra en tantas partes
y de tantos modos atribulada, sino también con todo el mundo dilacerado por
atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias
iniquidades.
Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos
dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños
inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en
horrenda carnicería, tantos en peligro de perderse eternamente.
Vos, Madre de Misericordia, impetradnos de Dios la paz; y,
ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos
corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la
paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los
pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la
paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden
se dilate el Reino de Dios.
Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen
aún en las sombras de la muerte; concededles la paz y haced que brille para
ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador
del mundo: ¨Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de
buena voluntad¨.
Dad paz a los pueblos separados por el error o la discordia,
especialmente a aquéllos que os profesan singular devoción, en los cuales no
había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada Imagen (hoy quizás
oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de
Cristo, bajo el único verdadero Pastor.
Obtened paz y libertad completa para la Iglesia santa de
Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo: fomentad en los fieles el
amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin
de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.
Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro
Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas
las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de
igual manera, oh Madre nuestra y Reina del mundo, también nos consagramos para
siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio
aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí
y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a otro
de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al
Corazón de Jesús, en el cual solo pueden hallar la verdad, la Vida y la Paz.
Su Santidad Pio XII.
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