CORRIJAMOS EL PECADO, Y DESPUES
PIDAMOS PERDON DE HABERLO
CORREGIDO.
La Iglesia es una Sociedad Sobrenatural,
Espiritual y Visible.
Decimos Sobrenatural, porque la fundó Jesucristo con
su Doctrina y Culto para elevar al hombre a una vida sobrenatural.
Decimos Espiritual, porque se fundó
para el hombre, cuya naturaleza es racional. Y es racional porque tiene un alma
espiritual, unida a su cuerpo material, formando los dos una sola substancia.
Decimos Visible, porque
necesariamente, el hombre, aunque pueda con la Gracia elevarse a los
sobrenatural, todo lo recibe a través de los sentidos y, todos los objetos, la
Revelación Divina, los Sacramentos; aunque sean de efecto espiritual y
sobrenatural, se conocen y se aplican a través de todos los sentidos, conduciéndolos
a la Naturaleza Racional, que se perfecciona con la Vida de la Gracia y se
eleva a lo Sobrenatural.
Esta Iglesia Sobrenatural, Espiritual y
Visible y que, fue fundada por Nuestro Señor Jesucristo, tiene como cabeza
invisible al mismo Cristo y como Alma que Vitaliza a la Iglesia al Espíritu
Santo; sin olvidar la Presencia Regia de la Providencia Divina con que nos
cobija el Eterno Padre.
En cambio, nosotros somos el Cuerpo: los ciervos, los redimidos,
los que tenemos la obligación amorosa de vivir conforme a las Leyes de
Jesucristo. La Iglesia se fundó para que el hombre, habitando en ella, y
tomando el dulce manjar de la Revelación Divina, llegara el Cielo.
Por consiguiente, cada vez que decimos
que la Iglesia peca, se piensa en que la Cabeza peca, el que el Alma peca y
toda la Corte Celestial peca, cuando el que peca es el hombre y, como dije en
el escrito anterior y lo he repetido siempre: los que pecamos somos nosotros,
los humanos, el Cuerpo Místico de la Iglesia; pero esos pecados no manchan a la
Santa Iglesia, nos manchan a nosotros. Repitiendo nuevamente, que lo que
hacemos es deshonrar a la Santa Madre Iglesia.
NOTAS DE LA IGLESIA
La Iglesia es una, Santa Católica y Apostólica.
La
Iglesia es una en su Fe: Todos los católicos del mundo han de creer en un
sólo y único Credo, en una sola y única Doctrina. Y basta con negar una sola
verdad de la Fe, para dejar de ser católico.
Una
en su Culto: Todos los católicos admiten un sólo Sacrificio, un mismo
Sacerdocio, unos mismos Siete Sacramentos.
Una
en su Gobierno: Todos admiten un sólo maestro y Jefe Supremo: el Papa.
Aunque él está mayormente obligado a custodiar, no sólo a creer la Doctrina de
Cristo, y jamás tendrá autoridad para cambiarla.
Efe. IV-5: “Uno el Señor, una la Fe,
uno el Bautismo”
I Cor.X-17: “Dado que uno es el pan, un
cuerpo somos los muchos, pues todos participamos del mismo pan”.
Es
Santa, Santo es su fundador: Cristo, “la Verdadera e infinita Santidad”.
Es
Santa en su Doctrina, en su Moral y en su Culto: que brinda medios muy eficaces de perfección.
Es Santa
en sus Miembros: Porque, aunque
heridos por el pecado y la concupiscencia, la finalidad es que se Santifiquen.
Aunque, desgraciadamente, muchos escogen el pecado y el error; sin embargo, la
Iglesia cuenta con millares y millares de sabios y santos.
Efe.V-26,27: “Para Santificarla,
purificándola con la palabra en el baño del agua, a fin de presentarla delante
de sí mismo como Iglesia Gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante,
sino Santa e Inmaculada”.
I Tesalonicenses V: “Porque ésta es la
voluntad de Dios: Vuestra santificación”.
Es Católica
o Universal:
Católica
por su Misión: Que es extenderse por
todo el mundo.
Católica
por su Extensión: Porque de hecho se ha
extendido por toda la tierra.
Católica
por el Número de Adeptos: Porque
cuenta con mayor número que otra religión o secta.
Salmo II-8: “Pídeme y te daré en herencia todas las
naciones, en posesión tuya los confines de la tierra”.
HechosII-8: “¿Cómo es, pues, que los oímos cada uno en
nuestra propia lengua en que hemos nacido?”
Y Cristo es el Rey Universal.
Epístola a los Hebreos XIII-8: “Jesucristo es el mismo
ayer, hoy y por los siglos”. Por lo mismo, la Iglesia tiene que ser universal.
Malaquías I-11: “Porque desde el oriente del sol, hasta el
ocaso;
Es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se
ofrece a mi nombre.
Incienso y ofrenda pura.
Pues grande es mi nombre entre las naciones.
Dice Yahveh de los ejércitos.
Es
Apostólica: Porque viene de los
Apóstoles:
Es
Apostólica: En razón de su fe, que
es la misma Fe de los apóstoles, mantenida con toda pureza.
Es
Apostólica: En razón de su
jerarquía, porque el Papa y los Obispos son los legítimos sucesores de los Apóstoles
y Custodios de la riqueza espiritual y sobrenatural de la Iglesia; por tanto,
nada pueden cambiar.
“Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos
bautizándolos, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”: (San
Mateo XXVIII-19).
“Recibiréis, potestad, cuando venga sobre vosotros el
Espíritu Santo; y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea y Samaria,
y hasta los extremos de la tierra”.
Conclusión.
Toda esta breve enseñanza sobre la esencia de la Iglesia,
es para corregir ese gran error que hoy se propaga: “Que la Iglesia ha de
pedirle perdón a todo el mundo”. Seremos nosotros, los que formamos el Cuerpo
Místico de la Iglesia, los que tenemos que pedir perdón, pues imagínense
ustedes al Padre Eterno, al Verbo Divino y al Espíritu Santo pidiendo perdón ¡Qué
confusión! y todo por no enseñar claramente lo que es la esencia de la Iglesia.
Pensemos nosotros en las Santísima Trinidad, no sólo
disculpándose, sino pidiéndole perdón a los homosexuales. Por fin, ¿Qué hacemos
con los anatemas que el A. y N.T. arroja a los sodomitas? No estarán de acuerdo
las Tres Personas Divinas y ahora les corresponde retractarse de la Inspiración
Divina.
La homosexualidad es un pecado contra natura que brota
fundamentalmente de los excesos del gozo sexual, de violaciones desde que son
niños, de padres consentidores o padres tiranos; aunque en esta época eso ya no
se necesita, basta la gran degeneración de criterio y de conducta, de las altas
cúpulas y de toda la asquerosa propaganda sexual, para que el mundo este super
corrompido en sus obras y en su criterio.
¡Cómo pedirle perdón a los que ofenden a Dios! ¿De qué les
pedimos perdón? ¡Eso es inaudito! ¡Eso es apocalíptico!
Perdón debemos pedirle a Dios de todo lo que lo hemos
ofendido, ¡de cómo nos hemos enfrentado a su palabra!, ¡cómo hemos pisoteado su
Ley!. Todas las vidas del tiempo y del espacio, no servirían para desagraviar a
Dios, de cuanto le hemos ofendido.
Las autoridades mundiales rompieron con Dios, y los efectos
son los que vemos: desorden, anarquía, impunidad, injusticias, fraudes,
horrendos crímenes, desaparición de la familia, rebelión y descaro de la mujer:
un mundo irreconocible. Pero todos contentos y, ahora hay que pedirle perdón a
los que rompen con la Ley Divina. Y quienes lo proponen que lo pidan, pero no
en nombre de la Iglesia.
Católicos, acojámonos a la Barca de la Iglesia, es nuestra
verdadera Patria; pero salvemos con valentía la Doctrina de Nuestro Jesucristo,
de Ayer, de Hoy y de Siempre.
SOR CLOTILDE
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