sábado, 13 de mayo de 2017

"Errores Modernos (Encíclica "Humani Generis)" Pío XII



ERRORES MODERNOS.
(Encíclica “Humani Generis”)
Pío XII
 
    



  
39. – Del mismo modo que en las ciencias biológicas y antropológicas, hay algunos que también en las históricas traspasan audazmente los límites y las cautelas establecidos por la Iglesia. Y de un modo particular es deplorable el modo extraordinariamente libre de interpretar los libros históricos del Antiguo Testamento. Los fautores de esta tendencia, para defender su causa, invocan indebidamente la Carta que no se hace mucho tiempo la Comisión Pontificia para los Estudios Bíblicos envió al arzobispo de parís. Esta carta advierte claramente que los once primeros capítulos del Génesis, aunque propiamente no concuerdan con el método histórico usado por los eximios historiadores grecolatinos y modernos, no obstante pertenecen al género histórico en un sentido verdadero, que los exégetas han de investigar y precisar; y aunque los mismos capítulos con estilo sencillo y figurado, acomodado a la mente del pueblo poco culto, contienen las verdades principales y fundamentales en que se apoya nuestra propia salvación, y también una descripción popular del origen del género humano y del pueblo escogido. Más si los antiguos hagiógrafos tomaron algo de las tradiciones populares (lo cual puede ciertamente concederse), nunca hay que olvidar que ellos obraron así ayudados por el soplo de la divina inspiración, la cual los hacía inmunes de todo error al elegir y juzgar aquellos documentos.

40. – Empero lo que se insertó en la Sagrada Escritura, sacándolo de las narraciones populares, en modo alguno debe compararse con las mitologías u otras narraciones de tal género, las cuales más proceden de una ilimitada imaginación que de aquel amor a la simplicidad y a la verdad, que tanto resplandece aun en los libros del Antiguo Testamento, hasta el punto que nuestros hagiógrafos deben ser tenidos en esta parte como claramente superiores a los antiguos escritores profanos.

41. – Sabemos, es verdad, que la mayoría de los doctores católicos que con sumo fruto trabajan en las universidades, en los seminarios y en los colegios religiosos, están muy lejos de estos errores que hoy abierta u ocultamente se divulgan o por cierto afán de novedades o por un inmoderado deseo de apostolado. Pero sabemos también que tales nuevas opiniones pueden atraer a los incautos, y por lo mismo preferimos oponernos a los comienzos que no ofrecer un remedio a una enfermedad.

42. – Por lo cual, después de meditarlo y considéralo largamente delante del Señor, para no faltar a Nuestro sagrado deber, mandamos a los Obispos y a los Superiores religiosos, onerando gravísimamente sus conciencias, que con la mayor diligencia procuren que ni en las clases, ni en las reuniones, ni en escritos de ningún género, se expongan tales opiniones en modo algunos ni a los clérigos ni a los fieles cristianos.


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