EL MATRIMONIO
CRISTIANO.
CASTI
CONNUBII
Pío XI, 31 de
diciembre de 1930.
INSTRUCCIÓN SÓLIDA SOBRE EL MATRIMONIO.
111.
– Debiéndose, pues, ajustar todas las cosas a la ley y a las ideas divinas,
para que se obtenga la restauración universal y permanente del matrimonio, es
de la mayor importancia que se instruya bien sobre el mismo a los fieles; y
esto de palabra y por escrito, no rara vez y por encima, sino a menudo y con
solidez, con razones profundas y claras, para conseguir de este modo que estas
verdades rindan las inteligencias y penetren hasta lo íntimo de los corazones. Sepan
y mediten con frecuencia cuán grande sabiduría, santidad y bondad mostró Dios
hacia los hombres, tanto al instituir el matrimonio como al protegerlo con
leyes sagradas; y mucho más al elevarlo a la admirable dignidad de sacramento,
por el cual se abre a los esposos cristianos tan copiosa fuente de gracia, para
que casta y fielmente realicen los elevados fines del matrimonio, en provecho
propio y de sus hijos y de toda la sociedad civil y consorcio humano.
ACCIÓN DE LA IGLESIA Y APOSTOLADO SEGLAR.
112.
– Y ya que los nuevos enemigos del matrimonio trabajan con todas sus fuerzas,
lo mismo de palabra que con libros, folletos y otros mil medios, para pervertir
la inteligencia, corromper los corazones, ridiculizar la castidad del
matrimonial y enaltecer los vicios más inmundos, con mucha más razón vosotros,
venerables hermanos, a quienes “el Espíritu Santo ha instituido Obispos para
regir la Iglesia de Dios, que ha ganado Él con su propia sangre”, debéis hacer
cuanto esté de vuestra parte, ya por vosotros mismos y por vuestros sacerdotes,
ya también por medio de seglares escogidos afiliados a la Acción Católica, tan vivamente por Nos deseada y recomendada como
auxiliar del apostolado jerárquico, a fin de que, poniendo en juego todos los
medios razonables, opongáis al error la verdad, a la torpeza del vicio los
esplendores de la castidad, a la servidumbre de las pasiones la libertad de los
hijos de Dios, a la inicua facilidad del divorcio la perennidad de la genuina
castidad del matrimonio y el inolvidable sacramento de fidelidad prometida
hasta la muerte. Así, los fieles rendirán con toda el alma incesantes gracias a
Dios por haberles ligado con sus preceptos y haberles movido suavemente a rehuir
en absoluto innoble a que les sujetaría el placer. Asimismo, mirarán con terror
y evitarán con diligencia suma aquellas máximas, se divulgan en nuestros días,
mediante la palabra y la pluma, amparadas con el nombre de “matrimonio perfecto”,
el cual, al fin y al cabo, no es otra cosa, según esas máximas, sino un “matrimonio
depravado”.
EXAGERADAS DOCTRINAS FISIOLÓGICAS.
113.
– Esta saludable instrucción y ordenación religiosa sobre el matrimonio
cristiano dista mucho de las exageradas doctrinas fisiológicas por medio de las
cuales algunos reformadores de la vida conyugal pretenden hoy auxiliar a los
esposos hablándoles de aquellas materias fisiológicas con las cuales, sin
embargo, aprenden más bien el arte de pecar con refinamiento que la virtud de
vivir castamente.
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