LA
SANTA MISA
LOS FINES DE LA MISA.
Es urgente y necesario que, quienes se interesen por la “La
Mística de la Misa”, no olviden lo que es el Ser y la Esencia de la Santa Misa
y que, la Misa, entiendan, no sólo es un Sacrificio en alabanza a Dios; sino el
mejor y más grande de los Sacrificios, para que no confundamos la Misa con sus
fines, frutos…; ya que hace unos días escuchaba a un fervoroso ministro de Dios,
que la Misa es una cita con el hermano, una cita con el amigo… No es lo mismo
que la Misa es el momento en el que se consuma el Sacrificio. ¿Qué voy a hacer,
cuando me dirijo a unirme con el Sacerdote para contemplar la Santa Misa? Igualmente
los fines de la Misa, son las intenciones de parte del que participa en el Sacrificio,
para cumplir las condiciones que Dios ha dado.
LOS FINES SON LOS SIGUIENTES
1.
Latréutico; 2.- Expiatorio; 3.- Eucarístico; 4.-
Impetratorio:
1. Latréutico. – El fin que lleva en sí la Santa Misa y que es
imprescindible es la Adoración, Gloria Gratitud y Reconocimiento al Todopoderoso;
ya que es el Sacrificio que puede satisfacer al Padre Eterno, pues ofreciendo
el Sacrificio, Jesús, a través del Sacerdote, que es su mismo Hijo quien en nombre
de la Iglesia Militante, Purgante y Triunfante le reconoce y adora como su
Dios.
“La Iglesia por medio del Cuerpo y la
Sangre de Jesucristo ofrece Sacrificio de Alabanza” dice San Agustín. Y agrega
San Lorenzo Justiniano: “Es cierto que Dios no puede recibir alabanza mayor que
la que recibe en la Misa instituida por el Salvador a este fin”, a lo que
agrega Molina: “En la Misa el Hijo de Dios ofrece a su Padre, y le tributa toda
la honra, toda la Gloria que le tributaba en la tierra.”
Así y, solamente
así, es como se glorifica al Padre de una manera digna de Él y por eso recibe
Dios más honor en una sola Misa, que el que le puedan procurar todos los
Ángeles y Santos.
Santa Brígida vió
como los Santos y los Ángeles tomaban parte en las alabanzas tributadas por
Jesucristo durante la Misa: “Un día que Santa Brígida, asistía al Santo
Sacrificio del Altar; parecióle, en el momento de la Consagración, que el sol,
la luna, las estrellas, los planetas, todos los cielos y sus moradores cantaban
las melodías más dulces y embriagadoras.
Mezclabansé con
ellos una multitud de cantores celestiales cuyos acentos demasiado sublimes
para que se puedan explicar y comparar. Los coros de Ángeles contemplaban al
Sacerdote y ante él se inclinaban con el más profundo respeto, a la par que
huían los demonios poseídos de espanto. Tan pronto como el Sacerdote pronunció
sobre la Hostia las palabras de la Consagración, divisé un pequeño cordero que
tenía el rostro de Jesús y fue reverenciado y adorado por la multitud de
Ángeles.
Un número
infinito de almas de bienaventurados alababan también con los Ángeles al
Altísimo y Cordero Inmaculado.”
Almas piadosas,
meditemos y, en nuestras reflexiones, habremos de descubrir que la Santa Misa
nos hace vivir un ambiente sobrenatural que nada tiene que ver con el mundo.
2. Expiatorio. – Pedirle a Dios perdón por nuestros pecados. ¡Qué
misericordia de parte de Dios, por medio de Cristo, Víctima Divina, quien
realiza nuevamente su Pasión! Veamos la necesidad de pedirle a Dios tenga
Misericordia de nosotros a través de Jesucristo, quien ofrece el Sacrificio por
todos nosotros, aprovechemos esa Gracia y arrepintámonos de nuestras miserias
expresándole a Dios que nos pesa de haberle ofendido por Ser Nuestro Creador,
Redentor y Santificador.
“Si alguno hubiese cometido pecado haga penitencia por él
que ofrezca de los rebaños una cordera o una cabra, y el Sacerdote hará oración
por dicha persona y por dicho pecado.”
Sí el Antiguo Testamento tenía sus propios Sacrificios, no
podía faltarle a la Iglesia el Sacrificio Redentor.
Este sacrificio Expiatorio evidentemente es el de la Cruz,
por el cual se reconcilio el mundo con la Justicia Divina. Pero para que esta
reconciliación nos fuese ofrecida cada día, hasta la consumación de los tiempos,
instituyó Jesucristo el Sacrificio de la Misa.
Marchat se expresa en estos términos: “Sobre Nuestro Señor
Jesucristo que cargó con los pecados del mundo para limpiarlos con su sangre
descarguemos nuestras faltas personales como sobre una víctima llevada a la
inmolación para que los expié por nosotros.
Santiago en su liturgia exclama: “Ofrecemosté oh Señor,
este Sacrificio incruento por los pecados, cometidos por ignorancia: cometemos
en efecto muchos pecados de los que no nos damos cuenta somos reos.”
Habla nuevamente Marchant, y no de otro modo se expresa el
Papa Alejandro I, San Cirilo y San Ambrosio: “Por medio de la oblación del
Santo sacrificio, el Señor se reconcilia con nosotros y perdona la multitud de
nuestros pecados que ofrecemos a Jesucristo Cordero de Dios inmolado por
nuestros pecados a fin de mover al Señor a que tenga misericordia de nosotros.
Jesucristo ofreciéndose como Sacerdote para que Dios perdone nuestros pecados.”
“El Sacrificio de la Misa es realmente un Sacrificio propiciatorio
mediante el cual sí nos dirigimos a Dios con corazón recto y fe sincera, con
temor y respeto, contritos y arrepentidos, alcanzaremos misericordia y
recibiremos los auxilios de que tenemos necesidad.”
“Asistid a la Santa Misa, oídla, hacerla celebrar para
estas ovejas descarriadas y llegara la hora del triunfo, de la gracia, tanto
más pronto cuanto mayor sea vuestra confianza.”
Pero advirtamos que los pecados mortales cualquiera falta
grave hay que recurrir al Sacramento de la penitencia. En el confesionario, el
mismo Cristo da el perdón, la pena y en la Santa Misa, donde pedimos perdón de
todos los pecados Dios nos abraza, nos comprende, nos consuela, nos fortalece,
nos hace mejores, pero eso no implica que dejemos la confesión.
Sor Clotilde.
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