lunes, 24 de febrero de 2014

Del ego a la donación. San Felipe de Jesús (cont).

Una vez descubierto y triunfante el yo, penetra San Felipe en una etapa más del Amor, pues ha de ser la Caridad quien lo guíe y, como flujo y reflujo, mientras más conozca el Amor más aprenderá a amar, sobre todo al Crucificado o ¿acaso no nos dice mucho San Felipe cuando se agregó de Jesús?, Jesús ... Jesús es su Amor y si Jesús ha muerto por El, claro que Felipe morirá por Jesús. Los religiosos, todos, que algo añadimos consciente y voluntariamente a nuestro nombre de pila, cuando entramos a la vida religiosa, podemos penetrar el porqué de Felipe de Jesús, porque ya amaba a Jesús, porque era su principie y su fin, porque era la razón de su vivir. En cada Santo contemplamos cómo brilla especialmente, una virtud madre de las otras, es solamente como para distinguirlo, porque al fin no se canoniza a nadie si no fue capaz de practicar todas las virtudes en un grado extraordinario, pero, de todos modos en unos percibimos más la fortaleza, en otros la sencillez, en algunos la paciencia, en otros la bondad; en muchos la pureza, el amor al trabajo ... Pero brilla en cada Santo una Virtud diferente. Advirtiendo que son la Fe, la Esperanza y la Caridad, las tres virtudes teologales base y fundamento de las otras virtudes. Pero de las tres virtudes teologales, la que brilla como refulgente estrella en todos los santos es la Caridad, el Amor que matizado, expresado según la vocación particular y la propia personalidad, no deja de ser la caridad para Dios y para el Prójimo. El amor jamás se esconde, siempre es evidente en los Santos y va en crescendo mientras más se descubre él y descubre a su Creador.


"Y en mis largas vigilias convencerme 
que Tú eres todo Oh Dios, y yo soy nada;
nada que ayer despierta y hoy se duerme".


Pasada la fase del descubrimiento del Yo, el Amor pide más y el hombre sabe que ha empezado y que no termina alli, por ello Felipe de las Casas, conoce que ha de romper con el mundo; y llega al desprendimiento de sí, oigamos lo que nos dice la imitación de Cristo: "Quien me sigue no anda en tinieblas", "Vanidad de vanidades y toda vanidad sino amar y servir solamente a Dios". Suma Sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales. Vanidad es buscar riquezas perecederas y esperar en ellas, también es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne, y desear aquello por donde después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es desear larga vida y no cuidar que sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida, y no proveer a lo venidero. Vanidad es amar lo que tan presto se pasa y no buscar con solicitud el gozo perdurable. Procura pues no desviar tu corazón de lo visible y traspasarlo a lo invisible, porque los que siguen su sensualidad manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios".

El desprendimiento de todo lo creado es una condición esencial para llegar a la santidad. San Juan de la Cruz reduce todo su sistema místico al desprendimiento de todo lo creado, como elemento negativo, y a la union con Dios, por el Amor, como elemento positivo. Es un hecho que en la medida que el alma se va vaciando de las criaturas se va llenando de Dios. San Juan de la Cruz es inflexible en elgir el desprendimiento total del alma que quiera volar a Dios, a base del bello símil del ave asida a un hilo delgado, que por muy delgado que sea, le impide volar, no se permite el más pequeño apego voluntario a cualquier cosa de la tierra. Su fiel discípula Sor Isabel de la Trinidad, llegó a escribir que basta un deseo cualquiera para impedir la perfecta unión con Dios, escuchemos:

"Un alma que discute consigo misma, que se ocupa de sus sensibilidades, que alienta un pensamiento inútil, un deseo cualquiera, esta alma dispersa sus fuerzas, no está totalmente ordenada a Dios, su lira no vibra al unísono y el maestro cuando la pulsa, no puede hacer salir armonías divinas, hay allí todavía demasiado de lo humano, hay una disonancia". (Sor Isabel de la Trinidad).

La razón de la urgente necesidad absoluta de desprendimiento de las creaturas para la perfecta unión con Dios, la dá magistralmente San Juan de la Cruz:

1.- "Dios es el todo, el ser necesario y absoluto, acto purísimo sin sombra de potencia, que existe por sí mismo y posee la plenitud absoluta del ser; y las creaturas comparadas con él son como nada; seres contingentes y caducos que tienen mas de potencia (no ser) que de acto (ser)".

2.- "Dos contrarios no caben en un sujeto: se excluyen mutuamente. Y así la luz es incompatible con las tinieblas, y el todo con la nada."

3-. "Si pues las creaturas son la nada y las tinieblas, y el Dios es el todo y la luz, síguese en el alma que piensa unirse con Dios que ha de desprenderse de las "creaturas".

4.- "Y así es menester que el camino y subida para Dios sea un ordinario cuidado de hacer, cesar y modificar los apetitos; y tanto más presto llegara el alma cuanto más presta en esto cediera. Mas hasta que cesen no hay llegar, aunque más virtudes ejercite, porque le falta el conseguirlas en perfección, lo cual consiste en tener el alma vacía y desnuda y purificada de todo apetito."

Y así todo anhelo, todo deseo, llevará como único fin la gloria de Dios, la salvación propia y la salvación de las almas.

Inicia San Felipe el camino de la desnudez espiritual: quítate poder, apártate placer, no brilles dinero, muere ego, vive el yo, rómpase los lazos con el mundo para entregarse a Dios. No es desprecío a las criaturas; sino el tratar de enmendarlas en su justo valor, mirando con San Juan de la Cruz lo que tiene de imperfecto y limitado para no ver en ellas más que el rastro y la huella del amado y así borrada la visión terrena de las cosas, mirar sólo la honra y la gloria de Dios, al todo no se llega sino por la senda estrecha de la negación absoluta de las nadas y expone San Juan de la Cruz con su original sublimidad:

"Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada".

"Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada".

"Para venir a serlo todo no quieras ser algo en nada". 

"Para venir a saberlo todo no quieras saber algo en nada".

"Para venir a lo que no gustas, has de ir por donde no gustas".

"Para venir a lo que no sabes has de ir por donde no sabes".

"Para venir a lo que no posees, has de ir por donde no posees".

"Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres".

"Cuando reparas en algo, dejas de arrojarte al todo, porque para venir del todo al todo has de negarte del todo en todo".

"Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tener sin nada querer porque si quieres tener algo en todo, no tienes puro en Dios tu tesoro".



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