II.- COMO HA DE SER
LA EDUCACIÓN SEXUAL.
Para educar
sexualmente con amplitud y resultados certeros, hay que formar e informar con
gran maestría y delicado tacto. Distingamos los conceptos formar e informar.
A.- Informar, (del
Latín informare), dar noticia de una cosa. Información sexual es instruir en
todo lo concerniente al sexo: explicar conceptos, circunstancias... dar el conocimiento
necesario sobre las condiciones para la realización de tales acciones; explicar
el remoto origen y la trascendencia del sexo sin constituirlo en ídolo, enseñar
cuál es su finalidad así como los deberes para con Dios, para con el prójimo y
para consigo mismo en orden al sexo, hablar de la mano Creadora que todo lo mueve
y que todo lo ordena, sin perder de vista a la Iglesia, Madre y Maestra.
B.- Formar:-
Conformar criterio, fortalecer la voluntad, orientar la, conducta, modelar el corazón,
enseñarle a ser verdadero cristiano siendo congruente su conducta con sus convicciones...
La Formación sexual hemos de considerarla de dos maneras:
1.- directa cuando
de manera específica se está educando al hombre en lo que se refiere a su
conducta sexual;
2.- Indirecta y, yo
diría que es la más importante; ya que cuando se modela el corazón, se
despierta y ordena la conciencia, se forma en la responsabilidad, se afina y se
reafirma el carácter, se forja la voluntad, se le conforma en el verdadero uso
de la libertad, se le ilumina el entendimiento a la luz de la Verdad y del Evangelio
dentro de la disciplina eclesiástica es, justamente cuando se está cultivando a
un hombre de bien que sabrá, tanto en lo sexual como en toda su conducta ser digno,
justo, decente y cristiano y amará, de verdad a Dios y a su prójimo.
C.- Educar es,
indudablemente, la armonía entre la información y la formación.
D.- Como ha de ser
condicionada la verdadera Educación Sexual.-
1.- Generalidades,
ir mostrando y demostrando la verdad sobre el origen de la vida, sobre las características
del sexo y todo aquello que ya en párrafos anteriores expusimos.
2.- Cualidades de
la información, pero tal información será perjudicial si no tiene estas cualidades:
oportuna; necesaria, prudente, sublime, decorosa, pedagógica, psicológica y, sobre
todo, cristiana.
a) Oportuna.-
Aprovechar todo momento de interés o recta curiosidad, enderezándola cuando es
torcida, así como toda circunstancia propicia para instruido al respecto.
b) Prudente.- En la
prudencia encontramos implícitamente la graduación, la sublimidad y el decoro.
Preséntese con sencillez, pero no con vulgaridad y grosería; poco a poco,
exponiendo, de tal forma que el sujeto capte el conocimiento, junto con la
precaución y respeto que el tema merece y no sufra en cambio, choques, traumas o
un descaro asfixiante cuyo resultado sería una conducta degenerada.
c) Necesaria.- Aquí
se toma en cuenta el ambiente del educando para frenar o acelerar el conocimiento,
su precocidad, su conducta, y así evitar que un ciego guíe a otro ciego.
d) En cuanto a lo
psicológico y pedagógico repárese en la psicología general del ser humano, en
la del niño y en la de cada educando en particular: los hay sensibles, fríos,
sensuales, ardientes, hipócritas, descarados, precoces, retrasados,
apasionados, limpios, inocentes, etc., etc. Y según el conocimiento que se
tenga del educando se concluirá a qué grupo pertenece y se aplicarán los
métodos correspondientes. Los Padres de Familia informen individualmente. Los Maestros
seleccionen por grupos semejantes.
Jamás se imparta al
mismo tiempo a hombres y mujeres juntos, sean, niños, adolescentes o jóvenes;
sobre todo si son inmaduros o de dudosa conducta o de temperamento ardiente; e incluso
cuando se explica a gente mayor, hay que ver si reúne las cualidades.
Si todas las
materias deben ser claras y realmente enseñadas; en lo referente a la sexualidad
hay mayor responsabilidad, y más valdría no tocar el punto que tocado mal. La mayoría
de las ciencias son para que el hombre las asimile y las practique sin gran
riesgo o un riesgo exterior, pero la educación sexual es para conformar a todo
el hombre con repercusión al mundo que lo rodea.
Esta información es
incompleta, cojeará en definitiva, si se prescinde de la Moral y de la Religión,
de los derechos del Creador y de las Leyes establecidas por El.
Por lo expuesto
concluimos la ignorancia e inmoralidad de los maestros que exponen a los niños
aún muy pequeños, una información grotesca y ordinaria definitivamente dañina y
corruptora.
Yo
no diría que es información sexual tal narración de inmoralidades
antipedagógicas, sino cuentos de color subido en los que ellos, gente de no
buena conducta, se recrean y complacen; personas que desconocen a veces, por su
origen o mala formación, el recato, la prudencia y son absolutamente
irresponsables e inconscientes, logrando, en el presente, no sólo su corrupción
sino la de la sociedad.
Hay
maestros que hacen circular clandestinamente el super-inmoral y amoral "Libro
rojo de la escuela" donde se llega a la insólita perversión, inculcando
las más asquerosas prácticas sexuales que no solo corrompen y degeneran al
individuo; sino le trastornan sus facultades psíquicas y lo llevan a las más
miserables enfermedades físicas. ¿Eso es educación sexual?... ¡Infames!
Es
el editor de tal libro un pobre náufrago de la vida, que personalmente narró
por televisión - canal 11- su obscuro y triste origen. Un hombre que dejó
entrever un gran talento, eclipsado por la costumbre del alcohol y del sexo, de
irreversible mentalidad socialista pero poseedor de grandes sumas de dinero,
sobre todo de lo que han redituado las ediciones del "Libro rojo de la
Escuela".
Aunque
actualmente este libro ha sido superado en perversidad e hipocresía por otros autores
que menos crudos, pero más sutiles exponen a los jóvenes una degeneración
sexual disfrazada de educación sexual. Tales autores han engañado, no sólo a
los jóvenes sino a muchos maestros, directores y Padres de Familia; tenemos el
caso entre muchos otros del libro intitulado "Juventud en Éxtasis"
cuyo autor es un tal Cuauhtémoc creo que Sánchez, libro que casi fue
obligatorio leer en las escuelas secundarias y preparatorias incluyendo a
algunas que suponíamos guardaban un nivel más moral y Cristiano.
¿Cómo
es posible que para ayudar a los jóvenes a elegir profesión existan
orientadores vocacionales - cosa muy
buena - pero para algo tan delicado como es la información sexual se ponga a
cualquier ignorante inmoral?
Yo
diría que para informadores sexuales debería de haber una especialidad, no
tanto para la materia como para el método, señalando personas de principios,
equilibradas normales, centradas, con amplios conocimientos de Psicología y
Pedagogía, pero, sobre todo educadores de sólida moralidad y, más todavía, de
verdadera moral cristiana.
¿Y
qué diremos de la espantosa ignorancia e indignante inconsciencia de los padres
de familia que a cambio de que su hijo adquiera una sopa de letras y obtenga un
papel reciben con gusto la corrupción y la impiedad? Igualmente el ejemplo
morboso, no amoroso, de los cónyuges quienes delante de los hijos, manifiestan
con caricias obscenas imprudentes su pasión, y no su ternura, además de sus
libertinas conversaciones que no cultivan la mente del niño, sino despiertan el
instinto aún en los más pequeños.
Los
padres de familia temen que sus hijos caigan en el alcohol, más aún, en las
drogas; pero jamás se angustian por un hijo que rueda por el sexo. ¡Cuántos
padres y educadores en lugar de frenar y encauzar, empujan, fomentan, primero
la pasión y luego el desenfreno!
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