EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
LA ENCÍCLICA “ARCANUM”, DE LEÓN XIII
4. – “Por eso, venerables hermanos, nos hemos determinado a
dirigir la palabra primeramente a vosotros, y por medio de vosotros a toda la
Iglesia católica, más aún, a todo el género humano, para hablarnos acerca de la
naturaleza del matrimonio cristiano, de su dignidad y de las utilidades y
beneficios que de él se derivan para la familia y la misma sociedad humana: de
los errores contrarios a este importantísimo capítulo de la Doctrina Evangélica,
de los vicios que se oponen a la vida conyugal y, últimamente, de los
principales remedios que es preciso poner en práctica: siguiendo así las
huellas de nuestro predecesor León XIII, de santa memoria, cuya Santa Encíclica
Arcanum, publicada hace ya cincuenta
años, acerca del matrimonio cristiano, hacemos nuestra por esta Encíclica y la
confirmamos, exponiendo algunos puntos con mayor amplitud por requerirlo así
las circunstancias de nuestro tiempo, y declaramos, no sólo que no ha caído en
desuso, sino que conserva toda su fuerza”
Cincuenta años después de la Encíclica ¨Arcanum¨
de León XIII, confirmamos la identidad de la doctrina sobre el matrimonio católico,
con la Encíclica de Pío XI. Esto nos reafirma en que la Revelación Divina, no
cambia ni se cambia, y que, el Magisterio Eclesiástico, no puede, suplir, cambiar
o añadir nada a la esencia de la Doctrina del matrimonio católico.
EL MATRIMONIO,
INSTITUCIÓN DIVINA
5. – “Y comenzando por esa misma carta, encaminada casi
totalmente a vindicar la divina institución del matrimonio, su dignidad
sacramental y su perpetua estabilidad, quede asentado, en primer lugar, como
fundamento firme e inviolable, que el matrimonio no fue instituido ni
restaurado por obra de los hombres, sino por Obra Divina; que no fue protegido,
confirmado ni elevado con leyes humanas, sino con leyes del mismo Dios, autor
de la Naturaleza, y de su restaurador. Cristo Señor Nuestro, y que, por lo
tanto, sus leyes no pueden estar sujetas al arbitrio de ningún hombre, ni
siquiera al acuerdo contrario de los mismos cónyuges. Esta es la Doctrina de la
Sagrada Escritura, ésta la constante Tradición de la Iglesia Universal, ésta la
definición solemne del Santo Concilio de Trento, el cual, con las mismas
palabras del texto sagrado, expone y confirma que el perpetuo e indisoluble vínculo
del matrimonio, su unidad y su estabilidad, tiene por autor a Dios¨.
S.S. León XIII
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