EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
LOS ENGENDRA DE NUEVO LA IGLESIA POR EL
BAUTISMO.
14.
– “Tengan, por tanto, en cuenta los padres cristianos que no están destinados
únicamente a la propagación y conservación del género humano en la tierra; más
aún, ni siquiera a educar cualquier clase de adoradores del Dios verdadero,
sino a injertar nueva descendencia en la Iglesia de Cristo, a procrear
conciudadanos de los santos y domésticos de Dios, a fin de que crezca cada día
el pueblo dedicado al culto de Dios y de nuestro Salvador. Y con ser cierto que
los cónyuges cristianos, aun cuando ellos estén justificados no pueden
transmitir la justificación a sus hijos, sino que, por el contrario, la natural
generación de la vida es el camino de la muerte, pues el que se comunica a la
prole el pecado original, con que todo, en alguna manera, participan de aquel
primitivo matrimonio del paraíso, pues a ellos toca ofrecer a la Iglesia sus
propios hijos, a fin de que esta fecundísima madre de los hijos de Dios los
engendre de nuevo a justicia sobrenatural por el agua del bautismo y se hagan
miembros vivos de Cristo, partícipes de la vida inmortal y herederos, en fin de
la gloria eterna, que de todo corazón anhelamos.”
COMENTARIO
En el matrimonio sacramental deben
tener en cuenta ambos, que no sólo les corresponde la propagación y conservación
del género humano; sino la gran responsabilidad y obligación de injertarlos a
la Iglesia, mediante el Bautismo lo más pronto posible, para que una vez
Bautizados se les pueda iniciar el cultivo oportuno y adecuado, para guiarlos
hacia los otros Sacramentos y se integren consciente, y de manera formal, como
miembros de la Iglesia Católica.
Los padres de familia, con cuidado y oración, orienten a su
vástago para encaminarlo a la vocación universal de todo hombre, que es la
Gloria de Dios y la salvación de su alma. Y en ello, no olvidar la vocación
secundaria y de estado, que bien escogida y realizada conduce al cumplimiento
de la vocación universal.
La vocación
secundaria es el oficio o profesión que habrá de tomar en su vida y que, sí
esta adecuada y bien escogida, triunfará. La de estado es consultar, vigilar,
observar… si pretende el sacerdocio o vida religiosa, el matrimonio o el
celibato.
Todo ello bien escogido, encaminado y
vivido, lo llevara a la convicción de que ha de ser gran ciudadano de la
Iglesia y buen miembro de su familia y de la sociedad.
Orará, adquirirá la Gracia para que, en
todos los menesteres, trabajos, luchas, alegrías, triunfos de la vida… perciba
la presencia del Dios, todo Soberano.
Actualmente hemos llegado al colmo de
que los Bauticen meses o años después en espera de un padrino o de tener dinero
para la fiesta, o porque ya es muy cómodo. A otros pobrecitos niños, nunca los
Bautizan, porque esperan, ignorante e imprudentemente, a que el niño decida su
religión.
De la misma manera se les exigen en los
estudios que saquen buenas calificaciones; no importan los Valores Morales y
que sólo practiquen una religión a medias o que no tengan ninguna.
Formando un verdadero cristiano, formarán
una Gran Persona quien, en cualquier profesión u oficio, o carrera académica será
lo que debe ser.
Sor Clotilde
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