jueves, 11 de agosto de 2016

"Los engendra de nuevo la Iglesia por el Bautismo"




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.


LOS ENGENDRA DE NUEVO LA IGLESIA POR EL BAUTISMO.

        14. – “Tengan, por tanto, en cuenta los padres cristianos que no están destinados únicamente a la propagación y conservación del género humano en la tierra; más aún, ni siquiera a educar cualquier clase de adoradores del Dios verdadero, sino a injertar nueva descendencia en la Iglesia de Cristo, a procrear conciudadanos de los santos y domésticos de Dios, a fin de que crezca cada día el pueblo dedicado al culto de Dios y de nuestro Salvador. Y con ser cierto que los cónyuges cristianos, aun cuando ellos estén justificados no pueden transmitir la justificación a sus hijos, sino que, por el contrario, la natural generación de la vida es el camino de la muerte, pues el que se comunica a la prole el pecado original, con que todo, en alguna manera, participan de aquel primitivo matrimonio del paraíso, pues a ellos toca ofrecer a la Iglesia sus propios hijos, a fin de que esta fecundísima madre de los hijos de Dios los engendre de nuevo a justicia sobrenatural por el agua del bautismo y se hagan miembros vivos de Cristo, partícipes de la vida inmortal y herederos, en fin de la gloria eterna, que de todo corazón anhelamos.”


COMENTARIO

         En el matrimonio sacramental deben tener en cuenta ambos, que no sólo les corresponde la propagación y conservación del género humano; sino la gran responsabilidad y obligación de injertarlos a la Iglesia, mediante el Bautismo lo más pronto posible, para que una vez Bautizados se les pueda iniciar el cultivo oportuno y adecuado, para guiarlos hacia los otros Sacramentos y se integren consciente, y de manera formal, como miembros de la Iglesia Católica.

Los padres de familia, con cuidado y oración, orienten a su vástago para encaminarlo a la vocación universal de todo hombre, que es la Gloria de Dios y la salvación de su alma. Y en ello, no olvidar la vocación secundaria y de estado, que bien escogida y realizada conduce al cumplimiento de la vocación universal.

La vocación secundaria es el oficio o profesión que habrá de tomar en su vida y que, sí esta adecuada y bien escogida, triunfará. La de estado es consultar, vigilar, observar… si pretende el sacerdocio o vida religiosa, el matrimonio o el celibato.

         Todo ello bien escogido, encaminado y vivido, lo llevara a la convicción de que ha de ser gran ciudadano de la Iglesia y buen miembro de su familia y de la sociedad.

         Orará, adquirirá la Gracia para que, en todos los menesteres, trabajos, luchas, alegrías, triunfos de la vida… perciba la presencia del Dios, todo Soberano.

         Actualmente hemos llegado al colmo de que los Bauticen meses o años después en espera de un padrino o de tener dinero para la fiesta, o porque ya es muy cómodo. A otros pobrecitos niños, nunca los Bautizan, porque esperan, ignorante e imprudentemente, a que el niño decida su religión.

         De la misma manera se les exigen en los estudios que saquen buenas calificaciones; no importan los Valores Morales y que sólo practiquen una religión a medias o que no tengan ninguna.

         Formando un verdadero cristiano, formarán una Gran Persona quien, en cualquier profesión u oficio, o carrera académica será lo que debe ser.

Sor Clotilde

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