EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
DIGNIDAD DE LA ESPOSA
26. – “Tal sumisión no niega ni quita la libertad que con
pleno derecho compete a la mujer, así por su dignidad de persona humana, como
por sus nobilísimas funciones de esposa, madre y compañera, ni la obliga a dar
satisfacción a cualesquiera gustos del marido, no muy conformes quizá con la
razón y la dignidad de esposa, ni finalmente, enseña que se haya de equiparar
la esposa que en derecho se llaman menores y a las que por falta de madurez de
juicio o por desconocimiento de los asuntos humanos, no se les suele conceder el
ejercicio de sus derechos, sino que, al contrario, prohíbe aquella exagerada
licencia que no se cuida del bien de la familia, prohíbe que en este cuerpo de
la familia se separe el corazón de la cabeza, con grandísimo detrimento del
conjunto y con próximo peligro de ruina, pues sí el varón es la cabeza la mujer
es el corazón y como aquel tiene principio de gobierno, esta puede y debe
reclamar para sí, como cosa que le pertenece el principado del amor”.
COMENTARIO
Tomaremos
en cuenta del texto del Santo Padre sólo dos puntos: Primero, que tomen en
cuenta las mujeres el término medio, puesto que en el medio esta la virtud. No se
trata de anularse, o de someterse, pues el que se reconozca que hay autoridad, es
de manera exclusiva para lograr el orden y el equilibrio de toda sociedad. En el
matrimonio, la mujer como el hombre, es un ser pensante que reflexiona, que fundamenta,
que concluye; por lo tanto, puede dar opiniones e incluso determinaciones, de
acuerdo con el esposo. No se trata de romper el respeto que se deben mutuamente,
sino de participar en las decisiones, en la disciplina y en la misma unión
matrimonial, de manera pensante y llegar así a conclusiones que enriquezcan, no
sólo el hogar, sino ambas personalidades.
La Segunda, es el considerar la parte
afectiva de la mujer y la parte intelectual del hombre. Advirtiendo que el que
la mujer supere en corazón, no la exime de la inteligencia y que en el hombre,
supuestamente, más pensante, tampoco se le exime de sentimientos delicados. Sin
embargo, ésta naturaleza del hombre pensante, aunque un tanto egoísta e
indiferente, se complementa con el cuidado y la ternura de un corazón de madre
y esposa. Sólo en la comprensión de esta necesaria y fructífera fusión de
talento y corazón, puede llevarse a cabo la paz y tranquilidad del matrimonio.
GRADOS DE SUMISIÓN DE LA ESPOSA
27. – "El grado y el modo de tal sumisión
de la mujer al marido, puede ser diverso según las varias condiciones de las
personas, de los lugares y de los tiempos, y más aún, si el marido faltase a
sus deberes, debe la mujer hacer sus veces en la dirección de la familia. Pero tocar
o destruir la misma estructura familiar y su ley fundamental, y establecida y
confirmada por Dios, no es lícito en tiempo alguno, ni en ninguna parte".
COMENTARIO
Cuando
el esposo es un enfermo, un irresponsable o carece de empleo corresponde a la
mujer tomar las decisiones, sin abusar de las condiciones que ya están
establecidas en la familia. Estos no son casos raros porque el esposo puede
caer en grave situación de salud, de economía, sin quererlo, y entonces, la
esposa tiene que ayudar, no sólo en la economía, sino que le corresponde
decidir, resolver, pero siempre en la presencia de Dios, para que no se pierda mérito
alguno o se abuse de la imposibilidad del cónyuge.
Ahora, sí es un hombre irresponsable,
indiferente a sus deberes y practica malas costumbres la esposa tiene que
hablar con él varias veces y, si el no entiende, ella tendrá que resolverlo de
acuerdo con algún Sacerdote o con el mismo Obispo.
Sor Clotilde
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