domingo, 25 de septiembre de 2016

"Dignidad de la esposa" y "Grados de sumisión de la esposa"





EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.

DIGNIDAD DE LA ESPOSA

       26. – “Tal sumisión no niega ni quita la libertad que con pleno derecho compete a la mujer, así por su dignidad de persona humana, como por sus nobilísimas funciones de esposa, madre y compañera, ni la obliga a dar satisfacción a cualesquiera gustos del marido, no muy conformes quizá con la razón y la dignidad de esposa, ni finalmente, enseña que se haya de equiparar la esposa que en derecho se llaman menores y a las que por falta de madurez de juicio o por desconocimiento de los asuntos humanos, no se les suele conceder el ejercicio de sus derechos, sino que, al contrario, prohíbe aquella exagerada licencia que no se cuida del bien de la familia, prohíbe que en este cuerpo de la familia se separe el corazón de la cabeza, con grandísimo detrimento del conjunto y con próximo peligro de ruina, pues sí el varón es la cabeza la mujer es el corazón y como aquel tiene principio de gobierno, esta puede y debe reclamar para sí, como cosa que le pertenece el principado del amor”.

COMENTARIO

            Tomaremos en cuenta del texto del Santo Padre sólo dos puntos: Primero, que tomen en cuenta las mujeres el término medio, puesto que en el medio esta la virtud. No se trata de anularse, o de someterse, pues el que se reconozca que hay autoridad, es de manera exclusiva para lograr el orden y el equilibrio de toda sociedad. En el matrimonio, la mujer como el hombre, es un ser pensante que reflexiona, que fundamenta, que concluye; por lo tanto, puede dar opiniones e incluso determinaciones, de acuerdo con el esposo. No se trata de romper el respeto que se deben mutuamente, sino de participar en las decisiones, en la disciplina y en la misma unión matrimonial, de manera pensante y llegar así a conclusiones que enriquezcan, no sólo el hogar, sino ambas personalidades.

         La Segunda, es el considerar la parte afectiva de la mujer y la parte intelectual del hombre. Advirtiendo que el que la mujer supere en corazón, no la exime de la inteligencia y que en el hombre, supuestamente, más pensante, tampoco se le exime de sentimientos delicados. Sin embargo, ésta naturaleza del hombre pensante, aunque un tanto egoísta e indiferente, se complementa con el cuidado y la ternura de un corazón de madre y esposa. Sólo en la comprensión de esta necesaria y fructífera fusión de talento y corazón, puede llevarse a cabo la paz y tranquilidad del matrimonio.


GRADOS DE SUMISIÓN DE LA ESPOSA

         27. – "El grado y el modo de tal sumisión de la mujer al marido, puede ser diverso según las varias condiciones de las personas, de los lugares y de los tiempos, y más aún, si el marido faltase a sus deberes, debe la mujer hacer sus veces en la dirección de la familia. Pero tocar o destruir la misma estructura familiar y su ley fundamental, y establecida y confirmada por Dios, no es lícito en tiempo alguno, ni en ninguna parte".

COMENTARIO

            Cuando el esposo es un enfermo, un irresponsable o carece de empleo corresponde a la mujer tomar las decisiones, sin abusar de las condiciones que ya están establecidas en la familia. Estos no son casos raros porque el esposo puede caer en grave situación de salud, de economía, sin quererlo, y entonces, la esposa tiene que ayudar, no sólo en la economía, sino que le corresponde decidir, resolver, pero siempre en la presencia de Dios, para que no se pierda mérito alguno o se abuse de la imposibilidad del cónyuge.

         Ahora, sí es un hombre irresponsable, indiferente a sus deberes y practica malas costumbres la esposa tiene que hablar con él varias veces y, si el no entiende, ella tendrá que resolverlo de acuerdo con algún Sacerdote o con el mismo Obispo.



Sor Clotilde





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