jueves, 20 de abril de 2017

Casti Connubii "El matrimonio no es un contrato meramente civil, Carácter Sagrado del matrimonio,Testimonio de la historia y de la Conciencia Universal, Reverencia y Respeto al matrimonio".




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.

























NO ES UN CONTRATO MERAMENTE CIVIL.

79 – Fúndanse para lo primero en que ya el solo acto civil ha de ser considerado como verdadero contrato matrimonial (matrimonio civil suelen llamarlo); el acto religioso, en cambio, es cierta añadidura que a lo sumo habrá de permitirse al vulgo supersticioso. Quieren, además, que sin restricción alguna se permitan los matrimonios mixtos de católicos y acatólicos, sin preocuparse de la religión ni de solicitar el permiso de la autoridad religiosa. En cuanto a lo segundo, y esto de una consecuencia necesaria, excusan los divorcios perfectos y alaban y fomentan las leyes civiles que favorecen la disolución del mismo vínculo matrimonial. 


CARÁCTER SAGRADO DEL MATRIMONIO.

80 – Acerca del carácter religioso de todo matrimonio, y mucho más del matrimonio cristiano, pocas palabras hemos aquí de añadir, puesto que nos remitimos a las letras Encíclicas de León XIII, que ya hemos citado repetidas veces y expresamente hecho nuestras, en las cuales se trata prolijamente y se defiende con graves razones cuanto hay que advertir sobre esta materia.


TESTIMONIOS DE LA HISTORIA Y DE LA CONCIENCIA UNIVERSAL.

81 – A la sola luz de la razón natural, y mucho mejor si se investigan los vetustos monumentos de la Historia, si se pregunta a la conciencia constate de los pueblos, si se consultan las costumbres e instituciones de todas las gente, consta suficientemente que hay, aún en el matrimonio natural, un algo sagrado y religioso, “no advenedizo, sino ingénito; no procedente de los hombres sino innato”, puesto que el matrimonio “tiene a Dios por autor y fue desde el principio una figura de la Encarnación del Verbo de Dios”. Esta naturaleza sagrada del matrimonio, tan estrechamente ligada con la religión y las cosas sagradas; se deriva de origen divino arriba conmemorado; de su fin, que no es sino el de engendrar y educar hijos para Dios y unir con Dios a los cónyuges mediante un mutuo y cristiano amor, y, finalmente, del mismo natural oficio del matrimonio, establecido, con providentísimo designio del Creador, a fin de que fuera algo así como el vínculo de la vida, por el que los hombres cooperan, en cierto modo, con la divina omnipotencia. A lo cual, por razón del sacramento. Debe añadirse un nuevo título de dignidad que ennoblece extraordinariamente al matrimonio cristiano, llevándolo a tan alta excelencia que para el Apóstol aparece como un misterio grande y honroso en todos.


REVERENCIA Y RESPETO AL MATRIMONIO.

82 –  Este carácter religioso del matrimonio, con su excelsa significación de la gracia y la unión de Cristo y la Iglesia, exige de los contrayentes una santa reverencia hacia el matrimonio cristiano y un cuidado y celo también a fin de que el matrimonio que intentan contraer se acerque lo más posible al prototipo de Cristo y de la Iglesia.




          

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