EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
CONSIDERACIÓN DEL MATRIMONIO MIXTO.
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Mucho faltan en esto, y a veces con peligro de su eterna salvación, quienes,
temerariamente y con ligereza contraen matrimonios mixtos, de los que la
Iglesia, basada en gravísimas razones, aparta con solicitud y amor maternales a
los suyos, como aparece por muchos documentos, recapitulados en el Canon del
Código canónico, que establece lo siguiente: “La Iglesia prohíbe
severísimamente, en todas partes, que se celebre matrimonio entre dos personas
bautizadas de las cuales sea una católica y la otra adscrita a una secta
herética o cismática; y si hay peligro de perversión del cónyuge católico y de
la prole, el matrimonio está, además, vedado por la misma Ley Divina”
DISPENSA DE LA IGLESIA.
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Y aunque la Iglesia, a veces, según las diversas condiciones de los tiempos y
personas, no niegue la dispensa de estas severas leyes (salvo siempre el
derecho Divino, y alejado en cuanto es posible, con las convenientes cautelas,
el peligro de perversión), difícilmente sucederá que el cónyuge católico no
reciba algún detrimento de tales nupcias.
INCONVENIENTE DEL MATRIMONIO MIXTO.
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De donde se origina con frecuencia que los descendientes se alejen deplorablemente
de la religión, o, al menos, que vaya inclinándose paulatinamente hacia la
llamada indiferencia religiosa, rayan en la infidelidad y en la impiedad. También
sucede que en los matrimonios mixtos se hace más difícil la viva conformidad de
voluntades, que imita aquel misterio de que hemos hablado, a saber: la arcana
unión de la Iglesia con Cristo.
OTRAS DESVENTAJAS.
86. –
Porque fácilmente se echará de menos la estrecha unión de las almas, la cual,
no se nota y distintivo de la iglesia de Cristo, debe ser también el sello y el
decoro y ornato del matrimonio cristiano, pues se suele romper, o al menos
relajar, el nudo que enlaza a las almas cuando hay disconformidad de pareceres
y diversidad de voluntades en lo más alto y grande que el hombre venera; es
decir, en las verdades y sentimientos religiosos. De aquí el peligro de que
languidezca la caridad entre los cónyuges y que, consiguientemente, se destruya
la paz y felicidad de la sociedad doméstica, resultante principalmente de la
unión de los corazones. Porque como ya tantos siglos antes había definido el
antiguo Derecho romano, “matrimonio es la unión del marido y la mujer y la fusión
de toda de toda vida y la comunicación del Derecho Divino y humano”.
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