viernes, 21 de abril de 2017

ERRORES MODERNOS. (Encíclica “Humani Generis”) Pío XII (continuación)





ERRORES MODERNOS.
(Encíclica “Humani Generis”)
Pío XII
 

23. – Volviendo a las nuevas teorías de que tratamos antes, algunos proponen o insinúan en los ánimos muchas opiniones que disminuyen la autoridad divina de la Sagrada Escritura. Pues se atreven a adulterar el sentido de las palabras con que el Concilio Vaticano define que Dios es el autor de la Sagrada Escritura, y renuevan una teoría ya muchas veces condenada, según la cual la inerrancia de la Sagrada Escritura se extiende sólo a los textos que tratan de Dios mismo o de la religión o de la moral. Más aún, sin razón hablan de un sentido humano de la Biblia, bajo el cual se oculta el sentido divino, que es, según ellos, el solo infalible. En la interpretación de la Sagrada Escritura no quieren tener en cuenta la analogía de la fe ni la tradición de la Iglesia; de manera que la doctrina de los Santos Padres y del Sagrado Magisterio debe ser conmesurada con la de las Sagradas Escrituras, explicadas por los exégetas de modo meramente humano; más bien la mente de la Iglesia, que ha sido constituída por Nuestro Señor Jesucristo custodio e intérprete de todo el depósito de las verdades reveladas.
24. – Además, el sentido literal de la Sagrada Escritura y su exposición, que tantos y tan eximios exégetas, bajo la vigilancia de la Iglesia, han elaborado, deben ceder el puesto, según las falsas opiniones de éstos, a una nueva exégesis, que llaman simbólica o espiritual; con la cual los libros del Antiguo Testamento, que actualmente en la Iglesia son una fuente cerrada y oculta, se abrirían finalmente para todos. De esta manera, afirman, desaparecen todas las dificultades, que solamente encuentran los que se atienen al sentido literal de las Escrituras.
25. – Todos ven cuánto se aparten estas opiniones de los principios y normas hermenéuticas justamente establecidos por Nuestro Predecesor de feliz memoria León XIII, en la Encíclica Povidentissimus, y Benedicto XV, en la Encíclica Spiritus Paraclitus, y también por Nos mismo, en la Encíclica Divino afflante Spiritu.

26. – Y no hay que admirarse de que estas novedades hayan producido frutos venenosos en casi todos los tratados de la teología. Se pone en duda si la razón humana, sin ayuda de la Divina Revelación y de la Divina Gracia, pueden demostrar la existencia de un Dios personal con argumentos deducidos de las cosas creada; se niega que el mundo haya tenido principio, y se afirma que la creación del mundo es necesaria, pues procede de la necesaria liberalidad del Amor Divino; se niega asimismo a Dios la presencia Eterna e inefable de las acciones libres de los hombres: opiniones todas contrarias a las declaraciones del Concilio Vaticano.

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