sábado, 25 de enero de 2014

La Fe (cont).

XIII- PECADOS CONTRA LA FE.

Hoy que, pasada la crisis de Fe, se ha caído en la más escandalosa indiferencia o impiedad, es menester volver a las Fuentes primitivas para vivir la única y verdadera Fe, la de siempre, la Fe Católica.

¿Qué, quién o quienes nos condujeron a esta pérdida de Fe? - Todo y nada; todos o ninguno. Todo, porque el demonio conjugó un cúmulo de armas para combatirnos, y nada, porque, de haber estado preparados en nuestra Sacrosanta Religión y haber permanecido en la oración, todo el embate del demonio se hubiera frustrado y al fin nada hubiera logrado. Todos, pues ya voluntaria y conscientemente, ya involuntaria o inconscientemente pero todos y cada uno de los mortales somos responsables, con mayor o menor culpa, de esta pérdida de la Fe; y ninguno, porque - repetimos lo anterior - de haber estado cultivados en nuestra Doctrina y de haber vivido en Gracia de Dios, ninguno hubiera podido quebrantar nuestra Fe.

Es toda una historia de ataque por parte del que agrede la Fe, y descuido por parte de los agredidos. Así que, para exponer un análisis veraz, profundo, habría que llenar múltiples hojas, lo cual, por ahora, no nos parece necesario ni menos posible. Lo que sí importa es que no confundamos las causas con los efectos y tratemos de enmendar nuestra conducta.

Veamos cuáles son los pecados contra la Fe: ignorancia religiosa, excesiva credulidad, infidelidad, herejía, apostasía, duda contra la Fe , omisión de los Actos de Fe, poner en peligro la Fe y la superstición.

"Según Santo Tomás de Aquino, los pecados que se oponen a la Fe son: la infidelidad o paganismo (II-II-10), que cuando es voluntario es el mayor de los pecados después del odio a Dios (a.3); la herejía, que niega algún dogma revelado en particular o, duda  voluntariamente de él (Ib. 11); la apostasía, que es el abandono total de la Fe cristiana recibida en el Bautismo (Ib. 12); la blasfemia (Ib. 13), sobre todo la que va contra el Espíritu Santo (Ib. 14), y la ceguera del corazón y embotamiento de los sentidos, que se oponen al don del entendimiento (Ib. 15, 1-2), y proceden, sobre todo, de los pecados de la carne (Ib. 3).

El estudio detallado de estos pecados pertenece a la teología moral (P. Antonio Royo Marín, O. P., Teol. Perfecc. 334).

Hoy como nunca, el hombre se angustia por estudiar todo lo que concierne a las ciencias profanas; sin embargo, también hoy como nunca el hombre se ha descuidado del conocimiento de Dios y de sus misterios. Y del mismo modo que el cristiano se descuida de lo único trascendente, el enemigo representado en mil facetas lo ataca y le destruye una Fe ya quebrantada por la ignorancia y por la vida libertina: "...por cuanto no hay ya conocimiento de Dios en la tierra, la maldición y la blasfemia, la mentira y el homicidio, el robo y el adulterio lo han inundado todo". (Os. IV-1-2).

Habla el Profeta Oseas de una ignorancia culpable donde por indolencia -quizás por desprecio- falsa escala de valores, sistemas inadecuados, el hombre desconoce a Dios. Y desconocer a Dios no es desconocer su Nombre; claro que no: pues se puede conocer y creer en la existencia de Dios, entender algo de Él y de sus cosas y hasta realizar algunas prácticas piadosas, y aún así, no conocer a Dios.

Conocer a Dios es conocer especulativamente y con profundidad nuestra Doctrina en su Dogma, su Moral y su Culto; es conocer su voluntad tanto en lo universal como en lo particular, para identificar la nuestra con la Suya. Conocer a Dios es vivir en la convicción de que este destierro es sólo un medio para alcanzar el Fin, que es la vida Eterna; es saber que sólo hemos nacido para conocer, amar y servir a Dios en esta vida y después verle y gozarle en la otra. El que todo esto no sabe, o lo sabe pero no lo vive, es un ignorante en Religión.

Hoy contemplamos un mundo tecnologizado pero alejado de Dios; de tal manera que se cumple lo que dice el profeta Oseas, hasta concluir con las expresiones sapientísimas del Ilustre Pontífice Benedicto XV: "Sostenemos que gran parte de los que se condenan, sufren esta pena sin fin por la ignorancia de los Misterios de la Fe, que debían creer."

Excesiva credulidad. - Indudablemente que la gran ignorancia religiosa conduce, entre otras tantas cosas de peligro para nuestra Fe, a una gran credulidad y a un falso respeto de todo lo que otros crean, aunque sean grandes' errores. Por la gran credulidad se ha llegado a un trueque de Verdades por verdades y toda novedad es bienvenida, como un mosaico y enredo de creencias que ya no sabe uno si es o no católico o si es protestante, o si es mahometano, o bien, budista o rosacruz.

Todo cabe en esa fe libre...liberada y de gran criterio... y desde luego, con la gran anarquía que hoy se vive. Lo mismo da que la Santa Madre Iglesia dé luz verde o que lo prohíba; pues el católico de hoy, tan liberado, es muy "sui géneris".

Pero escuchemos al Discípulo del Amor: "Carísimos, no creáis a cualquier espíritu, sino examinad los espíritus, si son de Dios; porque muchos pseudoprofetas se han levantado en el mundo" (I Jn IV-1) y el dulce y encantador Místico, San Juan de la Cruz, en su "Subida al Monte Carmelo" y "Noche Obscura", nos dice: "El admitir con fácil credulidad - no con Fe- visiones, revelaciones, profecías privadas, suponen falta de Fe, como si no fuera suficiente la divina Revelación Oficial".

Se ha creado una "Fe Sentimental", la cual es instintiva, caprichosa, que busca, no las altas esferas de la oración y el sacrificio, sino el placer de los sentidos, de la emotividad.

La Infidelidad.- No nos referimos a aquel hombre que, por no estar bautizado, carece de Fe; y aunque la infidelidad se extiende a todo pecado canta la Fe, aquí hablamos dé aquella infidelidad que nace del sujeto que por su propia culpa se ha descuidado en instruírse teniendo posibilidad de hacerla, o peor, que rechaza y desprecia la Fe después de conocerla a fondo.

La Indiferencia Religiosa.- Uno de los más fuertes pecados de nuestro tiempo; pecado que constituye un círculo vicioso: tanto es efecto de una Fe que agoniza, como causa de la pérdida de la Fe. Da lo mismo una u otra religión, y hasta el no tenerla; es igual cumplir en miércoles que en domingo, que no asistir a los Oficios Religiosos; pecar que no pecar; respetar el templo que no respetarlo... es lo mismo... ¡Qué horror!

Apostasía.- Es el apartarse o abandonar a Dios... a) Apostasía de la Fe es el abandono de la Fe cristiana recibida en el Bautismo.- b) Apostasía de la Religión es la del religioso profeso de votos perpetuos que ilegítimamente sale de la casa religiosa con ánimo de no volver, o el que, aun saliendo legítimamente, no vuelve a ella con el fin de sustraerse a la vida religiosa. No es de nuestro tema ocupamos de los casos b) ni c), que más bien pertenecen al Derecho Canónico. Hablaremos de a), ya que son muchos los que en la actualidad vuelven la espalda a Dios por un plato de lentejas, y, de uno u otro modo sirven a un falso Dios. Yo diría que en esta época existe una apostasía masiva, y solapada que es peor. Llamamos también apostasía al abandono de la Fe Católica para adherirse a las sectas heréticas, cuales son las protestantes. El Derecho Canónico le da el nombre de herejía; pero el pueblo lo llama apostasía por el hecho de dar la espalda a la Fe Católica. En todo caso, es una apostasía parcial. El Concilio Vaticano II dice que, quienes hacen esto a ciencia y conciencia, exponen su salvación. (L. G. 14).


No hay comentarios:

Publicar un comentario