jueves, 30 de abril de 2015

Libertad, Liberación o Libertinaje

¿LIBERTAD, LIBERACIÓN O LIBERTINAJE?

 Por Sor Clotilde García EspejeL
I
Libertad... ¡Palabra mágica en cuya acción radica el éxito, o el fracaso; la grandeza o la mediocridad!  ¡Cuántos heroísmos, cuántas bondades y cuántas infamias y crímenes se comenten, en nombre de la Libertad!
De todas las creaturas sacadas de la nada por Dios, las que alcanzan más perfección y más bellas lucen, son los ángeles y los hombres, y de lo más sublime que le fue dado al hombre, es su libertad.
El hombre, Creatura Racional, que encierra en sí grandes dones: es capaz de pensar, de amar, de elegir. La capacidad del hombre de conocer, abstraer y escoger la posee su entendimiento; concediéndole así la dicha de saborear las verdades y sobre todo, la Verdad. La Voluntad, otra facultad del ser humano que camina en busca de todo bien hasta llegar a su posesión, pero más aún, del BIEN eterno, el Bien de los Bienes: Dios. Y es en la voluntad donde hallamos la propiedad de elegir y a cuya capacidad llamamos Libertad.
¡La Libertad, que puede damos desde las más pequeñas, hasta las más bellas y ,sublimes satisfacciones , así como la consecución de la felicidad terrena y luego eterna; y, también la más atroz desgracia e infelicidad en esta vida,  para después hundimos en el Infierno!.
¿QUE ES LA LIBERTAD?
La Libertad, amoroso y generoso don de Dios es una propiedad de la voluntad con la cual, elegimos lo que nosotros queremos, sin que nadie deba forzar esa elección. "La Libertad se funda en el dinamismo fundamental que la orienta hacia el Bien Supremo".
Dios nos ha dado ese regalo, y con el nos haremos reos de castigo o dignos de premio.
Pero toca al hombre educar esa Libertad. Aunque es verdad que la Libertad es una propiedad de la Voluntad. No olvidemos que la voluntad es la fuerza, pero no la luz, y que la luz es el entendimiento: "El acto Libre consiste, pues, en un cierto dominio del juicio", "Un acto de juicio querido o un acto de querer juzgado" (Padre Sertillanges). La voluntad sigue al entendimiento; no le precede. (Santo Tomás). Por consiguiente, hay que educar el entendimiento formándolo en el recto juicio de la Vida; hay que irle forjando con ideas claras, conceptos certeros, para, que sea luz, luz radiante y no reflejo o espejismo de la luz. Si él guía a la voluntad para que ésta determine, hemos de presentar la realidad, para que la elección no sufra desvíos, equivocaciones. En nuestros presentes tiempos tan llenos de error y oscuridad, empieza el fracaso en la elección, en esa falta de criterio, de identificación con la verdad, y aun queriendo el hombre elegir lo mejor, la concepción errada del entendimiento le entrega la mentira, la falsedad por el bien.
Estructurado el entendimiento en la verdad, por la Verdad y con la Verdad, ha de suponerse una voluntad firme, fuerte, que busque y encuentre el Verdadero Bien. La sensualidad de nuestros tiempos, la molicie y la susceptibilidad inducen a la libertad a escoger, no el sólido bien, no lo superior, sino lo inferior; o bien, la substitución de un aparente bien por el verdadero.
Igualmente, hay que educar al hombre en su libertad, hay que enseñarlo no a saberse y considerarse libre; sino, sobre todo, a ser libre, cuando los pequeños empiezan a querer caminar sus padres los van enseñando y conduciendo: primero los detienen, luego los dejan solos... pero los cuidan muy de cerca.
Y cuando los dejan totalmente, es cuando comprenden que además de poseer fuerza en las extremidades, tienen el juicio suficiente para no llegar por donde puedan tropezar y caer. De esta manera hay que educar en el hombre la Libertad de modo que tal educación no raye en la absorción, consentimiento o descuido y libertinaje.
Puede decirse que un hombre es perfectamente libre, en el amplio concepto, cuando su elección ha de conducirlo al crecimiento humano, a la felicidad y no a la desgracia, consiguiendo la armonía, el equilibrio de su ser, y de las relaciones de su ser con los otros seres .
Aquel que pasa cerca de una cantina y elige no entrar porque sabe que daña su salud, desequilibra su ser y se desvía de la eternidad, es verdaderamente libre; igualmente el que, rodeado de dinero ajeno, sabe respetarlo y no se mancha tomando lo que no es suyo, pues conoce hasta las últimas consecuencias; el que elige la verdad y no la mentira, lo difícil y no lo fácil; su alma antes que su cuerpo; el bien del prójimo antes que el suyo y a Dios antes que todas las cosas, ese sabe elegir, ese sabe ser libre porque conoce y vive la jerarquía de valores.
Advertimos que el acto, la acción que el hombre realiza con conocimiento y libre voluntad, es libre y de una libertad perfecta; ya que lo ejecuta con conocimiento y voluntad; sin embargo el acto efectuado libremente, pero sin rectitud y que no conduce a la perfección y no realiza la finalidad de la libertad, -que no consiste únicamente en elegir, sino en saber elegir - ese es un acto libre pero imperfecto que trastorna a la libertad. Cuando el hombre con su libertad hace no lo que debe, sino lo que quiere, rompe su propia armonía, su equilibrio, y se desvía de su finalidad, que es encontrarse con la verdad; abrazarse con el Bien, glorificando a Dios, siendo feliz alcanzando la felicidad eterna.
Cuando el hombre, invocando a la libertad, por propia voluntad, se sumerge en los peores pecados, vicios, delitos y ha degenerado su libertad, la ha corrompido, y lógicamente puede llamársele a él degenerado y corrompido. –A eso llamamos libertinaje el cual tiene varios grados-.
Hay otros defectos que no la degeneran plenamente, pero sí la debilitan; y como siempre, es el ser humano el que queda débil, no con una debilidad física, sino con algo verdaderamente triste, una debilidad moral.
Y, ¡algo increíble!: el hombre llega libremente a perder, porque queda esclavo de sus propias pasiones y se destruye psicológicamente con el mal uso de su libertad y esto es lo último que el
hombre hace.
"La Libertad humana, incluso en las condiciones normales de su ejercicio, es, pues, una libertad limitada y frágil; es este el signo de su encarnación, por esto no podría haber nada más peligroso y más falso a la vez, que la idea de una libertad desencarnada, ignorante de sus límites y de las fuerzas impersonales que colaboran con ella en la posesión del acto humano". (R Simón)
Cuanto más se desvía el hombre de su Fin en el uso de la Libertad, más esclavo es de sus vicios y de sus pasiones. Aquel que elige el cigarro, siempre será esclavo del mismo; va a necesitado con urgencia, va a depender de él; al principio fue libre su elección, pero poco a poco se habrá convertido más en una dependencia, que en una libre elección; y (a pesar de los daños que sabe habrá de reportarle) ya no puede prescindir del aparente y pasajero bienestar que da a los sentidos.
¿Y qué diremos del doloroso y trágico vicio del alcohol? Meditemos y preguntemos: ¿Serán libres o esclavos aquellos que dependen del alcohol? Y, ¿las drogas? ¡Las drogas!... ¿Podrá ser libre, aquel pobre ser que, perdida su fuerza, depende de algo no vivo y, además, dañino?
Y si hablamos de pasiones y pecados, tendremos que concluir que, o las definimos y vencemos, o nos convertiremos en sus esclavos. La lujuria, la gula, la envidia, etc., ciegan, confunden, limitan, trastornan al hombre y, con él, a su libertad.
Cuando el hombre es sometido por miedo o dolor a realizar un acto, no es un acto libre; así: cuando los pecados, las pasiones ciegan al hombre; y lo someten, ya no es libre, al principio eligió, después se hizo esclavo, ha vendido su libertad a bajo precio. Sabemos que los sentidos son inferiores a las facultades, y la libertad es una propiedad de la voluntad y la voluntad es una de las facultades del ser humano; por lo mismo, cuando los sentidos dando rienda suelta a las pasiones han sometido a la voluntad que busca el bien, para vivir relajadamente, concluimos que la libertad ha quedado sujeta y que la materia está dominando al espíritu, los sentidos están aprisionando a lo superior.

El hombre es esencialmente racional, intelectual, lo es del mismo modo, libre y su libertad estará, a veces en potencia, muchas en acto; decimos en potencia al existir de la libertad en el hombre y llamámosle en acto cuando se ejerce la libertad.

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