miércoles, 1 de abril de 2015

Muerte y Castigo del Calumniador(cont.)

Cuarta: Por la perdición del alma. En efecto, el hombre mentiroso da muerte a su alma: La boca mentirosa da muerte al alma" (Sab. I, 11). "Tú perderás a todos los que hablan mentira". (Salmo 5, 7). De lo cual se desprende que es pecado mortal.

Debes advertir que de las mentiras algunas son graves, algunas veniales.

Es pecado mortal mentir en las cosas que son de fe; lo cual corresponde a los maestros y predicadores ilustres; esta es más grave que todas las otras especies de mentira: "Habrá entre vosotros falsos doctores, que introducirán sectas de perdición" (II Pedro 2,1). Algunos a veces hablan así para aparecer como sabios: ¿De quién os burláis? ¿A quién le hacéis muecas y le sacáis la lengua? ¿No sois vosotros hijos malvados, raza de mentira? (Isaías 57, 4). Igualmente a veces algunos mienten para dañar al prójimo. "No os engañéis unos a otros". (Colos. 3, 9).

Mas otros mienten en interés de sí mismos, esto de múltiples maneras.

A veces por humildad. Y a veces en la confesión. Sobre lo cual dice San Agustín: "Como se debe evitar que el hombre calle lo que haya hecho, así también que no diga lo que no haya hecho":"¿Acaso tiene Dios necesidad de vuestras mentiras?" (Job 13, 7), "Hay quien maliciosamente se humilla; mas su interior está lleno de dolo; y hay justo que se abate excesivamente con grandes humillaciones". (Eccli 19).

Algunos por un poco de vergüenza, como cuando creen decir verdad y dicen algo falso, y advirtiéndolo se avergüenzan de retractarse. "De ningún modo contradigas a la palabra de verdad, y avergüénzate de la mentira (fruto) de tu ignorancia".(Eccli 4, 30).

Algunos por interés, a saber, cuando quieren alcanzar algo o librarse de algo, "Pusimos nuestra confianza en la mentira, y nos protege la mentira" (Isaías 20, 15). "Quien se apoya en la mentira se alimenta de viento" (Prov. 10:4).

Otros por conveniencia de otro, como cuando quieren librar a alguien de la muerte o de un peligro o daño; y de esto hay que cuidarse, como dice San Agustín: "No tengas miramientos con nadie en daño tuyo, ni mientas a costa de tu alma" (Eccli. 4, 26)

Otros por juego: y esto debe evitarse, no sea que por la costumbre se llegue al pecado mortal; "La fascinación de la frivolidad oscurece el bien"; (Sap. 4, 12). Hasta aquí Santo Tomás.




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