¿CUANDO EL HOMBRE NO ES LIBRE?
Un enfermo mental es un ser
humano, por lo mismo es radicalmente libre; sin embargo por ser nosotros una
unidad, una armonía; al trastornarse el cerebro o el sistema nervioso, deja de
ser el acto plenamente consciente. Esto quiere decir que el hombre, en potencia
o en acto, posee siempre su libertad, pero que no siempre actúa libremente.
No quiero pasar por alto el hecho de que muchos
seres humanos, por cierta debilidad, más que mental, volitiva, y un fondo de cobardía
se van sometiendo indignamente a una voluntad superior que paulatinamente los
va encarcelando. Esto sucede entre amigos, parientes, compañeros, en el
trabajo, en la escuela, etc., pero donde se ve con más asiduidad es en el
matrimonio en que no se dialoga, sino se impone, y el que sea más ególatra e
innoble ese es el que hace reinar sus caprichos dejando al cónyuge con una
libertad atada que, al fin y al cabo, llegará a destruir su personalidad. Aquel
que domina es menos libre, ya que es esclavo de sí mismo. Miles de veces he
visto que los ignorantes, los de bajo cociente intelectual, dominan al más
inteligente, al más noble; esto tiene una explicación psicológica, pero ahora
no es tiempo de aclararla. Sólo aconsejo al dominador que respete a la persona humana,
pues nada que no consigamos con rectitud y equilibrio, podrá armonizamos y hacernos
felices, y al dominado le exhorto para que se respete a sí mismo, conservando
su libertad y no siendo el guiñapo en manos de seres que se conducen
tortuosamente.
El hombre de hoy, que vive a sus
anchas y que, al mismo tiempo, nada en dependencias y necesidades que él mismo
se ha forjado, se cree libre porque hace lo que quiere, comete los pecados que
se le antojan, los cuales para él ya no son pecados, pues "Los tiempos han
cambiado", por lo mismo, se cree verdaderamente libre, ya que no concibe
la libertad, sino como la realización de actos ejecutados, cuando se sienten
necesarios y no cuando se quieren necesarios. Eso no es libertad.
Teológicamente consideramos la libertad como un don de Dios, un reflejo de la perfección
divina; Filosóficamente decimos: la Libertad es una propiedad de la voluntad
con la cual en igualdad de circunstancias elegimos más bien una cosa que otra
sin ser forzados a ello. Pero tal elección ha de ser totalmente consciente y
plenamente voluntaria.
Además, cuando Dios regaló la
libertad al hombre no se la entregó sola, sino con ella dióle "La Ley
Eterna" y grabole "La Ley Natural".
La Ley Eterna es la Voluntad
santa de Dios que dirigida por su Sabiduría Eterna, ordena observar el orden
establecido por El y violarlo.
Hay en todo ser humano, en quien
mas, en quien. menos, consciencia de la Ley Eterna; pero, además Dios grabó,
igualmente en todos los hombres, la Ley Natural. Circunstancias externas como
el ambiente, la educación, etc. van suplantando o acallando tales principios naturales;
pero de un modo o de otro siempre se distingue interiormente, lo bueno y lo malo
y, no solo se distingue, sino que grita el interior, haciéndole sentir, la
necesidad de ser bueno y no malo; y, siempre, el primer pecado cometido en la
vida hace al hombre sacudirse y luchar contra la conciencia dirigida por esa
Ley Natural. San Pablo, escribe magistralmente: "Pues cuando los gentiles,
que no tienen ley, guiados por la naturaleza obran los dictámenes de la ley,
estos, sin tener ley , para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la
obra de la ley escrita en sus corazones, por cuanto su conciencia da juntamente
testimonio y sus pensamientos, litigando unos con otros, ora acusan, ora también
defienden": (ROM. II-14-l5).
Esa Ley Eterna de Dios, la
encontramos conformada para los hombres en los Mandamientos de la Ley que fue
entregada a Moisés, para que él a su vez nos la entregara a nosotros. En tales
leyes nos encontramos que toda le estructuración del universo y de la vida está
enmarcada en derechos y deberes que nos hacen pensar en leyes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario