martes, 29 de noviembre de 2016

"RESBALADERO HACIA EL INDIFERENTISMO Y EL MODERNISMO"




ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)

6 DE ENERO DE 1928
 
  


  


15. RESBALADERO HACIA EL INDIFERENTISMO Y EL MODERNISMO.

Entre tan grande diversidad de opiniones, no sabemos cómo se podrá abrir camino para conseguir la unidad de la Iglesia, unidad que no puede nacer más que de un solo magisterio, de una sola ley de creer y de una sola fe de los cristianos. En cambio, sabemos, ciertamente que de esa diversidad de opiniones es fácil el paso al menosprecio de toda religión, o "indiferentismo", y al llamado "modernismo", con el cual los que están desdichadamente inficionados, sostienen que la verdad dogmática no es absoluta sino relativa, o sea, proporcionada a las diversas necesidades de lugares y tiempos, y a las varias tendencias de los espíritus, no hallándose contenida en una revelación inmutable, sino siendo de suyo acomodable a la vida de los hombres.

Además, en lo que concierne a las cosas que han de creerse, de ningún modo es lícito establecer aquélla diferencia entre las verdades de la fe que llaman fundamentales y no fundamentales, como gustan decir ahora, de las cuales las primeras deberían ser aceptadas por todos, las segundas, por el contrario, podrían dejarse al libre arbitrio de los fieles; pues la virtud de la fe tiene su causa formal en la autoridad de Dios revelador que no admite ninguna distinción de esta suerte. Por eso, todos los que verdaderamente son de Cristo prestarán la misma fe al dogma de la Madre de Dios concebida sin pecado original como, por ejemplo, al misterio de la augusta Trinidad; creerán con la misma firmeza en el Magisterio infalible del Romano Pontífice, en el mismo sentido con que lo definiera el Concilio Ecuménico del Vaticano, como en la Encarnación del Señor.

No porque la Iglesia sancionó con solemne decreto y definió las mismas verdades de un modo distinto en diferentes edades o en edades poco anteriores han de tenerse por no igualmente ciertas ni creerse del mismo modo. ¿No las reveló todas Dios?

Pues, el Magisterio de la Iglesia el cual por designio divino fue constituido en la tierra a fin de que las doctrinas reveladas perdurasen incólumes para siempre y llegasen con mayor facilidad y seguridad al conocimiento de los hombres aun cuando el Romano Pontífice y los Obispos que viven en unión con él, lo ejerzan diariamente, se extiende, sin embargo, al oficio de proceder oportunamente con solemnes ritos y decretos a la definición de alguna verdad, especialmente entonces cuando a los errores e impugnaciones de los herejes deben más eficazmente oponerse o inculcarse en los espíritus de los fieles, más clara y sutilmente explicados, puntos de la sagrada doctrina.

Más por ese ejercicio extraordinario del Magisterio no se introduce, naturalmente ninguna invención, ni se añade ninguna novedad al acervo de aquellas verdades que, en el depósito de la revelación, confiado por Dios a la Iglesia, no estén contenidas, por lo menos implícitamente, sino que se explican aquellos puntos que tal vez para muchos aun parecen permanecer oscuros o se establecen como cosas de fe los que algunos han puesto en tela de juicio.

COMENTARIO

Claro está: “Unidad que no puede nacer más que de un solo magisterio, de una sola Ley, y de una sola Fe de los cristianos”.

¿Cómo podría haber unidad de lo esencial y trascendente, si se aceptaran varias autoridades con distintos puntos de vista y exigencias diferentes? Para el protestante, quien no cree en la Gracia, basta un acto de arrepentimiento para ser perdonado y quedar limpio; en cambio, para el católico, existe la imperiosa necesidad de confesarse; para el ateo, si bueno es, acude a su conciencia o a la madre naturaleza… preguntó: ¿Cómo podríamos unir estos tres conceptos y hacer uno sólo, sin traicionar a la Única y Verdadera Religión?

Sobre la Ley Positiva o Mandamientos de la Ley de Dios: el Tercer Mandamiento manda Santificar al cristiano, los Domingos y Fiestas de Guardar. El católico sabe que, bajo pena de pecado mortal, se obliga a asistir al Santo Sacrificio de la Misa. En cambio, el protestante, quien sí reconoce el Mandamiento, pero desconoce y no acepta el Santo Sacrificio y, sólo se acerca a su templo a escuchar las palabras del pastor, a exponer públicamente sus pecados y a entonar cantos muy sensoriales. En cuanto a judíos, musulmanes y demás, tampoco se identifican con el Culto que manda este Tercer Mandamiento.

Vuelvo a interrogar: por muy sabios o carismáticos que sean los modernistas, amantes del falso ecumenismo ¿Cómo lograrían unificar este criterio y llevarlo a la práctica? Tendría la Iglesia que romper con la Verdad Revelada por Dios, para practicar una falsa Caridad con aquellos que, de mala o buena fe, no quieren ceder.

En cuanto a una sola Fe: imposble reunir dos, tres o cuatro verdades y hacer de ellas sólo una. Imaginémonos a los judíos negando a Jesucristo, y diciendo que aún no ha venido y nosotros creyendo que Jesucristo es Dios y que ya piso la tierra; los musulmanes que declaran a Jesucristo, no como Dios, sino como un Profeta. Esta no es una fusión química. ¿Cómo extraer de la Verdad, de una tesis, hipótesis o error, algo para presentar una sola verdad que convenga a tres credos?

Estos modernistas, teólogos de la liberación, se escudan en “verdades fundamentales y no fundamentales”. Según ellos las fundamentales deben ser aceptadas por todos y, las no fundamentales, cada quien que escoja lo que quiera. Ya para qué creer en las fundamentales, si al negar las no fundamentales, va a cojear mi Fe y voy hacer todo, menos un católico, porque un buen católico, lo mismo presta credibilidad de Fe al dogma de la Madre de Dios concebida sin pecado original, que, al Misterio de la Augusta Trinidad, que al de la Encarnación del Señor. Rompo con una verdad, lógicamente rompo con la secuencia y no llego a la Verdad Absoluta y mi Fe trastabilla.

La Iglesia no cambia sus definiciones, cambia sus formas, sus expresiones, sus aplicaciones por el avance de la vida y de los tiempos, pero todo es lo mismo, todo ha sido Revelación Divina: Inmutable. Por tanto, Inmutable es la Iglesia e Inmutable debe ser el Magisterio.

Aquí, en la Religión Católica, los cristianos no tenemos necesidad de modernidades, todo lo Revelado por Dios y explicado por Maestros de la Vida Espiritual, tiene una gran profundidad y día con día habrá para nosotros ilustradoras experiencias, y grandes sorpresas con las cuales el Magisterio ilumina a sus fieles. Y las almas estrechándose en una verdadera unión con Dios, hallarán secretos Celestiales. Pero en nada cambiará ni el Dogma, ni la Moral, ni el Culto por las luces que nos dé el Magisterio o por las intimidades de las almas con Dios.

Gracias a las desviaciones expresadas, desde los años 60 por los teólogos liberados, cundió el slogan: “Todas las religiones son buenas, todas nos llevan a Dios”. Ha sido un sofisma mal-sano engañoso y degradante, que se ha hecho universal y, en este momento, cada quien tiene la Religión acomodada a su gusto. Frente a esta propaganda, el católico vive el indiferentismo de la Verdadera y Única Religión, continuando con la pluralidad y el sincretismo y perdiendo, además, equilibrio y solidez. Pues la Iglesia es inconmovible y sujetos a ella, nosotros también seriamos inconmovibles.

Advirtiendo, que cuando digo Iglesia, no me refiero exclusivamente al Cuerpo Místico; sino a Cristo que es su Cabeza y a toda su Doctrina de Ayer, de Hoy y de Siempre.


Sor Clotilde

sábado, 26 de noviembre de 2016

"Descubrir los engaños del enemigo y Errores contra la santidad del matrimonio"




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.


















DESCUBRIR LOS ENGAÑOS DEL ENEMIGO.
        48.- Y porque, para evitar los engaños del enemigo, es menester antes descubrirlos, y ayudan mucho mostrar a los incautos sus argucias, aun cuando más quisiéramos no mencionar tales iniquidades “Como conviene a los Santos” sin embargo, por el bien y salvación de las almas, no podemos pasarlas en silencio.

COMENTARIO

Actualmente y, ya desde hace tiempo, se pregonan muchos errores contra el matrimonio y la familia, pero, desgraciadamente, no escuchamos voces ni las de aquellos que están obligados, que ilustren al pueblo combatiendo tales errores.


ERRORES CONTRA LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO.

49. – Para comenzar, pues, por el origen de estos males, su principal raíz está en que, según vociferan sus retractores, el matrimonio no ha sido instituido por el autor de la naturaleza, ni elevado por Cristo Nuestro Señor a la dignidad se sacramento verdadero, sino que es invención de los hombres. Otros aseguran que nada descubren en la Naturaleza y en sus Leyes, sino que sólo encuentran la facultad de engendrar la vida y un impulso vehemente de saciarla de cualquier manera; otros, por el contrario, reconocen que se encuentran en la naturaleza del hombre ciertos comienzos y como gérmenes de verdadera unión matrimonial, en cuanto que, de no unirse los hombres con cierto vinculo estable, no se habría provisto suficientemente a la dignidad de los cónyuges ni al fin natural de la propagación y educación de la prole. Añaden, sin embargo, que el matrimonio mismo, puesto que sobrepasa estos gérmenes es por el concurso de varias causas, pura invención de la mente humana, pura institución de la voluntad de los hombres.

COMENTARIO

“El matrimonio en el designio del Creador: Los dos relatos de la creación terminan con una escena que funda la Institución del Matrimonio. La intención Divina se explica en estos términos: “No es bueno que el hombre este solo, voy a darle una ayuda que le sea apropiada (Gén. II,18). El hombre es superior a todos los animales (Gén. II 19s.), no podría hallar esta ayuda sino en la que es “carne de su carne” y “hueso de sus huesos” (Gén. II, 21ss). Ésta la creo Dios para él; por eso el hombre, dejando padre y madre, se adhiere a ella por el amor y los dos vienen a ser “una sola carne” (Gén. II,24)”.

“Dios asume en nombre de la alianza los preceptos que regula el matrimonio (Lev. XVII) el Decálogo, Ley fundamental de Israel, garantiza la santidad del matrimonio (Éx. XX,14; Prov. II,17). Después del exilio, el libro de Tobías da una visión altamente espiritual del hogar preparado por Dios (Tob. III,16), fundado bajo su mirada en la fe y en la oración (VII,11; VIII,4-9), según el modelo que trazaba el Génesis (VII,6; cf. Gén. II,19), guardado por la fidelidad cotidiana a la ley (XIV,1. 8-13), el ideal bíblico del matrimonio, llegado a este nivel supera las imperfecciones que había sancionado provisionalmente la Ley Mosaica”.

“N.T. la concepción del matrimonio en el N.T. está inspirada en la paradoja misma de la vida de Jesús: “Nacido de mujer” (Gál. IV,4; cf. Luc. XI,27), por su vida de Nazaret consagra la familia tal como había sido preparado por todo el A.T.; sin embargo, nacido de Madre Virgen, viviendo Él mismo en virginidad, da testimonio que la virginidad es superior al matrimonio”.

“El matrimonio elevado por Cristo a Sacramento”.

“Jesús no se contenta con devolver la institución del matrimonio a la perfección primitiva que había empañado el pecado. Le da un fundamento nuevo, que le confiere su significación religiosa en el Reino de Dios. Por la Nueva Alianza que funda en su propia sangre (Mt. XXVI,28), viene a ser Él mismo, el Esposo de la Iglesia. Así para los cristianos, templos del Espíritu Santo, desde el bautismo (I Cor. VI, 19), el matrimonio es “un gran misterio en relación con Cristo y la Iglesia” (Efe. V,32). La sumisión de la Iglesia a Cristo y el amor de Cristo a la Iglesia a la que salvó entregándose por ella, son así la regla viva que deben imitar los esposos; esto les será posible puesto que la Gracia de la Redención alcanza a su mismo amor asignándole su ideal (Efe. V,21-33)” (X. Léon-Dufour).

Cuando el enemigo pueda confirmar sus errores sobre el matrimonio y nos presente las pruebas que la Iglesia exhibe y sostiene, podríamos creerle, pero, eso es imposible, pues no hay dos verdades sobre una sola cosa; así que los que refutan son necios y hablan a los incautos, desprevenidos o de mala fe…  


Sor Clotilde

martes, 22 de noviembre de 2016

"Unión Irrazonable"




ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)

6 DE ENERO DE 1928
   
  



14. UNIÓN IRRAZONABLE.

Por tanto, ¿cómo es posible imaginar una confederación cristiana, cada uno de cuyos miembros pueda, hasta en materias de fe, conservar su sentir y juicio propios, aunque contradigan al juicio y sentir de los demás? ¿y de qué manera, si se nos quiere decir, podrían formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que defienden doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que niegan que la Sagrada Tradición es fuente genuina de la Divina Revelación; los que consideran de Institución Divina la Jerarquía Eclesiástica, formada de Obispos, presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa Jerarquía se ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de cosas; los que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por la maravillosa conversión del pan y del vino, llamada "transubstanciación", y los que afirman que el Cuerpo de Cristo está allí presente sólo por la fe, o por el signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen su doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que sólo es un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor; los que estiman buena y útil la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre todo de la Virgen María Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes, y los que pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del único Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo? 

COMENTARIO

Nosotros, seres humanos, por ignorancia, por la concepción de una Caridad equivocada, o abiertamente con mala intención, para perseguir solapadamente a la Iglesia Católica, podríamos manifestar este Totum Revolutum de ideas contrarias y contradictorias sobre principios fundamentales y, de hecho, la sociedad actual vive un pluralismo religioso. Sin embargo, y esto es verdad, no encuentra en ello la unión fraterna, sino la complicidad de la traición al mismo Dios.

     Ahora, hay que pensar si Dios perfectísimo, e inmutable, quien es la misma perfección, la misma inmutabilidad, la verdad, la lealtad… hubiera situado la Caridad, que es Él mismo, y que de allí emerge a los demás, de unirlos en contradicciones religiosas proclamadas por Él para que el hombre viviera en unión. No, ¡Imposible! Dios fundó una sola Iglesia, una sola Doctrina con su único Dogma, su única moral, su único culto. Y no queramos falsamente, vivir en la neblina con el pretexto del amor. Nos debemos a La Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo: fieles y valientes hasta el final en una sola Religión, una sola Doctrina un solo Culto y los que estén en el error, tendrán que aceptar la Única Verdad.


Sor Clotilde

lunes, 21 de noviembre de 2016

"A propósito del Apocalipsis"




A PROPOSITO DEL APOCALIPSIS.





         Dios revela al hombre y, cuando esté recibe la revelación, tiene una asistencia sobrenatural para entender y escribir literalmente, sin error, y sin perder la conciencia, ni su propia personalidad.

         Dicha revelación de Dios, procede ante el mundo con todas las características necesarias para que el hombre perciba el Mensaje Divino. Sin embargo, todo lo revelado, aun no siendo profecía, tiene un fondo infinito, eterno, puesto que fluye del “Entendimiento Divino”, que dicta con Sabiduría Eterna e Infinita. Por tanto, la Iglesia, “Madre y maestra”, profundiza cada palabra, cada texto, para enseñar a los fieles, no la superficie, no el contorno, sino la expresión de Dios, de lo que Él quiere decirnos.

         El exegeta, asistido por el Espíritu Santo, se interna, no queda en la superficie, pero sólo llega hasta donde Dios quiere. Y, aunque estos exegetas se pasarán la vida penetrando el contenido, morirían sin haber descubierto el fondo la inmensidad eterna e infinita de la Revelación Divina. Nosotros finitos, y de naturaleza humana, sólo podemos llegar hasta donde nuestra capacidad de creatura lo permite y hasta donde Dios lo quiere.

         Los exegetas, quienes interpretan los sentidos de la Sagrada Escritura, han sido autorizados por la Santa Madre Iglesia y asistidos por el Espíritu Santo. Está prohibido que cualquier cristiano se atreva a querer interpretar la Biblia. Se puede leer, pero nunca darle nuestra propia interpretación. Los mismos sacerdotes que, durante su carrera sacerdotal y después de ordenados estudian Sagrada Escritura, se sujetan a la exegesis expresada por la Iglesia a través del magisterio Eclesiástico.

         La Revelación Divina terminó con San Juan y ésto, es Dogma de Fe; sin embargo, a través del tiempo y de los estudios autorizados por la Iglesia, puede abrirse un poco más la verdad, pero nunca cambiarla.

         Esta introducción me he permitido hacerla, porque de un tiempo para acá he descubierto que, los sacerdotes subestiman la grandeza del mensaje del Apocalipsis y niegan, de muchas formas, que sea profético o bien, rebajan la realidad de las profecías y dicen que el Apocalipsis no es sino un conjunto de figuras, símbolos, metáforas… e incluso, hace dos tres días, escuche decir a un sacerdote que nada teníamos que temer, con respecto a los castigos, que eso ya estaba descifrado, que eran simplemente Códigos como el Código Da Vinci, ¿Qué estructura mental, cultural, espiritual tendrá este pobre sacerdote, cuando así se expresa de esta excelsa profecía, rica, no solo en figuras y lenguaje, sino, sobre todo, en su significado que emerge de la eterna e infinita sabiduría Divina?

Es verdad que está lleno de hermosas metáforas, figuras y símbolos, pero eso es hacia afuera, porque al fondo de todo ello está la Palabra Eterna e Infinita del Dios que dictó.

         A mí juicio, sin haber jamás estudiado y menos especializádome en Sagrada Escritura, tengo del Apocalipsis un sublime concepto: Este libro profético, revelado por Dios a San Juan Evangelista, -insisto- tiene las más bellas figuras e imágenes, metáforas etc. pues como ya dije antes, la Revelación Divina se hizo para el hombre, para la naturaleza humana; aunque al fin y al cabo, con la Fe y las enseñanzas del Magisterio logramos comprender, dentro de nuestra misma naturaleza, está misteriosa y bellísima profecía.

Este Libro profético de San Juan, lleva a la contemplación, pues él recibió este mensaje trascendental, bello y profundo en éxtasis. En cuanto a los símbolos, a las figuras y a las mismas analogías, remarco son la expresión natural, hacia afuera, de la intensidad interior de las honduras del Creador.

         ¡¡¡Por Dios!!! ¿Cómo quedarnos fuera de estos avisos, lecciones y “Misterios Divinos”? Si Él es eterno, infinito e inmutable, su inspiración es Eterna, Infinita e Inmutable.

         Aprovecho este pequeño resumen para hacer una pregunta, que deseo me conteste un sacerdote: ¿En qué quedo la Tradición Apostólica? ¿Por qué ya no se habla de ella, y sólo nos remiten a la sagrada Escritura cuando tiene el mismo valor de Verdad Revelada que la Biblia?

         Nos estamos volviendo luteranos.


Sor Clotilde

domingo, 13 de noviembre de 2016

"Los ataques a la institución conyugal"




EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.
 

  

REALIZAR LA SIGNIFICACIÓN MÍSTICA DEL MATRIMONIO.

         42. – Los mismos cónyuges, no ya constreñidos, sino adornados; no ya impedidos, sino concentrados por el lazo de oro del Sacramento, deben procurar resueltamente que su unión conyugal, no sólo por la fuerza y la significación del Sacramento, sino también por la mutua avenencia y las costumbres de su vida, sea siempre imagen y permanezca ésta viva de aquella fecundísima unión de Cristo con su Iglesia, que es, en verdad, el misterio de la perfecta caridad.

SABIDURÍA Y SANTIDAD DE DIOS, AL INSTITUIR ESTE SACRAMENTO.

         43. – Todo lo cual, venerables hermanos, si ponderamos atentamente y con viva Fe, si iluminamos con la debida luz los eximios bienes del matrimonio, o sean; la prole, la Fe y el Sacramento, no podremos menos de admirar la Sabiduría, la Santidad y la Benignidad de Dios, que tan copiosamente proveyó así a la dignidad y felicidad de los cónyuges como a la conservación y propagación del género humano, susceptible tan sólo de procurarse con el Casto y Sagrado consorcio del Pacto Nupcial.

COMENTARIO

         Terminados los tres Eximios Bienes del matrimonio como son: los hijos, la Fidelidad conyugal y el Sacramento, consideramos que para las almas bien dispuestas y con grandes anhelos, servirá esta exposición del Santo Padre Pío XI para rectificar su matrimonio, para iniciar santamente la unión Sacramental o para pedir a Dios, en el ocaso de la unión Sacramental, perdón por no haber vivido, con intensidad, la verdadera esencia del matrimonio y degradarla a una simple unión sexual.

         Tomando en cuenta estos Bienes, el Matrimonio se eleva a la santidad, considerando, como anteriormente dijimos, que su unión es comparable a la de Cristo con su Iglesia.


II
LOS ATAQUE A LA INSTITUCIÓN CONYUGAL


MOTIVO DE DOLOR

44. – Al ponderar la excelencia del casto matrimonio, venerables hermanos, se nos ofrece mayor motivo de dolor por ver a esta divina institución tantas veces despreciada y en diversas partes hollada, sobre todo en nuestros días.

PROFANACIÓN DE LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO

         45. – No es ya de un modo solapado ni en la oscuridad, sino que también en público, depuesto todo sentimiento de pudor, lo mismo en viva voz que por escrito, ya en la escena con representaciones de todo género, ya por medio de novelas, de cuentos amatorios y comedias, del cinematógrafo, de discursos radiados, en fin, de todos los inventos de la ciencia moderna, se conculca y se pone en ridículo la santidad del matrimonio, mientras que los divorcios, los adulterios y los vicios más torpes son ensalzados o al menos vestidos de tales colores que aparecen libres de toda culpa y de toda infamia. Ni faltan libros, los cuales no se avergüenzan de llamarse científicos, pero que en realidad muchas veces no tienen sino cierto barniz de ciencia, con el cual hallan camino más fácil para insinuar sus errores. Las doctrinas que en ellos se defienden se ponderan como portentos del ingenio moderno, de un ingenio “emancipado” de ciertas prejuzgadas opiniones de los antiguos, entre las cuales ponen la Doctrina Tradicional cristiana del matrimonio.

COMENTARIO

Ahora sólo voy a hacer notar que esta Encíclica de su Santidad Pío XI, fue escrita y expuesta al pueblo católico en diciembre del año 1930, hace jústamente ochenta y seis años, suponemos que se dirigía especialmente a Europa a una Europa ya muy corrompida. Para entonces América aún guardaba, en gran parte, los valores humanos y cristianos. Ya en 1930 indudablemente, que había grandes pecados en la América hispana, pero eran eso, pecados; no una institución de la inmoralidad. Pasados esos años ya citados, el Continente Americano está a la par en degradación moral, degeneración de costumbres, de valores, incluyendo los Valores Religiosos. Advirtiendo que ahora le queda pequeño 1930 al 2016, pues la gran imaginación del hombre no tiene límite para la perversidad. En cuanto a los países que se iniciaron primero en el rompimiento de toda ley, actualmente sólo nos llevan ventaja en tiempo, pues México y todo América están a la par.



Sor Clotilde

miércoles, 9 de noviembre de 2016

"La Iglesia Católica no puede participar en semejantes uniones"




ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)
6 DE ENERO DE 1928



Martín Lutero y Melanchton


10. LA IGLESIA CATÓLICA NO PUEDE PARTICIPAR EN SEMEJANTES UNIONES. Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.
        
11. LA VERDAD REVELADA NO ADMITE TRANSACCIONES. ¿Y habremos No de sufrir -cosa que sería por todo extremo injusta- que la verdad revelada por Dios, se rindiese y entrase en transacciones? Porque de lo que ahora se trata es de defender la verdad revelada. Para instruir en la fe evangélica a todas las naciones envió Cristo por el mundo a todos los Apóstoles; y para que éstos no errasen en nada, quiso que el Espíritu Santo les enseñase previamente toda la verdad; ¿y acaso esta doctrina de los Apóstoles ha descaecido del todo, o siquiera se ha debilitado alguna vez en la Iglesia, a quien Dios mismo asiste dirigiéndola y custodiándola? Y si nuestro Redentor manifestó expresamente que su Evangelio no sólo era para los tiempos apostólicos, sino también para las edades futuras, ¿habrá podido hacerse tan obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy conveniente tolerar en ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto fuese verdad, habría que decir también que el Espíritu Santo infundido en los apóstoles, y la perpetua permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta la misma predicación de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda utilidad y eficacia; afirmación que sería ciertamente blasfema.

COMENTARIO

         Se está enseñando, de algún modo, que el Ecumenismo debe romper con toda convicción para vivir en la Caridad. Ya en otros artículos hemos comentado y dado pruebas, de que la Caridad sólo puede vivirse en la verdad y no en el error. ¿Cómo podríamos amarnos sin estar en concordancia con el sendero único y verdadero? seríamos cómplices de una verdad falseada, viviendo en la paz de los réprobos. Viviríamos en constantes discusiones, que no nos llevarían al amor fraterno.

         Esto lo digo porque muchos creyentes entienden, erróneamente, que para atraer a los que están en el error, concedamos revolver la verdad con la mentira y, eso es una aberración, pues en el verdadero ecumenismo debe triunfar la única verdad, la Verdad Revelada: revelada por el Espíritu Santo a los Apóstoles, quienes trasmitieron su autoridad a sus seguidores y así será hasta el fin del mundo. En la Revelación Divina enseñó el Espíritu Santo la verdad, la cual ha sido dirigida, enseñada y custodiada por el Magisterio eclesiástico. Nuestro Señor Jesucristo no enseñó una Doctrina cambiante, sólo para su época o la de los Apóstoles; sino que la enseñó para todos los tiempos, para todos los lugares y para toda la humanidad, mientras el mundo exista. Imagínense ustedes a un Dios del que decimos que es la estabilidad, la seguridad y la inconmobilidad haciendo una Doctrina para épocas.


Sor Clotilde

domingo, 6 de noviembre de 2016

"Cooperación de los cónyuges"





EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.







COOPERACIÓN DE LOS CÓNYUGES
         41. – Más como en el orden Sobrenatural es ley de la Divina Providencia el que los hombres no logren todo el fruto de los Sacramentos que reciben después del uso de la razón si no cooperan a la Gracia, de aquí que la Gracia del matrimonio quede, en gran parte, como talento inútil, escondido en el campo, si los cónyuges no ejercitaran sus fuerzas Sobrenaturales y cultivasen e hiciesen desarrollar la semilla de la gracia que han recibido. En cambio, si haciendo lo que está de su parte cooperan diligentemente, podrán llevar la carga y llenar las obligaciones de su estado, y serán fortalecidos, santificados y como consagrados por tan excelso Sacramento, pues, según enseña San Agustín, así como por el Bautismo y el Orden el hombre queda destinado y recibe auxilio de dichos Sacramentos, así y casi del mismo modo (aunque no por carácter Sacramental), los fieles, una vez que se han unido por el vínculo matrimonial, jamás pueden verse privados del auxilio y del lazo de este Sacramento. Más aún, como añade el mismo Santo Doctor, llevan consigo este vínculo Sagrado aun los que han cometido adulterio, aunque no ya para honor de la Gracia, sino para castigo del crimen, “como el alma del apóstata que, aun separándose de la unión de Cristo, y aun perdida la fe, no pierde el Sacramento de la Fe que recibió con agua del Bautismo”. 


COMENTARIO

         Como lo advierte el Sumo Pontífice en nombre de la Iglesia y, confirmado por el sabio Doctor San Agustín: Los Sacramentos, cualquiera de los siete, da la Gracia por sí mismo; pero el aumento de la Gracia hasta irse convirtiendo en Virtud, depende del hombre. La Gracia opera por sí y de sí misma, pero no crece ni da frutos, si el hombre no procura aprovecharla y trabajar con ella positivamente. Estamos hablando de la Gracia Santificante que procede de todo Sacramento. Ahora, en cuanto a la Gracia de Estado que dá Dios, es un auxilio de luz y fortaleza para que cada uno cumpla con el estado que guarda: Obispos, Sacerdotes, Gobernantes, Empresarios Católicos, no se diga padres de familia cuya labor trasciende a toda la sociedad… pero, desgraciadamente, y lo aseguro, ni siquiera saben que hay una Gracia de Estado que les da la fuerza y los ilumina para cumplir debidamente con sus obligaciones.

         La Gracia Santificante que emana de los Sacramentos, se pierde por el pecado mortal o se debilita por el pecado venial; sin embargo, la Gracia de Estado permanece incondicionalmente, a pesar de las miserias y desatinos de los hombres.

         Matrimonios: dense cuenta cómo protege Dios a la familia, pues además de dar la Gracia, a través del Sacramento del matrimonio, regala la Gracia de Estado que perdura a pesar de las miserias, para ser buenos esposos y buenos padres de familia.

         Entonces:

         ¿Por qué hay tantos matrimonios en los que el Sacramento no se realiza? ¿Por qué tantas separaciones? ¿Por qué tantos adulterios? ¿Por qué tantos hijos náufragos y perdidos en la soledad y el pecado? Justamente porque los nuevos matrimonios carecen de este conocimiento y, además, no les importa. “Mi ley es quiero o no quiero” “Me gusta o no me gusta” “Si él o ella hacen algo malo, el otro se venga”. Ya el matrimonio no es un ideal de perseverancia y santidad en aras de un camino fecundo y la salvación eterna ¿Qué saben ahora ellas o ellos del matrimonio católico? Nada. Así seguiremos y cada día será un desplome mayor.


Sor Clotilde

martes, 1 de noviembre de 2016

"Un error capital del movimiento Ecuménico en la pretendida Unión de Iglesias Cristianas y "La División" de la Iglesia"




Recuerden que los domingos expondremos la Encíclica “Casti Connubbi”, sobre el matrimonio, y los miércoles, la Encíclica “Mortalium Animos”, sobre el Verdadero Ecumenismo.

ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)
6 DE ENERO DE 1928
  


  EL GRAN HEREJE



9. UN ERROR CAPITAL DEL MOVIMIENTO ECUMÉNICO EN LA PRETENDIDA UNIÓN DE IGLESIAS CRISTIANAS. Y aquí se Nos ofrece ocasión de exponer y refutar una falsa opinión de la cual parece depender toda esta cuestión, y en la cual tiene su origen la múltiple acción y confabulación de los católicos que trabajan, como hemos dicho, por la unión de las Iglesias cristianas. Los autores de este proyecto no dejan de repetir casi infinitas veces las palabras de Cristo Sean todos una misma cosa… Habrá un solo rebaño, y un sólo pastor”, mas de tal manera las entienden, que, según ellos, sólo significan un deseo y una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha realizado. Opinan, pues, que la unidad de fe y de gobierno, nota distintiva de la Verdadera y Única Iglesia de Cristo, no ha existido casi hasta ahora, y ni siquiera hoy existe: podrá, ciertamente, desearse, y tal vez algún día se consiga, mediante la concorde impulsión de las voluntades; pero entre tanto, habrá que considerarla sólo como un ideal.

COMENTARIO

Jesucristo Nuestro Señor, al fundar su Iglesia, nombra categóricamente a un Papa, no a varios Papas. Deja a la máxima autoridad y, alrededor de ella, todos Unidos para recibir una sola Revelación: Biblia y Tradición Apostólica. Un solo Magisterio. No manda o sugiere, Nuestro Señor, una liberalidad para que todos propongan y sea un conjunto de novedades, de falsas Doctrinas. O bien, que la Iglesia haya de romper con preceptos propios y suplirlos por errores, o aceptar errores para lograr una Iglesia Unida. Sí somos católicos, lo seremos todos y, en todo; de lo contrario, habría que desconocer la existencia de la Verdad, el Bien y la belleza.

         Estas descabelladas ideas, nacidas en la mente del enemigo, las apoyan con textos de la Sagrada Escritura desviadamente interpretados.

                  “LA DIVISIÓN” DE LA IGLESIA”. Añade que la Iglesia, de suyo o por su propia naturaleza, está dividida en partes; esto es, se halla compuesta de varias comunidades distintas, separadas todavía unas de otras, y que la Iglesia sólo fue única y una, a lo sumo desde la edad apostólica hasta tiempo de los Primeros Concilios Ecuménicos. Sería necesario pues – dicen-, que, suprimiendo y dejando a un lado las controversias y variaciones rancias de opiniones, que han dividido hasta hoy a las familias cristianas, se formule, se proponga con las doctrinas restantes una norma común de fe, con cuya profesión puedan todas no ya reconocerse, sino sentirse hermanos. Y cuando las múltiples iglesias o comunidades estén unidas por un pacto universal, entonces será cuando puedan resistir sólida y fructuosamente los avances de la impiedad…

COMENTARIO

La Iglesia no está dividida en partes, simplemente hay Categorías, Jerarquías… y, en su expansión por el mundo, realiza lo mismo, para todas las naciones, razas lenguas…, no cambia ni su poder, ni su autoridad, ni su doctrina. Ciertos ortodoxos, hijos de la Iglesia, sólo han sido comprendidos y dejados en un culto más pío y esplendoroso, pero obedecen al Papa y Creen en la Única Revelación de Dios, afirmando que la Santa Madre Iglesia es: Una, Santa, Católica y Apostólica.

A estos herejes no les da vergüenza suplantar la verdadera Historia, sea Eclesiástica o profana, con tal de engañar y salir con la suya.


         Esto es así tomando las cosas en general, Venerables Hermanos; más hay quienes afirman y conceden que el llamado protestantismo ha desechado demasiado desconsideradamente ciertas doctrinas fundamentales de la fe y algunos ritos del culto externo ciertamente agradables y útiles, los que la Iglesia Romana por el contrario aún conserva; añaden sin embargo en el acto, que ella ha obrado mal porque corrompió la religión primitiva por cuanto agregó y propuso como cosa de fe algunas doctrinas no sólo ajenas sino más bien opuestas al Evangelio, entre las cuales se enumera especialmente el Primado de jurisdicción que ella adjudica a Pedro y a sus sucesores en la Sede Romana.

COMENTARIO

Es inconcebible que se atrevan a sostener que la doctrina de un Lutero cualquiera, socio de otros herejes, se enfrenten a la Palabra Omnipotente, a la Sabiduría sin fin y, además, se alcancen la audacia de quererla suplantar. Insensatos, atrevidos, soberbios…

En el número de aquellos, aunque no sean muchos, figuran también los que conceden al Romano Pontífice cierto Primado de honor o alguna jurisdicción o potestad de la cual creen, sin embargo, que desciende no del Derecho Divino sino de cierto consenso de los fieles. Otros en cambio aun avanzan a desear que el mismo Pontífice presida sus asambleas las que pueden llamarse multicolores. Por lo demás, aun cuando podrán encontrarse a muchos no católicos que predican a pulmón lleno la unión fraterna en Cristo, sin embargo, hallarás pocos a quienes se les ocurre que han de sujetarse y obedecer al Vicario de Jesucristo cuando enseña o manda y gobierna. Entretanto aseveran que están dispuestos a actuar gustosos en unión con la Iglesia Romana, naturalmente en igualdad de condiciones jurídicas, o sea de iguales a igual: más si pudieran actuar no parece dudoso de que lo harían con la intención de que por un pacto o convenio por establecerse tal vez, no fueran obligados a abandonar sus opiniones que constituyen aun la causa por qué continúan errando y vagando fuera del Único Redil del Cristo.


COMENTARIO

         Estos, los que persiguen la falsa unidad, son falaces y no pueden esconder toda la cola del diablo. Pero quienes tienen, por lo menos sentido común, detectan las malas intenciones y la imposibilidad de practicar en una falsa caridad, la mezcolanza del error y la Verdad. Se atreven a pedir que el mismo Pontífice presida sus asambleas: son falsarios, astutos… proclaman la fraternidad y, los incautos, desprevenidos o indiferentes, caen en su maléfica proclama de renunciar al Bien, a la Verdad y a la belleza, con el fin, no sólo ilusorio, sino mal concebido, de un amor universal. Un poco de lógica cristiana, si viviendo en la Verdad, en los Sacramentos y en la Gracia, cuesta al hombre convivir con sus hermanos, a pesar de haber nacido para vivir en común, por ser único e irrepetible y concupiscente, ¡Imagínense en una mezcla de Verdades y errores, si habrá fraternidad! Seríamos cómplices, pero no hermanos.


        


Sor Clotilde