ENCÍCLICA
“MORTALIUM ANIMOS”
DEL PAPA PÍO XI
(acerca de cómo se ha de fomentar la
verdadera Unidad Religiosa)
6 DE ENERO DE 1928
14. UNIÓN
IRRAZONABLE.
Por tanto, ¿cómo
es posible imaginar una confederación cristiana, cada uno de cuyos miembros
pueda, hasta en materias de fe, conservar su sentir y juicio propios, aunque
contradigan al juicio y sentir de los demás? ¿y de qué manera, si se nos quiere
decir, podrían formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que
defienden doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que
niegan que la Sagrada Tradición es fuente genuina de la Divina Revelación; los
que consideran de Institución Divina la Jerarquía Eclesiástica, formada de
Obispos, presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa
Jerarquía se ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de
cosas; los que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por
la maravillosa conversión del pan y del vino, llamada "transubstanciación", y
los que afirman que el Cuerpo de Cristo está allí presente sólo por la fe, o
por el signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen
su doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que sólo es
un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor; los que estiman buena y útil
la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre todo de la
Virgen María Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes, y los que
pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del único
Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo?
COMENTARIO
Nosotros, seres humanos, por ignorancia,
por la concepción de una Caridad equivocada, o abiertamente con mala intención,
para perseguir solapadamente a la Iglesia Católica, podríamos manifestar este
Totum Revolutum de ideas contrarias y contradictorias sobre principios
fundamentales y, de hecho, la sociedad actual vive un pluralismo religioso. Sin
embargo, y esto es verdad, no encuentra en ello la unión fraterna, sino la
complicidad de la traición al mismo Dios.
Ahora,
hay que pensar si Dios perfectísimo, e inmutable, quien es la misma perfección,
la misma inmutabilidad, la verdad, la lealtad… hubiera situado la Caridad, que
es Él mismo, y que de allí emerge a los demás, de unirlos en contradicciones
religiosas proclamadas por Él para que el hombre viviera en unión. No,
¡Imposible! Dios fundó una sola Iglesia, una sola Doctrina con su único Dogma,
su única moral, su único culto. Y no queramos falsamente, vivir en la neblina con
el pretexto del amor. Nos debemos a La Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu
Santo: fieles y valientes hasta el final en una sola Religión, una sola
Doctrina un solo Culto y los que estén en el error, tendrán que aceptar la Única
Verdad.
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