domingo, 6 de noviembre de 2016

"Cooperación de los cónyuges"





EL MATRIMONIO CRISTIANO.
CASTI CONNUBII
Pío XI, 31 de diciembre de 1930.







COOPERACIÓN DE LOS CÓNYUGES
         41. – Más como en el orden Sobrenatural es ley de la Divina Providencia el que los hombres no logren todo el fruto de los Sacramentos que reciben después del uso de la razón si no cooperan a la Gracia, de aquí que la Gracia del matrimonio quede, en gran parte, como talento inútil, escondido en el campo, si los cónyuges no ejercitaran sus fuerzas Sobrenaturales y cultivasen e hiciesen desarrollar la semilla de la gracia que han recibido. En cambio, si haciendo lo que está de su parte cooperan diligentemente, podrán llevar la carga y llenar las obligaciones de su estado, y serán fortalecidos, santificados y como consagrados por tan excelso Sacramento, pues, según enseña San Agustín, así como por el Bautismo y el Orden el hombre queda destinado y recibe auxilio de dichos Sacramentos, así y casi del mismo modo (aunque no por carácter Sacramental), los fieles, una vez que se han unido por el vínculo matrimonial, jamás pueden verse privados del auxilio y del lazo de este Sacramento. Más aún, como añade el mismo Santo Doctor, llevan consigo este vínculo Sagrado aun los que han cometido adulterio, aunque no ya para honor de la Gracia, sino para castigo del crimen, “como el alma del apóstata que, aun separándose de la unión de Cristo, y aun perdida la fe, no pierde el Sacramento de la Fe que recibió con agua del Bautismo”. 


COMENTARIO

         Como lo advierte el Sumo Pontífice en nombre de la Iglesia y, confirmado por el sabio Doctor San Agustín: Los Sacramentos, cualquiera de los siete, da la Gracia por sí mismo; pero el aumento de la Gracia hasta irse convirtiendo en Virtud, depende del hombre. La Gracia opera por sí y de sí misma, pero no crece ni da frutos, si el hombre no procura aprovecharla y trabajar con ella positivamente. Estamos hablando de la Gracia Santificante que procede de todo Sacramento. Ahora, en cuanto a la Gracia de Estado que dá Dios, es un auxilio de luz y fortaleza para que cada uno cumpla con el estado que guarda: Obispos, Sacerdotes, Gobernantes, Empresarios Católicos, no se diga padres de familia cuya labor trasciende a toda la sociedad… pero, desgraciadamente, y lo aseguro, ni siquiera saben que hay una Gracia de Estado que les da la fuerza y los ilumina para cumplir debidamente con sus obligaciones.

         La Gracia Santificante que emana de los Sacramentos, se pierde por el pecado mortal o se debilita por el pecado venial; sin embargo, la Gracia de Estado permanece incondicionalmente, a pesar de las miserias y desatinos de los hombres.

         Matrimonios: dense cuenta cómo protege Dios a la familia, pues además de dar la Gracia, a través del Sacramento del matrimonio, regala la Gracia de Estado que perdura a pesar de las miserias, para ser buenos esposos y buenos padres de familia.

         Entonces:

         ¿Por qué hay tantos matrimonios en los que el Sacramento no se realiza? ¿Por qué tantas separaciones? ¿Por qué tantos adulterios? ¿Por qué tantos hijos náufragos y perdidos en la soledad y el pecado? Justamente porque los nuevos matrimonios carecen de este conocimiento y, además, no les importa. “Mi ley es quiero o no quiero” “Me gusta o no me gusta” “Si él o ella hacen algo malo, el otro se venga”. Ya el matrimonio no es un ideal de perseverancia y santidad en aras de un camino fecundo y la salvación eterna ¿Qué saben ahora ellas o ellos del matrimonio católico? Nada. Así seguiremos y cada día será un desplome mayor.


Sor Clotilde

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