ENCÍCLICA
“MORTALIUM ANIMOS”
DEL PAPA PÍO XI
(acerca de cómo se ha de fomentar la
verdadera Unidad Religiosa)
6 DE ENERO DE 1928
Martín Lutero y Melanchton
10. LA IGLESIA
CATÓLICA NO PUEDE PARTICIPAR EN SEMEJANTES UNIONES. Siendo todo esto así, claramente se ve que ni
la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer
ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una
falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de
Cristo.
11. LA VERDAD
REVELADA NO ADMITE TRANSACCIONES. ¿Y habremos No de sufrir -cosa que sería por todo extremo
injusta- que la verdad revelada por Dios, se rindiese y entrase en
transacciones? Porque de lo que ahora se trata es de defender la verdad
revelada. Para instruir en la fe evangélica a todas las naciones envió Cristo
por el mundo a todos los Apóstoles; y para que éstos no errasen en nada, quiso
que el Espíritu Santo les enseñase previamente toda la verdad; ¿y acaso esta
doctrina de los Apóstoles ha descaecido del todo, o siquiera se ha debilitado
alguna vez en la Iglesia, a quien Dios mismo asiste dirigiéndola y
custodiándola? Y si nuestro Redentor manifestó expresamente que su Evangelio no
sólo era para los tiempos apostólicos, sino también para las edades futuras,
¿habrá podido hacerse tan obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy
conveniente tolerar en ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto
fuese verdad, habría que decir también que el Espíritu Santo infundido en los
apóstoles, y la perpetua permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta
la misma predicación de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda
utilidad y eficacia; afirmación que sería ciertamente blasfema.
COMENTARIO
Se está
enseñando, de algún modo, que el Ecumenismo debe romper con toda convicción
para vivir en la Caridad. Ya en otros artículos hemos comentado y dado pruebas,
de que la Caridad sólo puede vivirse en la verdad y no en el error. ¿Cómo podríamos
amarnos sin estar en concordancia con el sendero único y verdadero? seríamos cómplices
de una verdad falseada, viviendo en la paz de los réprobos. Viviríamos en
constantes discusiones, que no nos llevarían al amor fraterno.
Esto lo digo
porque muchos creyentes entienden, erróneamente, que para atraer a los que están
en el error, concedamos revolver la verdad con la mentira y, eso es una
aberración, pues en el verdadero ecumenismo debe triunfar la única verdad, la
Verdad Revelada: revelada por el Espíritu Santo a los Apóstoles, quienes trasmitieron
su autoridad a sus seguidores y así será hasta el fin del mundo. En la Revelación
Divina enseñó el Espíritu Santo la verdad, la cual ha sido dirigida, enseñada y
custodiada por el Magisterio eclesiástico. Nuestro Señor Jesucristo no enseñó
una Doctrina cambiante, sólo para su época o la de los Apóstoles; sino que la
enseñó para todos los tiempos, para todos los lugares y para toda la humanidad,
mientras el mundo exista. Imagínense ustedes a un Dios del que decimos que es
la estabilidad, la seguridad y la inconmobilidad haciendo una Doctrina para épocas.
Sor Clotilde
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