miércoles, 9 de noviembre de 2016

"La Iglesia Católica no puede participar en semejantes uniones"




ENCÍCLICA

“MORTALIUM ANIMOS”

DEL PAPA PÍO XI

(acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera Unidad Religiosa)
6 DE ENERO DE 1928



Martín Lutero y Melanchton


10. LA IGLESIA CATÓLICA NO PUEDE PARTICIPAR EN SEMEJANTES UNIONES. Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.
        
11. LA VERDAD REVELADA NO ADMITE TRANSACCIONES. ¿Y habremos No de sufrir -cosa que sería por todo extremo injusta- que la verdad revelada por Dios, se rindiese y entrase en transacciones? Porque de lo que ahora se trata es de defender la verdad revelada. Para instruir en la fe evangélica a todas las naciones envió Cristo por el mundo a todos los Apóstoles; y para que éstos no errasen en nada, quiso que el Espíritu Santo les enseñase previamente toda la verdad; ¿y acaso esta doctrina de los Apóstoles ha descaecido del todo, o siquiera se ha debilitado alguna vez en la Iglesia, a quien Dios mismo asiste dirigiéndola y custodiándola? Y si nuestro Redentor manifestó expresamente que su Evangelio no sólo era para los tiempos apostólicos, sino también para las edades futuras, ¿habrá podido hacerse tan obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy conveniente tolerar en ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto fuese verdad, habría que decir también que el Espíritu Santo infundido en los apóstoles, y la perpetua permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta la misma predicación de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda utilidad y eficacia; afirmación que sería ciertamente blasfema.

COMENTARIO

         Se está enseñando, de algún modo, que el Ecumenismo debe romper con toda convicción para vivir en la Caridad. Ya en otros artículos hemos comentado y dado pruebas, de que la Caridad sólo puede vivirse en la verdad y no en el error. ¿Cómo podríamos amarnos sin estar en concordancia con el sendero único y verdadero? seríamos cómplices de una verdad falseada, viviendo en la paz de los réprobos. Viviríamos en constantes discusiones, que no nos llevarían al amor fraterno.

         Esto lo digo porque muchos creyentes entienden, erróneamente, que para atraer a los que están en el error, concedamos revolver la verdad con la mentira y, eso es una aberración, pues en el verdadero ecumenismo debe triunfar la única verdad, la Verdad Revelada: revelada por el Espíritu Santo a los Apóstoles, quienes trasmitieron su autoridad a sus seguidores y así será hasta el fin del mundo. En la Revelación Divina enseñó el Espíritu Santo la verdad, la cual ha sido dirigida, enseñada y custodiada por el Magisterio eclesiástico. Nuestro Señor Jesucristo no enseñó una Doctrina cambiante, sólo para su época o la de los Apóstoles; sino que la enseñó para todos los tiempos, para todos los lugares y para toda la humanidad, mientras el mundo exista. Imagínense ustedes a un Dios del que decimos que es la estabilidad, la seguridad y la inconmobilidad haciendo una Doctrina para épocas.


Sor Clotilde

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