2a.-"Venga a nos tu Reino": Que reine ahora en todos nosotros con su gracia para que después reine en su gloria. "El Reino de Dios está dentro de vosotros mismos". (Luc, XVII-21).
El equilibrio total de todas las creaturas se fundamenta en el Reinado de Dios; es una razón evidente que el equilibrio de ser humano depende esencialmente de dicho Reinado. Al invertir el orden del Reino en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia, en el mundo, inmediatamente observamos un gran desequilibrio; por ello, al rezar el Padre Nuestro, hemos de pedir ardientemente: "Venga a nos tu Reino".
El Reino espiritual en nuestras almas con la Gracia santificante, que ponga en ellas su trono por la Gracia habitual, que reine en nuestra memoria, entendimiento y voluntad y que siembre las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad; así como las virtudes Cardinales de la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza; adornando dichas virtudes con los Dones y los Frutos del Espíritu Santo.
Si queremos saber si reina Cristo en nosotros, examinemos si vivimos en Gracia, en su presencia, si practicamos con frecuencia los Sacramentos de la Confesión y la Sagrada Comunión, si asistimos a Misa los días de precepto, si luchamos por cumplir los Mandamientos; en una palabra si pisoteamos el pecado para que reine el REY.
"Venga a nos tu Reino": Pidamos el Reino mediante la Gracia y la paz para todos los hogares, hoy tan alejados de Dios, para nuestros familiares, para esta pobre sociedad materialista, inundada de tecnología y placeres y vacía de Dios y de sus sólidas verdades. Pidamos que a todos los países venga su Reinado, antes que el reinado de Satanás invada el Universo entero y caigamos en una diabólica esclavitud impuesta por Satanás, mediante otros hombres, a toda la humanidad, por no haber querido comprender y vivir estas dulces palabras: "mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mat, XI-30). Ni esta inefable promesa: "Si alguno me ama, mi Padre le amará y vendremos a él y pondremos nuestra mansión en él". (Juan XIV-23).
Dios Reina por el triunfo de su Iglesia, en la Tierra; lo que es obra de la Gracia. Por lo tanto, cuanto más se extienda la Fe en el mundo mayor será el triunfo de la Iglesia y más grande el Reino temporal de Dios. Por consiguiente pidamos:
Que la Iglesia de Jesucristo se extienda cada vez más y que los de fuera se conviertan y los de dentro sean verdaderos cristianos, auténticos santos.
"Venga a nos tu Reino": Que logremos alcanzar el Cielo, que nuestras almas no se pierdan y, así, logremos un día llegar a la Bíenaventuranza Eterna a gozar de los bienes celestiales con el Rey de reyes y Señor de los señores.
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