viernes, 18 de octubre de 2013

Padre nuestro (cont).

Una vez reflexionadas las tres primeras peticiones que pertenecen al Honor de Dios, vamos a meditar en las otras cuatro peticiones que corresponden a nuestro bien y al bien del prójimo.

Peticiones de la segunda parte, para nuestro bien.

4.-"El pan nuestro de cada día dánosle hoy", Tres cosas hay que aprender en esta petición para saberpedir: 1.- Que al decir: "el pan nuestro de cada día dánosle hoy", pedimos, no solo pan material, sino ante todo el alimento espiritual; 2.- Notemos que se dice "de cada día" para que aprendamos a confiar; 3.-y "nuestro" porque si es verdad que la Providencia nos asiste, también es cierto que, tanto lo
material como lo espiritual, hemos de conseguirlo en cooperación con la Providencia en un verdadero esfuerzo:

1.-" ¿De qué sirve al hombre ganar todo el mundo si al fin pierde su alma?" (Mat. VIII-36) ¿Qué objeto tendría que nosotros al rezar el Padre Nuestro, pidiéramos únicamente el triunfo del mundo o la materia, cuando nuestro destino es eterno y ese destino no se cumple sin la gracia y todos los auxilios espirituales venidos directamente de Dios o mediante la Iglesia? "Buscad el Reino de Dios y su Justicia y lo demás se os dará por añadidura". (Luc, XII-31).

Pedimos todas las gracias, las virtudes, los Dones y los Frutos del Espíritu Santo, ya que sin todos estos auxilios esenciales, no alcanzaremos a llegar a la Vida Eterna. Pedimos el Pan de la Reconciliación mediante el Sacramento de la Confesión y pan (Super-Substancial) extraordinario que nos hace vivir en Comunión con el Señor y que nos participa de toda su perfección. La Sagrada Eucaristía, Pan incomparable que habrá de ayudamos a realizar nuestro verdadero destino aquí en la tierra, viviendo para alabanza y gloria de Dios alcanzando así la dicha temporal y después la eterna. "Mi Carne es verdaderamente comida y mi Sangre es verdaderamente bebida". (Juan VI-56). "Cuando pedimos el pan cotidiano no sólo pedimos todo lo que es necesario para nuestro cuerpo" (San Agustín Homl. XLII-2); pedimos también luz en el entendimiento para comprender las cosas que por obligación y según estado y condición nos corresponde aprender; pedimos fuerza física, salud, trabajo y la comida de cada día.

De entre lo espiritual y, sumamente importante y que todos olvidamos, es la palabra de Dios escuchada en las predicaciones, así como la grave obligación de aprender sólidamente nuestra Religión Católica: "No sólo de pan vive el hombre, sino también de la palabra que procede de la Boca de Dios" (Mat. IV·4.-Deut.VIII-3). Cuando las predicaciones de la Santa Misa se alargan un poco, empieza el frágil católico de hoy, a quejarse de que la Misa es larga, pues no sabe profundizar y saborear la exquisita leche de la Palabra. Nuestros católicos difícilmente saben, siquiera, lo elemental de Religión, e incluso, cuando ya leen su Biblia, carecen por completo de un mediano conocimiento sobre la Revelación que es el mensaje directo del Señor.

2.-"De cada día": Conociendo Dios la naturaleza humana quiere tener al hombre, de esa forma, comprometido a estar en unión con El medíante la Oración necesariamente cotidiana. El hombre es inconstante y cuando todo lo tiene parece olvidarse de Dios. Además nos quiere el Señor desprendidos de la tierra y confiados en El sin angustia ni precipitaciones y con la confianza en que El cada día habrá
de darnos lo necesario: "No queráis estar solícitos del mañana, que el día de mañana harto cuidado traerá para sí; bástele a cada día su propio afán. (Mat. VII-34).

3.-"Nuestro": El hombre dotado de libre albedrío puede libremente elegir; mas por haber sido quebrantado por el pecado original, tiene dificultad para elegir bien. Por ello, todo lo logrado positivamente para su alma y su cuerpo supone que en combinación con la Providencia, la Gracia y todos los auxilios, está su propio esfuerzo. Además, aunque la Providencia tiene pleno cuidado de nosotros, toca al hombre buscar el pan material con su trabajo y escalar en la sociedad con su ingenio y su esfuerzo, fiado en la ayuda de Dios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario