Veamos ahora, otro aspecto de
nuestro hombre libre de hoy: "el horóscopo". Muy libre,
y olvidado de la Providencia
Divina la cual estropea su libertad - como dicen - . Pero eso si, hay que
contemplar a las familias, esperando según tauro o géminis, etc., cómo me va a resultar
el día de hoy y, según lo diga el agorero, eso me sucederá. Y entonces: ¿Mi libre
albedrío en combinación con la Providencia, dónde está? ¡Pobre ser, humano!
¡Qué ridiculez!
Hay a la salida de las estaciones
del Metro y por los mercados; unas camionetas desde donde unos vivales
embusteros que ofrecen "la maravillosa Cruz -Magnética", con la cual cambia
totalmente la suerte y eleva la personalidad: Todos los problemas están resueltos.
¿Para qué luchar? ¿Para qué el empeño, el esfuerzo, y la gloria de la realización;
si basta un signo con tal poder que todo me lo concede? Y llegan los incautos,
los flojos, los indolentes, los
irreflexivos, los cobardes, y peor, aquellos que ya no creen en Dios, ni
hablan de Él porque no está a tono con la época de "progreso" en que
vivimos, a caer en la más vergonzosa superstición o pseudociencia, a hacer el
ridículo de comprar su cadenita; mientras, aquel sagaz se divierte, puesto que él sabe que eso sirve tanto como la
piedra del coyote, pues si a él le hubiera servido ya no tendría necesidad de
estar allí gritando, ¡pero ni grita!: es un perezoso de los que abunda, que
solo conecta una grabadora y espera recostado que caigan hipnotizados los incautos.
¿Y dónde está la libertad del hombre que vive influenciado de las artimañas de
los audaces?
A las masas, les gusta más el
error que la verdad, de otro modo no se hubieran multiplicado tanto las
doctrinas erróneas, los conceptos funestos: "Que todos hemos de ser iguales";
"Que el hombre viene por evolución, transformismo, generación espontánea,
etc., pero no creado por Dios" "Que la Religión es el opio de los
pueblos", que el Karma, que los momos, que la reencarnación, que la comunicación
con los muertos, que la nueva era con sus vanados y perversos errores; tan estimulantes
para un pueblo cuyo Dios es su yo. "Que sólo hay que creer en lo que
penetra por los sentidos"; "Que los curas son hombres como todos";
y eso cuando piensan bien de ellos. Y hasta hay católicos de la masa desde
luego, tan ignorantes que dicen que la Religión ya cambió, es decir que el
Espíritu Santo se equivocó, retrocedió, ¡imagínense! Si el hombre usara bien de
su libertad, reflexionaría, profundizaría y elegiría y no sería engañado, de manera
tan infame.
Hace algunos años se
inició el movimiento llamado "Liberación Femenina", al cual personas sensatas,
denominamos "corrupción femenina". Esto, en la práctica, es así: La
mujer, ante todo, tiene los mismos derechos que el hombre, además de que al
decir "Derechos" confundieron su escencia, también se olvidaron de la
naturaleza de la mujer; por consiguiente, los mismos modales del hombre, ¿por
qué esperar a que el varón se declare? Ellas de mil maneras pueden tomar la
iniciativa; ¿por qué han de ser esclavas de un sólo hombre si hay tantos? Ellas
tienen que realizarse y para ello los hijos estorban. Olvidaron las del
movimiento y aceptaron las masas que la máxima realización de la mujer es la
Maternidad. Ahora ya por la "libertad", tienen el alto honor de ser
admitidas en una cantina de lujo, mediana, piquera o pulquería que también ya
las hay de postín. ¡Qué vergüenza! ¿Liberación? ¿De quién?, ¿De qué? La verdad
es que se liberaron de "la dignidad, de la vergüenza, de las buenas
costumbres, de la moralidad,: cuando debieron haberse liberado de sus defectos,
de sus equivocaciones, de sus cobardías, de su ignorancia, de su egoísmo, pues liberarse
es siempre, al mismo tiempo y por el mismo esfuerzo, deshacerse de las cadenas materiales
y alcanzar el espacio espiritual. Ya la gran Sor Juana Inés de la Cruz en el
siglo XVII, hace cuatro siglos, es el símbolo de la mujer liberada, quien no
tuvo que imitar al hombre ni
quitarle su puesto para sentirse
liberada. Sin dejar de ser mujer, no envidiando la naturaleza del hombre y
viviendo en absoluta moralidad y Dueña y Señora de sus instintos y pasiones,
fue una auténtica mujer, y por ser auténtica, por eso la podemos llamar
liberada.
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