¿Qué esposa abnegada y femenina sufre la soledad, la tristeza
en unión con Jesús Sacramentado para alcanzar la salvación eterna de su esposo?
Al hablar de abnegación no me refiero a la complicidad que, algunas por cobardía,
guardan con el Esposo. El Matrimonio es y será un Sacramento, pero ambos
cónyuges han perdido el sentido de la Redención.
Ahora, ¿quién es aquel que no sólo pide dádivas a Dios, sino
también le obsequia y le regala? ¿Quién tiembla ante el dolor de mirar ofendido
a Jesús Crucificado? ¿Quién dobla la rodilla al oír el Nombre de Jesús, cuando pasando
ante el Sagrario donde está Cristo con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su
Divinidad, no se enteran de su presencia y si acaso le hacen una simple
reverencia en lugar de una genuflexión y se atreve a comulgar sin confesarse y
en la mano?
¿Quién vive consciente de que Dios está en todas partes por
esencia, presencia y potencia? Pocos, pues ha de ser horrible cometer infames acciones
en la presencia del mismo Dios. ¿Quién busca la Gracia Santificante, alma del
catolicismo y abraza así la realidad de la Inhabitación de la Santísima Trinidad
en su alma? Quiera Dios que aún haya muchas almas amantes de Dios, y no hayan suplido
al HOMBRE-DIOS del Cielo por el hombre-dios de la tierra.
La vocación Universal de la raza humana consiste en
glorificar a Dios y lograr así la felicidad en el tiempo, en sentido real,
siempre proyectando la vida hacia la Felicidad Eterna que es la contemplación y
posesión de Dios.
Alma, seas hombre o mujer, joven, adulta, madura, anciana,
recuerda que eres templo del Espíritu Santo y que fuiste creada para glorificar
a Dios y salvarte, no te integres a la masa del neopaganismo que nos inunda, el
cual se disfraza de liberalidad y religión; vive el catolicismo con sus
auténticos valores doctrinales, morales y del Culto. Sé fuerte, sé grande, sé
diferente. No te masifiques ni te mezcles con la impiedad y las malas
costumbres.
Todos estos males sólo se remediarán con la oración; la
oración nos alcanzará luz para ver con claridad, fortaleza para emprender un
nuevo camino sin respetos humanos y ahuyentará al demonio del crimen, del
asalto, de la lujuria.