j) La Autoridad. ¡La Autoridad...! ¿existe? Ya no: Cayó, se
derrumbó y en esta anarquía todo carece de orden y equilibrio, pues si no reconocemos
ya la autoridad divina, ¿qué otra autoridad podríamos reconocer que no sea la vara
del tirano? No quisimos: "Mi yugo es suave, mi carga es ligera" como lo
dice Nuestro Señor Jesucristo, pues hemos tenido que admitir la tiranía de las
pasiones y la del tirano. Todos queremos los mismos derechos, ignorando los deberes
y, así nos convertimos en esclavos.
Pero, lo peor de todo, es que estos defectos y otros peores,
hallados en la sociedad actual, los defienden con bandera enarbolada los que se
dicen "católicos". ¿Católicos? ¡Católicos...! y viven paganizando lo
cristiano y paganizándose en este ambiente nauseabundo de hoy. Incluso,
personas pertenecientes a organizaciones católicas, y hasta de Misa y Comunión
cotidianas viven, se expresan, se divierten como cualquier neopagano de hoy.
¿Dónde está la auténtica vida cristiana? ¿Dónde quedó el
temor de Dios, el amor al sacrificio, el anhelo de una eternidad feliz? Muchos
tratan de apoyar su desventurada conducta en el Concilio Vaticano II (aunque
jamás lo han leído). El Vaticano II invita a la renovación interior con
proyección al exterior y no a la innovación degradante de hoy que va desde
"no te cubras la cabeza mujer, cuando entres al templo", hasta
determinaciones peligrosas para la eterna salvación.
¿Dios, alma, Postrimerías? ¡Pamplinas! "Hoy son otros
tiempos" ¿quiénes se consumen por la gloria de Dios? ¡ muy pocos ! La
enorme mayoría viven ocupados buscando su propia gloria. Incluso,
desgraciadamente, en los trabajos apostólicos, en la piedad sensorial, se busca
la satisfacción del ego.
¿Quién pretende hoy, denodadamente la salvación eterna de su
alma y de las almas? ¿Dónde, díganme, ¡por favor! Está la madre de familia que
gime y llora ante Dios, que se inmola porque sus hijos se santifiquen, honren a
Dios y se vayan al Cielo? La satisfacción de los padres de hoy es que sus hijos
progresen materialmente y cuando muy buenos, plasman en sus hijos las virtudes
humanas esenciales, pero, ¿Costumbres conservadoras, sólida Doctrina, piedad
elevada, muy poco queda ya de eso. Soy misionera, conozco todos los estratos
sociales y económicos y sé lo que asevero.
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