b) Las "Discoteques", plenas de vicios y prostitución:
drogas, alcohol, lujuria, homosexualismo, trata de blancas, tráfico de estupefacientes
e incluso crímenes, ya que a esos lugares van, lo mismo personas - sobre todo jóvenes
- de una conducta bastante dudosa, como otras que aún guardan por ahí algún o
algunos valores; y en esa promiscuidad se infectan todos, no digo del
"sida" corporal, sino del sida moral y hasta del espiritual, que es
el más peligroso. Pero los incautos, solapadores o ignorantes papás dicen: No;
mi hijo sólo va a bailar. Sin reflexionar que "el que con lobos anda, a
aullar se enseña" y "dime con quien andas y te diré quién eres";
"según lo que te gusta, así vives". No toman en cuenta que, aunque todos
fueran buenos, bastaría el ambiente, las luces intermitentes, la música, o mejor
dicho los ruidos imbéciles, los bailes morbosos, para que aún los más santos
fueran perdiendo, cuando menos, su actitud humana.
Advirtiendo, no sin dolor, que algunos padres de familia por
irresponsables y muchas veces hasta con sacrificios, llenan las bolsas de sus
hijos con billetes para que muchachos y muchachas vivan la
"modernidad", se diviertan. Y volvemos al "poder, placer y
dinero" como fundamento de esta sibarita sociedad.
c) La Televisión.- veneno de todo hombre y de toda sociedad.
Lo que pudo servir para educar y elevar a la humanidad, se ha empleado para
envilecerla. Un ejemplo: las telenovelas, que, si inocentes fueran, aún así
tendría que llorarse el tiempo perdido en inútil espectáculo; pero al no serIo,
habrá que llorar con amargura ante el desenfreno moral de Autores, Actores y Espectadores.
Hay en ellas adulterios aprobados, divorcios a granel por insulsas e inmorales causas,
amor libre: primero viven en amasiato y después verán si se casan o no;
homosexualismo, robos, crímenes, calumnias, odios, venganzas, y todo
considerado, no como un mal social, sino como algo tan natural, que va
penetrando sigilosamente en el alma, deformando la conciencia, destruyendo los
valores. De este modo se llena a la descendencia de convencionalismo, se
califica de hipocresía a la dignidad y se llama "tabú" al decoro; al
placer adquirido a cualquier precio, se le llama felicidad; al cinismo se le
dice honestidad y se ensalza la lujuria llamándola "hacer el amor" Y como
éstas, un sinnúmero de interminables infamias.
Y no sólo las Telenovelillas. Actualmente toda programación
ha sido estructura da para destruir hasta el fondo la conciencia y los principios
y valores. Es indignante comprobar que los propietarios, directores y gerentes
de los Canales, compitan en corrupción y pretendan salpicar al púbico,
precisamente para acumular más placer, más poder y más dinero... mientras los
televidentes, enajenados, sufren una metamorfosis en su criterio, en sus
valores, en su ¡cristianismo .....!
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