viernes, 12 de junio de 2015

Los Nuevos Valores Poder, Placer y Dinero

b) Las "Discoteques", plenas de vicios y prostitución: drogas, alcohol, lujuria, homosexualismo, trata de blancas, tráfico de estupefacientes e incluso crímenes, ya que a esos lugares van, lo mismo personas - sobre todo jóvenes - de una conducta bastante dudosa, como otras que aún guardan por ahí algún o algunos valores; y en esa promiscuidad se infectan todos, no digo del "sida" corporal, sino del sida moral y hasta del espiritual, que es el más peligroso. Pero los incautos, solapadores o ignorantes papás dicen: No; mi hijo sólo va a bailar. Sin reflexionar que "el que con lobos anda, a aullar se enseña" y "dime con quien andas y te diré quién eres"; "según lo que te gusta, así vives". No toman en cuenta que, aunque todos fueran buenos, bastaría el ambiente, las luces intermitentes, la música, o mejor dicho los ruidos imbéciles, los bailes morbosos, para que aún los más santos fueran perdiendo, cuando menos, su actitud humana.

Advirtiendo, no sin dolor, que algunos padres de familia por irresponsables y muchas veces hasta con sacrificios, llenan las bolsas de sus hijos con billetes para que muchachos y muchachas vivan la "modernidad", se diviertan. Y volvemos al "poder, placer y dinero" como fundamento de esta sibarita sociedad.

c) La Televisión.- veneno de todo hombre y de toda sociedad. Lo que pudo servir para educar y elevar a la humanidad, se ha empleado para envilecerla. Un ejemplo: las telenovelas, que, si inocentes fueran, aún así tendría que llorarse el tiempo perdido en inútil espectáculo; pero al no serIo, habrá que llorar con amargura ante el desenfreno moral de Autores, Actores y Espectadores. Hay en ellas adulterios aprobados, divorcios a granel por insulsas e inmorales causas, amor libre: primero viven en amasiato y después verán si se casan o no; homosexualismo, robos, crímenes, calumnias, odios, venganzas, y todo considerado, no como un mal social, sino como algo tan natural, que va penetrando sigilosamente en el alma, deformando la conciencia, destruyendo los valores. De este modo se llena a la descendencia de convencionalismo, se califica de hipocresía a la dignidad y se llama "tabú" al decoro; al placer adquirido a cualquier precio, se le llama felicidad; al cinismo se le dice honestidad y se ensalza la lujuria llamándola "hacer el amor" Y como éstas, un sinnúmero de interminables infamias.


Y no sólo las Telenovelillas. Actualmente toda programación ha sido estructura da para destruir hasta el fondo la conciencia y los principios y valores. Es indignante comprobar que los propietarios, directores y gerentes de los Canales, compitan en corrupción y pretendan salpicar al púbico, precisamente para acumular más placer, más poder y más dinero... mientras los televidentes, enajenados, sufren una metamorfosis en su criterio, en sus valores, en su ¡cristianismo .....!

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